Obras de la novela realista

3Tras el idealismo, la creación individualista y la búsqueda de lugares exóticos para la literatura que propugnaba el Romanticismo, la novela del Siglo XIX buscará reflejar el conjunto de una sociedad con precisión casi científica. Ahora importa narrar con objetividad, presentando personajes y ambientaciones comunes, lo que convierte a las obras de este período en fuentes para conocer el pasado histórico.Se considera que el Realismo es una reacción al fracaso de las revoluciones de 1868. Las primeras novelas realistas reflejan este ambiente de cambio y las esperanzas de una sociedad. Los modelos que van a seguirse son los propuestos por los grandes novelistas de Rusia (como Tolstoi en Guerra y paz o Dostoievski, Crimen y Castigo), Inglaterra (Charles Dickens con Oliver Twist) o Francia (Stendhal, en Rojo y negro; Flaubert en Madame Bovary). El Realismo coincide en Europa y en España con la consolidación en el poder político de la burguésía, la cual, una vez alcanzado el poder, abandona sus ideales revolucionarios y se vuelve conservadora.
Los rasgos generales de la literatura realista son: ·Observación y descripción precisa de la realidad: los escritores siguen los métodos de las ciencias experimentales y llegan a documentarse sobre el terreno anotando apuntes sobre personajes y ambientes.·Ubicación próxima de los hechos: escriben sobre lo que conocen, con lo que sitúan sus obras en el presente y en lugares próximos.·Frecuente propósito de crítica social y política.·Estilo sencillo y sobrio, lejos de la retórica pomposa del Romanticismo.·Predilección por la novela: según los realistas, la prosa narrativa es el género adecuado para reflejar la realidad en su totalidad. Las carácterísticas más importantes de la novela realista son: la verosimilitud de las historias narradas, basadas en experiencias cotidianas, protagonistas individuales o colectivos (en el primer caso se hace un análisis psicológico del protagonista; en el segundo, la descripción de los más variados ambientes y comportamientos), narrador omnisciente (el narrador se convierte en una especie de cronista que maneja por completo los hilos del relato), didactismo (los autores pretenden ofrecer una lección moral o social), descripciones minuciosas (las descripciones de ambientes y personajes son extremadamente detalladas), uso permanente del diálogo y aproximación del lenguaje al uso coloquial (el lenguaje de la conversación se eleva a la categoría literaria).
Por su parte, el Naturalismo es un término creado por el escritor francés Zola, quien pretendía aplicar métodos científicos para la descripción de la realidad. Defendía el determinismo biológico, es decir, el ser humano está determinado por las leyes de la herencia biológica, el medio social y el momento histórico. Las novelas naturalistas eligen a personajes y ambientes sórdidos. Dentro de la novela naturalista en España destaca Emilia Pardo Bazán, cuya obra más destacada es Los pazos de Ulloa (1886). Esta obra, muy detallista, recrea los ambientes de Galicia.En cuanto a los escritores realistas debemos citar a Juan Valera, autor de Pepita Jiménez (1874), a José Mª de Pereda con El sabor de la tierruca (1882), aunque los grandes maestros serán Leopoldo Alas, Clarín y Benito Pérez Galdós.LEOPOLDO ALAS, CLARÍNEscribe una gran obra, a medio camino entre el Naturalismo y el Realismo: La Regenta (1885). Su protagonista, Ana Ozores, sufre el ambiente provinciano de Vetusta (Oviedo) y duda entre el donjuanismo de don Álvaro Mesía y su confesor, el Magistral don Fermín de Pas. La novela analiza las complejas relaciones de personajes en la ciudad, el adulterio, la polémica entre una política liberal y el poder de la Iglesia…Benito PÉREZ GALDÓSNació en 1843 en Las Palmas de Gran Canaria. Su dedicación al periodismo le facilitó un gran conocimiento sobre el Madrid de su época, como demostrará en buena parte de sus novelas. A principios de 1889, fracasa su candidatura a la Real Academia, pues su actitud liberal y anticlerical se ve con reticencias entre los conservadores. No obstante, resulta finalmente elegido a mediados de ese mismo año. En la última década del Siglo XIX y en los primeros años del XX, prosigue su actividad como novelista y autor teatral con bastante éxito. La situación política española lleva también a Galdós a pronunciarse a favor de un cambio en la política, cada vez más conservadora, de la Monarquía y, finalmente, a