Miguel Hernández pirata

LA VIDA Y LA MUERTE.Podríamos decir que toda la producción de Miguel Hernández es una constatación de la terrible definición de Heidegger: “el hombre es un ser para la muerte”. En efecto, en la poesía de Miguel Hernández Se da perfectamente un discurrir dramático que comienza con la vida más Elemental y balbuceante, una vida casi festiva, inconsciente y de ficción, que Poco a poco, conforme se va configurando el sufrimiento y se va desarrollando La funesta historia personal del poeta, acaba por deslizarse por la pendiente De la tragedia. Con ello, podemos comprobar que la vida y la obra de Miguel Hernández son inseparables, porque el hombre vive para la poesía, al tiempo que La poesía es el termómetro constante de las embestidas de su humanidad Desbordante, de su pasión, de su reciedumbre, de su vida, de su obsesión Poética y de su discurrir trágico hacia el sufrimiento y la muerte.La mayor parte de los primeros poemas (fundamentalmente hasta los que integran El Rayo que no cesa), contienen un soporte de cierta despreocupación Consciente, de vitalismo despreocupado y hasta, en ciertas ocasiones, de Optimismo natural: en esta época su vida va por un camino (sueña con poder Vivir para dedicarse a la poesía) y su obra por otro (contempla el mundo desde La perspectiva de sus poeta leídos y admirados). Podríamos afirmar que el Primer espacio poético hernandiano estaría contagiado por la idea del primer Jorge Guillén, el de Cántico, el De la armónía esencial, el que proclamaba que el mundo estaba bien hecho.

En su primera etapa, son muchos los poemas En los que se rinde homenaje a la naturaleza con un júbilo casi exultante: las Plantas, las piedras, los bichos… Todo lo vivo es bello, todo lo vivo inspira Una gracia contagiosa y sin aristas. Más allá de la vida que confiere a las Cosas, el vitalismo de Miguel Hernández percibe las cosas como si estuvieran Vivas: la piedra amenaza, la luna se diluye en las venas, la breva es una Madrastra, la palmera le pone tirabuzones a la luna, la espiga aplaude al día, A la vida. Aquí no hay muerte; si acaso, una muerte anunciada por la llegada de Los atardeceres, una muerte poetizadora que representa una suerte de melancolía Literaria.En sus primeros poemas, descubrimos, en Definitiva, una naturaleza sentida como lector de la poesía del Siglo de Oro: Un aire de égloga se escucha entre los versos de estas primeras creaciones, en Un entorno que evoca el locus amoenus virgiliano y garcilasiano. Por eso, si Hay pena, también ésta tiene el aire literario de la égloga renacentista.En cierto modo, pese a la exaltación de la naturaleza Y el sensualismo, llega la melancolía con Perito En lunas: hay un toque de muerte, de melancolía lunar, que inunda de Tristeza el paisaje y que unge de tristeza al poeta. Pero el sentimiento Trágico, la muerte como ingrediente de la vida, la “herida” de amor-vida-muerte Todavía no se ha hecho sentir. En efecto, sigue habiendo mucho del paisaje Huertano iluminado por la vida, del vitalismo deslumbrado por los elementos Naturales y de la sensualidad levantina en Perito En lunas, macerado todo ello por un gongorismo hermético y una Complejidad formal que seguramente responde a una voluntad de exhibición que, Como algunos estudiosos sostienen, supondría un intento de justificar su Competencia, al margen de su condición de cabrero provinciano.Cuando pasa la guerra y llega la cárcel, la enfermedad y la desolación Más cruel, los poemas de M. Hernández se oscurecen con el desengaño y la Tristeza, la “ausencia de todo”. En la cárcel compone lo que podríamos Describir como “diario de la desolación”, un poemario cercano a la desnudez de La verdad más dura y terrible, que es lo que viene a ser el Cancionero y romancero de ausencias//  EL COMPROMISO SOCIAL…
Cuando, en Marzo de 1934,Miguel Hernández viaja por segunda vez a Madrid, comienza para él una nueva etapa en La que se introducirá en la intelectualidad de la capital y se “despegará” Definitivamente del ambiente oriolano, lo que provocará una crisis personal y Poética de la que saldrá su voz definitiva. Comenzará a colaborar en la revista «Cruz y Raya», dirigida por José Bergamín, y tomará contacto con la Escuela de Vallecas (de ahí su relación con Benjamín Palencia y Maruja Mallo), Altolaguirre, Alberti, Cernuda, María Zambrano o Pablo Neruda.El año 1935, en el que escribe El rayo que no cesa (publicado en Enero de 1936 y editado por M. Altolaguirre y Concha Méndez), será muy Fructífero (y crítico) para Hernández

