Autores líricos

EL Modernismo Y LA GEN 98: agrupados como Generación de fin de siglo designan a los escritores y artistas que comparten un tiempo, una sensibilidad y unas preocupaciones vitales similares. Influencias: posrománticas, el Simbolismo, el Parnasianismo, el Impresionismo y el Expresionismo. Gen 98 además: influidos por el Krausismo y el Regeneracionismo. Modernismo. El Modernismo es una corriente de renovación, tanto en la estética, en las corrientes y las actitudes. Carácterísticas: belleza como principio estético y vital ej: “literatura de los sentidos”, importancia a la melancolía y el vitalismo, Se valora lo irracional, lo decadente, intenso vitalismo, se evaden en el tiempo y en el espacio.Consta de un mayor intimismo, una simbolista y una menor preocupación externa.

Autores

Rubén Darío: En un primer periodo existe una gran plasticidad y sonoridad, ej: Azul. Segunda etapa, aparece un mayor intimismo como en Cantos de vida y esperanza. Manuel Machado,con un estilo más personal, un menor preciosismo formal e influencias impresionistas. Combina temas ligeros y frívolos con temas graves, en ocasiones en tono coloquial. Podemos destacar sus títulos Alma y Cante hondo. Generación del 98. Formada por Azorín, Baroja y Maeztu; Unamuno, Valle-Inclán y Antonio Machado. Carácterísticas: preocupaciones filosóficas, existenciales y religiosas. Gran preocupación por España, proyectan una visión subjetiva capaz de captar la intrahistoria, necesidad de renovar el lenguaje. Adoptan un lenguaje más preciso que el modernista y que pretende expresar ideas. El grupo pasa por una evolución progresiva: Primero se da una etapa de juventud, etapa de rebeldía ante la sociedad; más tarde se forja un gran activismo en el grupo de los tres: Azorín, Baroja y Maeztu; tras unos años llega su periodo de madurez y por último la disolución del grupo, cada autor toma su propio camino.En cuanto a Antonio Machado podemos distinguir una primera etapa, su estilo es más modernista, destaca
Soledades, galerías y otros poemas. La segunda etapa la representa Campos de Castilla. La tercera etapa, con Nuevas canciones, supone un decaimiento lírico.Por otro lado encontramos a Miguel de Unamuno. Sus novelas están escritas con una lengua concisa y rápida, un estilo ágil que existe una escasa acción y donde hay una realidad interior y profunda. Destaca Amor y pedagogía, que satiriza los excesos de una educación racionalista. También es conocido por sus ensayos donde trata el tema de España (Vida de Don Quijote y Sancho) y sus preocupaciones existenciales. José Martínez Ruiz, Azorín. En su obra destacan la novela y el ensayo entremezcla estos dos géneros, incluso comparten temas, como el paso del tiempo y la fugacidad. Su estilo es preciso, de gran riqueza léxica. De sus novelas destaca Antonio Azorín. En sus ensayos, trata temas propios de la generación. Destaca Castilla, donde capta la esencia de la realidad española. Ramiro de Maeztu primera etapa, expone los males de España, como en Hacia otra España. En su segunda etapa enaltece los valores tradicionales de España, como en Defensa de la Hispanidad. Pío Baroja destaca por su pesimismo y su visión negativa del hombre. Novelas: destacan los siguientes rasgos: La estructura abierta, sin argumento. Sitúa sus obras en espacios diversos. Adquiere un estilo propio, el estilo barojiano, muy personal. Destaca El árbol de la ciencia.Por último, Ramón María del Valle-Inclán. Aunque la mayoría de su obra es teatro, también nos encontramos con obras en prosa de ambientación modernista como las Sonatas. Destaca en la creación del teatro innovador, menos popular que el teatro comercial de la época. Su obra teatral la podemos agrupar en cuatro ciclos: Ciclo del teatro poético, ciclo mítico o galaico, ciclo de autos y melodramas y el ciclo del esperpento, por el que es famoso. Son obras en las que se introduce una estética deformante, caricaturesca y que tiene como intención, mostrar los rasgos más críticos y amargos de la sociedad española. De Valle-Inclán destacamos Luces de Bohemia.

