Alfonso sastre

ALFONSO SASTRE fundó el grupo teatral Arte Nue­vo, evoluciona hacia la iz­quierda y se opone a la dictadura.
 
Escuadra hacia la muerte,estrenada en 1953, y arbitrariamente prohibida y retirada.

desarrolla la tensa convi­vencia entre un cabo tiránico y un grupo de soldados que bajo su mando han de desempeñar una misión suicida en primera línea del frente. En él se dan cita algunos de los temas predilectos de Sastre: la opresión, la rebelión, la culpa, la expiación.
La primera parte está centrada en el conflicto que opone al cabo, represen­tante de la autoridad, y a los cinco soldados, víctimas de esa autoridad. El conflicto entre el principio de autoridad y el prin­cipio de libertad se resuelve con la rebelión de los soldados y el asesinato colectivo del cabo por cuatro de ellos, mientras el quinto, Luis, no puede participar por estar fuera de guardia. En la segunda parte se nos presentan los distintos modos individuales de asumir esa muerte, partiendo del acto libre realizado, y las distintas respuestas a la libertad violentamente conquistada, así como el sentido existencial de la situación-límite en que cada uno se encuentra. Para el cabo Gobán la muerte era la única salida, el único término, lo realmente im­portante es saber morir. Para los soldados, que quieren vivir, y que no aceptan la mística de la muerte del cabo, la disciplina, el orden y la autoridad que éste representa es absurda, es un acto gratuito le­sivo de la libertad de cada uno de ellos. Para romper ese absurdo y ser libres asesinan al cabo.

La muerte del cabo les hace acceder a la libertad, pero con la libertad comienza el verdadero drama de cada uno de ellos.

De ser sólo víctimas de un destino impuesto, se han convertido en responsables de su propio destino.
Si el odio a la au­toridad representada por el cabo Gobán les había unido llevándoles a un acto colectivo de libertad, esa misma libertad poseída les des­une y les deja solos unos frente a los otros y todos frente a la muerte. Pedro asumirá la muerte del cabo y se hará responsable de su propia libertad. Andrés y Adolfo ele­girán la huida, el intelectual, se suicidará. Luis, que no participó en el crimen, deberá cumplir una larga condena: su propia vida. Vivir es cumplir una condena a más largo o corto plazo. Sin saber por qué ni para qué. Se interrogan sobre su destino. 3) 

«Dramas revolucionarios» y realismo testimonial

Prólogo patéticoes una investigación moral acerca de la acción terrorista. En un país de régimen dictatorial un grupo de es­tudiantes, miembros de una célula clandestina, realizan actos terro­ristas para hacer caer la dictadura y abrir camino a la instauración de un orden social justo. Pero el acto terrorista conlleva la muerte de muchos inocentes. Uno de los personajes, Antón, afirma: «Todo esto es un juego sucio. íbamos a hacer una revolución y estamos ha­ciendo una canallada». Para Pablo, el jefe, la muerte de los inocentes es un sacrifio necesario, no inútil, pues el fin justifica los medios. El drama moral que plantean las dos actitudes opuestas de Antón y Pablo será vivido por Óscar. Arrojada por él la bomba que debía matar al ministro de la guerra, ha hecho volcar un autobús en donde, al parecer, viajaba su hermano mayor. Encarcelado y torturado por la policía, se le enseña la foto de un cuerpo mutilado, horriblemente destrozado del que se afirma ser su hermano. Evadido de la cárcel, busca a Pablo, a quien acusa del asesinato de su hermano. Y lo mata. Vuelto a su casa se encuentra con su hermano vivo. Desde su conciencia de culpa y para pagar por ello purificándose, se deja apresar por la Policía, renunciando a la huida: «Seré útil a la cau­sa sufriendo… aguantando las torturas en aquel sótano inmundo». 
EnEl pan de todosla re­volución ha triunfado físicamente, pero no en espíritu. La acción transcurre en un país que ha realizado la revolución, pero donde si­gue existiendo la corrupción. El protagonista, David, encargado de una depuración que juzga necesaria para acabar con la corrupción de quienes especulan con «el pan de todos», el pan del pueblo, descu­bre que su propia madre está comprometida. El conflicto que cons­tituye la sustancia del drama es desviar la «purga» para salvar a su madre o llevarla hasta el final, siendo fiel a sí mismo y al ideal de la revolución pura, aunque deba entregar a su madre para ser eje­cutada, siendo esto último lo acometido por el héroe. David se suicida arrojándose por la ventanaPara el Partido, David será, por proclama oficial, un héroe de la Revolución, no una víctima más. 

En La mordaza

  El mismo año escribeTierra roja.

