Autores líricos

Modernismo:


El Modernismo es un movimiento cultural que surge en el Siglo XIX en Hispanoamérica. Contiene influencias del parnasianismo, que favorece la perfección formal frente a los descuidos y al sentimentalismo excesivo del Romanticismo, y del simbolismo, que descifra los misterios del mundo a partir de la búsqueda de correspondencias entre los objetos sensibles. Este se expande por Europa y España (sumida en una crisis económica y social, debido al fin del Imperio colonial y la escasa industria). Este movimiento se crea con la intención de renovar la situación social y política igual que las tendencias artísticas contemporáneas a la época, el Realismo y el Naturalismo. // En España, el término «modernista» fue tratado con un carácter despectivo por los contrarios a las novedades, ya que rompía con la línea de evolución natural del arte y desprestigiaba el pasado. Con el paso del tiempo su arte innovador tuvo cabida cultural fundamentalmente por el desgaste del Realismo y el Naturalismo. // Las carácterísticas más significativas se encuentran en la poesía: la individualidad y libertad del creador, a las que hay que sumar otras como: la belleza formal y la huida de lo cotidiano, un lenguaje exquisito accesible a pocos, un estilo carácterístico constituido por una sintaxis simple y metáforas, sentimientos de bohemia, rebeldía y desprecio a la burguésía (anti-elitismo) y una  atención especial a lo raro y exótico. Además, los temas varían en función de la personalidad del autor:
Una línea escapista en la que se evade en espacio y tiempo, y otra línea intimista que muestra el dolor con la pena, y juega con un contraste amor-erotismo. // Los autores más destacados son: José Martí y Leopoldo Lugones en hispanoamérica y Manuel Machado y Juan Ramón Jiménez en España, aunque los máximos representantes del Modernismo son: Rubén Darío; que busca la belleza estética y marca las pautas de la poesía, destacando sus obras Azul y Cantos de Vida y Esperanza y Valle-Inclán; novelista y dramaturgo que parte de un refinado Modernismo  y una literatura mítica para conseguir el género del Esperpento, cuyo objetivo es la denuncia mediante unos personajes caricaturizados como en Luces de bohemia, que da lugar a la Generación del 98. // La Generación del 98 es un movimiento exclusivo español, que como afirmaba Ortega y Gasset convivíó con el Modernismo porque en el influye el desastre del 98, el rango de edades no supera los 15 años, etc. En el, desaparece la poesía al ser tiempo de reflexionar y, por ello, florece el ensayo y la novela dotados de un estilo de renovación estética, un notable uso de palabras castizas, tonos subjetivos, etc. Estos fueron iniciados por Azorín, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu y Miguel de Unamuno como líder. A ellos se unieron Valle-Inclán y Antonio Machado procedentes del Modernismo. // Las mayores preocupaciones de los autores fueron: España y la renovación de las ideas y valores, el paisaje de Castilla (que fue la cuna de la riqueza española) y, el tema existencial, que tocan lo intelectuales con una línea pesimista. // En cuanto a los autores: Azorín; fue novelista y ensayista pero destacó como crítico. Escribíó ensayos (La ruta de Don Quijote), novelas (La Voluntad) y obras teatrales (Old Spain y Brandy, mucho Brandy). Pío Baroja; escribíó novelas independientes como: Zalacaín, el aventurero y El árbol de la ciencia, y trilogías como: La lucha por la vida y La vida fantástica. Unamuno se centró en temas filosóficos sobre  el ser humano con ensayos como La agonía del cristianismo, novelas con una estructura llamada «nivola» y obras teatrales. Por último, Antonio Machado, el poeta más representativo, que paso por diversas etapas: la primera con obras de una etapa modernista como Soledades, galerías y otros poemas, la segunda, de Castilla con obras como Campos de Castilla, y la tercera, de poesía final con obras como La Guerra.

