Características teatro anterior a 1936

TEMA 9: EL TEATRO ANTERIOR A 1936


El conservadurismo del público, la escasa predisposición de los empresarios a arriesgarse con experimentos de éxito dudoso y la vigilancia de los censores ante cualquier audacia política o religiosa, explican entre otros factores, la escasa originalidad del teatro español del primer tercio de siglo. Hablamos de un teatro inmovilista, que da la espalda a movimientos renovadores del teatro europeo y mundial y que puede dividirse en teatro de tendencias tradicionales, que se ajusta a un público conservador y burgués y el teatro que introduce ciertas tendencias innovadoras, del que surgen nuevas propuestas dramáticas.

TEATRO TRADICIONAL O CON ÉXITO

– LA COMEDIA BURGUESA O ALTA COMEDIA:También llamada comedia benaventina por ser Jacinto Benavente (Premio Nobel de Literatura 1992) su máximo exponente. Presenta un modelo dramático a la medida burguesa de su tiempo, con personajes de clase alta que encarnan conflictos típicos de este grupo social con un desarrollo dramático lleno de habilidad y lenguaje agudo e inteligente, no exento de ironía. Un lugar destacado dentro de la producción de Benavente ocupa la obra
Los intereses creados cuyos personajes son los de la “comedia del arte” italiana y ofrecen una visión desencantada de los morales impuesto por la sociedad del momento, pues utilizan en su beneficio el cúmulo de intereses que marcan la vida de una comunidad.
– TEATRO POÉTICO, O EN VERSO:Supone la irrupción del Modernismo en la escena: versos variados y de gran musicalidad, lenguaje sonoro y ambientes exóticos, que desde el punto de vista ideológico supone una reacción contra es espíritu noventayochista y su visión crítica de la historia española. Sus autores principales son Eduardo Marquina (Las hijas del Cid, En Flandes se ha puesto el sol), que escribíó asimismo obras de ambientación rural y notable aliento lírico que influirán en García Lorca (La ermita, la fuente y el río), Francisco Pemán, Francisco Villaespesa y los hermanos Machado.– TEATRO CÓMICO O COSTUMBRISTA:Representa la modalidad escénica preferida de las clases populares; y no en vano, pues presenta piezas breves que presentan una galería de arquetipos, con sus problemas cotidianos y anécdotas cómicas. Dentro del teatro cómico cabe destacar las tragedias grotescas, en las que sin abandonar el humor se plantea con crudeza aspectos de la sociedad española( Carlos Arniches: La señorita de TréVélez); el astracán, subgénero basado en burdos juegos de palabras y parodia de diversos recursos teatrales( Pedro Muñoz Seca: La venganza de don Mendo) y, sin duda, el sainete, caracterizado por el ambiente pintoresco de determinadas regiones extranjeras (hermanos Álvarez Quintero: El patio, Amores y amoríos, Malvaloca)

TEATRO INNOVADOR


Constituye un intento de experimentación dramática a cargo de autores de sucesivas generaciones, aunque solo dos de ellos alcanzaron justo reconocimiento: el esperpento de Valle-Inclán y la tragedia de Lorca.Conviene, sin embargo, reséñar otras tentativas singulares:– Dentro de la llamada Generación del 98, Unamuno propone obras de extrema desnudez argumentativa y escenográfica siguiendo la línea de su demás producción y tratanto temas filosóficos y Azorín busca la renovación de la escena nacional.– Entre los novecentistas, cabe destacar Ramón Gómez de la Serna, gran animador de las vanguardias en España (Los medios seres)– Además de Lorca, en la Generación del 27 deben ser mencionados Rafael Alberti, con su teatro de corte político (Fermín Galán, Noche de guerra en el museo del Prad,); Pedro Salinas, que cultiva una obra corta con todo de farsa y sainete, Alejandro Casona y Maz Aub.El abismo entre el teatro descrito hasta ahora y la producción dramática de Valle-Inclán es profundísimo. Valle-Inclán, autor afín a la Generación del 98 pero que además presenta numerosos rasgos modernistas, es considerado el más importante dramaturgo español del Siglo XX y uno de los grandes renovadores del teatro contemporáneo.  Ello se debe a la creación de una nueva forma de reflejar la realidad, denominada esperpento, que supone una deformación sistemática y caricaturesca de ésta y cuya primera manifestación se produce con Luces de Bohemia, ya en su obra Divinas palabras se descubren rasgos inequívocamente esperpénticos. El esperpento trata la parodia de modelos literarios precedentes; prefiere los ambientes miserables, marginales y degradados;  establece contrastes entre lo doloroso y lo grotesco, lo trágico y lo cómico; incluye acotaciones que adquieren valor literario por si calidad descriptiva… En definitiva, permine que se manifieste en toda su plenitud la capacidad expresiva de su autor. Por otro lado, la vocación dramática del poeta granadino Federico García Lorca fue temprana y orientada hacia el teatro poético-modernista pero que finalmente se decanta por el subgénero de la tragedia rural, a pesar de utilizar diferentes técnicas dramáticas que permiten hacer una primera clasificación de su teatro en dramas líricos (Mariana Pineda) y teatro surrealista y comprometido ( El Público, Así se pasen cinco años..) No obstante, lo verdaderamente perdurable de la dramaturgia lorquiana son los precisamente antes mencionados dramas rurales, cuyos temas presentan una gran unidad y y suelen centrarse en un deseo irrealizable, que conduce a la frustración, y el conflicto entre la realidad en la que viven sus personajes y ese deseo inalcanzable.  Destacan La casa de Bernarda Alba (conflicto entre la rebeldía de unas muchachas deseosas de libertad frustrada a causa de las imposiciones de una madre autoritaria que condena a sus hijas a luto), Yerma: (esterilidad y de la frustración por la maternidad no lograda) y Bodas de sangre (adulterio en el marco de una sociedad que castigaba duramente esta conducta). En estas obras, el autor muestra una honda preocupación social, antagónica al teatro evasivo, manifestada a través de elementos como: el protagonismo femenino como la expresión del sentimiento, el ambiente social opresivo, la dialéctica “libertad/poder”, y el desenlace trágico.  Los valores más reconocidos de este teatro lorquiano son: la fuerza trágica de sus obras; uso del verso y la prosa, con predominio del primero para momentos de especial intensidad dramática o introducción de canciones de carácter popular; su folklorismo; la ambientación en atmósferas arraigadas en la sociedad española contemporánea del autor, y el fuerte simbolismo (Por ejemplo, es frecuente la aparición de la palabra “luna” asociada al concepto o idea de “muerte”).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *