Se casan Bayardo San Román, rico y recién llegado, y Ángela Vicario. Tras celebrar su boda, los recién casados se retiran a su nueva casa, después de lo cual Bayardo descubre que su esposa no es virgen. Cuando lo descubre, devuelve a Ángela Vicario a

 Ángela Vicario era la hija menor 1.ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS. Podemos dividir este texto, compuesto por un párrafo, en dos partes según su contenido: Primera parte: descripción de Purísima del Carmen y de la familia Vicario (líneas 1-9: «Ángela Vicario era … Riguroso en la calle»). -El padre de Ángela Vicario, orfebre, pierde la vista por hacer figuras de oro. -Purísima del Carmen, madre rígida y entregada a su casa. -Referencia a los demás hermanos Vicario. Segunda parte: diferente educación dada a sus hijos en función del sexo (líneas 9-16: «Los hermanos… Criadas para sufrir.»»). -Los gemelos educados para ser hombres. -Educación de las hijas enfocada al matrimonio, a las labores domésticas y a la felicidad de sus esposos. 2. TEMA Y RESUMEN. TEMA: La educación sumisa y machista de Pura Vicario a sus hijas. RESUMEN: El autor describe a los miembros de la familia Vicario y se centra en la educación diferenciada que Purísima del Carmen da a sus hijos; a sus hijas les da una estricta educación, centrada en la sumisión de la mujer al hombre, que las prepara para ser esposas perfectas dispuestas al sufrimiento y a la entrega al esposo y al hogar. 3. COMENTARIO CRÍTICO. Este texto es un fragmento de Crónica de una muerte anunciada, novela del premio Nobel Gabriel García Márquez. Este novelista colombiano, recientemente fallecido, es considerado el máximo representante del Realismo Mágico y su obra maestra es Cien años de soledad. Este fragmento pertenece al principio del libro (segundo capítulo) y si tomamos la historia y la volvemos a contar con estructura lineal, probablemente la incluiríamos en la Presentación, pues Ángela Vicario es uno de los personajes principales y clave para dar paso al Nudo. El narrador nos relata brevemente cómo es la familia de Ángela y se centra especialmente en la estricta educación que Pura del Carmen da a sus hijas, recalcando una instrucción femenina impartida por una antigua maestra que pretende hacer perfectas a sus hijas en sus futuros matrimonios, por encima del comportamiento general de la mayoría de mujeres del pueblo. El texto tiene varias intenciones: en primer lugar, se conecta con el hecho de que a Ángela la está cortejando Bayardo San ROMán, hombre que ha demostrado entereza, hombría e interés por la muchacha; de ahí que se hable de la educación de ella: está preparada para el matrimonio en los términos en que se concibe en una aldea de Colombia el siglo pasado. Pero, del mismo modo, se destaca que Purísima del Carmen se siente orgullosa de ello y que su actitud es más estricta y extrema de lo habitual y también la honradez de la familia, tanto en lo económico como en lo social, llevándonos al concepto de honra española de Lope de Vega o Calderón; y esto es muy importante, pues por la honra familiar los hermanos de Ángela acabarán matando a Santiago Nasar. Cuando el fragmento menciona que los gemelos habían sido educados para ser hombres, esto incluía la defensa de la honra familiar, según unos esquemas que se remontan a los Siglos de Oro y la propia Edad Media. Ser educados para ser hombres significa tener mucha libertad y privilegios y buscar la propia felicidad. Ellos son constantemente servidos por la mujeres, con independencia de su catadura moral. Y, a pesar de la honradez familiar que supone un tipo de moral, los varones, incluidos los Vicario, se emborrachan cuando quieren, van de parranda y se acuestan con las prostitutas del pueblo sin que ello sea condenado. Lo cual demuestra que se ve como normal esta libertad en los hombres, que hacen y deshacen a su antojo, y a los que apenas se les recriminan sus malas conductas, ni siquiera cuando transgreden la moral cristiana (recordemos la importancia de la visita del obispo) o incluso con respecto a un homicidio (la condena social es baja). Pero, eso sí, obligación masculina será defender la honra familiar, cuya mayor causa de pérdida es la que recae sobre las mujeres de la casa, especialmente en el ámbito sexual. Igual de laxa que ha sido Purísima del Carmen con sus hijos, terriblemente puritana lo será con sus hijas, haciendo honor a su nombre. Esta mujer aparece aquí récordándonos a tantas madres severas de la literatura, como por ejemplo Bernarda Alba. En este ambiente se comprenderá mejor por qué es aún más grave que Ángela sea repudiada por Bayardo San ROMán, quien en la noche de bodas descubre que ella no es virgen. Y se comprenderá por dos motivos. En primer lugar, el lector entiende el miedo que pueda sufrir la muchacha al volver a casa y la brutal paliza que le da su propia madre, así como la necesidad de los hermanos Vicario de matar al supuesto responsable de que su hermana no haya llegado pura al lecho nupcial. Pero en segundo lugar también comprenderemos, al final, la actitud de Ángela esa noche; ella llevaba un remedio para aparentar su virginidad y pudo haberlo usado, ¿por qué no lo hizo? Al fin y al cabo, este tipo de honor que dimana de cualquier clase de puritanismo se basa más en las apariencias que en la intimidad. Lo importante era la fama, cómo quedaba la familia, el nombre, y Ángela podía haber vertido el líquido con apariencia de sangre; así iba preparada. Y no quiso hacerlo. Este gesto, que se nos desvelará al final del libro, es un acto de rebeldía contra este tipo de educación. No quiso hacerlo por oponerse a su madre, por sentirse libre. Solo ella fue libre en ese acto: tanto Bayardo como Purísima, aquellos que se supónía que más la querían, atendieron más a los convencionalismos y al concepto de honor que al amor y al respeto humanos. Es llamativo para un joven español hoy día este tipo de educación, es inimaginable. Aunque, a decir verdad, este sexismo educativo sigue imperando en la mayoría de las familias. Realmente no sabemos si la educación de las niñas es menos severa que antes porque está cambiando nuestra mentalidad al respecto o, simplemente, porque la educación de los hijos, en general, se ha relajado. Es una lástima pensar, no obstante, que son muchas veces las propias mujeres las encargadas de salvaguardar la cultura machista, si no en palabras, sí en la práctica, como Pura con sus hijas. Porque, en realidad, si por algo nos llama la atención este fragmento es, precisamente, por esta declarada diferenciación que anula la vida de las chicas, y en el caso de las hermanas Vicario aún más. El hecho de narrarse de manera natural es un acierto del escritor porque no critica abiertamente sino que deja que las cosas se digan como son y el propio lector se da cuenta de que es una barbaridad, como sucede, por ejemplo, con el Lazarillo de Tormes. En definitiva, estamos ante un texto especialmente relevante, tanto en el decurso de la obra como en su proyección hacia las circunstancias y conductas en nuestra actual sociedad.


 Ave María Purísima -dijo aterrada-. 1.ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS. Podemos dividir este texto, compuesto por ocho párrafos, en tres partes según su contenido: Primera parte: llegada de Bayardo San ROMán a casa de los Vicario para devolver a Ángela la noche de bodas al descubrir que no es virgen (líneas 1-5: “Ave María Purísima….Es una santa”). -Horror de Pura Vicario ante la llegada de la pareja. -Entrega de Ángela a Pura y agradecimiento a esta. Segunda parte: paliza de muerte de Pura Vicario a su hija por la deshonra (líneas 6-10: “Sólo Pura Vicario…El desastre”). -Disimulo de Pura Vicario en la paliza. Tercera parte: llegada de los gemelos Vicario y confesión de Ángela (líneas 11-23: “Los gemelos…Santiago Nasar-dijo”). -Pura Vicario llama urgentemente a sus hijos. -Ángela molida a golpes aunque sin miedo. -Ángela confiesa el primer nombre que se le viene a la cabeza: Santiago Nasar. 2. TEMA Y RESUMEN. TEMA: La devolución de Ángela Vicario por parte de su marido la noche de bodas tras averiguar que no es virgen y la confesión de Ángela a sus hermanos de la culpabilidad de Santiago Nasar. RESUMEN: Bayardo San ROMán lleva a Ángela Vicario a su casa para devolverla a sus padres porque descubre la noche de bodas que no es virgen; ante esto, su madre la golpea casi hasta matarla por la enorme deshonra que supone para la familia y, tras la llegada de sus hermanos a la casa, Ángela confiesa que el culpable de la deshonra es Santiago Nasar. 3. COMENTARIO CRÍTICO. Nos encontramos ante un fragmento de Crónica de una muerte anunciada, obra publicada en 1981. La novela representa un acercamiento entre lo periodístico y lo narrativo y una aproximación a la novela policíaca. La historia está inspirada en un suceso real, ocurrido en 1951, que García Márquez alteró narrativamente pero sin descuidar nunca los datos y las precisiones obligadas en toda crónica periodística. Toda la obra trata de la deshonra familiar que se genera porque Ángela Vicario no llega virgen a la noche de bodas (aspecto que lo podemos relacionar con la importancia que tiene todavía la pureza de la mujer en la cultura gitana). En concreto, este fragmento es el que mejor lo refleja, ya que, a parte de la humillación sufrida por Bayardo San ROMán y la familia Vicario, se trata de forma despectiva la figura de Ángela. Nos centraremos en un aspecto que predomina en el fragmento y la obra. Hablamos del machismo. En el texto, que Ángela no llegue virgen a la noche de bodas supone la mayor deshonra posible para su familia, tanto que sus hermanos consideran tan importante limpiar la honra que acabarán en la cárcel por matar a Santiago Nasar, aunque en realidad no quieran cometer el asesinato. Bayardo San ROMán repudia a su nueva esposa por esta razón, pero la familia Vicario entiende que solo limpiarán la honra de la familia matando a aquel que desvirgó a Ángela. Nuevamente presente el machismo, se considera la honra un “juego” de hombres, en el que sólo ellos son capaces de restaurarla y las mujeres únicamente pueden ensuciarla. Además, en el desarrollo de la obra vemos cómo todo el pueblo es consciente del homicidio que se va a cometer, y aun así, mucha gente entiende digno este hecho con tal de que la familia suavizara esa “humillación”. En la actualidad vivimos en una sociedad donde el machismo impera en muchas culturas. Por desgracia, está vigente en el día a día de la sociedad actual de Oriente Medio, donde el machismo llega a casos mucho más extremos, en el que por “deshonra” la mujer es maltratada de forma inimaginable, incluso por sus propios padres y hermanos, encargados en muchas ocasiones de restaurar el honor familiar perdido; y aun siendo conscientes, la sociedad, sobre todo los países occidentales, más avanzados en igualdad de derechos, no hace lo suficiente para intentar acabar con esta forma de violencia hacia la mujer. En Oriente Medio se hace tan común que comenzó a recibir el nombre de crimen de honor. En estos países, la mujer, aquella encargada de olvidar su juventud (ya que con tan solo ocho años o incluso menos son obligadas a contraer matrimonio), tiene la obligación de servir al hombre en todas sus necesidades y cuidar de sus hijos y casa, y por supuesto, debe conservar la virginidad hasta el matrimonio. Un hecho como el que trata el texto puede desencadenar cualquier tipo de agresión englobada en estos críMenes de honor, de forma que es aceptado por la sociedad, y comprende palizas brutales, amputación de miembros, quemaduras con ácido e incluso la lapidación. El hombre, aquel que disfruta de la poligamia a sus anchas es capaz de juzgar a una mujer solo con la sospecha de que ha sido infiel. Y no se la juzga moralmente hablando, como quizás a Ángela Vicario, sino en este caso, la mujer se convierte como Santiago Nasar en la víctima, quien debe ser expuesta delante del pueblo a ser apedreada hasta la muerte, sin el más mínimo síntoma de piedad. En definitiva, nos encontramos ante una temática especialmente relevante en su proyección hacia las circunstancias y conductas en nuestra actual sociedad donde existen casos muchos más extremos que el de la familia Vicario, ubicado hace más de medio siglo.