NOVECENTISMO Y VANGUARDIAS:


Como consecuencia de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) los jóvenes europeos defendieron la creación de un mundo, orden y expresión artística nuevos. Esos ideales de modernización, en España, estuvieron reflejados en el Novecentismo y las Vanguardias. // El Novecentismo convivíó veinte años con las vanguardias, siendo su momento de esplendor en 1914 y llegando a su fin en 1930. Los autores de esta corriente artística destacaron por su formación intelectual y vieron la mentalidad europea como un modelo a seguir. Por ello, dejaron de lado la queja de la Generación del 98 sobre España, para buscar soluciones eficaces mediante el rigor y la frialdad. Su ideal era el arte puro, que aleja la literatura de las mayorías exigiendo un lector culto y reflexivo. // La novela novecentista se centra en los personajes para reflexiones sobre la forma (novela lírica) o ideas (novela intelectual). Gabriel Miró asociado a la novela lírica destaca por recordar a Azorín en la maestría del uso de descripciones; escribíó obras como Nuestro Padre San Daniel y El obispo leproso. Pérez de Ayala estaba vinculado a la novela intelectual porque sus personajes debatían problemas morales, filosóficos y políticos, destacando sus obras Belarmino y Apolonio y Tigre Juan por el uso del perspectivismo. // Por otra parte, para Ortega y Gasset, Eugenio D’Ors, Gregorio Marañón, Salvador de Madariaga y Manuel Azaña el ensayo destacó por su eficacia didáctica y sirvió como medio de divulgación de ideas. En la obra de Ortega (filosófica y ensayística) destacan los temas de la vida cotidiana (El espectador), el arte (La deshumanización del arte) y la sociedad (España invertebrada) y, en ellos, usa un estilo basado en la elegancia verbal y la capacidad de transmitir ideas abstractas por medio de metáforas e imágenes. // En la lírica novecentista destaca Juan Ramón Jiménez (Premio Nobel de Literatura, 1956) por ser cercano a la escritura automática y al dotar a la poesía de tres ideas: Hacer de la poesía un medio para la belleza y el conocimiento a través del simbolismo como en Arias tristes y Jardines lejanos; que refleja el sentido de las cosas, privada de la retórica modernista como en Diario de un poeta recién casado; y usarla como búsqueda de la verdad absoluta como en Dios deseado y deseante. // Las Vanguardias y el Novecentismo tienen como finalidad ser un movimiento de entreguerras que destituya la literatura anterior. Sin embargo, se distancian en cuanto a que la reacción de las Vanguardias es más radical. El nombre de esta última procede de la avanzadilla cultural europea. Fueron unos movimientos de unidad entre artistas, quienes compartían un arte radicalmente distinto al Realismo, cada uno con sus peculiaridades. // El Futurismo inspirado por Marinetti ensalza la civilización técnica (Ciencia), destacando a Ramón Gómez de la Serna, Pedro Salinas y Rafael Alberti. // El Cubismo inspirado Apollinaire surge de la pintura y propone descomponer la realidad en dos dimensiones. // El Dadaísmo inspirado por Tristán Tzara aspiraba instaurar una expresión absurda; Pedro Salinas se encargo de importarlo a la literatura española. El Surrealismo nace del Dadaísmo gracias a André Bretón y trataba descubrir la realidad a través de los sueños y la escritura automática, destacando Poeta en Nueva York de Lorca. // El Creacionismo fue impulsado por Vicente Huidobro y buscaba crear la realidad en los poemas («hacer un poema como la naturaleza hace un árbol»), destacando a Gerardo Diego, Guillermo de  Torre y Juan Larrea. // Y el Ultraísmo surge en España para resumir todos estos movimientos introduciendo innovaciones tipográficas y rompiendo el discurso lógico, destacando a Vicente Huidobro.



POESÍA GEN 27:


La Generación del 27 se inicia con el homenaje al tricentenario de Góngora por parte de Gerardo Diego y Rafael Alberti con sus obras Versos humanos y Marinero de tierra respectivamente. Esta generación, trata de alcanzar una síntesis entre lo tradicional y lo original. Se observan tres etapas: hasta 1927, hasta la Guerra Civil y después de la Guerra Civil. En la primera etapa, el grupo coincidíó con las Vanguardias y, por ello, sus primeros libros recogen aspectos ultraístas, siguen la línea de la poesía de Góngora y sienten atracción por el neopopularismo. En la segunda etapa cobra importancia la poesía de corte social y se noto la influencia de Pablo Neruda, quien defiende la poesía impura y cuyo ideal era la comunicación en detrimento de la belleza, de manera que, renunciaron a la estrofa y la rima por el verso libre, que se vierte en poemas surrealista de carácter intimista o en versos neorromanticos. Y, en la última etapa, marcada por la nostalgia de la tierra y el idioma de muchos poetas exiliados, estos presentan una etapa de vejez y retornan las formas poéticas tradicionales. //  Los autores de la Generación del 27 estuvieron presentes en la ciencia y promovieron la cultura, a su vez, trataron de acercar el arte a todo el mundo. Los aspectos más significativos de estos autores son: // Pedro Salinas (1891 – 1951): Con un lenguaje coloquial y antirretórico muestra la poesía como una experiencia intelectual. Destacan dos libros de carácter amoroso: La voz a ti debida y Razón de amor. // Jorge Guillén (1893 – 1984): Sus referentes poéticos son Góngora, Juan Ramón Jiménez y todos los clásicos y, por ello, se mantuvo fiel a la poesía pura y ofrecíó una visión optimista y serena del universo, opuesta al pesimismo contemporáneo a la época. Su rasgo más llamativo es el uso del verso corto. Toda su obra poética se recoge bajo el título de Aire nuestro. // Luis Cernuda (1902 – 1963): Reuníó toda su obra poética bajo un mismo título La realidad y el deseo, que destaca ya el tema primordial de su obra: la lucha entre los anhelos íntimos y la restrictiva realidad. En su trayectoria podemos distinguir tres etapas: en la primera, marcada por el Surrealismo, escribíó Los placeres prohibidos. En la segunda, fue influenciado por el neorromanticismo. La última etapa viene marcada por la amargura, la reflexión y la creación. Pese a todo, su libro culminante es Desolación de la quimera. // Federica García Lorca (1898 – 1936): fue siempre fiel a unos mismos temas: la muerte anunciada, el destino trágico, la violencia, la marginación, el deseo frustrado, el erotismo y el misterio. Su producción lírica se divide en dos épocas. En la primera etapa predomina la corriente neopopulista, destacando su obra maestra Romancero gitano. En la segunda, con Poeta en Nueva York, Lorca adopta el irracionalismo y el verso libre. // Rafael Alberti (marinero) (1902 – 1999): Destaca, sobre todo, por la variedad de registros, lenguajes, versos y temas.. Comienza con Marinero en tierra, de carácter neopopulista para recibir, más tarde, la influencia del Surrealismo. Poco a poco su poesía vuelve a sus raíces originarias, destacando Entre el clavel y la espada. // Gerardo Diego (1896 – 1987): Sus obras se dividen en dos estilos paralelos: el vanguardista (Manual de espumas) y el tradicional (Alondra de verdad). Cuatro son los temas recurrentes en su extensa obra: el amor, sus recuerdos, la música y el ansia espiritual de trascenderse. // Dámaso Alonso (1898 – 1990): Tras sus primeros libros, en 1944 publica su obra más importante, Hijos de la ira, origen de la llamada “poesía desarraigada”. El libro responde a los efectos devastadores de la Guerra Civil, destacando su frase «Madrid es una ciudad de un millón de muertos vivientes». En cuanto a sus poemas, estos recuerdan por su carácter formal a los salmos bíblicos. // Vicente Aleixandre (1898 – 1984): Dentro de la Generación del 27, es el poeta surrealista por excelencia. En su primera etapa muestra la cara oscura del amor pasional (La destrucción o el amor). En su segunda etapa adopta una perspectiva de solidaridad (Historia del corazón). La dimensión de su obra poética, reconocida con el Premio Nobel de Literatura en 1977, así como el papel de orientador que desempeñó entre los poetas españoles de la posguerra, hacen de Aleixandre una figura clave de la lírica española contemporánea.

