Prosa romántica larra

5.1.- La novela histórica

Trata temas situados en la Edad Media fundamentalmente. Observamos dos tendencias: la novela histórica liberal, que adapta temas de la historia de España con un talante crítico (destacan El doncel de D. Enrique el doliente de Larra y Sancho Saldaña de Espronceda) y la novela histórica moderada, que exalta los valores tradicionales (la más importante es El señor de Bembibre de Gil y Carrasco).

5.2.- Las leyendas

Son narraciones cuyo tema es un hecho extraordinario o sobrenatural y exótico#. Cada relato presenta dos planos o ejes: el plano mágico o maravilloso, donde tiene lugar todo lo que se aparta de la verosimilitud narrativa; y el plano real, que sirve de base para construir sobre él ambientes de maravilla lírica, mundos de ultratumba o sueños de la imaginación. Cada narración encierra una reflexión sobre el ser humano.
Los dieciocho relatos que conforman las Leyendas tienen frecuentemente un origen folclórico y narran diversos hechos extraordinarios o sobrenaturales. En estas narraciones, protagonizadas en su mayoría por seres refinados, se pueden observar múltiples rasgos ROMánticos: la recuperación de la cultura popular, el medievalismo, la atmósfera de misterio, la atracción por lo fantástico y sobrenatural… Así también, es frecuente en su prosa el tema ROMántico de la mujer ideal, el desengaño o el ansia de amor absoluto. La mujer, como ocurría en sus versos, además de objeto del amor, es a menudo el símbolo de la perfección estética.
Todos estos motivos aparecen expresados en una prosa poética en la que Bécquer combina magistralmente el lirismo con la tensión narrativa. Precisamente, ese carácter lírico y rítmico de sus relatos constituye un precedente de la prosa poética modernista.
Entre ellas destacan títulos como El Monte de las Ánimas, Maese Pérez el organista, El rayo de luna, Los ojos verdes y La corza blanca.
Otras obras de Bécquer en prosa son: Cartas literarias a una mujer y Cartas desde mi celda.

5.3.- El cuadro de costumbres

Se trata de una descripción inmovilista de una realidad social típica, sin desarrollo dramático ( a través de él se describen tipos populares y actitudes, comportamientos, valores y hábitos comunes a una profesión, regíón o clase por medio de la descripción, con frecuencia satírica o nostálgica, en ocasiones con un breve pretexto narrativo, de los ambientes, costumbres, vestidos, fiestas, diversiones, tradiciones, oficios y tipos representativos de una sociedad).
De breve extensión recrea temas de la actualidad del momento y busca la amenidad y la gracia con un lenguaje popular y expresivo, recreando lo popular y autóctono. En los cuadros de costumbres se retrataban el habla y las costumbres del pueblo de forma idealizada y pintoresca, teñida de cierto humorismo. A veces, aparece ligado al periodismo.
Destacan los nombres de Mesonero Romanos con sus Escenas matritenses y Estébanez Calderón con sus Escenas andaluzas. El costumbrismo se convirtió a veces en un instrumento para la crítica social. Así ocurre en el caso de Mariano José de Larra, el principal prosista de la época.

5.4.- El artículo periodístico

Tiene como propósito dar a conocer los hechos de interés colectivo, ya sea social o también político. El periodismo sirve en esta época para transmitir ideas de progreso. Nace así “el artículo periodístico”, caracterizado por una prosa llana y directa y por un tono didáctico. Destaca Mariano José de  Larra.

MARIANO JOSÉ DE  LARRA

Aunque escribíó algunas poesías, varias obras teatrales y una novela histórica, el campo en el que Larra sobresalíó fue el periodismo de opinión, escribiendo más de doscientos artículos, con el seudónimo de Fígaro. 
Llama la atención la gran agudeza en sus observaciones. En sus artículos periodísticos retrata de forma precisa la sociedad de su tiempo en un intento por transformarla. En general, censura la ignorancia, el falso orgullo, la mala educación, el deficiente funcionamiento de la Administración y los privilegios de la nobleza y de la Iglesia. Sin embargo, las dificultades para acabar con dichas taras sociales motivan que muchos de sus textos acaben por reflejar escepticismo.
Su prosa es llana y clara y su estilo está lleno de juegos de palabras, dobles sentidos, paradojas que ponen el lenguaje al servicio de una clara intención crítica (estilo claro, transparente y expresivo, que influirá considerablemente en la Generación del 98).
Sus artículos podemos agruparlos en tres grupos temáticos: artículos de costumbres, artículos de crítica política y artículos de crítica literaria.
En los artículos de costumbres el autor lleva a cabo una sátira mordaz de los defectos de la sociedad española. El costumbrismo de Larra adquiere unos rasgos peculiares; no persigue simplemente realizar una descripción o divertir. Es de carácter subjetivo: lo emplea como medio para tratar temas más profundos, y la ironía, presente en muchos de sus artículos, esconde a menudo la queja y el dolor. Utiliza el cuadro de costumbres, de carácter descriptivo, para hacer crítica social con cierto sentido del humor (Vuelva usted mañana, El casarse pronto y mal…).
A través de sus artículos de crítica política analiza los acontecimientos de la época, haciendo objeto de sus dardos tanto a absolutistas como a liberales. En ellos vierte sus ideas políticas. En su última época se tiñen de una concepción desengañada del mundo y del hombre (La noche- buena de 1836, El día de difuntos de 1836…).
En los artículos de crítica literaria Larra ejerce la crítica literaria (destacan especialmente los dedicados al teatro) y defiende los principios del Romanticismo. A través de estos artículos difunde sus teorías sobre la literatura y defiende la idea de que el escritor debe adoptar una postura comprometida (Filología, Manía de citas y epígrafes…).


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