Estilo de rosalia de castro

2.

El Romanticismo literario del siglo XIX

:Este movimiento de mediados del siglo XIX tuvo su origen en la escuela alemana “Sturm und Drang”, introduciéndose en España progresivamente en diferentes etapas: la primera tiene una visión más conservadora, la segunda es de corte liberalista, y la última es más intimista. Las características del Romanticismo son: la subjetividad e individualismo, la naturaleza (constituye el reflejo subjetivo del estado de ánimo del autor), la vuelta al pasado, la ruptura con el mundo cotidiano (hay un gusto excesivo por lo sobrenatural) y el nacionalismo. Entre los temas del Romanticismo destacan:
Historia, amor, pasión (destaca la sumisión ante este sentimiento perturbador), vida (la existencia como un camino ingrato), muerte (anhelo del final de la vida como liberación) y destino (resignación frente al sentimiento cruel y trágico de la vida). Del estilo romántico destacan estas características: abundancia de adjetivos, uso de palabras cultas y populares, búsqueda y uso de la función expresiva y empleo de recursos literarios.La poesía romántica tiene estas características: se liberó de la rigidez neoclásica para buscar nuevas formas de expresión y mantuvo los temas característicos del amor y la libertad; el lenguaje simbólico (a través de la naturaleza); la polimetría. Destacaron dos tipos de poesía: la poesía lírica y la poesía narrativa. La poesía lírica gozó de gran aceptación, ya que expresaba el subjetivismo del autor. Destacan dos etapas: primera mitad del siglo XIX (temas patrióticos y sociales) y segunda mitad del siglo XIX (se vuelva más intimista). En la primera mitad destacó José de Espronceda que destaca por una poesía de gran variedad temática: protesta social (“El verdugo”), juventud perdida y el desengaño vital (“A Jarifa en una orgía”), y cantos políticos (“El canto del cosaco”). Su estilo se caracterizó por la riqueza adjetival, las frecuentes preguntas retóricas y el léxico sensual y evocador. Sus obras más destacadas fueron: “Canción del pirata”, “El estudiante de Salamanca” y “El diablo mundo” (con el “Canto a Teresa”). En la segunda mitad de siglo destacaron Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro. La obra principal del primero son las “Rimas”, que se dividen en 79 poemas caracterizados por: su sencillez; una gran perfección formal; un vocabulario con referencias a la naturaleza, el amor y la música; y una preferencia por la asonancia. La obra de Rosalía de Castro está dominada por un tono sensible y directo, destacando realizaciones como “Cantares galegos” y “En las orillas del Sar”. En cuanto a la poesía narrativa, diremos que su máximo apogeo fue en la primera mitad del siglo XIX y que destacan estos tipos de composiciones: poema narrativo extenso (con poema histórico y filosófico) y poema narrativo breve (con romance y leyenda).En la prosa romántica destacan dos tipos de obras: la novela histórica y el cuadro de costumbres. La novela histórica buscaba revivir épocas pasadas y su trama recurría permanentemente al héroe ficticio. Siguiendo el ejemplo de Walter Scott, en España se escribieron obras como “El doncel de don Enrique el Doliente”, de Mariano José de Larra, o “El castellano de Cuéllar”, de José de Espronceda. Por otra parte, sobre el cuadro de costumbres podemos decir que se define como la escena en la que se detalla el habla y las costumbres de las clases más bajas, existiendo en él generalmente un tono humorístico y un fin moralizante. Destacan tres tendencias: el costumbrismo puro (predomina la ironía), el costumbrismo satírico (crítica mordaz) y el costumbrismo político (refleja ideas políticas o sociales). El principal autor costumbrista es Mariano José de Larra, cuyos artículos siguen habitualmente el mismo esquema con la intención de denunciar actitudes o costumbres. Larra utiliza la ironía y la parodia con la finalidad de instruir. También de él destaca un estilo especialmente cuidado y un uso de neologismos y de un lenguaje claro y directo. Podemos clasificar sus artículos en tres grupos: artículos de costumbres (destacando “Vuelva usted mañana”), artículos políticos (criticó tanto a absolutistas como a liberales) y artículos literarios.El teatro romántico renovó el ambiente teatral del momento, siendo sus características las siguientes: varía el número de actos, libertad en la creación, lenguaje cercano, escenografía (adquiere gran relevancia), ruptura de la regla de las tres unidades y personajes (se recurre a patrones fijos como el héroe, el antihéroe o la dama). El teatro romántico gira alrededor de estos temas: el amor (idealizado e inalcanzable), el destino y la fatalidad, la venganza (hay una respuesta violenta a las normas establecidas), y lo sobrenatural. Los dramas más representativos del Romanticismo fueron: “Don Álvaro o la fuerza del sino”, del Duque de Rivas (los rasgos más característicos de su estilo son la mezcla de lo trágico y lo cómico, la mezcla del verso y la prosa, y el lenguaje retórico y elevado en contraposición al habla popular de las escenas costumbristas); “Don Juan Tenorio”, de José Zorrilla (escribe la mencionada obra en verso, utilizando romances, quintillas, frecuentes ripios, rima fácil y un lenguaje que mantiene el estilo romántico); “La conjura de Venecia”, de Martínez de la Rosa; “El trovador”, de Antonio García Gutiérrez; y “Los amantes de Teruel”, de Juan Eugenio de Hartzenbusch

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