Desde que asomó por la ventana del automóvil saludando con el sombrero blanco, todos lo reconocieron por la fama de sus retratos. Llevaba un traje de lienzo color de trigo, botines de cordobán con los cordones
O.I Desde un punto de vista externo, el texto está formado por dos párrafos de una extensión similar. La relación entre ambos viene dada por recurrencias léxico-semánticas (casar- casarse; marido-mujer; padres-hermanas…), elementos anafóricos (Bayardo San ROMán- me parecía demasiado hombre para mí) que consiguen una perfecta cohesión del contenido. Además, apreciamos algunas intervenciones en estilo directo (“También el amor se aprende”). Desde un punto de vista interno, el fragmento está formado por dos partes: – Primera (“Desde… Quisiera”). El narrador describe la indumentaria y condecoraciones que llevaba el general Petronio San ROMán al llegar al pueblo y la impresión que causó en la gente: todos comprendieron que su hijo podría casarse con quien deseara. (Ideas secundarias). – Segunda (“Era…Aprende”). Aparece la idea principal, Ángela se ve obligada a casarse con Bayardo San ROMán, argumentada en que una familia modesta no podía desaprovechar esa oportunidad, a pesar de que no hubiera amor. Por tanto, atendiendo a la organización del contenido, podemos señalar que presenta una estructura de contraste: muestra, en el primer párrafo, el señorío de Petronio San ROMán que acredita el que su hijo pueda casarse con quien quiera. En oposición, nos ofrece en el segundo párrafo, por un lado, la situación social más humilde de la familia Vicario que se siente privilegiada al concertarse el matrimonio de su hija con Bayardo San Román; y, por otro, la negativa de Ángela a desposarse con él por considerarlo superior y por no amarlo. Lo que iguala a las dos familias es que, en ningún caso, el amor parece ser importante. 2. 2. A. Indique el tema del texto. EJEMPLO I Matrimonio de conveniencia impuesto por los padres a Ángela. 2. B. Resuma el texto. El narrador describe al general Petronio San ROMán cuando se baja del coche y la impresión de poderío que causa en quienes lo ven. Ángela no quiere casarse con Bayardo y se ampara en que no se conocen y no le ama. Su familia no quiere perder esa oportunidad y la obliga. 3. Realice un comentario crítico del contenido del texto. Estamos ante un texto narrativo de carácter literario perteneciente a la obra Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez, uno de los autores más influyentes del denominado boom de la narrativa hispanoamericana en los años 60. Fue premio Nobel de Literatura en 1982. Crónica de una muerte anunciada es una novela corta en la que se mezclan elementos de la crónica periodística y de la novela policíaca. Presenta una estructura circular y el autor la estructura en cinco partes. En concreto, el fragmento que comentamos pertenece al comienzo del segundo capítulo, dedicado a relatar la llegada de Bayardo San ROMán y su familia, todo el proceso del breve noviazgo, la boda, la desgracia de la noche de bodas y la acusación final de Santiago Nasar. En mi opinión, incluir dentro de la modalidad narrativa (“desde que asomó por la ventana”) otras técnicas como la descriptiva (“llevaba un traje de lienzo”) y el diálogo (“Me parecía demasiado hombre para mí”), es un acierto, ya que permite al lector situarse en la escena y captar los distintos aspectos en torno al hecho principal (“no tenía derecho a despreciar aquel premio del destino”). Todo ello matizado por el estilo de la crónica, apreciable en las intervenciones que expresan los testimonios recogidos (“Nos parecíó que eran vainas de mujeres”). Por lo tanto, la adecuación al género narrativo es magistral. Observamos la presencia de un narrador cronista, amigo del fallecido (lo deducimos al leer la obra), que había vivido en el pueblo, estuvo en la boda y es quien, ahora, intenta reconstruir los hechos, fruto de una investigación personal, para narrar lo sucedido (“todos lo reconocieron”) años después. Así, en tercera persona nos ofrece datos recopilados (“Era Ángela Vicario quien no quería casarse con él”) y presenta la información combinando el estilo indirecto (“el argumento decisivo de los padres…”) y el estilo directo (“Me parecíó demasiado hombre para mí”). En cuanto a las referencias espaciales, no son demasiado explícitas, salvo la llegada al pueblo de la familia en coche, en el primer párrafo, y la mención a la sala de la casa de los Vicario, en el segundo párrafo. Destaca, sin embargo, la técnica de flash back para reproducir el momento en el que impusieron a Ángela casarse con un hombre al que apenas había visto. Es muy significativa, a mi juicio, la amplia descripción del padre de Bayardo San ROMán en el primer párrafo que ayuda a comprender los valores por los que se regía (“Llevaba la medalla del valor en la solapa y un bastón con el escudo nacional esculpido en el pomo”) y la ostentación de que hacía gala (“…Y unos espejuelos de oro…”). La prepotencia que deja traslucir y que el pueblo capta (“no tuvo más que aparecer en el pescante para que todo el mundo se diera cuenta de que Bayardo San ROMán se iba a casar con quien quisiera”) acentúa todavía más el contraste con la familia Vicario (“una familia dignificada por la modestia no tenía derecho a despreciar aquel premio del destino”). Desde mi punto de vista, el tema del texto, no resalta por su actualidad. En nuestros días, la mujer tiene un papel importante en la sociedad y sus derechos, eclipsados por los del hombre hasta hace poco, se van reconociendo; aunque en algunos aspectos, como el laboral y familiar, todavía queda camino por recorrer. Ello no es óbice para que casos como el que estamos comentando no tengan lugar entre miembros de la nobleza, en familias muy conservadoras (por ejemplo, cuando nacen hijos fuera del matrimonio) o en otras culturas (árabe) y otros países (India, China, Japón…). Los motivos que puedan justificarlos también son, como en el texto, económicos (el argumento que esgrime la familia Vicario) o bien religiosos, sociales…Todas estas son razones que pueden ser humillantes para quienes tienen que acatar las decisiones de sus progenitores y soportar, en muchos casos, la violencia o el maltrato, la soledad y el desarraigo de su tierra. García Márquez nos ha dejado patente cómo Ángela no puede ejercer su derecho a la libertad porque su familia la priva de decisión para elegir con quién casarse y la obliga a contraer matrimonio sin mediar amor entre la pareja. (“También el amor se aprende”). Ella, al igual que su madre y otros personajes de la novela, se casa sin amor y se incorpora así a una tradición ancestral que, la mayoría de las veces, está abocada al fracaso. Queda, por tanto, clara la intención del autor, reflejar los entresijos que regían la sociedad y, de alguna forma, denunciarlos. Consigue, sin duda, su finalidad, al lograr que estemos atentos a todos los detalles y temas que va incorporando a lo largo de los capítulos y que concluyen en un desenlace que conocíamos desde el principio. Quiero señalar la habilidad de conjugar una aparente objetividad (“un traje de lienzo color de trigo”), en el primer párrafo, con la subjetividad implícita en los testimonios que el narrador va vertiendo en el segundo párrafo al seleccionar los que le permiten tomar parte por la protagonista (“Ángela no olvidó nunca el horror de la noche…”), darle voz justificándola en cierta medida (“Me parecía demasiado hombre para mí”) o bien presentar una faceta sesgada de otros (“Nos parecía que eran vainas de mujeres”). De todos los alegatos recogidos, me parece contundente el último: “También el amor se aprende”. Esta idea me recuerda a La zapatera prodigiosa. Federico García Lorca presenta la historia de un matrimonio pactado, debido a circunstancias sociales y económicas, en el que la mujer se debate entre sus verdaderos deseos y la dura e infeliz realidad. Al final, marido y mujer consiguen entenderse y quererse como si ellos mismos hubieran elegido el casarse. Ángela Vicario también se da cuenta de que su verdadero amor fue, a pesar de todo, Bayardo San ROMán quien, tras las numerosas cartas que recibe de Ángela, decide ir a verla y retomar su relación. En ambos casos, se cumple la predicción de Pura Vicario (“También el amor se aprende”). Cabe destacar que los matrimonios pactados por razones económicas están presentes en algunas obras de nuestra historia literaria. Es el caso de El sí de las niñas de Leandro Fernández Moratín, quien denuncia la costumbre de concertar bodas y la educación que se daba a las jóvenes que se veían obligadas a mentir. En esta comedia, al final, triunfa el amor gracias a la generosidad de D. Diego que renuncia al casamiento y facilita la uníón de los enamorados. Otro ejemplo lo tenemos en La esfinge maragata de Concha Espina, cuya protagonista debe renunciar al amor por tener ya pactado un matrimonio con su primo que resolvería su ruina económica. El cine también se ha hecho eco de esta temática con trasfondo social, prueba de ello son algunas comedias como La proposición, cuya protagonista, una ejecutiva inmigrante canadiense, a punto de ser deportada, convence a su ayudante para que acepte ser su prometido mientras se resuelven los asuntos legales. Caso similar al planteado en Matrimonio de conveniencia: los dos protagonistas optan por casarse para resolver sus problemas particulares. Así pues, la originalidad de este fragmento, y de la novela en general, radica en la habilidad de su autor al haber ido tejiendo la trama. Como lectora, siempre me he sentido atraída e intrigada por saber qué escondía Ángela tras sus palabras y cómo se podría desentrañar el origen del conflicto. La caracterización de los personajes me ha parecido magistral y la multiplicidad de perspectivas, un acicate más para implicarme en la historia. En cuanto a las ideas secundarias, me gustaría incidir, en primer lugar, en el poder que ejerce el dinero y el estatus social en esta novela y que queda de manifiesto en este fragmento (“Bayardo San ROMán iba a casarse con quien quisiera”) poniendo de manifiesto la dominación de quien se cree superior. Bayardo ni siquiera intenta conquistar a Ángela, sino que se granjea la simpatía de la familia (“…Hechizó a la familia con sus encantos”) para, así, conseguir casarse con Ángela por puro capricho. Recordemos que a su llegada al pueblo, al verla, ya decidíó que sería su mujer. Y lo que menos se cuestionaba era el amor. Un logro más, de igual forma que se encaprichó de una casa y no cejó en su empeño hasta que la consiguió. En segundo lugar, la valentía de Ángela al oponerse al matrimonio intentando ampararse en la falta de amor a pesar de tener en contra a toda su familia. Para finalizar, comparto con ella el sentimiento y me parece demoledora la respuesta de su madre. El amor no debe imponerse y menos aprenderse. Es importante soslayar los intereses particulares y abogar por la felicidad que emana de la libertad y el respeto, valores y derechos primordiales para todas las personas.


Todo lo demás lo contó sin reticencias, dijo—, porque estaba resuelta a morir.»


1. O.I Desde un punto de vista externo, el texto presenta un solo párrafo, compuesto por trece líneas, donde se nos presenta cohesionada la narración en estilo indirecto y directo, como muestran las comillas y los guiones empleados. Desde un punto de vista interno, al ser un solo párrafo no se pueden distinguir en él partes; no obstante, sí se puede hablar de ideas conductoras: – Primera (“Todo lo demás…Recién casada”). Muestra cómo la propia Ángela Vicario hizo pública la causa del desastre de la noche de bodas (idea principal), a pesar del adiestramiento recibido por parte de sus amigas para que engañara a su esposo acerca de una virginidad de la que carecía. (idea secundaria). – Segunda (“Sólo dos cosas…Resuelta a morir”). También de la boca de la propia protagonista de los hechos, con cierta ayuda del narrador, conocemos su decisión de oponerse a todo lo aconsejado anteriormente y su determinación de no engañar a su marido; aunque esto tenga graves consecuencias para ella (ideas secundarias). Así, de acuerdo con el desarrollo de las ideas, podemos afirmar que la estructura es deductiva. A partir del hecho crucial (del fragmento y de la obra entera), el desastre de la noche de bodas, se procede a dar las correspondientes explicaciones, bastante pormenorizadas y que contrastan entre sí, de por qué fue tal, de cómo pudo haberse evitado y de por qué, finalmente, no se hizo. 2 a) Tema EJEMPLO 1 Decisión de Ángela Vicario de no fingir su virginidad en la noche de bodas, a pesar de lo aconsejado. Resumen del texto EJEMPLO 2 Ángela Vicario describe los métodos aprendidos para aparentar ser virgen ante su marido la noche de bodas. Sin embargo, ella misma expone también por qué se negó a utilizarlos, aun sabiendo la gran trascendencia que esa decisión iba a tener. 3. Comentario crítico del contenido. Este fragmento pertenece a la novela Crónica de una muerte anunciada, escrita por el colombiano Gabriel García Márquez, autor sobresaliente de la narrativa hispanoamericana, galardonado con el Premio Nobel en 1982. Destacan, entre otras muchas, sus obras Cien años de soledad y El amor en los tiempos del cólera. Esta, a la que pertenece el texto, nos narra, de una forma muy curiosa, todos los pormenores que envuelven la muerte de Santiago Nasar, acusado por Ángela Vicario de ser el causante de su deshonra y asesinado por los hermanos de esta. El fragmento elegido corresponde a la cuarta parte de la obra en la que Ángela Vicario, muchos años después de la tragedia, relatará al narrador (que es su primo) los pormenores de aquella fatídica noche de bodas. Resulta curiosa la forma de elocución escogida porque, en un breve párrafo, se hace uso de la narración en estilo indirecto (“Contó que sus amigas…”) y directo (“No hice nada de lo que me dijeron -me dijo-…”), junto a la voz del narrador habitual (“Sólo dos cosas no tuvieron en cuenta…”). Se observa cómo la narración está envuelta en un estilo periodístico, propio de la crónica de los hechos que el narrador pretende reconstruir. Es este un buen ejemplo de la forma de narrar que tiene García Márquez a lo largo de la obra. Por tanto, considero que la adecuación al género narrativo es intachable. El narrador cronista introduce mediante una caracterización directa a los personajes clave en este episodio: Bayardo San ROMán (“excepcional resistencia de bebedor”) y a Ángela Vicario (“la decencia pura”); aunque también nombra a las amigas y a la madre de ella, que, cada cual a su manera, intentan influir sin éxito en los hechos narrados. Además, sabemos que desarrolla la trama utilizando el flashback, pues lo que Ángela Vicario cuenta es el recuerdo que, con los años, tiene de aquella noche. No se observan apenas datos sobre el lugar, más allá del “dormitorio iluminado”. En lo expuesto anteriormente es donde creo que radica la originalidad de esta obra: en la forma de contarla. Me parece magistral cómo el autor consigue que todo encaje a la perfección a base de saltos en el tiempo, de múltiples perspectivas de los testimonios recogidos y del recorrido por los distintos lugares del pueblo. Esto, que en el cine es más fácil de realizar, no se había hecho antes en la literatura. En cambio, en lo que al contenido se refiere, no me parece que afronte un tema nuevo. Ya en La Celestina de Fernando de Rojas, Melibea pretende guardar su pureza y su honra hasta el día de su boda; en los dramas de capa y espada se observa también esta visión de la mujer a la que el hombre defiende con la vida si se ataca su reputación; en obras más actuales, como La casa de Bernarda Alba se critica este tema cuando la madre cierra la obra con la categórica, a la vez que falsa, afirmación de que su hija ha muerto virgen; o, por último, en obras ambientadas en otras culturas, donde se puede ver también que el tema de la virginidad es determinante, como en Memorias de una geisha que nos muestra el precio que un hombre está dispuesto a pagar por una virgen. Opino que, al menos en las sociedades de los países desarrollados, no es la virginidad de la mujer un tema de actualidad ni una premisa imprescindible a la hora de contraer matrimonio. Solo se me ocurre que el texto guarda relación, aún hoy, con las costumbres de la etnia gitana pues sus matrimonios solo quedan ratificados tras la “prueba del pañuelo” en la noche de bodas y, con frecuencia, se producen actitudes hipócritas para poder superar con existo la señal de tal virtud. Por lo demás, los consejos de las amigas de Ángela Vicario los juzgo ridículos, incluso el vocabulario empleado me parece antiguo (“aguas de alumbre”, “coberteras”). Creo que el autor utiliza todo ello con la intención de criticar la hipocresía de una sociedad anticuada, basada en apariencias (“fingir la virginidad”). Frente a esto, nos sitúa, contradictoriamente, ante Ángela, como ejemplo de “decencia pura” que “estaba resuelta a morir” antes que basar su vida en el engaño. Y alcanza su finalidad, porque la imagen de Ángela Vicario decidida a soportar lo que sea menester solo por el hecho de no ocultar la verdad a su marido, me ha conmovido. Admiro su valentía y, desde luego, me produce un gran rechazo la hipocresía que envuelve a todos en esta obra y el profundo machismo que la invade. Otro aspecto que se pone de manifiesto en este fragmento, y en toda la obra, es su pretendida objetividad. El narrador hace hincapié en que él es un mediador (“lo contó…Contó que…-me dijo-…”), solo pone por escrito el fruto de sus investigaciones. Sin embargo, al leer la obra, ocurre lo mismo que aquí, uno conoce solo el punto de vista del personaje de turno, incluido el propio narrador; esto es, uno solo tiene al final una suma de percepciones subjetivas que parecen hacer imposible llegar al conocimiento de la verdad. En mi opinión, tanto este texto como la obra en su totalidad me han mostrado la necesidad de rechazar la mentira, los prejuicios y otros muchos comportamientos sociales que no hacen sino crear graves problemas de comunicación o de convivencia. Considero que el respeto debería ser la base de cualquier relación humana y admiro a todo aquel que es coherente con sus principios; pero, sin duda, todo esto solo será posible si los principios por los que una sociedad se rige no pasan por aniquilar a los que no piensan como yo. Como ejemplo de ello, quiero comentar la actitud de Ángela Vicario. Frente a las referencias a lo impuesto y a la mentira (“la habían adiestrado”, “dentro de la estolidez impuesta por su madre”), me parece admirable cómo se decide a rebelarse. De una forma similar a las catarsis que se producen en las tragedias griegas, esta mujer, “a salvo ya de todos los miedos aprendidos que le habían malogrado la vida”, se lanza al vacío en defensa de la verdad. Una pena, eso sí, que, poco después de estos hechos, acusara a Santiago Nasar (cuya culpabilidad queda sin probar), desencadenando la verdadera tragedia de esta obra y volviendo a hacer que me cuestione de nuevo todo. 