colocarse del lado de los republicanos, en cuyas filas es elegido diputado en 1907. Sus últimos años son difíciles. En 1912 fracasa su candidatura al Premio Nobel por la oposición de los conservadores españoles. Con su salud ya quebrantada, se ve obligado a dictar sus últimas obras porque se está quedando ciego. Postrado por la enfermedad y agobiado por las dificultades económicas muere en Madrid en 1920.De su primera época como novelista, en la que predomina un narrador omnisciente y una estructura lineal, destacan las novelas Doña Perfecta (1876), Gloria (1877), Marianela (1878) y La familia de León Roch (1878).Casi todas son novelas de tesis en las que se contraponen dos ideologías, conservadora y liberal. Galdós no oculta sus simpatías por la España liberal, y la intención didáctica de las obras es explícita.Novelas españolas contemporáneasEs la fase más importante y fructífera de su carrera y se inicia con la novela La desheredada de 1881. En las novelas de este período hay un mayor análisis psicológico de los personajes. Inventa un mundo ficticio en el que se refleja la sociedad de la época y donde Madrid adquiere un papel protagonista. Incorpora, además, elementos naturalistas: las causas biológicas y, especialmente, sociohistóricas condicionan la conducta de los personajes, pero, finalmente, estos actúan movidos por sus valores Otras novelas importantes de este periodo son El amigo Manso (1882), El doctor Centeno (1883), Lo prohibido (1885), La de Bringas (1884) y Miau (1888). Todas estas novelas analizan con maestría el mundo de la clase media, pero es, sin duda, Fortunata y Jacinta (1886-1887) la obra más representativa de esta época. En esta novela se cuentan los amores de Juanito Santa Cruz con dos mujeres: Fortunata, una mujer pobre del pueblo llano; y Jacinta, su rica esposa. Ambas mujeres son víctimas de los engaños de este hombre y el desenlace es trágico: Fortunata es abandonada y muere sola y en la miseria. Jacinta, por su parte, recoge al hijo que Fortunata ha dado a luz y abandona a su marido. Se trata de una novela extensa y cuidadosamente construida, que desarrolla, sobre la base de diversos triángulos amorosos, la convulsa y cambiante vida social madrileña entre 1873 y 1876. Galdós despliega sus mejores artes narrativas: minuciosa captación de ambientes y tipos, uso magistral de los diálogos, empleo de novedosos monólogos interiores…Últimas novelasLa crisis de la estética realista y el interés por buscar nuevos cauces expresivos se manifiestan en sus novelas desde 1889. De este periodo son Tristana (1892), Nazarín (1895) y Misericordia (1897). Misericordia cuenta la historia de Benina, una anciana que para sostener la casa de su señora (de clase media pero arruinada) se dedica a la mendicidad. Cuando cambia la suerte para doña Paca -el ama de Benina-, porque recibe una herencia, paga a Benina echándola de casa. Benina encarna la caridad y la bondad frente al personaje de doña Paca, representante de la clase media derrochadora, egoísta y a la cual sólo le importan las apariencias. Hay una crítica a la clase media y también a la Iglesia que no ejerce la verdadera caridad. En todas estas novelas ensaya originales procedimientos narrativos: novelas dialogadas, narraciones epistolares, introducción de elementos fantásticos, sueños, símbolos, etc. En algunas es visible la influencia del espiritualismo de la novela finisecular europea.Los Episodios Nacionales: Se trata de una monumental novela histórica, escrita a partir de 1873, y compuesta de 46 episodios dispuestos en cinco series y que pretenden reconstruir de forma novelada la historia de Siglo XIX español, entre la batalla de Trafalgar (1805) y la España de Cánovas (1880). Cada uno de los episodios tiene un narrador diferente, que maneja desde una situación privilegiada unos hechos, mezclando historia y ficción, a veces con dramatismo y a veces con ironía. Algunos de sus títulos son Trafalgar o La Corte de Carlos IV.El ideal estilístico galdosiano es el lenguaje sencillo y llano. Ello no implica que se trate de una lengua descuidada. Antes al contrario, la prosa de Galdós es extraordinariamente ágil y de apariencia espontánea, pero siempre producto de una meditada elaboración.Galdós fue también autor de obras dramáticas, aunque no tuvo en el teatro tanto éxito como en la novela. Se le reprochaba el carácter novelesco de sus obras como en Electra.

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