NOVECENTISMO Y VANGUARDIAS:A partir de 1910, una serie de autores y corrientes conforman el surgimiento de un nuevo movimiento literario, el Novecentismo. Éste dará lugar a las vanguardias y finalmente a la Generación del 27.El Novecentismo es un movimiento renovador, que, con una estética intelectual y racional, pretende depurar todos los movimientos decimonónicos. Todos estos autores comparten una serie de puntos en común y una serie de carácterísticas claras. Éstas son: Rechazo a las estéticas decimonónicas, adquieren un estilo más formal y frío; Se propone una estética de la inteligencia, se busca un arte puro, deshumanizado, en el que importa la estructura; perspectivismo. Se trata de ofrecer distintos puntos de vista sobre un hecho; El tema de España se plantea desde una perspectiva racional y distante.El autor más destacado del Novecentismo es José Ortega y Gasset. Siguiendo la línea novecentista, adquiere un estilo elegante, rítmico, que usa la metáfora y el símil para representar sus ideas. Su lenguaje es extremadamente rico y culto. De Ortega nos interesan sus ensayos, entre los que destacamos: España invertebrada y La rebelión de las masas, en donde el autor trata el tema de España. Sobre estética destacan dos títulos: en Ideas sobre la novela y La deshumanización del arte. Además de Ortega y Gasset, podemos destacar como ensayistas a Eugenio D’Ors, Gregorio Marañón y Manuel Azaña.Durante este periodo conviven dos tendencias en cuanto a la novela se refiere: los narradores tradicionales y los novecentistas renovadores. Esta novela sigue las carácterísticas generales del novecentismo. Dentro de la novela podemos distinguir diferentes géneros: la novela humorística, representada por Wenceslao Fernández Flórez (Volvoreta); la novela deshumanizada, de Benjamín Jarnés (El profesor inútil); y sobretodo la novela intelectual de Pérez de Ayala y la novela lírica de Gabriel Miró.Ramón Pérez de Ayala se inició como modernista, pero es el máximo exponente de la novela intelectual. En el que el punto de vista narrativo no es único, sino perspectivista. Adquiere un tono irónico y un estilo rico, con un léxico capaz de aunar lo popular y lo culto. Dentro de su obra distinguimos tres etapas: Novelas autobiográficas, Novelas poemáticas de la vida española, y Novelas de temas universales, de donde destaca Tigre Juan.Gabriel Miró, por su parte, representa la novela lírica, de gran belleza formal y un lirismo depurado, con un léxico rico y preciso, que desarrolla una escasa acción, dando preferencia a las descripciones. Miró escribíó relatos breves o cuentos, pero sin duda destaca por sus novelas como El obispo leproso.La poesía se desarrolla como una poesía pura. El máximo exponente de la poesía pura es Juan Ramón Jiménez, Juan Ramón planteó su poesía como una búsqueda de la belleza y del absoluto. En su poesía trata temas como la propia poesía, la belleza, el amor, la naturaleza, Dios. La búsqueda de la perfección le hace evolucionar constantemente. El propio autor realizó distintas clasificaciones de su obra, que también fueron evolucionando. Podemos establecer la siguiente clasificación: Etapa sensitiva, dividida, a su vez, en tres fases: la de sus primeras obras, Arias Tristes. La segunda de obras modernistas, Elejías. La última fase es la de transición. Platero y yo; otra es la etapa intelectual. Es la etapa de la “poesía desnuda” destaca Diario de un poeta recién casado; por último la etapa suficiente. Dios deseado y deseante. En teatro, dramaturgos como Benavente siguen triunfando, mientras que los autores innovadores fracasan: fracasa el teatro del 98, así como el vanguardista. El autor más destacable es Jacinto Grau, quien a pesar de no triunfar en España triunfa en el extranjero. Desarrolla una tragedia intelectual aunque más