POESÍA POSTERIOR AL 1939:


Este ciclo de la poesía se abre con Miguel Hernández, heredero de los poetas del 27, que en una primera etapa neorromántica e intimista escribe El rayo que no cesa. Su fuerza expresiva se plasma en su «Elegía a Ramón Sijé». Sin olvidar los temas principales de su poesía: el amor, la vida y la muerte. La guerra provoca un cambio en su poesía convirtiéndola en solidaria y comprometida con los humildes, en la que destaca Cancionero y romancero de ausencias. // La generación de 1936 se inicia con la publicación de Abril en 1935 de Luis Rosales, que reivindica una actitud diferente ante la poesía y la vida. Se inspira en lo cotidiano y defiende la transparencia del lenguaje tratando temas íntimos y religiosos. La guerra dividíó al grupo en dos corrientes: la poesía arraigada evasiva de la realidad y la poesía desarraigada comprometida. La primera interioriza las formas clásicas y la segunda se opone frontalmente a ese garcilasismo, cuyo máximo exponente es Luis Rosales (La Casa Encendida). Por ello, esta poesía pretende rehumanizar la poesía con un lenguaje realista. La corriente se abre con la publicación en 1944 de Hijos de la ira de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre. // Junto a estas corrientes aparece también el Postismo, que reivindica la vigencia de las Vanguardias, y el Grupo Cántico que tiende lazos con los poetas del 27 en cuanto al refinamiento formal y el barroquismo del lenguaje. // Las dos décadas posteriores están dominadas por el Realismo social que concibe la poesía como medio de comunicación para intentar llegar a la inmensa mayoría. Entre los poetas sociales hay que distinguir dos grupos: las obras en los años 40 y los años 50. Entre los primeros destaca Gabriel Celaya cuya poesía se centra en la variedad de estrofas y un lenguaje sencillo y de tono coloquial. La segunda generación del Realismo reafirma el compromiso literario y la prevalencia del tema sobre la forma. Los referentes de esta generación del medio siglo son: Machado, Neruda, Aleixandre y Vallejo. Sin embargo, a partir de los años 60 ponen el acento en los temas subjetivos mostrando una preocupación mayor por el lenguaje y conciben la poesía como una forma de conocimiento, destacan Claudio Rodríguez, autor de Don de la ebriedad. // En 1970 aparecen los poetas nacidos en la Guerra Civil, los llamados «Novísimos», como el crítico José María Castellet. Destaca su famosa antología Nueve novísimos poetas españoles. En general, esta corriente supuso una ruptura con la lírica realista y, en ella el compromiso político desaparece. En la abundante producción poética de los últimos años del Siglo XX, existen diversas tendencias: el intimismo, Surrealismo, neorromanticismo, poesía social… y diferentes técnicas como: el gusto por contar historias en el poema, la alternancia de estrofas y preferencia por el banco urbano. Uno de los autores más significativos es Luis García Montero con su obra Habitaciones separadas.



TEATRO ANTERIOR A 1939:


A principios del Siglo XX el teatro cotidiano, que buscaba satisfacer principalmente al público burgués, ganó popularidad en detrimento del drama ROMántico. Las tendencias teatrales de mayor éxito fueron el teatro realista, el cómico y el poético en verso, ya que tenían un enfoque comercial y conformista. Sin embargo, no fueron pocos los autores que asentaron los cambios de una renovación dramática. // El teatro realista, dirigido a la burguésía, continúa con fórmulas del Realismo utilizando personajes y situaciones urbanas para reflejar el ambiente cotidiano. De esta manera, Jacinto Benavente constituye una crónica de la buena sociedad en el que deja entrever la mediocridad para un espectador inteligente, destacando su obra más relevante Los intereses creados, que imita la Commedia dell’Arte, en la que realiza una sátira de las convenciones sociales de la burguésía desde la ironía.  Además, compuso dramas del ámbito rural sobre los terratenientes como se ve en La malquerida. // El teatro cómico fue el más comercial cuya fórmula de éxito fue el costumbrismo. Los hermanos Álvarez Quintero presentan una Andalucía idealizada en la que hay una convivencia armoniosa, pero a la vez falsa, entre señores y criados. Como se muestra en El Patio y Las de Caín. Carlos Arniches imitaba con cierta gracia las formas chulescas y castizas del Madrid popular mediante los sainetes, como en El santo de la Isidra y Del Madrid castizo, y por otra parte, escribíó piezas para hacer una crítica social, las «tragedias grotescas», como La señorita de Travélez. Por último, Pedro Muñoz Seca, especialista de obras con un humor grotesco llamadas «astracán» como La venganza de Don Mendo. // El teatro poético en verso, heredero del teatro ROMántico, es una manifestación del Modernismo y del Siglo de Oro, que se centra en el drama histórico exaltando situaciones y personajes de la España medieval y del Imperio español, oponiéndose así a la ideología de la Generación del 98. Algunas obras son Las hijas del Cid de Marquina y El alcázar de las perlas de Villaespesa. // Cabe destacar, que se desarrollaron otras corrientes innovadoras y arriesgadas para un público intelectual, antes de la Guerra Civil. // De la Generación del 98, cuyas obras teatrales son difíciles por invitar a la reflexión, destacan autores como: Unamuno y Valle-Inclán. El primero plasma reflexiones existenciales como en su obra La venda que trata el conflicto entre razón y fe. Y sobre Valle-Inclán, su obra se divide en tres etapas: En la primera en la que escribe comedias de carácter mítico sobre Galicia como Comedias bárbaras, y comedias cuyos personajes se mueven entre la religiosidad y la superstición como en Divinas palabras.  En la segunda trata el antirrealismo como en  La cabeza del dragón. Y, por último, desarrolla El Esperpento, el cual, deformando la realidad, obliga al espectador a reflexionar y a sentirse cerca de las víctimas de la opresión y la injusticia,  en obras que reflejan lo dramático de la realidad con personajes antihéroes. Destacando  Martes de Carnaval y Luces de bohemia, donde las acotaciones literarias que caracterizan a los personajes y el ambiente. // En la Generación del 14 caben destacar Ramón Gómez de la Serna y Jacinto Grau. El primero, con su lengua greguerizante, escribe obras con formas vanguardistas como en Los medios seres y, el segundo,  más próximo a Unamuno escribe  El señor de Pigmalión. // Por otra parte, en la Generación del 27 encontramos a la otra gran figura del teatro: Federico García Lorca y Rafael Alberti. // Lorca escribe un teatro esencialmente poético compartiendo temas con su poesía. Su producción teatral se divide en: farsas (La zapatera prodigiosa) y obras de plenitud, que tratan el protagonismo de la mujer y la represión de la libertad individual. Con ellas Lorca pone en juicio las convicciones heredadas y obsoletas de su época, destacando Yerma (critica los prejuicios) y Bodas de sangre. Su última obra dramática, La casa de Bernarda Alba, es una denuncia de las tiranías humanas. También escribíó obras de vanguardia de influencia surrealista y un lenguaje que ha provocado diversas interpretaciones: El público y Así que pasen cinco años. // Sin embargo, Alberti desarrolla dos corrientes: un teatro político, influido por su ideología comunista como en Noche de guerra en el Museo del Prado, y otro poético, donde denuncia la tiranía y la represión como en El adefesio.

TEATRO POSTERIOR A 1939:


Al acabar la Guerra Civil el teatro sufre la pérdida de grandes autores, unas difíciles condiciones económicas y políticas y además, tiene que competir con el cine que es el nuevo espectáculo de masas. Podemos señalar cuatro etapas en el desarrollo del teatro durante el Siglo XX: Por una parte, el Teatro de posguerra (1939-1955). En la posguerra el público acude al teatro en busca de una evasión, por ello triunfa la comedia burguesa y el teatro de humor. La primera pretende entretener haciendo una ligera crítica de costumbres, siguiendo a Benavente. Dentro del teatro de humor destacan Jardiel Poncela y Miguel Mihura. El primero escribe un teatro ilógico, con un humor basado en lo inverosímil, como en Eloísa está debajo de un almendro. Mihura renovó el teatro con un humor próximo a lo absurdo que mezcla lo trágico y lo grotesco. Su obra más destacada es Tres sombreros de copa. // Los años 40 se cierran con el estreno en 1949 de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, obra de un teatro de tipo existencial que refleja los conflictos del ser humano. A partir de 1953 se inicia una tendencia de denuncia política con Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre. // Paralelamente en el exilio Alberti y otros autores están escribiendo teatro. A mediados de los 50 y con planteamientos similares a los de la novela social, surge el Teatro de denuncia social (1955-1965), que quiere denunciar los problemas que vive la sociedad del momento usando técnicas simbolistas y esperpénticas. De nuevo Buero Vallejo participa en este teatro, insistiendo en los problemas del individuo y denunciando injusticias en obras como El tragaluz. Fue un teatro más político que el de Alfonso Sastre, que tuvo muchos problemas con la censura; entre sus obras destaca La sangre y la ceniza que no fue estrenada hasta 1976 después de la dictadura. // Otro autores de teatro social son Lauro Olmo y Rodríguez Méndez, autor de Los inocentes de la Moncloa. // Por otra parte, el Teatro renovador (experimental), a partir de 1965. A finales de los años 60, los dramaturgos comienzan a aplicar técnicas vanguardistas que se habían desarrollado en Europa a lo largo del Siglo XX. Toman como modelo el teatro del absurdo, el teatro de la crueldad. Los temas siguen siendo las injusticias, la falta de libertad, la angustia del ser humano, pero ahora se añaden nuevos recursos simbólicos, esperpénticos y, sobre todo, extralingüísticos como gestos, sonidos, luces…etc. Todo ello busca llamar la atención del espectador. Entre los autores destacan Fernando Arrabal, autor de El cementerio de automóviles, Francisco Nieva y Buero Vallejo con La fundación. En esta obra utiliza los llamados “efectos de inmersión”, es decir, el espectador ve lo mismo que uno de los personajes y va descubriendo con él la verdad. // En la tarea de renovación fue muy importante la presencia de grupos de teatro independiente como La cuadra. // Por último señalaremos que desde 1975 se alternan obras vanguardistas, de teatro independiente con otras que pertenecen a un teatro neorrealista, destacando a Alonso de Santos con sus obras La estanquera de Vallecas y Bajarse al moro. // En los años 80 tuvo mucho éxito la obra de Fernando Fernán Gómez, Las bicicletas son para el verano. También de tema histórico y contenido crítico es ¡Ay Carmela! De José Sanchis Sinisterra. Entre los jóvenes autores de teatro destacan Juan Mayorga y Paloma Pedrero.


NOVELA POSTERIOR A 1939:


La narrativa de la posguerra se extiende desde 1939 hasta 1975 cuando termina el régimen franquista. Existen distintas tendencias pero muchos autores comparten una serie de rasgos que les producen sensibilidad debido a las Guerra Civil (1936 -1939) y a la dictadura de Franco que cerraba la entrada a Europa. Estos rasgos son: La ruptura y la discontinuidad con la tradición narrativa anterior, la búsqueda de modelos en las literaturas americanas, francesas, italianas y la realista española, el exilio, la censura, y la presencia del tema de la Guerra como recuerdo. Durante ese periodo nos encontramos distintas tendencias: Por una parte, la novela existencial (1940-1950) cuya temática expresa el destino trágico del ser humano sin discriminar la edad del personaje, caracterizado por estar desorientado, marginado por reflejar la trágica memoria de la guerra, la amarga vida en el exilio, el ambiente opresivo,etc. En esta novela existencial se describe la realidad destacando lo angustioso de la sociedad producido por la censura, de esta manera, el autor trata de profundizar en las causas que determinan el comportamiento de los personajes. Además, utiliza unas técnicas narrativas propias de la novela realista, un lenguaje fiel al mundo opresivo y, cuyas obras más destacadas son: Nada de Carmen Laforet y La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes. // La novela social (1951-1962), denominada «Realismo social», son obras de crítica social sobre la desigualdad de clases, en la que los autores que son llamados «Los niños de la guerra» intentan despertar la solidaridad del lector. Para ello, sus personajes van a representar los colectivos (obreros, mineros) siguiendo una estructura sencilla y narración lineal, es decir, siguiendo el orden cronológico de los hechos, y cuya acción transcurre en lugares concretos y cortos espacios de tiempo. De esta manera, se da importancia al diálogo y el lenguaje sencillo. Hay que distinguir tres corrientes: La primera, el Realismo objetivo en el que el novelista registra los hechos objetivamente, como en la obra El Jarama de Miguel Delibes. La segunda, el Realismo crítico en el que se critica el mundo laboral por la explotación, como en Juegos de manos de Juan Goytisolo. La tercera, el Realismo lírico que realiza una prosa cercana a la poesía para hacer una crítica sobre el mundo infantil y adolescente, como en Primera memoria de Ana María Matute. // Por último, comienza un rechazo hacia la novela social por su incapacidad de cambiar la sociedad y por empobrecer la calidad artística, luego, surge la novela experimental (1962-1975) que va a comenzar un proceso de renovación narrativa, más centrada en lo formal y lingüístico que lo objetivo. En esta novela influyen la novela hispanoamericana y, la publicación en 1962 de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos. Las principales técnicas narrativas son: la recuperación de la individualidad  como análisis introspectivo de los personajes, el argumento pierde importancia para dárselo al modo de narración, la mezcla de las tres personas con puntos de vista múltiples, los saltos temporales y las elipsis, el monólogo interior, la mezcla registros, se suprimen signos de puntuación y se incluyen textos no literarios. // Además, se pueden establecer dos periodos en la novela experimental: Entre los años 1962 – 1968 se aplican con rigor las nuevas técnicas. Y, entre 1968 – 1975, es un periodo formado por la Generación del 68 donde se destruye el relato tradicional y se desdibujan los personajes, dando un tratamiento fantástico.