 Con las aportaciones de los alumnos de 2o Bachillerato B 

 Así consta en el sumario, pero sin — una prueba terminante de su inocencia.)
. 1. O.I.EJEMPLO 1 Desde un punto de vista externo, el texto presenta cuatro párrafos, el primero de una extensión ostensiblemente menor que el resto y el tercero con una brevísima intervención intercalada en estilo directo. La relación entre ellos viene dada principalmente por recurrencias léxico-semánticas que nos sitúan en un entorno jurídico (causas, pliegos, sumario, juez, juez instructor, juicio, pruebas); pero también se recurre a la locución conjuntiva “sin embargo” para exponer lo referente al juez o al adverbio “así” que se refiere a lo anteriormente narrado. Desde un punto de vista interno, se pueden observar tres partes: – Primera (dos primeros párrafos). El narrador nos explica cómo consiguió hallar el sumario del juicio de Santiago Nasar y nos ofrece, además, su propia descripción del juez instructor del caso, hombre curioso y atento a las casualidades que envolvieron los hechos (ideas secundarias). 5 10 15 20 25 – Segunda (tercer párrafo). Se argumenta el hecho de que no hubo ni una sola prueba de que Santiago Nasar fuera culpable (idea secundaria), ni en las declaraciones de las amigas de Ángela Vicario ni en las de ella misma, que se recogen literalmente. – Tercera (cuarto párrafo). Se finaliza la narración de los pormenores del juicio con las conclusiones del juez que, de forma muy curiosa, expresa en el margen del sumario su visión de lo ocurrido: Santiago Nasar era inocente, que es la idea principal del fragmento. Por tanto, de acuerdo con la organización de las ideas, podemos afirmar que la estructura es inductiva. En efecto, el cronista nos expone lo recogido en el sumario (incluyendo su búsqueda y su opinión sobre el juez), según el cual, se concluye que no existe prueba alguna de la culpabilidad de Santiago Nasar y que su asesinato fue consecuencia de la fatalidad y de los prejuicios sociales. (“nunca le parecíó legítimo que la vida se sirviera de tantas casualidades […] lo que más le había alarmado al final de su diligencia excesiva fue no haber encontrado un solo indicio […] escribíó una nota marginal: Dadme un prejuicio y moveré el mundo”).  a) Tema . EJEMPLO 2 Falta de pruebas concluyentes de la culpabilidad de Santiago Nasar, tras las investigaciones del juez.  2 b) Resumen del texto EJEMPLO 1 El narrador cuenta cómo consiguió hacerse con lo que queda del sumario del juicio del asesinato de Santiago Nasar, realiza una breve descripción del juez a través de lo que escribíó en sus notas y argumenta cómo, según lo recogido en el texto, ante los ojos de este, quedó patente la inocencia de Santiago Nasar. 3. Comentario crítico del contenido. MODELO 1 Este fragmento pertenece a la novela del colombiano Gabriel García Márquez Crónica de una muerte anunciada, publicada en 1981. Fue uno de los representantes del boom de la narrativa hispanoamericana y del Realismo mágico. En 1982, recibíó el premio nobel por su obra Cien años de soledad; además, destacó como periodista, novelista y como autor de cuentos. Esta novela es circular mezcla la realidad, un hecho ocurrido en su pueblo natal es la causa de ella, con la ficción: el asesinato de un hombre, Santiago Nasar, al parecer el causante de la deshonra de una mujer, Ángela Vicario. El crimen se interpreta como necesario para mantener la honra de la familia. Este fragmento se sitúa en la última parte, donde se nos relatan, entre otras cuestiones, todo lo relacionado con el juicio y la propia muerte del protagonista. En la forma de elocución elegida por el autor se observa su gran talento como escritor. Predomina la narración, con la que se explica el proceso de investigación (“Yo mismo exploré muchas veces…”); pero también hace uso de la descripción, para presentarnos el juez (“era un hombre abrasado por la literatura); y, por último, aparece el estilo directo cuando se citan los testigos en el juicio (“nos dijo el milagro…” y “– Fue mi autor”). Todo ello se debe a que se incluyen fuentes diversas: la perspectiva del cronista, el sumario, los testimonios de Ángela Vicario y sus amigas, referencias a los amigos de Santiago Nasar y la propia opinión del juez. Su adecuación al género narrativo es, por tanto, perfecta. Se presenta un narrador cronista que, en este fragmento, realiza un resumen del sumario y habla del juez mezclando la 1a y la 3a persona (“exploré muchas veces con el agua hasta los tobillos…”, “[el juez] estaba tan perplejo…”). Los personajes que aparecen en el fragmento son el protagonista, Santiago Nasar; otro de los más importantes, Ángela Vicario, la causante de su trágica muerte; y el juez, de quien no conocemos ni el nombre; en verdad, son pocos para la gran cantidad que aparecen a lo largo de la obra. No hay referencias temporales precisas en el fragmento; aunque los hechos que se presentan sí sabemos que son los hallados en el sumario después de cinco años de búsqueda. Tampoco se puede decir nada sobre el lugar en el que tuvo lugar el juicio. Desde mi punto de vista, la novedad y originalidad de esta obra radican en que sigue una estructura cíclica en la que conocemos el final desde la primera página y, con cada capítulo, ahondamos más en lo que el juez califica de “casualidades prohibidas a la literatura”. Ello se ve enriquecido por la multiplicidad de fuentes de la que ya hemos hablado, recurso propio de la crónica periodística, y con cuya presentación se pone de manifiesto la excelente habilidad del autor para construir su historia. Así, me ha parecido esta obra precursora de una serie de televisión que me gusta mucho, Colombo, en la que este detective investiga un crimen cuyo culpable se conoce desde el principio de cada capítulo. Relacionado con lo anterior, creo que el autor, en este fragmento como en toda la obra, pretende lograr objetividad, a través de su modo de escribir, la crónica de cómo se encontró el sumario y el análisis de su contenido; sin embargo, una vez más, todo lo expuesto es pura subjetividad, pues recopila recuerdos y queda claro que ni siquiera lo referente al juez (“las notas marginales…”) ni los documentos oficiales (“su buena labor parece por momentos desvirtuada por la desilusión”) se abstienen de “distracciones líricas”. Parece imposible, realmente, llegar a saber si ocurríó en verdad lo que dio lugar a tantas desgracias. Considero que el tema tiene cierta actualidad, ya que, aunque no muy menudo, sí hay quien se toma la justicia por su mano antes de llevar a cabo las investigaciones oportunas. Por suerte, los avances tecnológicos en la sociedad actual, en lo que a resolución de críMenes se refiere, permiten que los juicios sean más justos. Aún así, de vez en cuando, leemos en los periódicos, como ocurre en el texto, que alguien ejecuta su venganza a la vista de todos; aunque eso le suponga años de cárcel. Otra dimensión de la actualidad que detecto en este fragmento está en el hecho de que, hoy en día, muchas personas tratan de encontrar en los archivos judiciales respuestas a cuestiones de su pasado, como es el caso de las adopciones ilegales o el conocimiento de algún antepasado. Por último, el fragmento me ha hecho reflexionar sobre el papel de los jueces, quienes tienen que dictar sentencia en base a unos hechos que, imagino, en ocasiones, les generarán grandes dudas (aunque ya no se deje constancia de ello en el sumario); me ha recordado una película, Los jueces de la ley, en la que un grupo de ellos ponen en marcha incluso una justicia paralela a la oficial. Me ha llamado la atención la nota acerca del estilo del juez: “muchas veces incurríó en distracciones líricas”, pues me ha recordado cómo es algo que también está presente en otras obras literarias que he leído. En Los girasoles ciegos, en la segunda parte, vemos como se utilizan alusiones literarias a Góngora, Garcilaso o Miguel Hernández; también en la novela Un mundo feliz de Adous Huxley, son constantes las citas de los clásicos anglosajones, prohibidos en una sociedad antiutópica; por último, en El diario de los poetas muertos, llevada al cine, deslumbran las citas a Walt Whitman o Virginia Wolf, entre otros. También el comentario del cronista: “es evidente que era un hombre abrasado por la fiebre de la literatura” me ha evocado la figura de D. Quijote que, aunque enloquecido por los libros de caballerías, parece más cuerdo que la mayoría. Esta novela, en mi opinión, comparte algunos puntos con la que nos ocupa; en este caso, se observa cómo el juez, quijotesco tal vez, aparentemente extravagante y con poco rigor (“parecían escritas con sangre”, “dibujó un corazón…”) parece ser el único cuerdo en medio de una realidad que es un sinsentido. En este sentido, también me parece una genialidad cómo García Márquez juega con su sentencia, “Dadme un prejuicio y moveré el mundo”, parafraseando a Arquímedes: “Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”; sin duda, una muestra más de la cultura y de la original forma de ser de este juez. Observo cómo el autor, tras un aparente tono aséptico, confiere a la obra un cinismo y una ironía sutil que la impregnan totalmente. En este fragmento, se muestra también esa intención de criticar el hecho de que un hombre ha sido brutalmente asesinado sin que, realmente, se pueda saber si fue o no el que cometíó el “delito”, que, además, se critica también, pues no parece que, en la obra, el autor considere que una deshonra pueda justificar lo ocurrido. Creo que consigue su finalidad, pues yo quedé atrapado, a pesar de lo absurda que me parecíó la muerte, en esa red de casualidades entretejidas, tratando de ver si, por lo menos, este hombre fue o no el autor. Además, el hecho de ver cómo los hermanos Vicario fueron absueltos del crimen, a pesar de que no quedara clara la “culpabilidad” del muerto, me ha hecho más crítico, si cabe, ante los temas planteados en la novela. Como idea secundaria, me gustaría destacar la escueta declaración de Ángela Vicario, origen de todos los males. Fuera o no cierto que “fuera su autor”, ella es la causa de este desastre: ahora Santiago está muerto, los hermanos de ella en prisión tres años y su “ex-marido” entregado a la bebida. Así, un par de palabras (en dos ocasiones se alude a esto en la obra) desencadenan un acto inmediato de venganza irracional que ocasiona un daño que alcanza a muchos y que les cambiará, de forma radical, la vida para siempre. Creo, en fin, necesario elogiar la maestría de Gabriel García Márquez, para mantenernos intrigados a lo largo de toda la obra aun sabiendo el final, para criticar con tanto acierto lo absurdos y dañinos que pueden ser los prejuicios, para hacernos reflexionar sobre determinadas costumbres y tradiciones. Son muchos e interesantes los temas que este autor pretende revisar y frente a los que me he sorprendido reflexionando yo al leer la obra. Como conclusión, quiero hacer mías las propias palabras del texto: “nunca le parecíó legítimo que la vida se sirviera de tantas casualidades prohibidas a la literatura, para que se cumpliera sin tropiezos una muerte tan anunciada”, pues creo que recogen la complejidad de todo lo comentado y mi propia rabia ante el desarrollo de los hechos que he leído.