tarde se pasa a la farsa. Destaca El conde Alarcos.Por otro lado nos encontramos con las vanguardias. Las vanguardias son un conjunto de movimientos (ismos) que proponen una ruptura con todas las estéticas anteriores. De manera que llevan al extremo los principios novecentistas para transformar radicalmente la literatura. En España, las vanguardias son reflejos de las europeas. El más destacable de la vanguardia española fue Ramón Gómez de la Serna. Escribíó ensayos en donde expone su visión de una realidad lateral. Este pensamiento le lleva a la creación de las greguerías. Las greguerías son pequeños fragmentos que mezclan metáfora con humor. En sus novelas los personajes y la narración ceden el protagonismo a la visión humorística de la realidad. Trata temas como el erotismo y la sexualidad. Destaca su obra El torero Caracho. Una de las vanguardias desarrolladas en España es el Ultraísmo. Su origen se vincula a Vicente Huidobro. El Ultraísmo es un conglomerado de diferentes vanguardias que defiende las siguientes carácterísticas: ir más allá de las corrientes literarias vigentes; eliminar lo extraliterario; representar los signos del mundo moderno, el uso de la yuxtaposición de imágenes. Dentro del Ultraísmo destaca Hélices de Guillermo de Torre. Por otro lado nos encontramos con el Creacionismo. El creacionismo pretende crear una realidad nueva a través de poemas que tengan vida por si mismos. Para esto recurren a la yuxtaposición de imágenes y metáforas y a un lenguaje poético despojado de su significación. Vicente Huidobro es su principal exponente, su obra más importante es Altazor. El Ultraísmo y el Creacionismo abrieron el camino del Surrealismo. El Surrealismo supuso una rehumanización y una reacción contra la poesía pura. Ejercíó gran influencia en algunos poetas del 27. No obstante, autores propiamente surrealistas son José María Hinojosa, con su obra La flor de California y Juan Larrea, con Versión celeste.

LA GEN 27 (Poesía): está constituida por un grupo de jóvenes poetas vinculados a las vanguardias artísticas que participaron en el homenaje a Góngora celebrado en el Ateneo de Sevilla en 1927, está integrada por: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre. Se destacan tres etapas en la evolución de esta generación: Hasta 1928: La poesía pura. Influencia de G. A. Bécquer, de las primeras vanguardias: ultraísmo, creacionismo…  y de Juan Ramón Jiménez. Se realiza una búsqueda de la belleza absoluta, crean una poesía  deshumanizada.Hasta 1936: Poesía humanizada: Mientras que Jorge Guillén y Pedro Salinas continúan con la poesía pura, los demás buscan una poesía humana y apasionada, pero sin los excesos ROMánticos. Para ello se sirven de elementos del Surrealismo, entre otras cosas. Libros y poetas más significativos: Luis Cernuda: Los placeres prohibidos; Rafael Alberti: Sobre los ángeles; V. Aleixandre: Espadas como labios; F. G. Lorca: Poeta en Nueva York. A partir de 1935 influirá Pablo Neruda con su revista Caballo verde para la poesía. Después de la Guerra Civil: Exilio y dispersión. F. G. Lorca muere, asesinado por el bando nacional. V. Aleixandre, D. Alonso y G. Diego se quedaron en España, mientras Pedro Salinas, Jorge Guillén, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Emilio Prados, y  Manuel Altolaguirre se exilian. Los más significativos temas de sus poesías giraron en torno a la nostalgia de España, de los amigos muertos, el desarraigo. Es la poesía desarraigada. Las principales carácterísticas de la Generación del 27 las podemos sintetizar de la siguiente manera: Conocen la literatura y admiran a los clásicos. Algunos de ellos son profesores de Literatura.  