1955 es un año fecundo para Sastre.  Muerte en el barrio y Guillermo Tell tiene los ojos tristes


Muerte en el barrio aborda, mediante la dramatización de una situación-límite, el tema de la culpabilidad y de la responsabilidad sociales. Un niño atropellado por un camión es llevado a un dispen­sario, pero el médico de guardia está ausente de su puesto, y el niño, alno poder ser atendido a tiempo, muere. Sastre nos muestra que no hay un solo culpable, sino toda una cadena de culpables: el médi­co de guardia que no estaba en su puesto, el médico de la otra clí­nica que se negó a acudir en auxilio del niño, el taxista que rehusó cargar al niño para no ensuciar el coche; y culpable también, en cierto modo, Arturo, el padre del niño, que abandonó a la mujer y al hijo. Ninguno de ellos es, sin embargo, individualmente culpable, sino en tanto que miembros de una sociedad, que es el verdadero culpable del drama. Sastre elige al médico de guar­dia, del que nos hace ver su irresponsabilidad criminal —dejó su puesto para beber. El médico será linchado por los vecinos del barrio en el bar donde se reúnen. Lin­chamiento del que todos, con ‘responsabilidad colectiva, se declararán culpables.

 

En Guillermo Tell tiene los ojos tristes


Sastre afirma que quienes dramatizaron antes que él la leyenda del gran héroe nacional suizo, entre ellos Schiller, no acertaron a ver lo que de trágico tenía el mito, y escribe: «Este Guillermo Tell mío deja de ser el protagonista de una proeza para convertirse en el sujeto de un tragedia. Adquiere, en este tratamiento, la grandeza de un redentor por cuyo sacrificio es posible la salvación de los otros. Es destruido para que vivan los demás.

Tell es hecho prisionero. Dramatiza Sastre la escena del sombrero del gobernador, puesto en una pica, al que todos deben saludar postrados en el suelo. Finalmente Tell decide salir y le pide al hijo que lo acompañe. El Gobernador, que está de buen humor, invita a todos a presenciar el emocionante es espectáculo. Y Guillermo Tell, el héroe trágico, que no se ha afeitado y tiene barba de dos días, con los zapatos sucios… dispara y… yerra, matando al hijo. En seguida, mata al gobernador y el público-actor se subleva al grito de «¡Mueran los tiranos!» En el último cuadro, triunfante ya la revolución, el pueblo ofrece el poder a Guillermo Tell, que éste rechaza. Y en voz alta cuenta lo que le hubiera gustado que sucediera: acertar la manzana y no matar a su hijo, ser el héroe de la leyenda y no el del drama de Sastre. Al quedar solo con su mujer se duerme con el cuento de barba azul que ésta, piadosa, empieza a contar.

Asalto nocturno

La redvuelve a tratar el tema del terrorismo, pero desprovis­to esta vez de la intención de investigación moral que caracterizaba a Prólogo patético. Se nos hace asistir aquí a las últimas horas de los miembros de un grupo clandestino antes de la llegada de la po­licía. Se nos describe su tensa y an­gustiada espera, su necesidad del recelo y la desconfianza, su renun­cia a una vida personal y, sobre todo, su experiencia de la tortura. 

La cornada
eevoca el mito de Cronos-Saturno, alguien que devora a sus criaturas. Saturno, «devorador» de sus propias criaturas, será en el drama Marcos, el apoderado, y el «de­vorado» José Alba, el torero. Marcos y Gabriela, esposa del torero, se oponen contendiendo conflictivamente por la posesión de José, cada uno fundado en una pos­tura antagónica la una de la otra: Gabriela desde el amor por el hombre, Marcos desde la pasión absoluta por el torero, creación suya. José está desgarrado entre ambas opuestas solicitaciones; necesita a ambos, sin poder renunciar a uno de ellos ni poder conciliarios. Renunciar a Marcos sería dejar de ser socialmente, públicamente y aniquilarse como «héroe» dentro de la co­munidad que lo ha hecho posible como tal héroe. Renunciar a Gabriela sería renunciar a su humanidad individual, a su modo hu­mano de ser hombre. No pudiendo renunciar a ninguno de los dos y no pudiendo conciliar su ser público y su ser privado, José Alba, fatalmente, será conducido a la muerte. En una sociedad de tal manera estructurada, en donde conflingen lo social y lo individual, lo que uno es para los demás y lo que es para sí mismo, lo que uno tiene que ser para ser-alguien-para-los demás y lo que uno es sin que ese ser sea ser-para-los otros, es decir no puede existir sino des­garrado, dividido y, por así decirlo, en estado de traición perma­nente a su integridad humana. Saturno es la sociedad capitalista, en la que el hombre ha perdido la libertad porque la malvendió como una mercancía por la seguridad del éxito, por la gloria, la comodidad.

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