Que significa tanatico

Estefragmento que corresponde al desenlace de la obra la Casa de Bernarda Alba está escrito por Federico García Lorca, autor nacido el 5 de Junio de 1898 en Fuente Vaqueros, Granada. Su infancia transcurríó en el ambiente rural de su pueblo granadino, y después estudió en un pueblo de Almería. Continuó sus estudios de filosofía y letras y derecho en La universidad de Granada. Poeta, músico, dramaturgo, ensayista, pintor, conferenciante, artista sobre todas las cosas… Entre 1919 y 1928, vivíó en la Residencia de Estudiantes de Madrid, un centro importante de Intercambios culturales donde conocíó a figuras como Machado, Dalí y Buñuel. Viajó a Nueva York como becario y, a su regreso, fue nombrado director de la Barraca. Los últimos años de su vida los dedicó casi exclusivamente al teatro. Fue fusilado en Granada al comienzo de la Guerra Civil en el año 1936.

Pese a su corta vida tuvo una enorme producción literaria entre las que destacamos en poesía Romancero gitano, Poeta en New York, y La casa de Bernarda Alba (1936), considerada su obra Maestra.

El contexto literario está dominado en esos momentos por los movimientos de vanguardia europeos: Cubismo, Futurismo, dadaísmo, ultraísmo y, sobre todo, el Surrealismo ejerce influencia en un grupo de escritores conocido como la Generación del 27.

El grupo del 27 es gracias a su intención sintetizadora el momento poético más rico y admirable de la poesía española. Las carácterísticas más relevantes de esta generación son que intentan la renovación estética de nuestra poesía, para ello, toman las innovaciones que aportan las vanguardias, aunque sin olvidar la importancia de la tradición literaria española. En sus poemas, cuidan y renuevan la forma a través de la utilización del léxico culto, palabras coloquiales, términos alejados hasta entonces de la poesía, etc. La metáfora se convierte en el recurso literario más importante..

Algunas de estas carácterísticas las encontramos reflejadas en La casa De Bernarda Alba, especialmente, en los temas presentes en la obra, tan cercanos a la propia naturaleza humana (el amor, la muerte, el destino, la libertad, etc.) o la intención estética, que observamos en el uso de un lenguaje metafórico y simbolista, tanto en los diálogos entre los personajes, como en las acotaciones.

La obra se basa en la realidad de su época, en la cual lo correcto era mantener el orden y la reputación de la familia en el pueblo. Y si fallecía algún familiar o persona querida, debía guardarse un luto que obligaba a vestir de negro, a no salir de casa ni divertirse. Así pues, la obra empieza y acaba con la muerte y la represión a la que se ven obligadas las protagonistas. Bernarda, que representa la autoridad  irracional en toda la obra, se aferra al pasado y a las tradiciones; del mismo modo, sus hijas anhelan la libertad que toda joven de su edad desea vivir y que su madre impide a toda costa, temerosa del qué dirán las vecinas del pueblo. Si la tensión dramática surge del conflicto entre dos fuerzas, que son la autoridad de Bernarda frente a la rebeldía de sus hijas, el tema fundamental, es por tanto la pugna entre dos generaciones. Otros temas presentes en la obra son el amor inalcanzable, que conlleva a: los celos, la locura y el suicidio; el clasismo que reinaba en la época, así como las desigualdades sociales y la honra  asociada a la mujer.  


Situamos el fragmento presente en el comienzo del acto I durante el duelo del marido de Bernarda.

Para reflejar mejor el carácter de cada una de las protagonistas, Federico García Lorca elige unos nombres propios cargados de un profundo simbolismo. En este fragmento son varios los personajes a nombrar, empezando por Bernarda, cuyo nombre significa «con fuerza de oso» es una persona de carácter autoritario y que da mucha importancia al aspecto externo al que dirán por lo tanto se preocupa mucho por las críticas que se escuchan por el pueblo. También se muestran en su persona las carácterísticas de la represión y esto se muestra cuando muere su marido y trata de imponer a sus hijas un riguroso luto. En resumen Bernarda representa el poder y la autoridad dentro de su familia. Seguiremos con sus cuatro hijas, empezando por Magdalena, se asocia con la idea de ternura y llanto, por el recuerdo de María Magdalena, la resignación y la debilidad son señas de identidad; Adela, «de naturaleza noble», apasionada y libre sexualmente, es el contrapunto: la rebeldía; Martirio, arrastra la cruz de su enfermedad, su fealdad y su amargura; Amelía, significa «sin miel, sin dulzura», es la más amable y tímida. Y por último, Poncia, la criada, su nombre se relaciona con la figura de Poncio Pilatos, pues ella es la gobernanta de la casa y, además, cuando surge alguna situación problemática, adopta la postura de lavarse las manos.

