Autor obra generación

La literatura como fenómeno estético


La literatura responde a un acto de creación artística que tiene como vehículo de expresión la lengua. Esta carácterística diferencia la creación literaria de otras manifestaciones artísticas, ya que la lengua es también el sistema habitual de comunicación entre las personas. 

La literatura como fenómeno comunicativo


Las obras literarias son la expresión de una actitud personal ante el mundo; siempre se escriben para que otras personas participen de los conocimientos y sentimientos de su autor. Por ello toda obra literariadebe entenderse como un acto de comunicación entre los seres humanos. 
La situación comunicativa en la que se desarrolla la obra literaria es diferente tanto en lo que se refiere al emisor como en lo relativo al receptor. 
– El emisor. Está ausente en el momento de la recepción. Puede tratarse incluso de un autor de otro siglo. 
– El receptor. No comprende el mensaje en el momento en que este se produce, el actc comunicativo tiene lugar cuando accede a la obra y la lee. 

Miguel DE Cervantes (1547-1616)


Su vida transcurre entre los siglos XVI y XVII, entre el Renacimiento y el Barroco. En su juventud fue herido en la batalla de Lepanto contra los turcos y estuvo preso cinco años en Argel; a su regreso a España ocupó varios oficios, fue dos veces encarcelado y llevó una vida de estrecheces. Escribíó teatro, poesía y novela. En su teatro destacan entremeses como El retablo de las maravillas (en la línea de los pasos de Lope de Rueda), la tragedia de tipo clásico La Numancia y la comedia de ambiente morisco Los baños de Argel. Su poesía sigue el modelo renacentista de Garcilaso y Fray Luis de León; en general, es inferior a su prosa. En narrativa, cultivó la novela pastoril (La Galatea), aclimató al castellano la novela corta de origen italiano con sus Novelas ejemplares («La gitanilla», «Rinconete y Cortadillo», «El celoso extremeño»…) y escribíó dos obras extensas: El Quijote y Los trabajos de Persiles y Sigismunda.

El teatro de Lope presenta temática variada: temas religiosos (autos sacramentales, comedias sobre vidas de santos o personajes de la Biblia), temas de la historia y de leyendas españolas (unas ambientadas en la Edad Media, como El Caballero de Olmedo, otras son dramas del poder injusto como Peribáñez y el Comendador de


Ocaña o Fuenteovejuna, en los que plantea conflictos entre pueblo y nobleza resueltos a favor del primero por el rey justo), comedias contemporáneas de amor y enredo como El perro del hortelano. En las obras de Lope se suelen repetir unos personajes tipo: el rey (restablece el orden, hace justicia), el noble poderoso (capitán, comendador, antagonista que abusa de su poder), el caballero o un villano honrado (padre, hermano o esposo que vela por el honor y la honra de la familia), el galán (generoso, valiente, atractivo) y la dama (bella, lista), el gracioso (criado del galán, que aporta distensión) y la criada. Numerosos autores siguieron el modelo teatral de Lope; entre ellos destaca Tirso de Molina (El burlador de Sevilla).

Modernismo y Generación del 98

Ante el sentimiento generalizado de crisis en España, se produjeron, simultáneamente, dos reacciones diferentes en literatura: el Modernismo y la Generación del 98. Los escritores modernistas, en su mayor parte poetas, se evadían de la realidad evocando en sus composiciones lugares exóticos y épocas remotas (al igual que los ROMánticos). Influidos por el Parnasianismo y el Simbolismo franceses, los poetas modernistas buscaban la belleza en poemas cargados de sonoridad (con versos y estrofas poco usuales, aliteraciones…), sensualidad y cromatismo. Los escritores de la Generación del 98, por su parte, lejos de evadirse de la realidad en crisis, reflexionaban en su obra sobre «el tema de España»: buscaban la regeneración de la sociedad española y, al mismo tiempo, reflejaban el «alma» de la tierra castellana.

– Antonio Machado. Poeta. Tras la fase modernista de Soledades (1903), en la que el paisaje funcionaba como símbolo del interior del melancólico poeta (por ejemplo, el camino representa la vida, y la tarde, la edad madura), en Campos de Castilla (1912) Antonio Machado se recrea en el paisaje castellano y medita sobre las tierras y los hombres de España, desde una perspectiva más historicista, más noventayochista. No obstante, tras la muerte de su esposa Leonor, retomará el intimismo de sus primeras composiciones.


– Ramón María del Valle-Inclán. Una vez superada su fase modernista embellecedora de la realidad, crea la literatura del «esperpento», que deforma y caricaturiza la sociedad española para denunciar sus rasgos más desagradables. Ejemplos de ello son su obra teatral Luces de Bohemia y su novela Tirano Banderas (sobre un despótico caudillo sudamericano).

– Miguel de Unamuno. Escribíó, sobre todo, ensayos y novelas. En su ensayo En torno al casticismo insiste en la importancia de la «intrahistoria», la vida cotidiana de los hombres. Entre sus novelas destacan San Manuel Bueno, mártir, la historia de un cura de pueblo que ha perdido la fe, y Niebla, una reflexión sobre el libre albedrío en la que el propio autor llega a convertirse en personaje de ficción.

