Jacinto benavente homosexual

Principales orientaciones poéticas


En las décadas de posguerra el panorama lírico estuvo marcado por la contienda, que provocó el exilio de numerosos intelectuales y artistas, y por la política cultural del régimen franquista, cuya actuación dominada por la censura y el dirigismo condicionó la evolución de la poesía de la época.

La poesía en el exilio.

Así, escriben y publican fuera de España, Salinas, Cernuda, Guillén, Alberti, Altolaguirre y Prados, y también Juan Ramón Jiménez, quien compuso en el destierro sus últimas obras.

Los poetas del exilio siguieron caminos diversos, pero en sus producciones sobresale el tema de España cargado de angustia en una primera época.

-Década de los cuarenta

Tras un período de exaltación del imperio, dominan la creación, el neoclasicismo y el existencialismo. Los poetas garcilasistas cultivan al principio una poesía evasiva, en la que prima la perfección formal; posteriormente, evolucionarán hacia otras propuestas: la vida cotidiana, la familia, el sentimiento religioso. A mediados de la década, surge una poética preocupada por la situación del ser humano, en la que se acentúan el dolor y la angustia. Por otro lado, se cultiva una lírica que enlaza con las vanguardias: la del grupo Cántico, el postismo y el surrealismo.

Poesía neoclásica.

En la década de 1940, las revistas tuvieron un importante papel en la difusión de las diversas líneas literarias. Las revistas fundamentales de la corriente neoclásica fueron Escorial y Garcilaso.

-Década de los cincuenta

Predomina la poesía social, crítica, caracterizada por la sencillez expresiva, la presencia de lo narrativo y la intención apelativa, con el fin de comunicarse con el mayor número de lectores y desempeñar una función social: colaborar en la transformación de la realidad.

Años cincuenta: la poesía social.

La poesía social, iniciada en la década anterior, triunfa a mediados de los cincuenta. Un grupo de poetas, entre los que sobresalen Gabriel Celaya, Blas de Otero, Victoriano Crémer, Eugenio de Nora y José Hierro concibieron la poesía como comunicación: como medio de denuncia del dolor y las injusticias sociales y, en algunos, de lucha por el cambio social y político.

La poesía social se caracterizó por su preocupación por la realidad y la vida colectiva, su rechazo del formalismo anterior, el tono narrativo, un lenguaje cotidiano y cierta tendencia al prosaísmo, para llegar a un público amplio.

-Década de los sesenta

Aunque prosigue la estética del realismo social, ya a mediados de los cincuenta la promoción de los sesenta, también llamada generación de los años 50, empieza a producir obras con una concepción distinta de la poesía, más interesada en lo individual, y que pone mayor énfasis en los aspectos lingüísticos y retóricos del poema.

-Década de los setenta

Triunfa un tipo de lírica en la que sobresale la experimentación lingüística y la estética culturalista y plural (se desarrolla entre 1968 y 1975). Los autores, que se dan a conocer hacia 1965, niegan la función social de la poesía y se acercan a las vanguardias.

La promoción de los años setenta.

A fines de los 60 aparecen obras de un grupo de jóvenes escritores que renuevan el panorama poético. La antología de Castellet, Nueve novísimos poetas españoles (1970), da a conocer sus nombres; por esto, los autores de este grupo se conocen también como “promoción del 68” o “novísimos”.

-Desde 1975 hasta la actualidad

El panorama de estos últimos años es complejo y diverso. Por una parte, continúa la producción de poetas anteriores, algunos de los cuales han evolucionado hacia caminos diferentes y, por otra, se dan a conocer nuevos autores. En las décadas de los 80 y 90 la poesía de la experiencia es la corriente triunfante, dentro de una lírica de variados intereses. Desde 1995 a la actualidad, destaca la pluralidad de las propuestas, sin que pueda reconocerse una estética dominante.

Panorama general


En el panorama general del teatro de las primeras décadas del siglo XX, se deben diferenciar la producción que contaba con el favor de los espectadores y las propuestas que constituyeron intentos de renovación, que no tuvieron éxito en su momento.

Teatro comercial


La hegemonía del teatro de mayor éxito en la época corresponde a Jacinto Benavente; también gozaron de gran aceptación por parte del público el teatro cómico y el teatro en verso.

Tendencias teatrales de éxito:

-Jacinto Benavente. Obra caracterizada por la mesura en la composición de situaciones y caracteres, y por el minucioso realismo de la puesta en escena. Sus dramas se centran fundamentalmente en las preocupaciones de su público habitual, la alta burguesía (El nido ajeno, La noche del sábado); también cultivó la farsa (Los intereses credos) y el drama rural (La malquerida).

-Teatro cómico. Fue uno de los preferidos por el público. Incluía música, canto y baile, y reunió una importante variedad de especies dramáticas. En esta línea destacan los hermanos Álvarez Quintero (El traje de luces), el astracán de Pedro Muñoz Seca (La venganza de don Mendo) y la tragedia grotesca de Carlos Arniches (La señorita de Trevélez).

-Teatro en verso. Siguió la efímera moda del teatro francés con el modelo de Cyrano de Bergerac, de Edmond Rostand. Abordó temas históricos o fantásticos y empleó metros modernistas. Su principal cultivador fue Eduardo Marquina, en cuyas obras históricas se exaltaban episodios del pasado, mostrando el vigoroso espíritu de la raza española (En Flandes se ha puesto el sol). Utilizando también el verso, incursionó, además, en el drama rural (La ermita, la fuente y el río). Otros escritores de esta tendencia fueron Francisco Villaespesa (Aben-Humeya) y los hermanos Machado (Las adelfas).

Intentos de renovación


-Jacinto Grau.

-Miguel de Unamuno. Creó un teatro desnudo, suprimiendo todo lo que no dependiera de la palabra, y alejado de la retórica verbal; un teatro que desvelara la interioridad (La esfinge, Fedra, El otro).

-José Martínez Ruiz, Azorín. Combatió la estética naturalista con su teatro antirrealista, que debía incluir lo subconsciente y lo maravilloso (Lo invisible, Old Spain).

-Ramón Mª. del Valle.-Inclán. Comenzó en el simbolismo (El marqués de Bradomín), adentrándose en la farsa (La marquesa Rosalinda) y en nuevas formas de lo trágico (Comedias bárbaras), hasta culminar en su máxima creación: el esperpento (Los cuernos de don Friolera, Luces de bohemia).

-Federico García Lorca. Comenzó con el teatro modernista (Mariana Pineda) y evolucionó hacia la farsa (La zapatera prodigiosa), hacia su “teatro imposible” (El público) y sus tragedias (Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba). Es el creador del verdadero teatro poético.

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