La obra transcurre en el tiempo de un solo día y de forma cronológica, sin dar saltos al pasado y al futuro, es decir, no se encuentran analepsis ni prolepsis. Se encontrarían en torno al año 1936 como aparece al final de la obra de Lorca. Centrándonos en el espacio, podemos observar fácilmente que la obra transcurre en la casa de Bernarda Alba continuamente, lo más alejado que se encuentran es en el corral, que aún así sigue perteneciendo a la casa, solo llegan a nombrar la calle pero en ningún momento la llegan a pisar si quiera.

Son varias las funciones del lenguaje aparecidas, a destacar la función expresiva ya que constantemente expresa emociones y sentimientos, por ejemplo, «yo no tengo calor» o «se que no me voy a casar». La función poética está presente durante toda la obra embelleciendo el texto con figuras literarias.

Si nos centramos en el ámbito semántico apreciaremos antónimos como hombre y mujer, metáforas como referirse a la casa como cueva y «el veneno de sus lenguas». Incluso se encuentran hipérboles como: igual que si hubiera pasado una manada de cabras.

La simbología es el recurso que más abunda, sobretodo el agua: cuando corre, es símbolo de vitalidad. Cuando está estancada, representa la muerte. Lorca utiliza la palabra constantemente: mar de luto, río de sangre, orilla del mar, tormenta. También el contraste de los colores blanco-negro: blanco (vida, libertad, pureza) y negro (muerte, fanatismo religioso, el luto); la sangre, representa la vida, por ello, la sangre derramada es la muerte. Simboliza también lo fecundo, lo sexual; el bastón de mando de Bernarda, que simboliza el poder y la autoridad.


Situamos el fragmento presente al final del acto II, cuando los vecinos intentan matar a una mujer por su falta de decencia al tener un hijo ilegítimo. 

Para reflejar mejor el carácter de cada una de las protagonistas, Federico García Lorca elige unos nombres propios cargados de un profundo simbolismo. En este fragmento son varios los personajes a nombrar, empezando por Martirio y Adela, hermanas enfrentadas por su destino y por el modo de afrontarlo. Martirio, arrastra la cruz de su enfermedad, su fealdad y su amargura. Ella, es la más consciente de la situación que le ha tocado vivir, en cambio, Adela, «de naturaleza noble», apasionada y libre sexualmente, es el contrapunto de la protagonista: la rebeldía. Bernarda, cuyo nombre significa «con fuerza de oso» es una persona de carácter autoritario y que da mucha importancia al aspecto externo al que dirán por lo tanto se preocupa mucho por las críticas que se escuchan por el pueblo. También se muestran en su persona las carácterísticas de la represión y esto se muestra cuando muere su marido y trata de imponer a sus hijas un riguroso luto. En resumen Bernarda representa el poder y la autoridad dentro de su familia.

La obra transcurre en el tiempo de un solo día y de forma cronológica, sin dar saltos al pasado y al futuro, es decir, no se encuentran analepsis ni prolepsis. Se encontrarían en torno al año 1936 como aparece al final de la obra de Lorca. Centrándonos en el espacio, podemos observar fácilmente que la obra transcurre en la casa de Bernarda Alba continuamente, lo más alejado que se encuentran es en el corral, que aún así sigue perteneciendo a la casa, solo llegan a nombrar la calle pero en ningún momento la llegan a pisar si quiera.