Dueña por primera vez de su destino, Ángela Vicario descubríó entonces –Lo único que no se le ocurríó fue renunciar. Sin embargo, él parecía insensible a su delirio: era como escribirle a nadie.
1. O.I Desde un punto de vista externo, el texto se estructura en dos párrafos de similar extensión. La cohesión entre ambos se logra a través de repeticiones de palabras (carta, amor…), recurrencias léxicas (escribiendo-escribíó) y semánticas (esquelas, papelitos, billetes memoriales, documentos…; amor-odio; casada-soltera; locura-delirio…), elipsis (…Mandaba, encendía… Se volvíó… Escribíó…), elementos anafóricos (seis veces… Y seis veces…; verla), deixis personal (su fiebre, mis lágrimas…) y verbos dicendi (-me dijo-). Cabe, por último, destacar la locución conjuntiva adversativa “sin embargo, que marca una oposición frente al receptor de esas misivas al que solo se alude con el pronombre personal “él”. Desde un punto de vista interno, en el texto se distinguen dos partes: – Primera (“Dueña por primera vez… Acordarme de él.»”). El narrador nos presenta la extraña decisión de Ángela Vicario, quien, movida por el odio que tiene hacia su madre, a la que ve como la causante de su desgracia, escribe cartas a Bayardo San ROMán todos los días (idea principal). – Segunda (“Su vida de casada devuelta… Escribirle a nadie.”). Describe la existencia aburrida que Ángela lleva de día y, al mismo tiempo, la contrapone con su agitada vida nocturna, en la que se detallan los diferentes tipos de mensajes que, sin control ninguno, durante muchos años y a pesar de que no obtiene respuesta alguna, ha decidido redactar (ideas secundarias). Explica también el proceso interior que la lleva a tomar esta decisión y cómo se ha transformado en un amor incondicional, por lo que se insiste de nuevo en la idea principal. Por tanto, atendiendo a la organización de las ideas, se puede afirmar que el texto presenta una estructura de causa-consecuencia, pues Ángela, empujada por el rencor hacia su madre, ha acabado enamorándose de Bayardo San ROMán y, durante más de media vida, supera cualquier obstáculo para mantener esta correspondencia (aunque sea no correspondida) y “Lo único que no se le ocurríó fue renunciar”. Elaborado con las aportaciones de los alumnos de 2o Bachillerato A 2. 2 a) Indique el tema del texto. El ardid tramado por Ángela en su intento de reconquista amorosa. 2. 2 b) Resuma el texto. Ángela Vicario, tras haber sido repudiada en su noche de bodas e inmersa en un sentimiento de rencor hacia su madre, retoma su rutina cotidiana y descubre que, por fin, es libre de tomar sus propias decisiones. A partir de ahí, da rienda suelta a sus emociones que derivan en una obsesión enfermiza por Bayardo San ROMán al que dirige todo tipo de misivas con excusas y mentiras, aun sabiendo que no va a recibir contestación por su parte.

3. Comentario crítico del contenido

Este fragmento pertenece a la obra Crónica de una muerte anunciada, que relata, de manera muy curiosa, todos los pormenores que envuelven la muerte de Santiago Nasar. Está escrita por el colombiano Gabriel García Márquez, autor sobresaliente de la narrativa hispanoamericana, galardonado con el Premio Nobel en 1982. Destacan, entre otras muchas, sus novelas Cien años de soledad y El amor en tiempos de cólera. El texto elegido se inserta en la cuarta parte de la novela, que se abre con el episodio de la esperpéntica autopsia del cuerpo de Nasar y se detiene en la narración del futuro destino que aguarda a los gemelos, para concluir con la explicación del narrador acerca de la extensa conversación que tuvo con Ángela Vicario, en la que esta le relata lo sucedido la noche de la boda, cómo se dio cuenta de que realmente estaba enamorada de su marido y cuál fue la estratagema que utilizó para recobrarlo, como se recoge en el texto que comentamos. Desde mi punto de vista, resulta elogiable la forma de elocución escogida por el autor: por un lado, la narración (“Escribíó una carta semanal durante media vida”) ofrece de manera sincrética y rotunda la primera decisión que toma Ángela Vicario; por otro, las pinceladas descriptivas (“Se volvíó lúcida, imperiosa, maestra de su albedrío…”) junto con las intervenciones en estilo directo que se incluyen («Se me revolvían las tripas de sólo verla – me dijo-, pero no podía verla sin acordarme de él.») configuran, a la perfección, la profunda trasformación que experimenta. Es, por ello, por lo que la subjetividad es un factor determinante en estas líneas, como se refleja en el lenguaje figurado y en algunos vocablos altamente connotativos (“encendía, brasas, fiebre, rencor feliz…”). Por tanto, la adecuación al género narrativo es encomiable: un narrador cronista guía al lector por el entramado de sentimientos («En prueba de mi amor te envío mis lágrimas») y se permite intervenir con sus apreciaciones (“más encendía las brasas de su fiebre”) configurando así, de forma magistral, la personalidad de la protagonista (“no reconocíó otra autoridad que la suya ni más servidumbre que la de su obsesión.”). Son, además, importantes tanto las referencias espaciales (“en el cuarto”) como las temporales, puesto que inciden, por un lado, en su constancia (“una carta semanal”) y tenacidad (“media vida”) y, por otro, en su evolución (“al principio, luego, después”) y, sobre todo, en los momentos cuando se sentía totalmente liberada de la inquina hacia su madre (“madrugada, noche…”) y de la monotonía de su vida (“siempre bordando…, como antes hizo…”). Considero que las ideas planteadas en este fragmento gozan de plena actualidad. El amor es universal e intrínseco al ser humano, de la misma manera que el odio y el sufrimiento en que, en ocasiones, deriva. Para avalar su vigencia, pondré algunos ejemplos: en primer lugar, la situación que describe de perseverancia (“me bastaba con saber que él las estaba recibiendo”) y delirio (“cansada de llorar, se burlaba de su propia locura”) guardan similitud, respectivamente, con las descritas en la canción Aunque tú no lo sepas de El Canto del Loco (“Aunque tú no lo entiendas, nunca escribo el remite en el sobre…”) y Te vas de Ozuma (“Ya ni duermo/al saber que a mi lado no estás/noches de llanto/preguntándole a la vida si volverás”); en segundo lugar, la vida de casada devuelta en la que se ve inmersa la protagonista me recuerda a la de las mujeres gitanas divorciadas, llamadas ‘malcasadas’, cuyo testimonio conocemos a través de programas de televisión como Palabra de gitano; en tercer lugar, el amor incondicional, que germina en Ángela desde el mismo momento en que su marido la repudia, me ha evocado al trasfondo de la historia narrada en la novela Un grito desde el centro del mundo de Kyoichi Katayama; en cuarto lugar, el resentimiento y la rabia que experimenta Bayardo San ROMán y le llevan a no responder las cartas se trasluce en la canción Cómo pudiste hacerme esto a mí (“yo que te hubiese querido hasta el fin/sé que te arrepentirás”), de Alaska y Dinarama; en quinto lugar, la forma que escoge para sincerarse (“esquelas, papelitos, cartas…”) es la utilizada por los protagonistas de las novelas ROMánticas Querido John y El cuaderno de Noah de Nicholas Sparks que no se rinden ante las dificultades por sellar su amor. Creo que la intención del escritor es reflejar una realidad social a través de la actitud, el comportamiento y las costumbres de ciertos personajes. Percibo, como lectora, una crítica a los valores que imperan, rigen y condicionan la vida de algunas personas. Por consiguiente, la finalidad se cumple a la perfección, ya que me ha permitido recapacitar a través de la actuación de la protagonista y estar alerta ante la eventualidad de que se rompa el equilibrio entre lo que es y lo que debe ser. Ángela Vicario “se volvíó lúcida, imperiosa, maestra de su albedrío”; sin embargo, no se percató de que se ataba aún más “y volvíó a ser virgen sólo para él, y no reconocíó otra autoridad que la suya ni más servidumbre que la de su obsesión”. En cuanto a la originalidad, García Márquez se inserta en una tradición literaria de autores y obras que abordan estos temas. Citaré algunos de ellos: el amor obsesivo, apasionado y delirante hacia su todavía esposo me ha hecho pensar en el que Calisto experimenta hacia Melibea y su arraigo en la distancia, en los versos del poema “Escrito está en mi alma vuestro gesto” de Garcilaso de la Vega y en los de “Tanto amor” de Amado Nervo (“Hay tanto amor en mi alma que no queda/ni el rincón más estrecho para el odio.”); la implacable dominación que ejerce la madre y que lleva a Ángela a odiarla (“Se me revolvían las tripas de sólo verla”) y a buscar la manera de liberarse de ella (“cuando su madre se acostaba…”) la veo reflejada en dos personajes lorquianos, Bernarda Alba y Adela; el repudio por no ser virgen, detonante de la realidad que ofrece el fragmento es análogo al que vive Tess, la protagonista de la novela Tess, la de los d’Urberville de Thomas Hardy. En otro sentido, la displicencia de Bayardo ante la insistencia de su esposa se asemeja a la actitud de la protagonista de la película La heredera (adaptación de una novela corta escrita por Henry James) que, ante el temor a sufrir nuevamente, se vuelve fría y poco dispuesta a rebajarse ante nada ni ante nadie. Asimismo, la raíz del problema centrada en que el marido no pudo ejercer el derecho de la primera noche es una costumbre ancestral que se recoge en numerosos libros, por ejemplo, en Fuenteovejuna de Lope de Vega. A continuación, voy a comentar las ideas secundarias que más han captado mi atención y que no comparto: en primer lugar, valerse de mentiras (“se inventaba enfermedades crueles”) para alcanzar su objetivo; en segundo lugar, humillarse y doblegarse (“Lo único que no se le ocurríó fue renunciar”) aun sabiendo que no es correspondida; en tercer lugar, compensar la soledad sin tener en cuenta la aflicción y el estado emocional (“él parecía insensible”) que envuelve a su pareja y del que es, en cierto modo, responsable; en cuarto lugar, caer en las redes de los convencionalismos sociales (“volvíó a ser virgen sólo para el”). En definitiva, Gabriel García Márquez ha demostrado que es un magnífico narrador, diestro en adentrarse, tras una historia tan trillada como un asesinato, en el alma de los protagonistas y tejer una serie de vicisitudes que empujan al lector a intentar comprenderlas y participar de ellas. Desde un punto de vista personal, me ha llevado, de un lado, a recapacitar sobre los comportamientos que, fruto de un conflicto interior como el que sufre Ángela Vicario, se pueden convertir en tóxicos y dañinos, hasta el punto de anular la capacidad de discernir entre lo que es impuesto, bien de forma contundente bien sutilmente por la familia y la sociedad, o lo que, en verdad, es una opción personal; de otro, a luchar, en un sentido amplio, por el amor, pues es capaz de convertir nuestros miedos en sueños y nuestras debilidades en fortalezas.


 Una de las pocas casas que estaban « ¡Ese día me di cuenta -me dijo- de lo solas que estamos las mujeres en el mundo!»
MODELO 1 O.I Desde un punto de vista externo, el texto presenta tres párrafos entre los cuales se hallan dos brevísimos diálogos en estilo directo que actualizan la escena narrada. La cohesión entre ellos se consigue a través de elementos anafóricos (“Lo dejamos…”, “Me lo imagino”, “les dijo”) y de conectores (“Pero de todos modos…”, “De modo que…”). Además, las recurrencias léxicas (espera/esperaron, café, cocina, periódicos, patio) y las relaciones semánticas (novia, hermano, esposo, gemelos) sitúan la acción en un entorno cotidiano y familiar. Desde un punto de vista interno, se pueden observar tres partes: – Primera (“Una de las pocas casas… El café). Se presenta el lugar y se introducen los hechos: en casa de Prudencia Cotes, la novia de Pablo Vicario, tienen la costumbre de tomar café los hermanos Vicario cuando pasan; por tanto, al llegar, entran (ideas secundarias). – Segunda (“Lo dejamos… Les dijo”). Se desarrolla el conflicto, la idea principal del fragmento: se nos dice, de forma indirecta, que los hermanos Vicario deben cometer un asesinato para limpiar su honor y se están preparando para ello. Esto lo apoyan sin vacilar la madre de Prudencia y ella misma. – Tercera (“De modo que… En el mundo”). Clotilde Armenta se convierte en otra espectadora asombrada, pues los hermanos llegan donde ella, que intenta detenerlos emborrachándolos, al tiempo que reflexiona sobre las mujeres en general (idea secundaria). Por consiguiente, atendiendo a la organización de las ideas, el texto presenta estructura cronológica: se introduce la acción con la llegada de los Vicario (“Empujaron la puerta”) para, a continuación, exponer el motivo del conflicto (“El honor nos espera”) y las acciones que los hermanos Vicario realizan con ese fin y, por último, la resolución de este escena con la salida de la casa acompañada de la reflexión de una de las espectadoras (“a Clotilde Armenta no le faltaba razón cuando le parecíó que los gemelos no estaban tan resueltos como antes”). 2 a) Tema EJEMPLO 1 El asesinato por cuestión de honor como deber de unos hombres.  2 b) Resumen del texto EJEMPLO 1 Los hermanos Vicario llegan a casa de Prudencia Cotes para tomar su habitual café. Esta y su madre alientan a los hermanos, pues el honor está para ellas por encima de todo. Más tarde, Clotilde Armenta los recibe en su tienda e intenta evitar el crimen tratando de emborracharlos. 