NOVELA POSTERIOR A 1975:


El ambiente de libertad que surge en España tras la muerte de Franco 1975 permitíó la difusión de la literatura española y el conocimiento en España de la literatura occidental, es decir, con la desaparición de la censura se publican novelas anteriormente prohibidas, se recuperan las obras de autores exiliados y llega un mayor conocimiento sobre la narrativa de fuera. // En 1975 desaparece la narrativa social y se rechaza el experimentalismo de mitad de siglo que se entraba en lo formal y lingüístico antes que en lo objetivo. En el que eran frecuentes los saltos temporales, el argumento perdíó importancia ante la forma de narrar. En estas dos últimas décadas va a existir una mezcolanza de tendencias y no va a haber objetivos claros por la proliferación de obras, la falta de perspectiva histórica y la convivencia de diversas generaciones, todo ello debido a: la apertura social de la movida de los 80, la proliferación de la literatura en catalán gallego y euskera, los fenómenos de masas y los movimientos anti sistema. // Sin embargo, de forma general se pueden observar: alejamiento del experimentalismo, vuelta a la anécdota y la recuperación del argumento. // Las principales tendencias de la novela a partir de 1975 son: Por una parte, la Metanovela, hace una simbiosis entre la creación de la historia y el proceso seguido para ello, es decir, una manifestación de la literatura dentro de la literatura como la novela Juan Sin Tierra de Juan Goytisolo. Por otra parte, el Lirismo o novela lírica se centra en lo sugerente con personajes que funcionan como símbolos, y una mayor tendencia al tipo de lenguaje poético, como en la obra Mortal y Rosa de Francisco Umbral. // La Novela histórica que se ambienta en el pasado, como hace Pérez Reverté en su obra El maestro de esgrima. La Novela de intriga con un esquema que mezcla lo policíaco con aspectos políticos, como en La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza.El enfoque realista que recupera el argumento pero desde una perspectiva más amplia que abarca el mundo de los sueños, lo irracional… Como en Juegos de la edad tardía de Luis Landero. La novela culturista que lleva a cabo una serie de autores jóvenes, donde analizan la cultura occidental. Un ejemplo es La máscara del héroe de Juan Manuel Prada. Aunque estos autores también tratan los problemas de la juventud de la ciudad, como en Historias del Kronen de José Ángel Mañas. // Por último hay que tener en cuenta que todas estas novelistas participar en varias tendencias aunque comparten dos aspectos muy importantes: Primeramente el carácter aglutinador en el que se juntan muchas modalidades, preocupaciones, experiencias y la individualidad, a través de la cual, cada autor construye  un estilo propio  con el que expresar su punto de vista de la realidad. En segundo lugar, la convivencia de varias generaciones desde Francisco Ayala hasta las actuales «bloggers», entre los que va cobrando importancia la mujer. // Además el objeto del libro cobra importancia al convertirse en un objeto de consumo, de manera que, las editoriales van a tratar de crear un nuevo público mediante la publicidad, ferias, premios literarios, incorporación de famosos. Cabe destacar el surgimiento del mercado infantil y juvenil que tendrá su auge hacia los 80.


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