Cuadro comparativo entre el teatro neoclasico y el teatro romantico

Romanticismo
El Romanticismo es el movimiento cultural que se opone a los principios característicos de la Ilustración, y que surge como resultado de la gran crisis social e ideológica que sufre un mundo en acelerado cambio en las primeras décadas del siglo XIX.
El Romanticismo se caracteriza por el Irracionalismo (la razón no explica por completo la realidad, no existen verdades fijas e inmutables)
Subjetivismo (la pasión es una fuerza superior a la razón, la razón tiene sus límites por lo que se necesitan otras formas de conocimiento)
Idealismo (el hombre romántico busca lo ideal, la Libertad, el Progreso, la Belleza.)
Individualismo (afirma un yo frente a lo que le rodea y le lleva a la soledad)

Genio creador (El artista se nace, no se hace. Se revaloriza lo espontáneo, intuitivo, original);
Inseguridad radical (el romántico es inseguro e insatisfecho);
Desengaño (el romántico se rebela contra las normas morales, sociales, políticas y religiosas);
Evasión (se opta por huir temporal o espacialmente de la realidad);
Soledad (huye de la realidad mediante el refugio en sí mismo)
Naturaleza dinámica (se representa la naturaleza en movimiento y se prefiere el ambiente nocturno);
Nueva sensibilidad (se lleva a primer plano la intimidad, melancolía, nostalgia, tristeza y

POESÍA ROMÁNTICA


El triunfo de la poesía romántica se produce en los años treinta. Dentro de la poesía romántica tiene un gran desarrollo la poesía narrativa.
La poesía lírica romántica expresa en sus versos temas característicos del Romanticismo: los sentimientos personales, el amor, la melancolía, la mujer ideal, la religión… También los ambientes son románticos: cementerios, la noche, la luna…. Otros rasgos formales de la poesía romántica son la mezcla de géneros y la polimetría.
Los poetas más destacados son Espronceda y Zorrilla.

José Zorrilla fue el escritor más conocido de su tiempo tanto por su poesía como por sus dramas.

Espronceda abandera un Romanticismo liberal exaltado Fue muy conocido en su tiempo y se convirtió en el personaje más representativo del Romanticismo español. En su obra poética se diferencian tres etapas. En sus inicios, su poesía sigue en la línea del Neoclasicismo, más tarde la época de exilio influye en sus obras y finalmente destaca la tercera etapa: la poesía romántica. Esta última, escrita desde su regreso a España, produce sus frutos más logrados cuando se aleja del Romanticismo histórico a favor de un Romanticismo más liberal, en el que abundan los tonos sociales. Dentro de esta última orientación escribe poemas líricos (Canción del pirata, El reo de muerte, El verdugo…), en los que manifiesta su defensa de los seres marginales, identificación con los proscritos, desprecio de las leyes y anhelo de libertad, y narrativos, siendo El estudiante de Salamanca y El diablo mundo sus dos grandes poemas y un ejemplo de la mezcla de géneros propia del Romanticismo:
En su estilo, Espronceda prefiere las sensaciones extremas. De ahí su gusto por las sonoridades retumbantes, los efectos rítmicos sorprendentes, las rimas agudas, las exclamaciones e interrogaciones… Le interesa siempre el efecto que puedan causar sus versos en los receptores, por lo que abusa en ocasiones de lo emotivo o de lo misterioso.

LA PROSA


El género en prosa más propiamente romántico es la novela histórica, aunque se publican también otros relatos de tema romántico, como las narraciones de contenido sentimental o las de terror. La novela histórica tuvo gran éxito gracias a las narraciones del escocés Walter Scott. La ambientación es puramente evocadora, normalmente en la Edad Media, y esta imprecisión espacial y temporal permite al autor una mayor libertad narrativa. Las más conocidas en España son El doncel de don Enrique el Doliente -Larra- y Sancho Saldaña -Espronceda. Vinculado a la prensa periódica se desarrolla el artículo de costumbres. En él adquieren importancia la sátira política y el énfasis en lo pintoresco. Los costumbristas se centran en seres concretos o en formas de comportamiento colectivo. Suelen distinguirse así el tipo y la escena. El primero es el retrato de un individuo que destaca por una peculiaridad, mientras que en la escena el escritor describe una costumbre del país e intervienen varios personajes, censura propia de Larra. Entre los costumbristas destacan Estébanez Calderón con Escenas Andaluzas, Mesonero Romanos con Escenas Matritenses, y Larra. Aunque Mariano José de Larra cultivó diversos géneros, es su actividad periodística lo más destacado. Publicó dos revistas unipersonales: El duende satírico del día y El pobrecito hablador, en las que aparecieron muchos de sus mejores artículos (El castellano viejo, Vuelva usted mañana…). No hay en Larra una visión nostálgica del pasado ni una mera recreación de escenas, frente a los cuadros de costumbres románticos en boga, sino que busca modificar una realidad social que condena. Escribió artículos de crítica literaria y cultural, artículos políticos y artículos de costumbres. Estos son fundamentalmente satíricos y censuran usos sociales diversos, como la holgazanería, la hipocresía, la suciedad, el mal gusto o la indolencia: los temas de sus escritos muestran así una amalgama del pensamiento ilustrado y de la nueva sensibilidad romántica. La prosa de Larra está determinada por el modo de transmisión: su estilo es funcional y busca convencer y gustar al lector de la prensa. Para ello se vale de variados recursos, entre los que destaca la ironía, pero siempre con un lenguaje claro y directo.