Comentario crítico del contenido

MODELO 1 El fragmento pertenece a la novela Crónica de una muerte anunciada, publicada en 1981, cuyo autor es el premio nobel (1982, por su obra Cien años de soledad) colombiano Gabriel García Márquez. La obra corresponde a la etapa más reciente, junto con otras como El amor en los tiempos del cólera (1985) o El general en su laberinto (1989). Con una técnica narrativa compleja e inusitada hasta entonces, se relata el asesinato de Santiago Nasar, conocido desde la primera línea, y se documenta todo lo acaecido en torno al suceso y a los personajes a los que les afecta. Este fragmento está situado en la tercera parte, centrada en los momentos anteriores al crimen y, por tanto, en los afectados (los gemelos y Santiago Nasar). Tanto los autores como sus familiares y vecinos lo interpretan como algo inevitable y necesario para mantener la honra de la familia. En la forma de elocución elegida por el autor muestra su gran dominio técnico, dado que combina la narración (“Siempre que los gemelos pasaban por ahí…”) con el diálogo en estilo directo que, además, presenta tanto mediante los guiones (“- Lo dejamos para después -dijo Pablo Vicario-…) como mediante la cita textual integrado en el párrafo («Yo sabía en qué andaban -me dijo-”). Con ello, consigue agilizar el ritmo de los hechos y cohesionar, como ya hemos visto, de forma magistral el texto. Lo mismo ocurre con la adecuación al género, puesto que observamos enseguida su gran destreza en el uso de los distintos elementos. Se alterna un narrador testigo en tercera persona (“Pero de todos modos esperaron…”) con la primera persona (“-me dijo-”) más propia de un cronista. Asimismo, aparecen unos personajes principales (los hermanos Vicario), que soportan la acción principal, y unos secundarios (Prudencia Cotes, su madre y Clotilde Armenta), que muestran su total apoyo al proyecto de los gemelos, al tiempo que le sirven al autor para ofrecer una perspectiva femenina. Por último, los acontecimientos aparecen perfectamente enmarcados en el espacio (la casa de la novia de Pablo Vicario) y no tanto en el tiempo, ya que solo se sabe que es muy temprano (“entraban a tomar el primer café”). Conviene mencionar el uso que hace el autor de la técnica del flashforward cuando anticipa qué le sucederá a Prudencia Cotes durante los próximos tres años (“Prudencia Cotes se quedó esperando en la cocina hasta que los vio salir por la puerta del patio, y siguió esperando durante tres años sin un instante de desaliento, hasta que Pablo Vicario salíó de la cárcel y fue su esposo de toda la vida”). Los saltos en el tiempo son constantes a lo largo de toda la obra hasta el punto de ser quizá su carácterística más importante en lo que a la forma se refiere. Relacionada también con la forma de narrar, encuentro muy hábil la manera en que García Márquez trata de esconder su total subjetividad tras el rostro de un narrador cronista que, aparentemente, pretende solo relatarnos los hechos “tal y como fueron”; y que, sin embargo, únicamente nos presenta la suma de muchos puntos de vista (“fue Pedro Vicario quien pensó…”, “-dijo ella- el honor no espera”, “¡Ese día me di cuenta –me dijo-…”). Además, es importante darse cuenta de que, continuamente, se está valorando (“y fue su esposo de toda la vida”, “a Clotilde Armenta no le faltaba razón cuando…”). En mi opinión, en este fragmento como en la obra, es evidente la intención del autor de poner de manifiesto y criticar de forma irónica, casi cómica, la realidad de una sociedad capaz de, no solo aceptar el asesinato como solución en vez de condenarlo, sino de, incluso, aplaudirlo sin tapujos (“no sólo estaba de acuerdo, sino que nunca me hubiera casado con él si no cumplía como hombre”, “y siguió esperando durante tres años sin un instante de desaliento…”). La finalidad se cumple en mí que, asombrada ante la barbaridad del hecho narrado, que roza el Surrealismo estando basada en un hecho real, me pregunto cómo se puede llegar a tal aberración y cómo se puede cambiar la forma de pensar y de actuar de una sociedad tan desvirtuada como esta que se nos presenta, porque me parece urgente acabar con estas formas de pensamiento. Desde mi punto de vista, no nos hallamos ante un texto caracterizado por su originalidad. El tema de la venganza por razón del honor es muy antiguo. Ya en el mundo antiguo, esa fue la causa de la guerra de Troya, o de tragedias clásicas como Electra de Sófocles. En la Edad Media, resulta significativo el episodio referido, en el Poema del Mío Cid, a sus hijas y a cómo este restituye su honor con la muerte de los causantes del ultraje. En el Renacimiento, La Celestina nos muestra a Melibea arrojándose al vacío al no ser virgen; en el Barroco, son numerosos los ejemplos de comedias de honor: entre otros, Lope de Vega (Peribáñez y el comendador de Ocaña o Fuenteovejuna) o Calderón (El alcalde de Zalamea). A lo largo del s. XIX, las grandes novelas realistas también abordan el tema del honor y de las convenciones sociales (Fortunata y Jacinta de Galdós o La Regenta de Clarín) y en el s. XXI, también hallamos ejemplos (Bodas de sangre, llevada magistralmente al cine este año en La novia, o el final de La casa de Bernarda Alba– “Silencio. Mi hija ha muerto virgen.”, ambas de Lorca). En cambio, en lo que se refiere a la forma de narrar los hechos, sí considero que la novela, en su momento, fue muy original. Aunque hoy en día los saltos en el tiempo son muy frecuentes a la hora de contar una historia (en el cine hay numerosos ejemplos: Pulp Fiction, 500 días juntos); la perfección que alcanza García Márquez a la hora de entretejer el orden temporal de una forma tan compleja me parece, además de inusitado, quizá lo mejor de esta obra. A mi modo de ver, no es este un tema de total actualidad. Hoy en día, al menos en los países del primer mundo, no se admite como moralmente aceptable la defensa del honor como justificación de un asesinato y, en cualquier caso, sería castigado por la ley siempre. Sin embargo, sí creo que, aún hoy, en algunos países donde se practica la religión de una forma muy estricta (los talibanes) o en etnias como la gitana, en la que la virginidad es una cuestión de honor, se podrían presentar situaciones similares a la narrada. De igual modo, pienso que, sin llegar a los extremos de la obra, sigue estando presente la influencia del qué dirán a la hora de actuar y de tomar decisiones y, a veces, la presión de las normas y costumbres sociales y los prejuicios pueden llevarnos a tomar decisiones equivocadas o a actuar de forma que causemos o suframos daño. Por último, considero que aún siguen estando vigentes en nuestra sociedad muchos comportamientos machistas, a veces, más incluso en las propias mujeres, como ocurre con Prudencia Cotes (“nunca me hubiera casado con él…”), que en los hombres: con frecuencia, incluso entre los jóvenes, se considera razonable que el chico controle a la chica (pero que nadie le pida cuentas a él) o se valoran los celos y la agresividad como muestras de amor. Considero muy interesante la idea secundaria en torno a la educación y al papel de la mujer en la sociedad. La afirmación final de Clotilde Armenta (“¡Ese día me di cuenta de lo solas que estamos las mujeres en el mundo!”) me ha resultado tan desgarradora como cierta. Por desgracia, en muchas partes del mundo, ese lamento sigue estando presente. Además, las tres mujeres que aparecen en el texto me han recordado algunas películas en las que se aborda cómo las mujeres viven condicionadas y supeditadas a los hombres y cuánta soledad hay tanto en las que aceptan las convenciones como en las que se rebelan ( La sonrisa de Mona Lisa o En tierra de hombres) y la obra de la premio nobel 2015, Svetlana Aleksievich, La guerra no tiene rostro de mujer, en la que describe la perspectiva femenina de las mujeres que combatieron en el Ejército Rojo. También me ha llamado la atención el hecho de que los hermanos Vicario pierden el tiempo (“entonces fue Pedro Vicario quien pensó que el hermano estaba perdiendo el tiempo a propósito”). La idea de que el honor los empuja al crimen no me parece que les convenza lo suficiente, más bien pienso que desean que alguien los frene porque saben que lo que van a hacer no es lo correcto o porque es solo el fruto de una sociedad hipócrita. En suma, quiero manifestar mi total desacuerdo con dos cuestiones presentes en el texto: el tomarse la justicia por la propia mano y el depender de un hombre en la vida. Por un lado, es preciso hacer un llamamiento a la tolerancia, a la educación en el respeto a la ley y, por otro lado, es necesario seguir avanzando en el camino de una independencia de las mujeres basada en su propia educación y en la búsqueda de su propio camino más allá de ningún hombre. Comparto, pues, las ideas de García Márquez y admiro su enorme capacidad para la ironía y el humor a la hora de plasmarlas. Quiero insistir en que debemos erradicar las ideas machistas que “dejan a las mujeres solas en el mundo” y, sin radicalismos, conseguir, hombres y mujeres, complementarnos y acompañarnos desde una igualdad libre de prejuicios y tradiciones absurdas.