Suponen una síntesis entre tradición y renovación o vanguardia. Existe un equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental, lo culto y lo popular. Otorgan un papel central a la metáfora y a la imagen. Componen un lenguaje muy elaborado que llevará a algunos poetas hacia el Surrealismo: Lorca, Alberti, Aleixandre. En cuanto a su ideología: visión pesimista de la vida; están en contra de la razón que es dogmática y antivital; defienden la vida, lo instintivo, espontáneo y natural. Les interesa lo nuevo, lo diferente, lo raro, lo inocente. Se hace patente la influencia de Freud y de Nietzsche.  Autores: Rafael Alberti: Su poesía se caracteriza por una gran variedad de temas, tonos y estilos. Podemos destacar, de su poesía neopopularista, sus primeros libros, Marinero en tierra (1924). De su etapa neogongorina y vanguardista: Cal y canto (1929). Poesía surrealista: Sobre los ángeles (1929). De su obra dramática podemos señalar El adefesio (1944). Vicente Aleixandre: Atendiendo a su visión del mundo, su obra se estructura en tres etapas. Poesía pura: Espadas como labios (1930-1931) y Sombra del paraíso (1939-1943). Poesía surrealista: Historia del corazón, escrito entre 1945 y 1953. Poesía antropocéntrica: Poemas de la consumación (1968). Fue miembro de la R.A.E. Y obtuvo en 1977 el Premio Nobel de Literatura.  Dámaso Alonso: En él se aúna su labor crítico-docente con la investigadora y la creación poética. De esta última destacamos su libro Hijos de la ira (1944). Manuel Altolaguirre: Su poesía está dotada de un gran intimismo. Destacamos Las islas invitadas (1926) y Poemas de América (1955). Luis Cernuda: Reuníó sus diversos libros bajo el título de La realidad y el deseo (versión definitiva en 1964). Gerardo Diego: Su obra poética sigue dos líneas simultáneas, la tradicional y la vanguardista (Manual de espumas y Fábula de Equis y Zeda). Jorge Guillén: Es, posiblemente, el máximo representante de la poesía pura, recogida en estos títulos que cada uno representa un ciclo poético: Cántico y Clamor, son la cara y la cruz de la realidad. Federico García Lorca: Su obra poética siguió una evolución desde la sencillez de sus primeros poemas, pasando por la fuerza del Romancero gitano (1928) y llegando a la poesía vanguardista de Poeta en Nueva York (1940).Emilio Prados: Su poesía abarcó tanto el neopularismo andaluz como el Surrealismo. Destacamos los títulos Canción del farero (1926) y Memoria del olvido (1940).Pedro Salinas: Considerado el poeta del amor por excelencia, escribíó la trilogía amorosa formada por La voz a ti debida (1933), Razón de amor (1936) y Largo lamento (1939).

POESÍA POSTERIOR A 1939: Entre 1939 y 1975, España vive bajo la dictadura del general Franco. Los primeros años se caracterizaron por el aislamiento internacional y por la represión política de los vencidos. Se dio una doble división en la cultura: por un lado, la España peregrina derrotada y desperdigada por el mundo, y por otro, los que se quedaron en España. De este modo, durante la década de los 40, se dan en España dos posturas: la poesía arraigada y la poesía desarraigada. En la poesía arraigada, los autores practican una poesía formalmente armónica, clásica, con una métrica tradicional y temas intimistas. Destacan dos grupos: el de la revista Garcilaso y el de la revista Escorial, de donde sobresale Luis Rosales con La casa encendida. En la poesía desarraigada, por su parte, los autores transmiten su angustia ante la muerte, la destrucción. En esta línea, practican una mayor libertad métrica. Destacan dos obras fundamentales: Aleixandre con Sombra del paraíso y Dámaso Alonso con Hijos de la ira. Por último destaca el autor Miguel Hernández, a medio camino entre el 27 y la llamada generación del 36. Su trayectoria sintetiza la inspiración popular y la habilidad técnica. Se percibe influencia de autores como Aleixandre o Neruda en su obra El rayo que no cesa. En