Aspecto social y cultural del renacimiento

Italia, cuna del Renacimiento


         Todo el mundo está de acuerdo en considerar que Italia fue el país que marcó la vanguardia cultural desde  el s. XV, hasta que a fines de éste último siglo saltó al resto de la Europa Occidental, para alcanzar su máximo esplendor durante el primer tercio del s. XVI, pasado el cuál se entró en una etapa de crisis.

        ¿ Por qué es Italia la cuna del Renacimiento?

    En realidad este país no había dejado nunca de olvidar su glorioso pasado romano pues la abundancia de restos arqueológicos hacía que este recuerdo pudiera permanecer imborrable.

         Además, su estrecha relación con Bizancio había hecho que durante la Edad Media Italia fuese una isla cultural dentro del panorama europeo, especialmente cuando el Norte impuso su personalidad con el estilo Gótico.

     Por eso tan solo existe una catedral italiana comparable con las francesas o las alemanas, la de Milán, situada en un territorio muy vinculado  a lo francés y además menospreciada por los propios milaneses, que la llaman » nuestra tarta de cumpleaños» por sus abundantes pináculos a modo de velas.

 Asimismo, la escultura y pintura italianas medievales muestran unas peculiaridades muy destacables, como el afán por liberarse de la transposición plana del arte medieval para volver a introducir la materialidad de las cosas por su masa y forma hasta el punto de que algunos historiadores hacen comenzar el Renacimiento pictórico con Giotto y sus preocupaciones volumétricas, a pesar de que este pintor vivió a comienzos del s. XIV.


Características ideológicas

 Resurgir del ser humano.

       Uno de los cambios más espectaculares en relación con la Edad Media está en el papel asignado al ser humano.

    De ser una criatura indigna fruto de la pasión, enteramente sometido a la voluntad de Dios y a las normas de una sociedad feudal jerarquizada, va pasando poco a poco a ser dueño de sus destinos gracias a su activa participación en gremios y cofradías, hasta que ya en el s. XV se hace amo absoluto de la Creación. Esto nos lo dicen tanto las obras artísticas como las literarias salidas de unos hombres, los Humanistas, que bebiendo en las fuentes clásicas con un perfecto dominio del griego y el latín, supieron llevar a la imprenta las inquietudes culturales de su tiempo. Este resurgir del ser humano se plasmará en el individualismo, que lleva a los artistas a firmar sus obras, ya que las conciben no como homenaje a Dios o a sus clientes, sino tambien como fruto de sus cualidades personales a nivel intelectual o creativo, y que deben ser reconocidas y aplaudidas por el resto de la Sociedad.En el plano religioso observaremos que el libre albedrío o la posibilidad de una libre interpretación de los textos religiosos dará lugar a la eclosión de los movimientos reformistas de ruptura frente al catolicismo, con el auge del Luteranismo, Calvinismo o Anglicanismo, y que tienen tambien su reflejo en el Arte.  Precisamente lo que ocasionó la separación total de Lutero respecto al Catolicismo romano fue en parte un hecho  de índole artística: La concesión de indulgencias para acarrear fondos con destino a la construcción de la basílica de S. Pedro.Tambien podría hablarse de crisis de la autoridad, concebida como algo medieval y decadente frente a la tolerancia o Lex Natural; no solo se dió en el plano religioso sino tambien en el de las relaciones personales tal como recogen las biografías de algunos célebres artistas como Miguel Angel, o la autobiografía de Benvenuto Cellini.  


 Auge de los nacionalismos.

       Como consecuencia del espíritu individualista, hemos de advertir el auge de los nacionalismos, que tiene en el Arte un magnífico espejo de manera que, con bastante más facilidad que en la Edad Media, podremos apreciar en las obras peculiaridades que nos revelan su pertenencia a los países y provincias  de mayor personalidad.

    Ciudades italianas como Florencia, Venecia, Padua, Mantua, Urbino o Roma protagonizan un Renacimiento que en absoluto puede ser considerado como algo homogéneo e inmutable sino que ofrece matices interesantes en su Pintura.

    Lo mismo ocurre con el resto de Europa.  Francia destacará por su sentido decorativista y sensual como corresponde a la mentalidad aristocráticamente refinada y hedonista de sus dirigentes, mientras que en el polo opuesto España, fiel defensora de la Religión, mostrará un espíritu devocional que la lleva a rechazar, al menos aparentemente, toda concesión a la mitología o a los temas de desnudo salvo en las escenas de martirios de santos.