Son varias las funciones del lenguaje aparecidas, a destacar la función expresiva ya que constantemente expresa emociones y sentimientos, por ejemplo, «¡lo tendré todo!» o «yo no quería». La función poética está presente durante toda la obra embelleciendo el texto con figuras literarias.

Si nos centramos en el ámbito semántico apreciaremos sinónimos como matadla y acabar con ella, metáforas como «desaté mi lengua». Incluso se encuentran hipérboles como: dando unas voces que estremecen los campos.

La simbología es el recurso que más abunda, sobretodo el agua: cuando corre, es símbolo de vitalidad. Cuando está estancada, representa la muerte. Lorca utiliza la palabra constantemente: mar de luto, río de sangre, orilla del mar, tormenta. También el contraste de los colores blanco-negro: blanco (vida, libertad, pureza) y negro (muerte, fanatismo religioso, el luto); la sangre, representa la vida, por ello, la sangre derramada es la muerte. Simboliza también lo fecundo, lo sexual; el bastón de mando de Bernarda, que simboliza el poder y la autoridad.


Situamos el fragmento presente al final del acto III cuando Adela, siempre rebelde y opuesta al orden establecido, termina poniendo fin a su vida.

Para reflejar mejor el carácter de cada una de las protagonistas, Federico García Lorca elige unos nombres propios cargados de un profundo simbolismo. En este fragmento son varios los personajes a nombrar, empezando por Bernarda, cuyo nombre significa «con fuerza de oso» es una persona de carácter autoritario y que da mucha importancia al aspecto externo al que dirán por lo tanto se preocupa mucho por las críticas que se escuchan por el pueblo. También se muestran en su persona las carácterísticas de la represión y esto se muestra cuando muere su marido y trata de imponer a sus hijas un riguroso luto. En resumen Bernarda representa el poder y la autoridad dentro de su familia. Seguiremos con sus cuatro hijas, empezando por Magdalena, se asocia con la idea de ternura y llanto, por el recuerdo de María Magdalena, la resignación y la debilidad son señas de identidad; Adela, «de naturaleza noble», apasionada y libre sexualmente, es el contrapunto: la rebeldía; Martirio, arrastra la cruz de su enfermedad, su fealdad y su amargura; Amelía, significa «sin miel, sin dulzura», es la más amable y tímida. Debemos incluir también a las dos criadas: Poncia,  su nombre se relaciona con la figura de Poncio Pilatos, pues ella es la gobernanta de la casa y, además, cuando surge alguna situación problemática, adopta la postura de lavarse las manos y María Josefa, encargada de cuidar a la madre de la protagonista.

La obra transcurre en el tiempo de un solo día y de forma cronológica, sin dar saltos al pasado y al futuro, es decir, no se encuentran analepsis ni prolepsis. Se encontrarían en torno al año 1936 como aparece al final de la obra de Lorca. Centrándonos en el espacio, podemos observar fácilmente que la obra transcurre en la casa de Bernarda Alba continuamente, lo más alejado que se encuentran es en el corral, que aún así sigue perteneciendo a la casa, solo llegan a nombrar la calle pero en ningún momento la llegan a pisar si quiera.

Son varias las funciones del lenguaje aparecidas, a destacar la función expresiva ya que constantemente expresa emociones y sentimientos, por ejemplo, «¡nada podrá conmigo!». La función poética está presente durante toda la obra embelleciendo el texto con figuras literarias.

Si nos centramos en el ámbito semántico apreciaremos personificaciones como «la muerte hay que mirarla cara a cara» y metáforas como «tener un rayo entre los dedos» para referirse a la autoridad que tiene Bernarda sobre sus hijas.

La simbología es el recurso que más abunda, sobretodo el agua: cuando corre, es símbolo de vitalidad. Cuando está estancada, representa la muerte. Lorca utiliza la palabra constantemente: mar de luto, río de sangre, orilla del mar, tormenta. También el contraste de los colores blanco-negro: blanco (vida, libertad, pureza) y negro (muerte, fanatismo religioso, el luto); la sangre, representa la vida, por ello, la sangre derramada es la muerte. Simboliza también lo fecundo, lo sexual; el bastón de mando de Bernarda, que simboliza el poder y la autoridad.

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