EL TEATRO


El tema principal de los dramas románticos es el amor absoluto e ideal, que está por encima de las convenciones sociales. La imposibilidad de alcanzar un amor puro y perfecto en un mundo hostil hace que frecuentemente los finales sean trágicos. Formalmente, el drama romántico comparte rasgos con el teatro barroco. Así, mezcla tragedia y comedia, pero no para imitar la naturaleza, sino para realzar el contraste entre los ideales y la realidad. Como en la comedia del XVII y frente al teatro neoclásico, no se respeta la regla de las tres unidades. Los dramas románticos introducen la mezcla entre verso y prosa, aunque se impondrá el verso con polimetría, pero ya sin el decoro poético barroco. En el desarrollo de los argumentos es fundamental la intriga, caracterizada por la inclusión de numerosos elementos melodramáticos con el fin de conmover y emocionar al público. Se introducen pasajes líricos desdeñando la división clasicista de géneros. Se subraya el inexorable paso del tiempo, que se relaciona con el destino fatal que persigue al héroe romántico. Se expresan los anhelos de una sociedad más gusta, defendiendo la libertad y el derecho a la rebelión y reivindicación de la felicidad del individuo. En los años treinta se estrenan con éxito obras como La conjuración de Venecia, de Martínez de la Rosa, Macías, de Larra, Don Álvaro o la fuerza del sino, del Duque de Rivas, y Los amantes de Teruel, de Hartzenbusch. José Zorrilla destaca como dramaturgo romántico de más éxito con una treintena de obras: El zapatero y el rey, Traidor, inconfeso y mártir. Su obra más celebrada es Don Juan Tenorio, en la que desarrolla el mito de don Juan. Ésta es la versión del Romanticismo conservador del personaje mítico del burlador, lejos del tipo rebelde de El estudiante de Salamanca de Espronceda.


Siglo XVIII
Se produce en Europa el declive del Antiguo Régimen vigente desde la Edad Media. Se produce el reforzamiento del Estado y la centralización del poder en monarquías absolutas y el sistema político es el Despotismo Ilustrado (Todo para el pueblo, pero sin el pueblo). El incremento demográfico, la mejora del nivel de vida, el aumento del consumo, el desarrollo económico, debido a la demanda de producción y mejora de los cultivos, son característicos de este siglo. Comienza la revolución industrial con nuevas técnicas y grandes capitales, así como el desarrollo del comercio y los medios de transporte. Las guerras y enfrentamientos son continuos y las tres grandes potencias europeas son: Inglaterra, Francia y Austria. En 1783 las colonia norteamericanas se independizan y en 1789 tiene lugar la revolución francesa con el lema Libertad, Igualdad, Fraternidad.
El movimiento cultural es la Ilustración que renueva profundamente el pensamiento del Siglo de las Luces y se caracteriza por el desarrollo del método inductivo de la observación y la experimentación. Se trata del desea de saber cuyos rasgos serían: el racionalismo, el fundamento del conocimiento está en la razón; el utilitarismo, todo debe tener como guía el beneficiar a la comunidad, cuanto más virtuoso se es, más útil; el progreso, se domina la Naturaleza con las ventajas que ello supone; el reformismo, Los ilustrados proponen reformas sociales, económicas y políticas. Entre 1751 y 1772 se publica la Enciclopedia, obra de muchos de los más importantes pensadores de la época y que recopila el saber de la época. En las ciencias estéticas se vuelve al clasicismo francés y a los modelos clásicos grecolatinos: Neoclasicismo. Las obras deben estar sujetas a la razón. Al cabo de los año aparece, gracias a Rousseau, el Prerromanticismo, predominando el individualismo, la naturaleza, el instinto y el sentimiento.
El comienzo del siglos XVIII en España se caracteriza por una profunda crisis tras la desaparición de la dinastía de los Austrias, dando lugar a la Guerra de Sucesión entre Felipe de Borbón, defendido por Francia y el archiduque Carlos, defendido por Austria. Durante el reinado de Felipe VI la situación se estabiliza, en el de Carlos III se acentúan las reformas aunque con constantes conflictos y su reinado adquiere un matiz conservador que se incrementa en reinado el de Carlos IV a causa de la Revolución francesa. España contempla una mejora económica aunque la mayoría de la población viva en condiciones precarias. Sigue siendo una sociedad estamental. Los ilustrados pusieron especial interés en el desarrollo económico, creando en todas las provincias las Sociedades Económicas de Amigos del País, y las reformas educativas.