 El abogado sustentó la tesis del homicidio en legítima defensa del honor, que fue admitida por el tribunal de conciencia, y los gemelos declararon al final del juicio que hubieran vuelto a hacerlo mil veces por los mismos no hicieron nada de lo que convénía para matar a Santiago Nasar de inmediato y sin espectáculo público, sino que hicieron mucho más de lo que era imaginable para que alguien les impidiera matarlo, y no lo consiguieron.
. O.I.. EJEMPLO 1 Desde un punto de vista externo, el texto está formado por dos párrafos de similar extensión entre los cuales se ha intercalado un brevísimo diálogo directo con tres breves intervenciones. La cohesión se consigue con el uso de recurrencias léxicas (cuchillo, cuchillos; muerte, matarlo, matamos, matar), semánticas (abogado, tribunas, juicios, fianza, reclusos, legítima defensa, libertad condicional), la lógica de la conversación y los conectores “más aún” y “sin embargo”. Desde un punto de vista interno, se pueden distinguir dos partes: – Primera (El abogado…Arrepentimiento). Se expone la teoría de la defensa del honor como causa del asesinato (idea principal) y se insiste varias veces en la inocencia de los asesinos. Se detallan los hechos inmediatamente posteriores al crimen y se hace referencia a su estancia en la cárcel. – Segunda (Sin embargo…Consiguieron). El narrador contrapone todo lo anterior al hecho de que, en su opinión, los homicidas lo que querían era que alguien les impidiera cometer el asesinato. Por consiguiente, atendiendo a la organización de las ideas, el texto presenta estructura deductiva, pues se parte de la idea principal (“… La tesis del homicidio como legítima defensa del honor…”) y se desarrollan posteriormente todos los hechos: la huida, la rendición tras el asesinato, la falta de arrepentimiento de los homicidas incluso ya en la cárcel y la idea de que, por cómo se llevó a cabo el crimen, parece que su deseo era que alguien se lo impidiera (ideas secundarias).  B 2 a) Tema EJEMPLO 1 La defensa del honor como justificación del asesinato de Santiago Nasar. Romina Farias, 2o Bachillerato B EJEMPLO 2 b) Resumen del texto EJEMPLO 1 Los hermanos Vicario basan su defensa en que el crimen se realizó para proteger el honor. Se muestran los hechos inmediatamente posteriores al asesinato junto a la falta de arrepentimiento de los homicidas y se resalta lo fortuito de lo acontecido, que nadie fue capaz de frenar. Víctor Siles, 2o Bachillerato  Comentario crítico del contenido.
MODELO 1 Estamos ante un texto narrativo de la obra Crónica de una muerte anunciada, del escritor y periodista colombiano Gabriel García Márquez, ejemplo de novela policíaca en la que se hace uso del llamado Realismo mágico. Es una novela corta, repartida en cinco capítulos sin enumerar, en la que se reconstruye todo lo referente al asesinato de Santiago Nasar y lo que sucedíó con los personajes principales tras él. Cada capítulo gira en torno a algunos de ellos y, a saltos, va desarrollando distintos aspectos de una trama que dura unos 27 años y de la que, curiosamente, al final, quedan muchos cabos sueltos. Así, este fragmento pertenece al tercer capítulo, centrado en los hermanos Vicario, quienes aparecen retratados psicológicamente a lo largo de él, en el juicio y, luego, en prisión. La forma de locución escogida es una acertadísima conjunción de narración, que hila los acontecimientos valíéndose también de la descripción (“un grupo de árabes enardecidos…”) y el dialogo (“ – Lo matamos a conciencia”). Con todo ello, el autor confiere un ritmo ágil a los hechos y mantiene muy vivo el interés del lector. Se puede decir, por ende, que la adecuación al género narrativo es magistral. Se presenta un narrador cronista (“la realidad parecía ser…”) que ordena y cuenta los hechos centrándose en dos personajes principales en este texto, los gemelos Vicario, que son retratados mediante una caracterización psicológica, además de otros secundarios, como el Padre Amador, y el coro de personajes, el abogado y los compañeros de prisión. No hay referencias temporales precisas en este fragmento, salvo el tiempo que los hermanos pasaron en la cárcel, ni espaciales, excepto la mención de la prisión en la que estuvieron reclusos los Vicario. Unida a esta pretensión de redactar una crónica de los hechos acaecidos, el narrador reviste todo lo que relata de un lenguaje connotativo y afectivo (“árabes enardecidos, exhaustos…”) y tiñe así estas líneas de subjetividad; aunque pretende que todo quede enmascarado bajo una aparente objetividad (juicios, tribunales…) propia de este subgénero periodístico. La actualidad del tema, para mí, es solo parcial. Creo que, en nuestra sociedad, los críMenes por cuestión de honor ya no son algo frecuente. Sin embargo, sí observo que, en culturas como la gitana, sigue siendo importante defender la honra, la virginidad de la futura esposa (el programa televisivo Los Gypsy King es una prueba de la supervivencia de estas costumbres) y también, en países subdesarrollados, como India o Pakistán, donde el asesinato por la defensa del honor sigue estando bien visto. Lo que sí me parece que continúa formando parte de la sociedad es la hipocresía de las conveniencias y las apariencias, la desigualdad a la hora de juzgar el buen o mal comportamiento moral de las mujeres y los hombres. También encuentro que el interés que despiertan los devaneos de los famosos o los críMenes pasionales no ha menguado a juzgar por los programas de televisión o revistas del corazón centradas en estos temas (Sálvame, Mujeres, hombres y viceversa, revistas ya clásicas como Hola o Semana…). En esta misma línea, también considero que el tema de la honra y el honor goza de una larga tradición y carece, por tanto, de originalidad. Ha sido tratado desde múltiples perspectivas a lo largo de la historia, desde el episodio de la afrenta de Corpes en el mio Cid, pasando por La Celestina o el tercer amo de El Lazarillo de Tormes, o El Médico de su honra de Calderón de la Barca o Bodas de sangre de Federico García Lorca o, ya en nuestros días, en 2009, Rana Husseini publicó Asesinato en nombre del honor. No obstante, desde mi punto de vista, sí quiero destacar una gran singularidad en la forma de narrar los hechos. Me asombra cómo consigue que, aun sabiendo el final desde la primera línea, se mantenga mi atención e incluso, al final, siga haciendo cavilaciones sobre aspectos claves de la trama como si hubo en verdad o no deshonor, en definitiva la razón primera de todo este desastre. Es evidente que la intención de Márquez es hacer una crítica a los prejuicios que subyacen en la sociedad y que arrastran a actuaciones aberrantes y desmesuradas como la realizada por los Vicario. Creo que ha cumplido con su finalidad, pues ha conseguido hacerme reflexionar acerca de lo triste y dañina que es la hipocresía y acerca de la importancia de adquirir valores basados en la coherencia y en la defensa de la justicia. Me parece esencial promover una educación que nos enseñe a distinguir adecuadamente el bien del mal y evite estas desviaciones de conducta tan graves. Como idea secundaria, me ha llamado la atención la falta total de arrepentimiento de los gemelos. Se repite varias veces, se hace mucho hincapié en ese hecho (“hubieran vuelto a hacerlo mil veces por los mismos motivos”, “somos inocentes… Ante Dios y ante los hombres”, “nunca advirtieron en ellos ningún indicio de arrepentimiento”) y a mí me resulta increíble que una idea llegue a cegar a una persona hasta el extremo de matar; sin embargo, por desgracia, es lo que observo que pasa en nuestros días con los terroristas o con los fundadores del llamado Estado islámico o, más acorde con la temática del texto, con muchos de los hombres que asesinan a sus mujeres. También ha llamado mi atención la influencia de la casualidad en la tragedia (“hicieron mucho más de lo que era imaginable para que alguien les impidiera matarlo, y no lo consiguieron”), pienso que es un tema filosófico muy interesante y de nada fácil respuesta el de la libertad o el determinismo. En conclusión, este fragmento ofrece una amplia visión de las terribles consecuencias de una educación en tradiciones y costumbres malinterpretadas y tergiversadas. Me pregunto cómo es posible que el ser humano haya progresado tanto en descubrimientos tecnológicos y científicos y tan poco en ser capaz de hacer el bien o de actuar sin violencia. Vuelvo a comprobar que la literatura es una excelente manera de crear situaciones que nos invitan a confrontar nuestros principios y a revisarlos. En este caso, como ya he dicho, me parece una buena lectura para descubrir cómo una mala educación puede destrozar la vida de muchas personas y cómo, por tanto, resulta esencial que nos propongamos aprender a saber distinguir lo que está bien y que empeñemos nuestra vida en actuar de acuerdo a ello.


Santiago Nasar era un hombre de fiestas, y su gozo — con los datos finales que Cristo Bedoya le dio al día siguiente en el puerto, 45 minutos antes de morir, comprobó que el pronóstico de Bayardo San ROMán había sido exacto.
1. O.I Desde un punto de vista externo, el texto está compuesto por tres párrafos. Al primero, de mayor extensión, le sucede una intervención en estilo directo y, por último, un breve párrafo. La cohesión viene dada tanto por recurrencias léxicas (flores/florales) y semánticas (fiestas, boda, iglesia, adornos, flores, música, cohetes, guirnaldas…), como por elementos anafóricos (Esa precisión, se propuso comprobarlo). Así mismo, cabe destacar los verbos dicendi para introducir las palabras de los personajes y el marcador del discurso “en efecto”. Desde un punto de vista interno, se pueden observar tres partes: – Primera (Santiago… Fiesta). El narrador pone de manifiesto la afición de Santiago Nasar por las celebraciones y por calcular el dinero que se invierte en ellas (idea principal). – Segunda (En… Doble). Centrada en la fiesta de la boda, recoge las distintas reacciones de los recién casados al conocer la estimación que ha hecho Santiago Nasar (idea secundaria). – Tercera (Santiago… Exacto). Se determina que Santiago Nasar conocíó con exactitud los costes de la boda poco antes de morir (idea principal). Por consiguiente, de acuerdo con la organización de las ideas, podemos considerar que el fragmento presenta una estructura circular, esto es, parte de la idea principal que se va desarrollando paulatinamente, conforme avanza la exposición de los hechos, y finaliza ratificando la premisa de la que había partido. 2. 2 a) Indique el tema del texto. EJEMPLO 1 La fascinación de Santiago Nasar por el boato de la boda y su interés por los dispendios derivados de ella.  b) Resuma el texto. EJEMPLO 1 Santiago Nasar, gran entusiasta de las celebraciones, lleva a cabo un recuento de los cuantiosos costes de la boda de Ángela Vicario y Bayardo San ROMán. Finalmente, poco antes de morir, conoce el precio total de toda la fiesta. 3.

Comentario crítico del contenido

Este fragmento pertenece a la obra Crónica de una muerte anunciada, que relata, de forma muy curiosa, todos los pormenores que envuelven la muerte de Santiago Nasar. Está escrita por el colombiano Gabriel García Márquez, autor sobresaliente de la narrativa hispanoamericana, galardonado con el Premio Nobel en 1982. Destacan entre otras muchas, sus novelas Cien años de soledad y El amor en tiempos de cólera. El texto elegido se inserta en la segunda parte de la novela, dedicada a la historia de Bayardo San ROMán y Ángela Vicario, incluida la boda entre ambos. Resulta elogiable la forma de elocución escogida: la narración en estilo indirecto (“…Santiago Nasar me había dicho a menudo que el olor de las flores…”) y directo (“…-Casi -dijo-, pero apenas estamos empezando. Al final será más o menos el doble…”) está envuelta en una técnica periodística, propia de la crónica de los hechos que el narrador pretende reconstruir, haciendo referencia a las aportaciones de otros personajes (“… «Mi madre me había enseñado que nunca se debe hablar de plata delante de la otra gente», me dijo…”). Reséñables son las pinceladas descriptivas (“Santiago Nasar era hombre de fiestas”), como la mención a los gastos de la celebración (“adornos florales, guirnaldas de flores, cohetes, música…”), con el fin de cuantificarlos. Por tanto, considero que la adecuación al género narrativo es intachable. El narrador, que es interno, aunque no el protagonista de la novela, ofrece al lector una certera caracterización de la figura principal (“…El olor de las flores encerradas tenía para él una relación inmediata con la muerte…”), así como de los personajes clave en esta parte de la obra: Ángela Vicario (“…Había asumido de pronto su cara de mujer casada…”) y Bayardo San ROMán (“…Se había hecho muy amigo nuestro…”, “…Lo recibíó de muy buen talante y hasta con una cierta jactancia…”). Se menciona también a uno secundario, Cristo Bedoya, para dar más credibilidad a los hechos. Además, tenemos constancia del espacio (iglesia, calle, casa, patio…) y un tiempo interno (desde la boda hasta 45 minutos antes de la muerte de Santiago Nasar). La subjetividad está presente en el texto y queda de manifiesto en cómo repercute en el narrador el hecho (“Esa precisión había de perseguirme durante muchos años…”). Desde mi punto de vista, la actualidad de los temas es innegable. Basta con observar las numerosas muestras que verifican la importancia de las fiestas y la ostentación en las mismas en nuestra sociedad. En primer lugar, comentaré el eco de esta realidad en los distintos medios de comunicación. Por ejemplo, en televisión, existen numerosos programas de telerrealidad en forma de documental que exponen las numerosas celebraciones de todo tipo que se llevan a cabo en nuestros días, como Callejeros, donde la audiencia puede ser testigo de las prácticas emprendidas por la juventud; Mujeres ricas, en el que una serie de personas con gran poder adquisitivo exhiben, con todo tipo de detalles, su nivel de vida llena de lujos; o Palabra de gitano, que adentra al espectador en el mundo de la ceremonia nupcial propia de la etnia gitana y sus innumerables fastuosidades, similares a las que se refieren en el fragmento. En la prensa, también se ha tratado este tema, pues el periodista Ángel García Pintado, en el diario La Verdad, critica en un artículo de opinión, ‘La ostentación’, algunos de los diferentes programas televisivos anteriormente mencionados; la periodista Mónica Cruz, en El País, escribe un artículo, ‘Miles de personas asisten a la fiesta de Rubí, la quinceañera mexicana más famosa de Internet’, como consecuencia de un vídeo que el padre subíó a You Tube y se hizo viral, hecho que refleja cómo vivimos en tiempos donde la apariencia supera con creces a lo real y el consumismo es un azote del que es difícilmente sustraerse. Asimismo, las revistas del corazón introducen a los lectores en el mercadeo de personajes famosos que venden, por entregas, su boda y cuanto conlleva de gastos y presunción, a cambio de cuantiosas cifras. En segundo lugar, aportaré referencias en otros ámbitos. Quiero señalar, por un lado, la parte final del tango titulado Catalina de la cantaora Rosalía, que evoca un testamento en el que un moribundo gitano plasma una ostentación irónica de la redacción de su testamento, para presumir de su miseria (“…Apúnteme usted un camisón que no tiene cuello, puños ni faldón…”, “…Apúnteme usted cinco duros que si me los presta me sacan de apuros…”), al contrario de Bayardo San ROMán en el texto; y, por otro, la canción Get up, Stand up del autor jamaicano Bob Marley que emplea esta metáfora “no todo lo que brilla es oro” aludiendo a que el dinero, el lujo, lo que es caro y difícil de conseguir no es lo más valioso. En el cine, igualmente, hallamos numerosos ejemplos, aunque destacaría, especialmente, la película norteamericana Tú a Londres y yo a California (un matrimonio de conveniencia en el que priman los intereses económicos y una lujosa celebración en la que no se repara en gastos) y el clásico La heredera, que refleja una situación análoga. Del mismo modo, guarda similitud con las primeras escenas de la famosa película, y mejor valorada por la academia, El padrino de Francis Ford Coppola, que presenta la boda de la hija del protagonista con un excesivo derroche y abusivo consumismo, y con Mi gran boda griega de Joel Zwick. En tercer lugar, pruebas fehacientes de la falta de límites y comedimiento económico al planificar una boda son, de un lado, los numerosos datos estadísticos (FUCI, INE) que, continuamente, salen a la luz, desglosando el coste tanto para los novios como para los invitados; y, de otro, las empresas, los talleres o las páginas web que se crean, con el fin de ayudar a los novios a planificar el enlace. En otro sentido, se nos previene y alerta, desde enfoques distintos, del erróneo camino al que nos está conduciendo este afán desmedido por poseer y destacar, es el caso del estudio de Global Footprint Network El poder ecológico de las Naciones que redunda en el hecho de que, si seguimos consumiendo al ritmo que lo hacemos ahora, necesitaremos 1,6 planetas como la Tierra para satisfacer nuestras demandas, o las palabras del Papa Francisco quien, recientemente, criticó “la búsqueda obsesiva de bienes terrenales y de las riquezas” y consideró que las tentaciones de “reducir todo al dinero, al placer y al poder son apremiantes”. En mi opinión, la intención del escritor en estas líneas es dejar constancia de la personalidad de tres de los personajes principales de la novela y de su forma de entender la vida y las costumbres. Ha logrado transmitirme la banalidad del materialismo, máxime cuando se compara con el amor, en este caso el que deberían experimentar los recién casados. La finalidad, por tanto, se ha cumplido, porque me ha permitido recapacitar acerca de lo que es verdaderamente importante, darme cuenta de la cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo que puedo llegar a malgastar; y, sobre todo, concienciarme de que, antes que los placeres momentáneos, ha de primar una complacencia duradera como la amistad, la solidaridad, la familiaridad, el respeto, el cariño… En cuanto a la originalidad, el texto me ha recordado a otros autores y obras en algunos aspectos: la uníón de un hombre con una mujer de condición humilde, aun sabiendo que no le corresponde y que se ha visto obligada a casarse por voluntad de su familia, se observa en la novelas de Thomas Hardy Tess la de los D’urberville y de Jane Austen Orgullo y prejuicio; la diferente manera de entender unos simples esponsales o una boda por parte de los protagonistas está reflejada en El Cantar de la bodas cuando las hijas del Cid se comprometen con los Infantes de Carrión y son humilladas, como es el caso de Ángela; la distinta clase social y cultural de cada miembro de la pareja se ve en El sí de las niñas, donde priman intereses varios en los protagonistas, aunque su desenlace es feliz; el carácter orgulloso, prepotente, transgresor, dispuesto a saltarse las normas para conseguir sus fines que se aprecia en Bayardo San ROMán se aproxima, en parte, al personaje ROMántico de Don Juan Tenorio y, al igual que él, en su madurez, por el amor de una mujer es capaz de cambiar y reconducirse. Para terminar este apartado, voy a comentar algunos tópicos que, desde mi punto de vista, de tenerlos presentes, hubieran dado un giro a la historia de estos personajes, pues están relacionados con algunas ideas recogidas en este fragmento (la muerte, el materialismo, la vanidad) y ya fueron abordados por autores clásicos: Horacio, en su Carmina I, el carácter igualador de la muerte, ya seamos ricos o pobres, la muerte equipara inevitablemente a todos (“Mors aequo pulsat pede pauperum tabernas regumque turris”); Petrarca, en el Fragmento I de su Cancionero (“y que es el fruto que mi furia toca, / vergüenza porque entiendo ya y no dudo/ que cuanto cautiva al mundo es breve sueño”), nos quiere decir que todos los bienes terrenales que posee el hombre se acaban (vanitas vanitatis); Fray Luis de León, en su oda XXIII (Áurea mediocritas), invita a buscar una vida tranquila situada en un punto medio para no suscitar envidias ni dar sombra a nadie (“Dichoso el humilde estado del sabio que se retira aqueste mundo malvado […] ni envidiado ni envidioso”). A continuación, expondré las ideas secundarias que más han llamado mi atención: en primer lugar, “había asumido de pronto su cara de mujer casada”, me estremece la coyuntura de quienes, como Ángela, tienen que amar por obligación y asimilarlo de forma natural por tal de complacer a otros; en segundo lugar, “su gozo lo tuvo la víspera de su muerte” refleja la superficialidad y la escala de valores por la que se regía Santiago; en tercer lugar, “al final será más o menos el doble” es una alarde innecesario de riqueza que enfatiza el poder del dinero y, al mismo tiempo, una descortésía, propia de quienes lo anteponen a la educación y a la mesura; en cuarto lugar, “ella lo entendíó como una impertinencia” es una marca más de la distancia abismal entre la pareja, debido a que no tenía un proyecto común para su vida matrimonial; en quinto lugar, “esa precisión había de perseguirme durante muchos años” es una invitación a vivir el momento, a aprovechar las oportunidades, con el fin de que, luego, no nos tengamos que arrepentirnos de nuestra negligencia; por último, “el olor de las flores encerradas tenía para él una relación inmediata con la muerte”, ratifica mi idea de que somos nosotros, como individuos, los que debemos decidir sobre nuestra vida y construirla sobre nuestros deseos y capacidades, anulando la validez del determinismo fatalista. En conclusión, Gabriel García Márquez demuestra una gran maestría narrativa, pues dosifica y envuelve, hábilmente, la realidad cotidiana con cierta dosis de misterio para crear un clima en el que el lector, a pesar de que conoce el desenlace, se siente atrapado y forma parte de los hechos. La crítica que vierte no solo afecta a su sociedad, sino también a la actitud indolente, materialista, superficial, jactanciosa e insolidaria por la que se decantan algunas personas, como hemos observado en Santiago Nasar y Bayardo San ROMán o de conformismo (“había asumido de pronto su cara de mujer casada”) en el caso de Ángela. Frente a esto, la voluntad, el ser partícipes de una sociedad en constante mejora, la creación de cuanto redunde en el bien común… Es algo que debe estar implícito en nuestro comportamiento, en nuestras acciones de cada día. No podemos ser víctimas como Santiago Nasar, que constituye el más perfecto ejemplo de un sujeto despreocupado. Es, por ello, por lo que estas líneas, que dejan traslucir el goce de la vida, deben servir al lector como reflexión para plantearse cómo debe disfrutarla. Según Aristóteles, en Ética a Nicómaco, si queremos alcanzar la felicidad plena, hemos de actuar conforme al bien y la virtud. Desde un punto de vista personal, me invita, por un lado, a ser agradecido por los valores que me han transmitido (“Mi madre me había enseñado…”) tanto mi familia como quienes han participado en mi formación y, por otro, a asumir la responsabilidad de transmitirlos, ya que solo con educación, respeto y mesura se puede nadar contra la corriente social que se sustenta en lo banal, lo mundano y lo convencional. En definitiva, que otros no hablen de nuestra muerte… ¡sino de nuestra vida y obra!