Conoce a Vicente Aleixandre, cuyo poemario La Destrucción o el amor será su libro de cabecera; colabora con Pablo Neruda en la revista «Caballo verde para La Poesía», con lo que se decantará definitivamente por la “poesía impura” Y dejará atrás la influencia clasicista, conservadora y de acentos católicos de Ramón Sijé; y, junto a su trabajo en la enciclopedia «Los Toros», con J. Mª Cossío, se incorpora con Enrique Azcoaga a La Misiones Pedagógicas.
Las Misiones Pedagógicas, quedieron Comienzo en 1931 y finalizaron con el comienzo de la Guerra Civil En 1936, fueron un proyecto educativo Español creado en el seno del Museo Pedagógico Nacionaly de la Segunda República Española e inspirado en la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza. Dicho proyecto se creó con el encargo de “difundir la cultura general, la moderna orientación docente y la educación Ciudadana en aldeas, villas y lugares, con especial atención a los intereses Espirituales de la población rural”, donde los índices de analfabetismo eran Altísimos. Comienza, pues, el compromiso Social de Miguel Hernández.Muy pronto, el estallido De la Guerra Civil en Julio de 1936 obliga a Miguel Hernández a dar el paso al compromiso político.
El comienzo De la contienda fue amargo (en Agosto es asesinado por unos milicianos el padre De Josefina Manresa, guardia civil), pero no por ello fue menos decidida su Respuesta para defender a la República: en Septiembre se incorpora como Voluntario al Quinto Regimiento y, más tarde, a instancias del poeta Emilio Prados, se incorporará a las órdenes de Pablo de la Torriente Brau, comisario Político por entonces, que busca a Hernández un destino más idóneo nombrándole Jefe del Departamento de Cultura para que se encargue del periódico de la Brigada y de organizar la biblioteca. En Diciembre de 1936, tras la muerte en Plena batalla de Pablo de la Torriente, el batallón se reorganiza en la llamada Primera Brigada Móvil de Choque, que cuenta con imprenta y publica el semanario «Al ataque», donde el poeta publica Poemas significativos de este período. En Febrero de 1937, con la guerra Recrudecíéndose, Miguel Hernández es trasladado al Altavoz del Frente Sur, en Andalucía, entre cuyos cometidos está el uso de la poesía como arma de combate, Propagándola a través de altavoces. En Marzo, aprovechando el “sosiego” de la Retaguardia, viaja a Orihuela para casarse civilmente con Josefina Manresa. Y, De vuelta a Andalucía, dirige el periódico «Frente Sur». Este es el tiempo en Que el poeta compone Viento del pueblo,Miguel Hernández comprende el poder Transformador de la palabra, su posible función social y política. La Solidaridad es su lema poético. Fruto de esa necesidad de compromiso será Viento del pueblo, poesía comprometida, poesía de guerra y Denuncia y poesía de solidaridad con el pueblo oprimido. Esta concepción de la “poesía como arma” [“arma cargada de futuro”, dirá años después Gabriel Celaya] Que domina este poemario implica que lo Lírico cede a lo épico: el poeta asume una función “profética” (su voz se Alza para proclamar el amor a la patria, para educar a los suyos en la lucha Por la libertad y la justicia y para increpar a los opresores de la patria y Los hombres).

Dicha función se articula En tres tonos:


Exaltación (exaltación heroica de los hombres que luchan por la justicia y la Libertad): «Vientos del pueblo»,-
Lamentación (lamentación por las víctimas de los opresores): «Elegía primera» [“A Federico García Lorca, poeta”]


Imprecación (imprecación a los enemigos, opresores y explotadores): «Los cobardes

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