Entrando ya en la literatura propia del siglos XVIII distinguiremos entre prosa, poesía y drama.
La prosa de este siglo tiene un carácter doctrinal, que pretende difundir las ideas ilustradas y contribuir a las reformas de ese momento. Es muy importante la labor editorial. Aparecen los primeros periódicos , revistas especializadas… La prosa de ficción es muy escasa, destacando como autores Diego de Torres y José F. des Isla, y la estrictamente narrativa desaparece en la transición del s. XVII al XVIII. El género literario por excelencia fue el ensayo, disertación escrita de intención didáctica y temas y estilos variables, a través de los cuales se pretendían defender las nuevas ideas y actitudes. Destacan autores como Fray Benito Feijoo con Teatro crítico universal y Cartas eruditas que defiende a la razón y la experiencia como bases del pensamiento modernos; Ignacio Luzán como autor de la Poética más importante del siglo; José Cadalso, con sus obras poéticas neoclásicas, aunque destacando por su prosa: Los eruditos a la violeta (1772) sátira de la educación infantil, Noches lúgubres(1772) se aprecia un tránsito del sentimentalismo neoclásico al Romanticismo o Las Cartas marruecas, su gran obra; Jovellanos, personaje que mejor representa la Ilustración en España. Su producción escrita es bastante amplia: algunos poemas, 2 piezas

teatrales, pero destaca como prosista abordando en sus textos los problemas más importantes del país y exponiendo sus ideas de reforma, destaca Memoria sobre la educación pública (1802) representando su gran preocupación pedagógica.
Distinguimos en este siglo diferentes tipos de poesía: poesía posbarroca o rococó (primeras décadas) con influjo de Góngora, tiende a hacerse más sencilla usando versos cortos, estrofas breves y cerradas; poesía ilustrada o neoclásica con autores como Nicolás Fernández de Moratín, Samaniego, Iriarte y Meléndez Valdés. Esta poesía retorna a autores del s. XVI, pervive el ideal renacentista, sus temas son la exaltación de las bellas artes, las novedades científicas y filosóficas, la fe en el progreso, el rechazo de la ignorancia…Coexiste una poesía más tierna y sensual con temas pastoriles en una naturaleza idílica destacando la anacreóntica, composición de metro corto y estrofas breves, tono festivo y alegre, que exalta el amor y los goces sensuales; poesía prerromántica se exalta el sentimentalismo y la sensibilidad, tiene en ocasiones un tono social. Como autor destaca José Quintana. Meléndez Valdés puede ser considerado el poeta español más representativo de su época. Sus poemas siguen el modelo de la anacreóntica y se caracterizan por el tono afectivo, temas de amistad o amor fraternal. La métrica es muy variada: romances, letrillas, silvas, el lenguaje artificioso y delicado, con abundancia de diminutivos y vocablos amables. En sus composiciones filosófico-doctrinales expone las ideas ilustradas, con un vocabulario acorde.
En la primera mitad de siglo perdura el teatro posbarroco, cuyo estilo y personajes están estereotipados y se acentúa la aparatosidad escénica. Tiene gran éxito las comedias de capa y espada y las de enredo. El teatro neoclásico tuvo dificultades, pero al final las obras ilustradas se hicieron paso, triunfando los sainetes, de carácter cómico que eran representadas en los entreactos, y las comedias sentimentales. Los sainetes dramatizan situaciones cotidianas. Destaca Ramón de la Cruz. La comedia sentimental es una mezcla de comedia y tragedia de carácter realista, que cuenta con final feliz, unidades neoclásicas y preferencia de la prosa. Sus temas son la crítica del matrimonio desigual y la exaltación de los valores burgueses. Emplea un vocabulario científico y filosófico. El delincuente honrado de Jovellanos es el drama español más importante de la época. Los ilustrados españoles pretenden crear un tragedia española. Se escribieron solo unas pocas Raquel (1769) de García de la Huerta, Guzmán el Bueno (1777)de de Moratín. Las comedia neoclásica o de buenas costumbres tardó en triunfar, sus principios son los mismos que los de la comedia sentimental, pero está presente la intención didáctica y la influencia del teatro clásico francés. Destacan Iriarte y Leandro Fernandez de Moratín.

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