 Nadie hubiera pensado, ni lo dijo nadie, que Ángela Vicario no  patio de su casa, la sábana de hilo con la mancha del honor.O.I. Desde un punto de vista externo, el texto está formado por un único párrafo, que contiene varias intervenciones de estilo directo, con un verbo dicendi (dijo, dijeron) en las que destaca el uso de comillas y de guiones. La cohesión se logra a través de repeticiones (hombres, madre, mujer, lo único que), recurrencias léxicas (virgen, virginidad; casarse, casada; ciego, ciegas) y semánticas (casarse, noche de bodas, marido, mujer; casa, patio, ventana) así como conectores temporales («aun cuando faltaban menos de dos meses») y elementos anafóricos (“no me lo dio”, “nadie lo supiera”) y catafóricos (“ni lo dijo nadie, que…”). Desde un punto de vista interno, se pueden observar dos partes: – Primera (“Nadie hubiera…Honra”). El cronista pone de relieve la sorpresa que causó, en todos los que la conocían, el descubrimiento de que Ángela Vicario no hubiera llegado virgen al matrimonio (idea secundaria). – Segunda (“Lo único…Del honor”). Relata la visión de la propia Ángela, cómo ella quería confesar la verdad; aunque, al final, se dejó llevar por los consejos de sus amigas que le ofrecieron soluciones variadas para ocultar su deshonor (ideas secundarias) y conseguir su objetivo: aparentar su virginidad la noche de bodas (idea principal). EJEMPLO 1 Por ende, de acuerdo con la organización de las ideas, podemos considerar que el fragmento presenta una estructura de problema-solución: ante la gravedad del problema al que se enfrenta Ángela, se le ofrecen soluciones varias que eviten cualquier mancilla, a ella y a su familia, y le permitan conseguir su meta, que es casarsE. 2 a) Indique el tema del texto. EJEMPLO 1 La necesidad del ocultamiento de la falta de la virginidad para la supresión de la deshonra. 2 b) Resuma el texto. EJEMPLO 1 El cronista explica por qué nadie se imaginó, en su momento, que Ángela Vicario pudiera haber perdido su honra; cómo ella se sentía culpable y decidíó contárselo a su madre; y cómo sus amigas, finalmente, la convencieron de que no lo hiciera y le enseñaron las estratagemas para que ocultara a su marido su deshonor y saliera victoriosa de la noche de bodas. 

Comentario crítico del contenido

Esta novela, la séptima de este autor, fue escrita, como una crónica con temática periodística, narrativa y policíaca, en el año 1981 por Gabriel García Márquez. Al parecer, parte de un suceso real, un crimen acaecido en el año 1951 en Manaure (Departamento de la Guajira, en Colombia), y lo relaciona e involucra en él a una serie de personaje que sitúa en la época postcolonial de la historia de Colombia, a comienzos del Siglo XX, y en su pueblo natal, Aracataca, con algunas referencias al mismo Manaure y a Riohacha. Con una compleja técnica narrativa, construye esta magnífica obra. Este fragmento pertenece a la segunda parte, en la que se presenta y describe a Bayardo San ROMán y se relata todo el proceso de conquista de Ángela Vicario, la boda, la devolución a su casa la misma noche de bodas y la confesión final de que el causante fue Santiago Nasar. La forma de elocución escogida, la narración, en este caso, llevada a cabo por un cronista que recopila los hechos, permite al autor la presentación de una perspectiva múltiple que, en mi opinión, no solo aumenta el interés del lector, sino que lo invita a sacar sus propias conclusiones y a averiguar la “verdad”. Además, esta idea, como se muestra en el fragmento, dota a la historia de una aparente objetividad, pues parece que el narrador solo reproduce las palabras del personaje (“Lo único que le rogaba a Dios, es que me diera valor para matarme”, —me dijo Ángela Vicario—). Sin embargo, creo que es falaz, pues un lector atento y reflexivo descubre enseguida que la subjetividad de este mismo narrador lo impregna todo al mostrar su propio resumen de los hechos (“Nadie hubiera pensado, ni lo dijo nadie, que Ángela Vicario no fuera virgen”, “Tan aturdida estaba…”, “Le aseguraron que… Le insistieron en que… La convencieron, en fin, de que…”), citar al personaje para corroborar su propia teoría y participar de los acontecimientos como testigo presencial y personaje secundario. Al hilo de esta idea, se comprueba enseguida que la adecuación al género narrativo es soberbia. Este narrador cronista muestra unos hechos que, en este fragmento, suceden a un personaje secundario en la obra (Ángela Vicario), aunque se mencionan otros (su madre, Pura Vicario, y su marido, Bayardo San ROMán), secundarios también, y a sus amigas, parte del coro de personajes de la obra. Solo hay dos escuetas referencias al espacio (“junto a la ventana”, “en el patio de su casa”) y, al tiempo, solo se alude en una ocasión (“Aun cuando le faltaban menos de dos meses para casarse”). Los hechos son narrados mediante la técnica de flashback y de una forma desordenada (aunque en este fragmento no se aprecia hasta qué punto), lo que exige una atención mayor por parte de los lectores (“Les obedecí a ciegas —me dijo— porque me habían hecho creer que eran expertas en chanchullos de hombres.”). Desde mi punto de vista, la actualidad del tema merece una aclaración. Creo que, si consideramos el tema de la virginidad como se presenta en el texto, como una cuestión social que afecta a la moral pública de forma grave hasta el extremo de que su ocultamiento se convierte en cuestión esencial a la hora de casarse, hoy en día ya no tiene ninguna transcendencia en nuestra sociedad. Sin embargo, sí considero que la hipocresía a la hora de la consideración moral de la mujer en comparación con la del hombre sigue absolutamente vigente; de forma que, si bien a nadie le importa si una mujer llega o no virgen al matrimonio, se sigue considerando “virtuosa” a la mujer que cuida sus modales sexuales y, desde luego, no publica sus relaciones; en cambio, la virilidad de los hombres y su consideración, incluso entre algunas mujeres, va ligada a su capacidad de relacionarse con muchas mujeres y, desde luego, no importa en absoluto si dentro o fuera del matrimonio. La literatura actual deja algunos testimonios de la forma de abordar hoy en día esta cuestión: Virgen: La historia sin tocar (2008), un estudio desde el punto de vista médico, científico y cultural de la historia de la virginidad; la serie de cinco libros escritos por la estadounidense Stephenie Meyer, desde Crepúsculo, en inglés Twilight (2005) hasta La segunda vida de Bree Tanner (2010), quien colocó la virginidad de Bella en el centro mismo de la narración; por último, me ha llamado la atención la adaptación que de esta obra de García Márquez, en 2008, se llevó a cabo en el teatro egipcio, sobre todo, porque, en el final, para crear impacto, tres de las actrices cogen sendos cuchillos y comienzan a bailar como si estuvieran en éxtasis, mientras una de ellas canta ‘La Llorona’, representando así el momento del asesinato de Santiago para impactar a la audiencia. También en el cine podemos encontrar algunas huellas de la pervivencia de este tema: películas cuyo tema principal es la pérdida de la virginidad, como American Pie (1999); o Rumores y mentiras (2010), una comedia en la que una estudiante de secundaria decide contar una pequeña mentira sobre su pérdida de virginidad para no parecer una “niña bien”, se parodia este tema; en cambio, en Las vírgenes suicidas (1999) se critica la sociedad a través de la historia de cinco hermanas que, bajo el cuidado de unos padres demasiado estructurados, llegan al suicidio como única salida-escape a toda una constante represión que subyace en sus vidas y que se relaciona estrechamente con el comportamiento sexual. Desde una perspectiva más étnica, estimo que la actualidad del tema es innegable en las comunidades gitanas actuales, que siguen dándole mucha importancia a la virginidad de la mujer antes del matrimonio y mantienen, incluso, viva la tradición de la sábana a la que García Márquez alude en el texto; igualmente, en algunos pueblos africanos, una mujer virgen puede ser “vendida” a mucho mayor precio que una que no lo es; o en algunos grupos religiosos islámicos en los que, si una mujer pierde su virginidad antes del matrimonio, su familia puede castigarla físicamente, incluso hasta el punto de matarla. En lo que respecta a la originalidad, creo que no se puede hablar de ella, como ya ha quedado patente. Ramón Irigoyene, en Historia de la virginidad: de Grecia al Siglo XXI (2014), realiza un ilustrativo recorrido que constata esta realidad. Así, encontramos múltiples alusiones a este asunto en la literatura: desde la mitología grecorromana (las diosas vírgenes, como Diana o Palas Atenea), pasando por la Edad Media (la idealización de la mujer en las canciones líricas o la visión de la mujer en Libro de Buen Amor) y el Renacimiento, con las alusiones a la virginidad y a la reconstrucción del himen en La Celestina o La instrucción de la mujer cristiana de Juan Luis Vives o La perfecta casada de Fray Luis de León, en las que el requisito para ser la esposa perfecta es ser virgen, hasta llegar a nuestro siglo: García Lorca en Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba, ambas giran en torno a la virginidad de sus protagonistas y las terribles consecuencias de la hipocresía moral; Buero Vallejo en El tragaluz, en la que Encarna es tratada como una prostituta por haber perdido su virginidad; Corín Tellado, la autora más famosa de la novela rosa, que siempre sitúa el punto más álgido de la trama en la pérdida de la virginidad. Encuentro que este fragmento es una clara muestra de que la intención del autor es presentar una sutil, y a la vez aguda, crítica a la sociedad de la época, sumamente hipócrita y superficial (“aun los maridos más difíciles se resignaban a cualquier cosa siempre que nadie lo supiera”, “La mayoría de los hombres llegaban tan asustados a la noche de bodas, que eran incapaces de hacer nada sin la ayuda de la mujer, y a la hora de la verdad no podían responder de sus propios actos.”), incapaz para la honestidad y la integridad (“«Lo único que le rogaba a Dios es que me diera valor para matarme», —me dijo Ángela Vicario—. «Pero no me lo dio.»). La finalidad se cumple en mí, que soy una gran defensora de la ironía como modo de realizar una crítica inteligente; en este caso, creo también que la falta de valores sólidos y serios solo puede llevar al autoengaño (“Lo único que creen es lo que vean en la sábana) y, en fin, a males mayores como los que tienen lugar en la novela. Por lo que respecta a las ideas secundarias, varias han sido las realidades que han atraído mi interés: en primer lugar, la vida tan monótona y anodina que se ve obligada a llevar Ángela Vicario (“cuando sus dos únicas confidentes, que la ayudaban a hacer flores de trapo junto a la ventana…”) me ha hecho sentirme aliviada y agradecida por haber nacido en otra época y en otro lugar, donde una mujer puede elegir cómo llenar su vida de una forma más plena; en segundo lugar, ha provocado en mí una gran lástima la vida de esta mujer, que “había crecido junto con sus hermanas bajo el rigor de una madre de hierro” y que, igualmente, representa a otras muchas que, aun hoy, no pueden apenas elegir qué vida quieren llevar; por último, aunque me gustado el tono humorístico del que se vale el autor para referirse a los hombres, como si fueran realmente marionetas de las mujeres que, a su vez, son grandes expertas en “chanchullos de hombres”, no deja de ser agridulce porque, al final, las mujeres son las que salen perdiendo siempre frente a ellos. En conclusión, creo que esta obra es, formalmente, perfecta y eso me ha gustado mucho porque me ha resultado admirable la manera en la que el autor ha construido una historia que, al final, resulta perfecta. De igual manera, el esfuerzo que, como lectora, he tenido que realizar para llegar a ordenar los hechos, opino que relaciona forma y fondo, porque me parece que, en esta novela, lo que verdaderamente sucede, no es lo que se cuenta sino lo que está escondido tras una maraña de mentiras, superficialidades, hipocresías y banalidades, tal y como en este fragmento queda patente. Tengo la sensación de que lo que verdaderamente importa es lo que no se dice, que Ángela Vicario es profundamente desgraciada y que nunca podremos saber, no solo si sus palabras son verdad o mentira, sino el porqué, verdaderamente, actuó como actuó y dijo lo que dijo. 


