Ejemplo figuras literarias de la casa de Bernarda Alba

La casa de Bernarda Alba (S.XX)


 

es la última gran obra dramática de Lorca.
Responde a la idea de teatro que Lorca desarrolló en la última etapa de su producción.Tal vez la lección ética más importante de la obra sea probar que los códigos morales no están por encima de las personas y que la sociedad debe adaptar sus principios de conducta a las necesidades de los individuos. Federico García Lorca demuestra que las normas han caducado, y para ello lleva al escenario múltiples casos de mujeres malas; es más, solo Bernarda cree y cumple la moral heredada.La casa de Bernarda Alba es una obra sencilla y severa en lo que se refiere a los siguientes aspectos:· La estructura consta de tres actos.· El lenguaje se sitúa en un registro medio, en general, aunque aveces aparecen variantes vulgares y populares.· La ficción dramática se desarrolla en tres espacios del interior de una casa.· El tiempo también es cerrado: la historia comienza al final de la mañana y termina de noche.· Los personajes son todos mujeres.· La acción dramática progresa en espiral, es decir, la tensión aumenta aunque las situaciones se repiten. Ahora bien, pese a la sobriedad de los elementos anteriores, es la más discutida de la obras dramáticas de Lorca: su carácter simbólico ha dado lugar a distintas interpretaciones.Este simbolismo no entra en contradicción con el Realismo de una obra donde personajes verosímiles sufren las mismas pasiones, debilidades e infortunios que los seres humanos de verdad.

SAVOLTA (principios.SXX)


La obra se centra en un período de la historia reciente que aún podría resultar provocador en la España del tardofranquismo. La novela se compone de dos partes, divididas respectivamente en cinco y diez capítulos. En la primera parte aparecen mezclados tres tipos de textos:1Documentos que se han presentado como pruebas en un juiciopara tratar de aclarar unos hechos acaecidos entre 1917 y 1918. 2Una narración en tercera persona omnisciente. 3Una narración en primera persona, mediante la que Javier Miranda va contando su versión de los hechos. En la segunda parte desaparecen casi por completo todos los documentos relacionados con la investigación oficial del Juzgado de Nueva York, pero continúa la doble narración en primera persona y en tercera omnisciente. El alcance de la novela de Mendoza se sitúa en un triple plano:
existencial, social y artístico. Sobre su significación existencial, el malestar, el desencanto del protagonista son su mejor muestra. En el plano social, hay un panorama completo y exacto de las diversas fuerzas que contienden en un momento histórico. En el terreno artístico, en fin, quedan patentes la fecundidad imaginativa del autor, su virtuosismo técnico y la riqueza de matices en los artificios y en el lenguaje.

La combinación de juego y gravedad: la ironía y el humor son incluso compatibles con una penetrante tristeza. En suma, La verdad sobre el caso Savolta satisface al lector en diversos niveles: es una novela especialmente inteligente, está llena de sensibilidad y de hondura humana, su construcción es hábilísima y, en fin, su lectura resulta además apasionante y singularmente placentera.

Don Álvaro o la fuerza del sino (S.XIX)


En DaoFS, del Duque de Rivas, aparecen elementos clasicistas y ROMánticos.: los cincos actos o jornadas, típicos del teatro neoclásico, tienen un doble ritmo : lento y moroso en los deliciosos cuadros de costumbres, rápido y precipitado cuando se pone en tensión el hilo argumental. Del Romanticismo acepta la mezcla de prosa y versos, que contradicen la estética neoclásica.El tema principal, muy del gusto ROMántico, es el de la fatalidad, la «fuerza del sino» que se ejerce sobre los personajes de las tragedias. El tema tiene muchos antecedente s históricos; a pesar de estos precedentes, Don Álvaro resultó ser una obra revolucionaria. En realidad, Rivas aplica al fondo temático de las tragedias anteriores varios recursos nuevos. Por ejemplo, el de retrotraer el tiempo de la historia a épocas más recientes., más cercanas al público.Tanta pasión, tanta violencia, tantas muertes, aceptadas por convencíón parecían extremadas: el amor y el odio adquieren, en efecto, en el Don Álvaro una vehemencia extremas, que proporciona una tensión excepcional; y las muertes, que eran también el ingrediente imprescindible de toda tragedia neoclásica, con su truculenta variedad de medios crean un ambiente totalmente desconocido a las tragedias, donde generalmente sólo afectaban a la catástrofe final.A pesar de que el tono de la obra esté muy lejos de la sensibilidad actual no debería considerarse como un defecto. No deja de ser un hito en la historia de nuestra literatura y una clara ruptura del molde preestablecidos que, de alguna manera, anticipa las ideas de libertad creativa de nuestra época.

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