Viento del pueblo, plantea su concepto de poesía como arma revolucionaria. Hacia 1950 cobra auge la llamada poesía social. Ésta pretende mostrar la verdadera realidad del ser humano y del país, muy distinta de la versión oficial. La poesía es un medio para cambiar la sociedad, las desigualdades sociales o la falta de libertades políticas. El tema de España y de la Guerra Civil se convierten en un punto de referencia constante. El destinatario ideal es la inmensa mayoría, por eso utilizan un lenguaje directo, coloquial o conversacional. Los principales poetas de esta tendencia fueron Blas de Otero con Pido la paz y la palabra, José Hierro con Cuánto sé de mí, Gabriel Celaya con Cantos Íberos. La falta de lectores y los cambios sociales y económicos producidos en los años sesenta, fueron algunas de las razones para comprender el agotamiento de la poesía social. A mediados los años cincuenta y durante la década de los 60, hace su aparición un nuevo grupo de poetas que, sin renunciar al compromiso, elevan la calidad artística de la poesía. Destacamos a: Ángel González con Tratado de urbanismo y a Félix Grande con Blanco Spirituals. Son los “niños de la guerra”. Su concepto de la poesía ha cambiado: Su única finalidad no es ya la comunicación, sino que es un medio de conocimiento de la realidad.  Sus primeros libros se hayan marcados por la influencia de los poetas sociales y Antonio Machado se constituye en un ejemplo ético y estético. Los aspectos cotidianos de la vida personal aparecen en sus poesías. En cuanto al lenguaje, el tono coloquial se depura y se eleva a un nivel artístico. Se busca un estilo personal, en el que el humor y la ironía tienen cabida. En 1970, el crítico Castellet compiló una antología polémica: Nueve novísimos poetas españoles. Los novísimos son poetas nacidos tras la guerra, también se les ha llamado Generación del 68. De los novísimos destacan Pere Gimferrer, Guillermo Carnero y Leopoldo María Panero. En cuanto a sus carácterísticas podemos destacar: En sus temas ocupan un lugar importante la cultura de los medios de comunicación de masas. Reciben influencias de la poesía extranjera, de la española salvan a Aleixandre y Cernuda y a algunos poetas hispanoamericanos. Se tornan Antirrealistas, se vuelcan en una lírica de componentes experimentales relacionados con las vanguardias o con el Modernismo. Manifiestan una extrema preocupación por el lenguaje.


TEATRO ANTERIOR A 1939: En el teatro español anterior a 1936 hay dos líneas. Por un lado se encuentra el teatro comercial. Es el mejor acogido entre el público. Este, a su vez, comprende diferentes estilos: Está la comedia burguesa de Benavente sucesora de la alta comedia decimonónica, de crítica superficial. Presenta unos personajes elegantes y decadentes, o bien intenta hacer una pintura del campo y de los campesinos, pero que resulta falsa y convencional. Destaca su obra Los intereses creados. También nos encontramos con el teatro en verso, de carácter modernista. Este teatro representa de manera visual la presencia en los escenarios de la estética modernista; en cuanto a la ideología, ésta es marcadamente tradicionalista, exaltándose los ideales nobiliarios, las hazañas medievales y la época del Imperio. Destacan autores como Francisco Villaespesa, quien en sus obras presenta temas como las glorias del pasado, es el caso de Doña María de Padilla; Eduardo Marquina con obras de inspiración histórica como Las hijas del Cid; y los hermanos Machado quienes se inspiran en temas históricos como en Julianillo Valcárcel a la vez que en temas modernos como en Las adelfas. Aparece así también el teatro cómico, en donde se integran los tipos y ambientes castizos que habían sido la materia de los sainetes de don Ramón de la Cruz en el Siglo XVIII, de los cuadros de