– «Azorín» (José Martínez Ruiz). Novelista. Es autor de La voluntad, donde presenta la abulia (la falta de voluntad, de energía) como uno de los principales males de España con un estilo descriptivo e impresionista.

– Pío Baroja. Novelista prolífico. Sus protagonistas se caracterizan por su inadaptación y su enfrentamiento con el mundo. Entre sus novelas destacan El árbol de la ciencia (que presenta inquietudes existenciales a través de un alter ego del autor) y la trilogía de La lucha por la vida.

La Generación del 27

La denominación del grupo se basa en un acontecimiento generacional: Casi todos sus miembros participaron en el homenaje a Góngora celebrado en el Ateneo de Sevilla en 1927 con motivo del tercer centenario de su muerte. Los poetas de la Generación del 27 combinan tradición y vanguardia. De la literatura tradicional, valoran tanto lo culto (Góngora) como lo popular (el Cancionero y el Romancero). De las vanguardias se toma el juego de ingenio, la libertad métrica y el uso de imágenes ilógicas. En una etapa inicial, predomina la vanguardia deshumanizadora del arte, mientras que en una segunda etapa, a medida que la Guerra se acerca, la poesía se va rehumanizando (expresa la angustia del poeta y los problemas sociales), influida por el Surrealismo.

Pedro SALINAS:


Las carácterísticas generales de su poesía son: definición (según él) una aventura hacia lo absoluto , un medio de conocimiento para acceder a la esencia de las cosas y de las experiencias vitales. Señaló tres elementos: autenticidad, belleza e ingenio. En cuanto a la forma, su sencillez es fruto de un laborioso proceso de depuración y sus versos son cortos y sin rima, pero cuidadosamente elaborados.

Sus obras son: Presagios, Underwood girls, bujías, la voz a ti debida, razón de amor,… (obras futuristas y amorosas).

Dámaso ALONSO:


Carácterísticas Generales de su poesía: es un tanto ajena a los presupuestos estéticos de sus compañeros de generación. Cultivo la poesía existencial, la visión angustiada del mundo, la búsqueda de sentido a la vida, una religiosidad desgarrada… Son los temas más frecuentes de sus obras.

Obras


hijos de la ira (obra fundamental de la poesía española de la posguerra, que reúne todos los rasgos de la llamada poesía desarraigada).

Federico GARCÍA Lorca:


Carácterísticas generales de su poesía: Hay dos mundos, uno alegre y vital, otro dramático y amargo. Hay un dominio total de las técnicas y recursos, el ritmo y la música de la poesía popular, los más originales procedimientos vanguardistas, las estrofas clásicas y el verso libre, la creación de metáforas.

Obra poética: libro de poemas, canciones, poema del cante jondo, romancero gitano, poeta en Nueva York, llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, Diván del Tamarit

Obra teatral: el maleficio de la mariposa, tragicomedia de Don Cristóbal y la señá Rosita, Retablillo de Don Cristóbal, Mariana Pineda, Bodas de Sangre, La casa de Bernarda Alba.

Luis CERNUDA:


Nacíó en Sevilla. En el 38 se exilió de España. Murió en México en1963


Carácterísticas generales de su obra: el tema central de su poesía es la expresión de su intima insatisfacción ante la vida

Obras: La realidad y el deseo, Como quien espera el alba

Miguel HERNÁNDEZ


Obra poética: perito en lunas, el rayo que no cesa, Elegía a Ramón Sijé.

Teatro del Siglo XX

En la inmediata posguerra, el género dramático dominante es la comedia humorística de evasión de Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. Jardiel Poncela concibe el teatro como el reino del absurdo, en obras como Cuatro corazones con freno y marcha atrás o Eloísa está debajo de un almendro. Miguel Mihura, autor de Tres sombreros de copa, basa su humor en la dislocación del lenguaje. En la década de 1950, el teatro existencial de los 40 evoluciona hacia el Realismo social: un teatro de testimonio y compromiso. Sus máximos representantes son Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera, Las Meninas) y Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte, La mordaza). En los años sesenta, aparece una nueva generación de dramaturgos que presentan una estética más simbólica que realista. Se trata de autores como Martín Recuerda, Lauro Olmo (La camisa) o Antonio Gala (Los verdes campos del Edén), que pretenden ser una alternativa comprometida e innovadora al teatro comercial de la época (el de Alfonso Paso o Jaime Salom). En los años setenta, surge el teatro independiente, vanguardista, que liquida definitivamente el Realismo y se lanza a la experimentación de nuevas formas dramáticas. En él, pierde protagonismo el texto literario en beneficio de la escenografía. Destacan grupos como Els Joglars y dramaturgos como Francisco Nieva o Fernando Arrabal, que triunfó en París con su teatro pánico, de corte provocador. A partir de los años ochenta se afianza el teatro de autor y se abandonan las formas extremas de experimentalismo. Destacan el teatro tradicional ambientado en la Guerra Civil (Las bicicletas son para el verano, Fernando Fernán Gómez, o ¡Ay, Carmela!, de José Sanchís Sinisterra) y el teatro-farsa de José Luis


Alonso de Santos (Bajarse al moro, La estanquera de Vallecas).

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