      Centroeuropa, y más concretamente lo que hoy llamamos Alemania, se caracterizará por un germanismo racial que no solo se aprecia en el aspecto físico de los personajes pintados o esculpidos, sino en su gusto por lo fuertemente expresivo que llega a caer a veces en lo desagradable.

   Por su parte los Países Bajos empezarán a mostrar los síntomas de su separación política y religiosa, la cuál llegará a su culminación en el s. XVII, de forma que el Sur será católico y conservador mientras que el Norte abrazará la Reforma protestante rechazando en buena parte la temática religiosa en sus pinturas y exaltando los valores de la libertad de conciencia.

Interés por el Mundo.

   Si en la Edad Media era el otro mundo, el espiritual, lo verdaderamente interesante y no el de la Naturaleza terrenal,lo que explica la grave decadencia de la Geografía como ciencia, ahora los renacentistas vuelven a descubrir el paisaje, el mundo natural que les rodea, por lo que no extraña el gran desarrollo que van a alcanzar los viajes descubridores, de forma que se triplicará el tamaño del Mundo conocido.


Esto tendrá una doble consecuencia:

 Por un lado, la presencia del afán coleccionista, tanto de plantas, minerales o incluso de seres humanos, pues un cardenal italiano tenía a su servicio gentes procedentes del Mundo entero.

  De aquí se pasará al coleccionsimo artístico merced a los mecenas, de quiénes trataremos más adelante.

 Por otro lado, habrá un desmesurado afán de saber, cosa facilitada por el desarrollo de la Imprenta. En El Cortesano, Castiglione llegará a decir que «…hoy los niños saben más cosas que en otros tiempos las personas mayores…»

 Se valora al individuo por lo que vale, de modo que hay interés por la superación cultural e intelectual,lo que lleva a algunos a intentar convertirse en Hombres Universales capaces de dominar todas las ramas del saber, como es el caso de Leonardo de Vinci, del que solo estudiaremos su faceta pictórca pero que dominaba igualmente la tecnología, o la ciencia anatómica incluso diseccionando cadáveres,lo que estaba rigurosamente prohibido en la Edad Media. Miguel Angel es otro ejemplo aunque solo enfocado a lo artístico y literario.

 Así pues, este convencimiento en las propias fuerzas del hombre y en su situación de privilegio en la Tierra, lo que llamamos antropocentrismo, hacen del Renacimiento un período ya moderno frente al teocentrismo medieval que algunos califican de opresión político-religiosa.

Aristotelismo y Neo-platonismo


 Un hecho importante en la evolución de la mentalidad renacentista fue la llegada de pensadores y obras filosóficas bizantinas a mediados del s. XV a causa de la caída de Constantinopla en poder de los turcos. Con este motivo se reavivaron las corrientes aristotélicas de pensamiento que defendían la posibildad de un conocimiento real de las cosas a partir de los sentidos para la observación y la Razón humana para la comprensión, desarrollándose ésta tanto que se llegó a intentar prescindir de Dios.Según esto, el artista podía libremente plasmar belleza sin necesidad de tener en cuenta las normas tradicionales tanto de tipo técnico como de contenido ideológico. Esto influyó en el desarrollo de una temática pagana que no aparecía como simple adorno de paredes sino que respondía a un profundo conocimiento de la cultura clásica, a un desmesurado gusto por las alegorías totalmente desligadas de lo religioso.

Naturalmente esto llegó a producir un drama en muchas conciencias, que se rebelaron contra la nueva ideología humanista aporte espiritual del Renacimiento, como fue el caso del monje Savonarola, quién puso tanto ardor en sus ataques contra la mentalidad imperante en los círculos cortesanos de la Florencia de finales del s. XV, que acabó siendo condenado a la hoguera.

Sin embargo su actitud tuvo en parte éxito pues entre otras cosas, se sabe que Botticelli llegó a quemar por su propia mano varias creaciones de tema pagano, y que el tormento espiritual que padecerá Miguel Angel a lo largo de su vida y que veremos expresado en la terribilitá y el patetismo de sus últimas Piedades, tuvo su orígen en estas predicaciones.

  A través del Arte, el hombre se hará dueño de la Naturaleza llevándola al material plástico con la ayuda de la Ciencia (geometría y matemáticas principalmente) para poder definir la belleza ideal de la forma, y reproducirla de acuerdo con unas normas intelectuales, lo que hace que el Arte sea la rama de la Cultura que mejor refleje el espíritu del Renacimiento.

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