El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a apenas si desperté con el alboroto de las campanas tocando a rebato, porque pensé que las habían soltado en honor del obispo.
1. O.IEl texto se corresponde con el comienzo de la novela. Se distinguen en él dos partes principales: La primera parte narra el hecho central de la novela: la muerte de Santiago Nasar, conocida ya desde el principio de la narración. No interesa en la obra el suspense sobre el crimen, del que conocemos todos los detalles, sino la reconstrucción de los hechos en forma de crónica por parte del narrador. La segunda parte, mucho más extensa, incluye los primeros testimonios de los protagonistas o testigos de los hechos. Predomina en ellos la idea de la fatalidad, del destino trágico del protagonista. • El sueño de Santiga Nasar es el primero de los abundantes presagios funestos que se narran en este primer capítulo. Ni su madre, experta interpretadora de sueños, ni él mismo interpretan correctamente el • Finalmente, el propio narrador se integra en la historia -”yo estaba…”-. Tampoco él interpretó correctamente el sonido de “las campanas tocando a rebato”. El texto sigue el modelo de estructura in media res: la narración se inicia a “en medio del asunto”, de forma que supone un desorden temporal lineal de los acontecimientos: lo primero que se presenta es el conflicto y a continuación se produce un salto temporal de analepsis (flash-back) hacia el pasado para explicar los antecedentes o las causas que justifican el conflicto inicial. Es frecuente en textos narrativos en los que el protagonista rememora su vida (autobiografía) o, como en este caso, en la reconstrucción de hechos ocurridos en el pasado. 2a. TEMA DEL TEXTO El tema del texto es la fatalidad, el destino trágico de Santiago Nasar. 2b. RESUMEN DEL TEXTO El texto reconstruye los primeros momentos de la mañana en que mataron a Santiago Nasar. Despierta tras haber soñado con árboles, pero ni su madre ni él mismo interpretan el sueño como un mal augurio. Se cruza con muchas personas mientras espera la llegada del barco del obispo, que difieren en sus recuerdos sobre el clima de esa mañana, soleado y alegra para unos y lluvioso para la mayoría. Por último, el mismo narrador recuerda dónde se encontraba en el momento del crimen. 3. COMENTARIO CRÍTICO El texto es el comienzo del primer capítulo de Crónica de una muerte anunciada, una de las principales novelas de Gabrial García Márquez, destacado representante de la narrativa hispanoamericana contemporánea. En la década de los 40 la novela hispanoamericana, fiel hasta entonces al Realismo, experimenta una gran transformación, tanto temática como formal. Esto da lugar a una nueva y original tendencia, conocida como Realismo mágico: la realidad se presenta en dos planos, el natural y el sobrenatural, que conviven en perfecta armónía.En los años 60 se produce un enorme auge de la novela hispanoamericana, que alcanza un extraordinario éxito y difusión en todo el mundo. En general no se abandonan los presupuestos del Realismo mágico, aunque las novelas son técnica y estructuralmente más complejas y se produce una mayor experimentación lingüística. Junto al propio García Márquez, los autores más destacados son Ernesto Sábato (El túnel, Sobre héroes y tumbas); Julio Cortázar (Rayuela); Carlos Fuentes (La muerte de Artemio Cruz); y Mario Vargas Llosa (La ciudad y los perros, La casa verde). Crónica de una muerte anunciada se publicó en 1981. En la novela se cuenta la historia del asesinato de Santiago Nasar el día en que se preparaba para recibir al obispo. La noche anterior había estado en la fiesta de bodas de Ángela Vicario y Bayardo San ROMán. Después de celebrado el matrimonio, en su noche de bodas, el novio se dio cuenta de que no era virgen y devolvíó a Ángela a casa con sus padres. Allí se encontraban sus hermanos, quienes preguntaron quién había sido el causante de su deshonra, a lo que ella respondíó “Santiago Nasar”. Los hermanos preparan la venganza, cogen los cuchillos y buscan a Santiago Nasar para matarlo. La acción parece tener una base real, pues en Sucre (Colombia) se documentan hechos similares a los narrados en la obra. La obra consta de cinco capítulos, al primero de los cuales pertenece el texto, en los que se realiza una investigación detallada de los sucesos del crimen, con numerosas vueltas al pasado. En cada uno de los capítulos se mezclan tres planos temporales diferentes para aportar distintas perspectivas: día del crimen, los antecedentes –historias familiares de Santiago Nasar, Ángela Vicario y Bayardo San ROMán, noviazgo de ambos, el día de la boda-, y los hechos posteriores, que abarcan desde la autopsia y el sumario del juez instructor hasta las entrevistas y la escritura de la crónica 27 años después. Crónica de una muerte anunciada centra su argumento en un asesinato, el de Santiago Nasar, por honor. Este es sin duda uno de los temas fundamentales de la obra. El autor destaca que la única forma de lavar la deshonra es la venganza sangrienta, idea ya presente en la tradición del teatro clásico español de Lope de Vega o Calderón de la Barca. En relación con este tema se encuentra la visión de la sociedad recreada por García Márquez, en la que predomina la moral conservadora, los tabúes, la religiosidad y el apego a las tradiciones típicas del ambiente rural en el que se desarrolla la novela. En Crónica de una muerte anunciada se muestran las diferencias de educación entre hombres y mujeres. Las mujeres son criadas para casarse, atender a los enfermos y a la familia. Otros motivos temáticos son la muerte y la fatalidad. Con respecto al primero, la muerte, el título ya apunta a su función esencial en la trama. Casi todos los habitantes conocían las intenciones de los Vicario (“nunca hubo una muerte tan anunciada”), puesto que los hermanos habían informado de sus propósitos a todos los que se encontraban. Pero el cúmulo de fatalidades (Nasar sale por la puerta que no solía utilizar, no ven la carta que anuncia su muerte, etc) rodea al personaje. A propósito del destino se dice en la novela “La fatalidad nos hace invisibles”. Este último tema, la fatalidad, es el principal en el texto. Desde el principio, frente a la crudeza del aviso de la muerte del protagonista -”El día que lo iban a matar…”- se impone un ambiente onírico, determinado por los sueños de Santiago, que además se venían repitiendo en los días previos a su muerte. Sin embargo, fatalmente, ni su madre a pesar de que “tenía una reputación muy bien ganada de intérprete certera de los sueños ajenos”, ni el mismo Santiago aciertan a ver el presagio encerrado en esos sueños: cuando se despierta con malas sensaciones tras su sueño, el protagonista lo achaca a los “estragos naturales de la parranda de bodas”. La fatalidad está también implícita en los testimonios de los testigos que recoge el narrador en la crónica de los hechos. Más allá de los recuerdos contradictorios sobre el tiempo, el narrador se refiere a estos testigos como “las muchas personas que encontró desde que salíó de su casa a las 6.05 hasta que fue destazado como un cerdo una hora después”. En efecto, casi todo el pueblo conocía las intenciones de los hermanos Vicario, que por otra parte en ningún momento se ocultan, probablemente en un desesperado intento por ser detenidos antes de llevar a cabo el asesinato, salvaguardando así su honor y evitando el crimen. Sin embargo, por diferentes motivos ninguno pone sobre aviso a Santiago: unos, como el alcalde, porque creían que ya habían solucionado el asunto retirando los cuchillos a los Vicario; otros, pro no dar crédito al rumor; otros, como Victoria Guzmán, por rencor… Sólo la madre del narrador intenta avisar a Plácida Linero. Pero ya es tarde. El tema de la fatalidad es una constante en la literatura universal. Desde el fátum de la tragedia clásica hasta novelas o películas recientes, el destino trágico ha estado presente en las tramas de muchas obras. La atracción de esa suerte fatal ha sido siempre muy poderosa. Tal vez porque para el ser humano, empequeñecido en un universo inabarcable no sólo para su experiencia, sino incluso para su entendimiento, ha sentido el temor de estar a merced de fuerzas mucho más allá de su control. Y, sometido a ellas, les ha dado nombres diversos: destino, sino, azar, fortuna… Es un recurso para explicar aquello que, a menudo, carece de explicación lógica o moral. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué tanta desgracia -o tanta suerte-? En un ámbito religioso el destino tiene definición: es la voluntad de Dios, cuyos designios son al fin tan inescrutables como la propia fatalidad. Por otra parte, la fatalidad tiene una poderosa dimensión igualatoria: nadie está libre de ella. Por eso, junto a la muerte, ha sido usada por el arte y la literatura como válvula de escape a las frustraciones, especialmente sociales en épocas de crisis. Por ejemplo, fue un concepto clave en la cultura medieval, en la que el pueblo sometido veía en la Fortuna un factor igualador. Sin embargo, durante el Renacimiento, con su visión antropocéntrica de la realidad, fue paulatinamente desterrada en favor de la capacidad humana. Porque el opuesto a la fatalidad es la inteligencia, la voluntad de no someterse a lo impuesto, de no considerar inevitables nuestras circunstancias. Y ésta polémica ha estado presente en toda la cultura occidental desde sus comienzos hasta hoy. No obstante, estamos hablando de una novela, de una obra de ficción, en la que el autor decide qué y cómo narrar. En ese contexto, la fatalidad es esencial para la historia. Tal vez podamos considerarla excesiva en la trama, como arcaico el concepto del honor, o supersticiosos a los habitantes del pueblo, o discriminatoria la educación de las mujeres. Pero todo se integra impecablemente en la historia. En definitiva, García Márquez retrata en Crónica de una muerte anunciada un mundo situado entre el mito y la realidad, y hace un recorrido por una sociedad con todos sus contrastes, convencionalismos, tradiciones y costumbres, miserias y grandezas.

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