Cultura del romanticismo

Literatura del Romanticismo
El Romanticismo fue más que una revolución estética: un movimiento cultural que significó una renovación total de los valores y el pensamiento 
occidentales, e influyó no solo en la literatura, el arte o la música, sino en todos los ámbitos de la vida, tanto públicos como privados. Se fraguó en Alemania en la década de 1770 

El espíritu romántico

El cambio de mentalidad que trajo el romanticismo supuso la ruptura de 
postulados como la creencia en la existencia de verdades universales y eternas. Contrariamente al ilustrado, el pensamiento romántico no se asienta en lo general, sino en lo único y particular, tanto en el ámbito del individuo como en el de la comunidad. Asimismo, privilegia la intuición, la imaginación, la pasión y lo subjetivo frente a lo racional.

A) Libertad absoluta y exaltación del yo

El romanticismo defendió la libertad absoluta del espíritu creativo, de ahí que rompiera con los principios y las reglas clásicas, y el canon universal de belleza. 
Para el artista romántico, la obra debe ser original, una expresión de su genio 

B) La insatisfacción romántica

El romanticismo desconfía de la seguridad dieciochesca según la cual la educación, la ciencia y el progreso, regidos por la razón, traerían a la humanidad la libertad y la felicidad definitivas. Pero el escritor romántico nunca renunció a perseguir sus propios ideales: su existencia debía orientarse a nobles causas por los que incluso valiera la pena morir, Este pesimismo incluye a la realidad y a la sociedad circundantes, frente a las que el alma romántica se halla en permanente conflicto. Una circunstancia que en la obra se plasma en la predilección por los personajes rebeldes, los aventureros o los marginados; en la huida hacia universos distantes o en la inmersión en la propia conciencia, en el mundo del sueño, o en lo fantástico, terrorífico o sobrenatural.

C) Fascinación por la naturaleza

El romanticismo desprecia la visión equilibrada y artificiosa de la naturaleza hecha por la ilustración, privilegiando la fascinación por su majestuosidad, por su fuerza creadora y destructora por un igual. El romántico vio la naturaleza como un todo en constante transformación, símbolo de lo misterioso y desconocido. 

D) Despertar de la conciencia nacional

El deseo de libertad absoluta contribuyó a desvelar el sentimiento de conciencia nacional, de pertenencia a una comunidad  que conforma nuestro ser. 

El romanticismo en la literatura española

El romanticismo se introdujo en España en la primera mitad del siglo XIX y significó la rehabilitación de la propia tradición literaria (la edad media, el romancero, el barroco), que el siglo XVIII había debilitado notablemente, sobre todo en los géneros poético y teatral.

El teatro

La nueva estética romántica supone una revolución en el mundo teatral, si bien basada en parte en la reivindicación de los modelos y actitudes teatrales del siglo XVII: mezcla de verso y prosa, de lo trágico y lo cómico, ruptura de la regla de las unidades de acción, tiempo y lugar. En lo técnico, se recuperó el efectismo en la puesta en escena; y, en lo temático, se cultivó un drama de corte histórico y nacional.

La prosa

Dos son las formas que caracterizan la prosa de este tiempo: el cuadro o artículo de costumbres y la novela histórica. En la génesis del costumbrismo español cabe anotar el interés de esta época por el localismo, lo popular o lo pintoresco, el auge de la prensa periódica en la que se inscribe, así como el acelerado cambio social y en las costumbres, que los escritores quisieron testimoniar, fuera a través de una actitud progresista y crítica, o bien de nostálgica inmortalización de las tipos y formas de vida tradicionales que el avance económico y social iba dejando 
atrás.
Larra fue una de las opiniones más influyentes de su tiempo y un gran renovador del lenguaje literario, y ejemplificó en su vida y su obra las contradicciones del romanticismo español. De hecho, los desengaños con la política de su tiempo y una complicada situación amorosa se vinieron a unir a un carácter de por sí temperamental y atormentado, y le llevaron al suicidio. En diciembre de 1836 escribió uno de sus mejores artículos: «La Nochebuena de 1836». En él explicaba su grave situación, daba muestras de un profundo desencanto vital y anunciaba de manera velada su suicidio.

La poesía

La nueva poesía se decantó en lo formal por la polimetría, la creación de estrofas y ritmos nuevos, la recuperación de lo popular y la vuelta a la rima aguda; en cuanto a los temas, se recuperaron el pasado histórico y legendario o se expresaron las inquietudes del yo más íntimo, a veces con verdadera profundidad. Asimismo, se incorporaron a la lengua poética un buen número de vocablos que destacan por su efectismo y su poder sugestivo. 
Espronceda, que cultivó por igual las formas líricas y las narrativas. Entre las primeras, cabe destacar sus composiciones con marginados como protagonistas –el pirata, el condenado a muerte, el 
mendigo–, verdadera encarnación del ideal de un escritor que se significó por una vida agitada (exilio, actividades clandestinas, huida con una mujer casada). La importancia que Espronceda otorgó a la imaginación, a lo irracional y fantástico, así como a una libertad inseparable de la rebeldía, el desengaño y el ansia de infinito, muestran la radical distancia entre su 
obra y las de poetas como Zorrilla, de un talante más conservador.

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