El Reino de Dios y Jesús de Nazaret

Mesías

Jesús de Nazaret rechazaba que le llamaran mesías porque se refería a un descendiente de David que enviaría Dios para expulsar de Palestina a los romanos y restablecer la monarquía que había desaparecido hace 600 años

Hijo del hombre

Jesús no se llamaba Mesías, sino Hijo del Hombre. Esta expresión proviene del libro de Daniel escrito en el siglo II a.c. En el capítulo 7 se relata una visión durante la noche donde aparecen 4 bestias surgidas del océano, un león, oso, leopardo y una cuarta bestia terrible, espantosa y fuerte. Estas bestias representaban 4 reinos: Babilonios, Medos, Persas y la Dinastía de los Seléucidas. A continuación aparece un 5 reino, el reino De Dios, representado por un Hijo del Hombre, este hijo del hombre no surge de las profundidades del océano, sino que llega sobre las nubes del cielo para simbolizar que no lleva consigo una conquista humana, sino un regalo De Dios a la Humanidad. Aunque el origen de este reino celestial se establece en la tierra.

Hijo De Dios

Es un título que pretende poner de relieve la cercanía entre la persona y Dios. A pesar de que en los evangelios nunca vemos a Jesús aplicarse a sí mismo el título Hijo De Dios, siempre son otros los que le llaman así.

Reino De Dios

La expresión Reino De Dios es un genitivo explicativo. Cuando se dice Reino De Dios se habla de Dios mismo pero desde una perspectiva muy precisa: su actuación definitiva en el mundo y en la historia. El reino de Dios no es una conquista del ser humano sino una llegada que se anuncia, tampoco es una consecuencia de cumplir al pie de la letra la Ley De Dios, ni es el fruto de celebrar el culto divino. El reino de Dios llega sin que los humanos se lo hayan ganado. La aportación de estos consiste en creer la buena noticia, eso significa Evangelio y convertirse en valores propios del Reino De Dios.

Cuando Jesús dijo que el reino de Dios está cerca parecía que todavía no había llegado, pero también dijo: Se ha cumplido el tiempo. Esta contradicción se explica así: No es la intervención definitiva de Dios lo que no ha tenido lugar, sino la respuesta humana. Mientras estas no se produzca no comienza el Reino De Dios, porque un rey sin pueblo no es un rey, sino un iluso

Las parábolas y su clasificación

Las parábolas son un tipo de narración muy adecuada para expresar lo inexplicable. Comienzan narrando una escena que resulta familiar pero de repente introducen una perspectiva sorprendente que desconcierta a los oyentes. Clasificación:

  • 1ª: Parten de realidades de la vida y de los hombres para ilustrar con ellas la actuación De Dios, Parábola de la Oveja Perdida.
  • 2ª: No parten de una realidad cotidiana, sino que son historias inventadas por Jesús, creíbles en su contexto histórico, Parábola del hijo Pródigo.
  • 3ª: Aquellas con las que Jesús trata de enseñarnos una manera de actuar que nos toca ejercitar a nosotros, en respuesta al anuncio de la llegada del reino, Parábola del Buen Samaritano.

Milagros

Los Milagros de Jesús se entienden por: pujanzas y signos del reino de Dios. Estos milagros nos manifiestan que el reino De Dios es una realidad salvífico-liberadora que salva de necesidades concretas y libera de opresiones históricas

Clasificación y tipología de los Milagros:

  • Los exorcismos: Manifiestan el aspecto interior del reino de Dios, que es liberación del pecado y de Satanás.
  • Las Curaciones: Manifiestan el aspecto exterior del reino de Dios, que es la liberación de la enfermedad y de la muerte, incluyen las 3 resurrecciones.
  • Los Milagros de donación: Jesús interviene en beneficio de la gente, que experimenta la carencia de un elemento material
  • Los Milagros de salvamento: Jesús interviene para salvar a hombres en una situación todavía más dramática que la de los Milagros de donación.
  • Los Milagros de legitimación: Curaciones que justifican el comportamiento de Jesús y tienen un carácter de controversia
  • Las epifanías: La transfiguración de Jesús y las apariciones del Jesús resucitado.

Compartiendo mesa

Según el antiguo testamento los fariseos eran impuros, sin embargo, Jesús se sentaba a comer con ellos, en aquellos tiempos sentarse a comer con alguien era un signo de socializar. Jesús les ofrecía salvación y perdón. De esta historia sale la famosa frase de Jesús, (no he venido a llamar a justos, sino pecadores) esto era como decir que para entrar en el reino de Dios no era necesario haber sido bueno. Los evangelios ponen de manifiesto que Jesús nunca exigió a los pecadores una penitencia al perdonarles por sus pecados, sino que les ofrecía siempre un perdón inmerecido y gratuito que debía ser seguido de un cambio de conducta. Eso lo vemos en la parábola del hijo pródigo.

Una presencia transformadora

A día de hoy muchos pecadores al saber que son queridos por Jesús se dan cuenta que no son tan malos como parecen y que en su interior están las ansias de una vida diferente. Se puede asegurar que quien haya vivido este cambio conocen bien el poder del reino De Dios.

La parábola de los obreros de la viña: Describe muy bien ese mundo competitivo y egoísta, en el que cada uno defiende sus propios intereses, a expensas de los demás, y envidia a quienes tienen más suerte. El propietario de la viña, en cambio, entrega un denario a quienes solo tuvieron ocasión de trabajar una hora, igual que a quienes trabajaron toda la jornada, porque también ellos necesitaban mantener a su familia. Cuando se quejan los que trabajaron todo el día, el propietario de la viña les reprocha su envidia. Ciertamente, la parábola habla en última instancia de la bondad inmensa e inagotable con que Dios nos trata, pero también indica cómo debemos organizar el mundo bajo el reinado de Dios porque Cristo dijo: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”

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