costumbres en la época ROMántica y del “género chico” en las últimas décadas del Siglo XIX. Destacan autores como Carlos Arniches, podemos diferenciar dos tendencias: la de los sainetes de ambiente madrileño en los que muestra una gran habilidad en el diálogo cómico como El santo de la Isidra y la otra a la que él llamó “tragedia grotesca”, apariencia de obras cómicas pero los personajes son desgraciados o insignificantes como en La señorita de TréVélez; Los hermanos Álvarez Quintero, quienes llevan a la escena una Andalucía superficial, tópica y falsa, en la que se eliminan los problemas concretos de esta zona. Cabe destacar su obra El patio; Pedro Muñoz Seca: Lo más original de su producción es el tipo de obra que él llamó “astracán” o “astracanada”: comedias descabelladas, llenas de chistes , sin pretensión alguna de calidad: La venganza de don Mendo. Por otro lado nos encontramos con el teatro innovador. No destaca entre el público, pero propone diferentes formas de hacer teatro. Entre ellos destacamos: El teatro de la Generación del 98. Lo componen autores como Unamuno quien utiliza su teatro para presentar los conflictos humanos que le obsesionaban, como en La esfinge; Azorín, que pretende renovar el teatro español incorporándolo a las nuevas tendencias del teatro europeo, planteando un teatro antirrealista como en Angelita. Por último, nos encontramos a Ramón María del Valle-Inclán. Valle-Inclán destaca en la creación del teatro innovador, menos popular que el teatro comercial de la época. Su obra teatral la podemos agrupar en cuatro ciclos: Ciclo del teatro poético, ciclo mítico o galaico, ciclo de autos y melodramas y el ciclo del esperpento, por el que es famoso. Son obras en las que se introduce una estética deformante, caricaturesca y que tiene como intención, mostrar los rasgos más críticos y amargos de la sociedad española. De Valle-Inclán destacamos Luces de Bohemia. El teatro de vanguardia está representado por Ramón Gómez de la Serna. Anticipándose a tendencias muy posteriores, escribíó impulsado por un “anhelo antiteatral”. Combina elementos formales decadentistas, modernistas. Cabe destacar La utopía. En el teatro novecentista destaca Jacinto Grau: El héroe protagonista de su teatro es el hombre superior para quien “el mundo es voluntad o no es nada”, y que tiene como modelo el superhombre de Nietzsche. Destaca su obra El conde Alarcos. También nos encontramos con el teatro de la Generación del 27. Tres son los aspectos que destacan en la actividad teatral de la Generación del 27: la depuración y perfeccionamiento del teatro poético, la incorporación de las formas de vanguardia y el propósito de acercar el teatro al pueblo. Así tenemos autores como Pedro Salinas quien busca la transfiguración de la realidad en su teatro, destacamos su obra, El dictador; Rafael Alberti cuyas obras teatrales se pueden agrupar en dos: Teatro político (Noche en guerra en el Museo del Prado) y teatro poético (El adefesio); por último destaca Federico García Lorca. El teatro de Lorca puede llamarse poético. El tema dominante es el enfrentamiento entre el individuo y la autoridad. Su obra se puede dividir en las siguientes etapas: Época juvenil: Mariana Pineda, corriente modernista del drama en verso.Obras de carácter popular e infantil: sentía fascinación por el guiñol, El retablillo de Don Cristóbal. Obras en prosa y verso: Doña rosita la soltera. Comedias imposibles: Se relacionan con una profunda crisis personal y su encuentro con el Surrealismo. El público. Y por último sus obras de fuerte contenido trágico: Obras más conocidas, las tragedias. Hablan de realidades humanas permanentes. Destaca La casa de Bernarda Alba, un drama rural que representa un conflicto entre autoridad y libertad así como la preocupación por el qué dirán.


