La poesía española en las décadas posteriores a la Guerra Civil: Miguel Hernández, blas de otero, gil de biedma

LA Poesía DE POSGUERRA
La instauración de la dictadura supuso entre otras cosas, la supresión de libertades y censura, el exilio de numerosos
intelectuales, un posibilismo (intento de crítica desde dentro), la creación de una Ley de Responsabilidades Políticas y
represalias, el aislamiento internacional (autarquía), el inicio del desarrollismo y un desgaste político. El franquismo va a
terminar con la muerte del dictador.
Distinguimos tres grandes etapas en la literatura de posguerra:
 Años 40: existencialismo. Se buscan nuevas vías tras la ruptura con los modelos anteriores. El horror de la guerra da
lugar a una literatura de tipo existencialista y trágica.
 Años 50: Realismo social.
La reflexión se vuelve más social y comprometida. Los escritores evolucionan del yo (la historia
personal) al nosotros (la historia colectiva) y la literatura se contempla como posible instrumento de cambio.
 Años 60 y 70: subjetivismo y experimentación. Se recupera el yo y se abandona el tono combativo de la literatura
social. Además, se impone la experimentación ante el cansancio de la literatura anterior.
Los poetas que por su ideología política se ven obligados a exiliarse abordan temas humanos y, a menudo, existenciales desde
un sentimiento de lejanía y nostalgia. Entre ellos destacamos:
 Emilio Prados. En sus textos literarios apoya explícitamente al bando republicano. Escribe una poesía social y
comprometida que tiende a un creciente intimismo. Destacamos obras como Llanto en la sangre y Jardín cerrado.
 Manuel Altolaguirre. Compone una poesía depurada en la que aborda temas universales como la muerte, la soledad o
el sentimiento de naturaleza. Entre las obras destacadas encontramos Alma quieta o Las islas invitadas.
 León Felipe. En sus textos se observa una clara influencia de Walt Whitman. Su poesía desgarrada y pesimista
evoluciona hacia la abstracción. Destacamos obras como Español de éxodo y llanto y Poeta prometeico.
La poesía de los años 40 se puede dividir en:
 Poesía arraigada. Son poetas afines al régimen, aunque muchos se distanciaron finalmente. Se aglutinan en torno a las
publicaciones Escorial y Garcilaso. Abordan temas humanos, pero evitan la realidad social. Adoptan una estética
neoclásica. Encontramos autores como Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, José García Nieto, Leopoldo Panero y Luis Felipe
Vivanco.
 Poesía desarraigada. Contrarios a la dictadura. Estos poetas abordan la nueva realidad desde la angustia y el dolor que
les provoca la guerra y la derrota. Son poemas existencialistas y desgarrados con un lenguaje expresivo y contundente.
Destacamos a Dámaso Alonso, con Hijos de la ira; Vicente Aleixandre, con Sombra del paraíso; y Blas de Otero, con
Ancia.
 Un grupo cántico, nacido en Córdoba, buscan producir una poesía esteticista y neobarroca.
 Un postismo. Esta es una tendencia poética que pretende retomar los hallazgos formales de las vanguardias.
El existencialismo y la angustia posbélica derivaron en una poesía social y comprometida, en la que los autores veían un
instrumento para concienciar a la población y transformar la realidad. En la poesía de los años 50 se observan las siguientes
carácterísticas: la concepción de la poesía como una herramienta útil y crítica, el compromiso consciente y explícito con la
realidad contemporánea, reflexión sobre cuestiones relativas a la guerra y a sus consecuencias, la denuncia de la injusticia y la
desigualdad y, un estilo claro, directo y comunicativo. Encontramos diferentes tendencias como la poesía existencialista, la
poesía de lo cotidiano y la poesía combativa. Encontramos autores como:
 Blas de Otero. Cultivó dos tendencias: una poesía existencial (el yo poético se lamenta de la soledad del ser humano y
adopta un tono rebelde y crítico ante un Dios por el que se siente desoído. Su obra se llama Ángel fieramente humano),
y una poesía social (el yo poético se dirige a la “inmensa mayoría” y trata temas como la injusticia, la miseria o la
opresión. Su obra se llama Pido la paz y la palabra).
 Gabriel Celaya. Compuso una poesía depurada en la que aborda temas universales como la muerte, la soledad o el
sentimiento de la naturaleza. Encontramos obras como Las cartas boca arriba o Cantos íberos.
 José Hierro. En sus textos se exacerba su visión subjetiva de la realidad: beligerancia desde el intimismo. Aparecen dos
formas poéticas: reportajes y alucinaciones. Destacamos obras como Tierra sin nosotros o Cuaderno de Nueva York.
 Gloria Fuertes. Evoluciona desde el postismo hacia una poesía coloquial, autobiográfica y con gran capacidad de síntesis
en la que presenta una perspectiva intimista y critica. Encontramos obras como Antología y poemas del suburbio,
Aconsejo beber hilo.

La generación del 50 es un grupo heterogéneo que surge a mediados de los 50 y que coincide con su visión subjetiva de la
realidad y su regreso al yo tras el predominio del nosotros. Se caracteriza por un rechazo del Realismo social, el uso de la poesía
como fuente de conocimiento, un autobiografismo y estilo sencillo y sobrio, un interés por temas sentimentales y amorosos y,
un gusto por lo intertextual y lo metaliterario. Entre los autores destacamos:
 Ángel González. Lleva a cabo una reflexión irónica, metapoética e intimista sobre temas de clara inspiración
autobiográfica. Encontramos Áspero mundo o Palabra sobre palabra.
 Jaime Gil de Biedma. Presenta una visión intimista, entre nostálgica y escéptica, de temas como el paso del tiempo, el
amor o el recuerdo. Destacamos Compañeros de viaje, y Las personas del verbo.
 José Ángel Valente. Indaga en el poder cognitivo de la palabra poética y reflexiona sobre los límites del lenguaje.
Encontramos A modo de esperanza, y Poemas a Lázaro.
 Claudio Rodríguez. Su obra está teñida de vitalismo y en ella reflexiona sobre la poesía como instrumento cognitivo.
Destacamos Don de la ebriedad, Conjuros.
En la década de 1970 surgen los novísimos, un grupo de poetas caracterizados por su afán experimental, su culto a la forma, la
reivindicación de la autonomía del arte, su culturalismo y la recuperación de técnicas de vanguardia, como el collage.
Reunidos por José María Castellet en la antología Nueve novísimos poetas españoles, el grupo estaba conformado por Manuel
Vázquez Montalbán, Antonio Martínez Sarrión, José María Álvarez, Félix de Azúa, Pere Gimferrer, Vicente Molina Foix, Guillermo
Carnero, Ana María Moix y Leopoldo María Panero.

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