Un dia habrá una isla

Es el poeta canario con mayor proyección de estos años tan ricos desde  el punto  de vista artístico. Entre todos  los rasgos que configuran la  personalidad de Pedro
García Cabrera,  sobresalen tres constantes a lo largo de su biografía y su producción: su claro compromiso social, su especial atención hacia el paisaje isleño y su indudable adscripción a las vanguardias.Nace en la localidad de Vallehermoso, en la isla de La Gomera en 1905. Tras haber residido unos años en la isla su familia se translada a Santa Cruz aquí fija su residencia.A partir d 1922 comienza a publicar sus primeros poemas en revistas y periódicos. en 1928, publica su primer poemario llamado Líquenes, es una recopilación de versos. El  tema fundamental  es la realidad insular, y de manera muy especial el mar, con evidente influencia de los poetas del 27, especialmente Lorca y Alberti.En 1934 aparece Transparencias fugadas, obra con mucha brevedad ya que tiene veintidós poemas, y con el tema común «del aire en movimiento». Es  un libro maduro y personal que se caracteriza por la singularidad de sus imágenes. entre 1934 y 1935, comnpone la mayoría de los poemas que conformarán La rodilla en el agua, libro que no ve la luz hasta 1981, y en el que la isla, el paisaje isleño, constituye el elemento principal de referencia, el espejo natural y único en el que se reflejan las inquietudes del poeta.El  18 de Julio de 1936 , con motivo del Golpe de Estado, es detenido y trasladado a Villa Cisneros, en el Sáhará desde donde huye a  Dákar y luego,  a través de Marsella  entra en la España republicana incorporándose a la contienda.  
Romancero cautivo (1936) recoge  el desolador paisaje de la guerra y sus terribles consecuencias.En 1948 contrae matrimonio por poderes con Matilde Torres. En el libro  Entre la guerra y tú refleja su profunda relación con ella. En la segunda etapa
En 1951 García Cabrera rompe su silencio y  da   a la imprenta un nuevo poemario, Día de alondras, compuesto por 49 poemas, cuyas protagonistas no son otras que esas aves, que vagan por siete escenarios diversos, en los que suceden las más variadas situaciones líricas: el jardín, el bosque, la orilla del mar, la alcoba, el campo, la azotea y la ciudad. Y, si bien se aprecia en estos poemas una clara influencia lorquiana, con escenas y protagonistas que recuerdan a los de algunos de los textos del poeta granadino, no cabe duda del innegable aporte personal de García Cabrera, que enriquece sus composiciones con imágenes  singulares, muy acordes con el entorno isleño. En su siguiente poemario, la esperanza me matiene 1959,se manifiesta la angustia del poeta ante la situación q vive y tmb su esperanza de un futuro mejor. El mar actúa tanto como un testigo d su pesar como como fuente de vida y de regeneración a la q el poeta acude en busca de su infancia, amigos amigos, libertad y paz.Nueve años más tarde, en 1968, se publica Vuelta a la isla,  donde  se aprecia aquí, una vez más, la profunda vinculación de García Cabrera con el paisaje y con la vida que contiene, sus pueblos, sus hombres, su patrimonio cultural y humano. Y, aunque compuesto entre 1949 y 1963, en esa misma fecha ve la luz Entre cuatro paredes, profundo canto de amor hacia su esposa y compañera, Matilde Torres, a quien se lo dedica. Son poemas de exaltación de la intimidad y de la vida del hogar, al fijar la atención en lo cotidiano y destacar la importancia de los pequeños detalles, que tanto valor aportan a la felicidad diaria. De 1970 es Hora punta del hombre, libro cn un compromiso social y denuncia de la explotación humana, en el que la noche desempeña un papel simbólico,en eldestacan las dedicatorias a sus compañeros en la creación poética. El paisaje toma un papel protagonista en Las islas en que vivo, de 1971, poemario escrito en Los Cristianos, el mar constituye una referencia continua junto al deseo de libertad y la esperanza. A este libro pertenece el poema “ Un día habrá una isla”, de especial interés por su defensa de la libertad. Vendrán después sus famosas Elegías muertas de hambre (1975), en las que el poeta insiste en la denuncia de las desigualdades sociales, apoyándose en la referencia de una serie de alimentos básicos,con los que recuerda el compromiso que tienen los acomodados de compartir sus beneficios con los menos pudientes. Por último, en Hacia la libertad (1977) deja Pedro García Cabrera su testamento, un conjunto de deseos de cómo le gustaría a él que fuese el futuro. Su muerte se produjo en Marzo de 1981.



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