TEATRO POSTERIOR A 1939: El panorama del teatro español de posguerra en comparación con el extranjero, es bastante pobre. Circunstancias extraliterarias contribuyen a este estancamiento. Pero salvo raras excepciones, los autores españoles carecen de habilidad dramática. Durante las décadas de los 40 y parte de los 50, se continúan las tendencias tradicionales, pero se advierte la búsqueda de nuevas técnicas. En un primer momento, se desarrolla un teatro burgués en la línea del teatro de Jacinto Benavente. Algunos autores destacados son José María Pemán, Luca de Tena y Calvo Sotelo. Además nos encontramos con las comedias de salón En general, los autores se preocupan por “la obra bien hecha”, cuidan los diálogos, el desarrollo escénico, etc. En el teatro cómico aparecen autores como Jardiel Poncela y Miguel Mihura con Tres sombreros de copa. Ambos preparan los precedentes del llamado teatro de lo inverosímil. Más adelante, encontramos el nacimiento de un teatro inconformista, que se encuadra en la corriente existencial. Destacan Historia de una escalera de Buero Vallejo, el tema es la imposibilidad de soportar la miseria en una sociedad alienante, deprimente, tiene conexión con el tremendismo, la escalera simboliza la inmovilidad de la situación, y Escuadrón hacia la muerte de Alfonso Sastre. Son obras que se desmarcan del teatro trivial, enfocando las escenas hacia el teatro social. A mediados de los 50 se da la etapa del teatro social, también de protesta y de denuncia. Se consolida gracias a la aparición de un nuevo público, juvenil y universitario, que pide otro tipo de teatro. La censura se va relajando. Sastre y Buero Vallejo son los pioneros en la tendencia que acabamos de nombrar. De Sastre destaca Muerte en el barrio. En cuanto a los temas tratados destacan: la alienación, la injusticia social, la burocracia deshumanizada, etc. Sobre la estética y la técnica predominantes destacar el Realismo apoyado a veces en un lenguaje de sainete. Se aprecian también rasgos esperpénticos y simbólicos. Durante los años 60 y entrados los 70: El teatro social va apagándose poco a poco, apreciándose ansias de renovación. Por fin acaba de instalarse  en nuestro país las corrientes renovadoras extranjeras: el teatro del absurdo, por ejemplo. Este teatro encierra un contenido crítico hacia el poder. De esta forma, la temática gira en torno a la dictadura, la falta de libertad, la alienación… Se desecha el enfoque realista y lo sustituye el enfoque simbólico y alegórico. Se recurre a la farsa, lo grotesco, las deformaciones esperpénticas, etc. También se trabaja con los recursos extraverbales: sonoros, visuales… Destacar la aparición de grupos de teatro independientes como por ejemplo el grupo Els Yoglars y Los Goliardos. El teatro parece que se orienta poco a poco hacia un espectáculo de tipo lúdico. Aparecen algunos autores individuales como Francisco Nieva, quien tiene un teatro furioso donde el simbolismo, los elementos oníricos y la raíz dadaísta caracterizan su obra, La carroza de plomo candente. También destaca Fernando Arrabal con su teatro pánico, provocador y rebelde de gran libertad formal, recoge elementos de las vanguardias de entreguerras, Los hombres del triciclo.

NOVELA POSTERIOR AL 1939-1975: La Guerra Civil española llevó al exilio a un gran número de escritores. Esto, junto con una fuerte censura, provoca que la producción novelística se estanque. Durante la década de los 40, surgen dos tendencias en cuanto a la novela: la novela conformista y la novela existencial. La novela conformista, de ideología tradicional, no pretende reflejar el malestar de la posguerra. Por el contrario, la novela existencial intenta reflejar el inconformismo de la sociedad española, el malestar. Así, se publica La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela. Más tarde, se publica Nada de Carmen Laforet, en donde se refleja el decaimiento de la pequeña burguésía. También podemos destacar la obra de Miguel Delibes, La sombra del ciprés es alargada. A principios de los cincuenta se produce un Renacimiento del género narrativo. El hecho decisivo es la aparición de una nueva generación de narradores y de una censura menos férrea. El primer impulso lo proporciona Camilo José Cela con La Colmena, en ella, el autor refleja la sociedad del momento. También influye Miguel Delibes con su obra Las ratas. Los narradores de esta generación creen que la literatura debe reflejar y denunciar la situación social. De este modo, la estética dominante es la del Realismo. Los temas predominantes se centran en los problemas sociales contemporáneos de los escritores. Con respecto a la técnica narrativa y al estilo, predomina el objetivismo. El diálogo refleja el habla coloquial. El protagonista es colectivo. En los años sesenta se conjugan varios factores que determinarán un cambio de rumbo de la novela. Por un lado, la sociedad española experimenta una transformación importante con la industrialización, el turismo y la flexibilización de la censura. Desde el punto de vista literario, se produce el agotamiento de la novela social y la irrupción de nuevos modelos narrativos. Se concede gran importancia al monólogo interior. La ruptura de la secuencia cronológica es muy empleada. El argumento deja de tener importancia, es irrelevante. Tiempo de silencio de Luís Martín-Santos va a ser la novela que cambie el rumbo de la novela en español. Aunque el contenido es de carácter social, se da una revisión intelectual de la realidad y se genera una profunda renovación de las técnicas narrativas. Cela participa de esta experimentación en San Camilo 1936. Miguel Delibes con su novela Cinco horas con Mario en la que introduce innovaciones narrativas como el monólogo interior y un lenguaje coloquial. Juan Goytisolo escribe Señas de identidad. El tema de esta novela es la búsqueda de un sentido a la vida. Introduce innovaciones como las rupturas en el espacio y en el tiempo. Juan Marsé escribe Últimas tardes con Teresa, en donde expone una visión crítica de la burguésía catalana. Llegados los  años setenta, surge un nuevo grupo de escritores conocidos como la Generación del 68, algunas de las carácterísticas más importantes son: Se inician en la narrativa experimental  pero evolucionan hacia formas tradicionales del relato. Además La novela se desvincula del compromiso social y político.  Se publica La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza, una novela clave en su momento que introduce recursos técnicos como la mezcla de materiales narrativos, el desorden cronológico… Otros autores representativos de esta generación son: Manuel Vázquez Montalbán, cultivador del género policíaco en Los mares del sur y Juan José Millás.

NOVELA POSTERIOR A 1975: Desde mediados de los años setenta, la narrativa comienza a moderar su ímpetu experimental y a tender puentes con la novela realista tradicional y con otros géneros considerados menores, como la novela negra, el folletín, el relato de aventuras o la ciencia ficción. Es difícil hablar de un proyecto común o de tendencias entre los nuevos narradores, dada la variedad de estilos y temas tratados, pero sí podemos decir que vuelve el interés por contar una historia, ganan terreno los temas intimistas y cosmopolitas y se recupera el gusto por el relato lineal. En el contexto de lo que se denomina la era posmoderna, los narradores que empiezan a publicar a partir de los años ochenta continúan los caminos abiertos por los anteriores, siguiendo después trayectorias individuales.Lo que se percibe en el panorama último de la narrativa española es una amalgama de tendencias y géneros en torno a diversos temas, desde el intimista, autobiográfico y erótico, al histórico, político, legendario y de aventuras. La defensa de la condición femenina aparece en la obra de numerosas autoras. Son novelas de corte intimista que favorecen la exploración psicológica y ponen de manifiesto la problemática de la mujer moderna. También resultan evidentes las huellas del cine y el protagonismo de la imagen, así como la influencia de los medios de comunicación. Son figuras relevantes:- José Luis Sampedro: “La sonrisa etrusca” (1985) donde ahonda en el tema del amor y de la ternura.- Francisco Umbral, de tono elegíaco y autobiográfico “Mortal y rosa” (1975)- Manuel Vázquez Montalbán, autor de las novelas negras y policíacas más exitosas de la Literatura española, protagonizadas por el detective Pepe Carvalho “Asesinato en el Comité Central”- Luis Mateo Díez: “La fuente de la Edad” (1986), parodia esperpéntica.- Javier Marías: “Tu rostro mañana” (2002-2007) donde indaga sobre la identidad, la traición y la violencia.- Arturo Pérez- Reverté, quien conjuga su experiencia de periodista y de reportero de guerra ambientando sus relatos en un marco histórico. “La tabla de Flandes” (1990)- Antonio Muñoz Molina: “Plenilunio” (1997)- Andrés Trapiello: “Los amigos del crimen perfecto” (2003)- Juan Manuel de Prada: “La tempestad” (1997)- Juan José Millás, representante de novelas que tratan el proceso de la creación literaria, ejemplos de la “Literatura dentro de la Literatura” en obras como “El desorden de tu nombre”.Luis Goytisolo, Juan Goytisolo, Lourdes Ortiz, Soledad Puértolas, Rosa Montero, Almudena Grandes… son escritores y escritoras que siguen escribiendo en la actualidad. Sus novelas admiten todo tipo de modelos y de mezclas.

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