La prosa del siglo XVIII

IES Universidad Laboral.
Profesora: Patricia Hernández González
Lengua y literatura.
Uso exclusivo de 2º Bachillerato. Tema 1. El ensayo en el siglo XVIII.

Jovellanos

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TEMA 1. EL ENSAYO EN EL SIGLO XVIII. GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS.
1. INTRODUCCIÓN
El siglo XVIII se conoce también como el Siglo de las Luces (Siècle des Lumières) por la nueva actitud en el análisis de la realidad: esas luces son las de la razón y la inteligencia humanas. Se imponen, pues, el racionalismo, impulsado en el siglo XVII por Descartes, y el empirismo, defendido en el mismo siglo por Locke y Bacon. La Ilustración es el movimiento político, filosófico y cultural que trata de modernizar la sociedad dieciochesca mediante la ciencia y la razón. Las máximas aspiraciones de la Ilustración son la libertad, la igualdad y la fraternidad entre todos los seres humanos. La manifestación principal del espíritu ilustrado fue la Enciclopedia, publicada en Francia (1751-1780) por Diderot y D´Alembert, que recoge el saber de la época desde los nuevos presupuestos ideológicos. El enciclopedismo se difundió, desde Francia, por toda Europa. El modo de gobernar inspirado en la ideología ilustrada será el denominado despotismo ilustrado definido por el lema: “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Los gobiernos, de carácter absolutista, se preocupan de la educación de los súbditos, por ello la literatura del XVIII es marcadamente didáctica, como postula la corriente artística del momento: El Neoclasicismo, basada en el respeto a las normas y en la imitación de los modelos clásicos. En España el nuevo espíritu penetra con el fin de la dinastía de los Austrias y la llegada de los Borbones, cuyo primer representante fue Felipe V. Pero el rey más destacado en cuanto a la modernización del siglo fue su hijo Carlos III (1759-1788). Los ilustrados, apoyados por los reyes, trabajaron para mejorar las condiciones de vida del país, haciendo especial hincapié en el desarrollo económico y en las reformas educativas. Se fundan numerosas instituciones culturales: Biblioteca Nacional (1712), Real Academia Española (1713), Real Academia de la Historia (1735), Museo del Prado (1785)… No obstante, las reformas promovidas contaron con fuertes resistencias por parte de la nobleza y de la Iglesia, lo que supuso un cambio tímido y lento en relación con otros países.
2. LA PROSA EN EL SIGLO XVIII. EL ENSAYO.
La literatura de la época se concibe al servicio de la reforma de la sociedad: es literatura útil. Tanto la poesía como el teatro sirven para educar y exponer ideas, pero es la prosa ensayística la que mejor cumple esa labor didáctica. La novela es muy escasa. Ligada al desarrollo del ensayo se encuentra la prensa, que fue adquiriendo importancia a lo largo del siglo como vehículo de las nuevas ideas y abrió camino al auge periodístico decimonónico. Gran importancia tuvo El Censor, editado entre 1781 y 1787, y que contó con Cadalso y Jovellanos como colaboradores. Las ideas literarias de la época se difundieron a través de la Poética de Ignacio de Luzán, publicada en 1737, en la que se defendían los principios neoclásicos.
2.1. Antecedentes del ensayo del siglo XVIII.
Aunque algunos textos de escritores clásicos grecolatinos (Platón, Cicerón…) pueden considerarse ensayísticos, el término y las características del género se deben al escritor francés del siglo XVI Montaigne, que llamó así, Essais, al conjunto de sus escritos. Para Montaigne lo característico del ensayo es su carácter reflexivo, sin que importe demasiado no ser exhaustivo ni sistemático. Nuestros escritores barrocos, Quevedo, Gracián y Saavedra Fajardo cultivaron este tipo de ensayo. 2.2. Características del ensayo. -Brevedad. Se pretende dar una opinión, no tratar extensa y rigurosamente un tema.
-Subjetividad. Hay una constante presencia del yo-autor, que lo examina todo desde su punto de vista. -Estructura libre. Aunque suelen ser escritos de tipo expositivo-argumentativo, y, por tanto, ceñirse a estructuras deductivas, inductivas o encuadradas, se entremezclan citas, ejemplos, digresiones… y se embellecen con recursos literarios. -Didactismo. Suele ir dirigido a un público no especializado, al que se le comunican reflexiones personales como hipótesis explicativas de un asunto.
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Lengua y literatura. Uso exclusivo de 2º Bachillerato. Tema 1. El ensayo en el siglo XVIII. Jovellanos
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-Variedad de temas, aunque se prefieren los de actualidad y los humanísticos. -Interés por el estilo. El registro lingüístico suele ser culto. El autor trata de atraer la atención tanto hacia la forma como hacia el contenido. Por tanto, cuida la expresión y utiliza la lengua con gran calidad estética con el fin de conseguir una obra artística. El ensayo se convirtió en el género principal de la Ilustración porque era el modo más fácil y eficaz de difundir y divulgar las nuevas ideas. Algunos siguieron la técnica epistolar, otros la autobiografía o las memorias, otros el informe o el libro de viajes.
2.3. Autores.
Se denominan ensayistas ilustrados a aquellos prosistas que en sus obras analizan y critican la situación de España y proponen soluciones para sacarla de la ignorancia y el atraso. Los principales son Feijoo, Cadalso y Jovellanos. Fray Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro (1676-1764), monje benedictino de vasta cultura, fue un avanzado en la defensa de las nuevas ideas ilustradas. Su propósito es servir a la verdad a través de la razón y de la experiencia. Recogió sus reflexiones en dos extensas obras: Teatro crítico universal y Cartas eruditas y curiosas. En ellas lucha contra los errores, las supersticiones y los prejuicios arraigados a los que opone la ciencia. Trata temas como el bien común, la libertad, el trabajo, la paz, la educación… Propone reformas para solucionar los problemas sociales y defiende la laboriosidad para mejorar la sociedad, así como el acceso de la mujer a la educación y la cultura. José Cadalso y Vázquez (1741-1782). Escribió poesías y obras de teatro, pero es en la prosa donde alcanza mejores logros. Aunque su obra no es estrictamente ensayística, sí supone una reflexión y un ánimo de mejorar la sociedad de su época, especialmente con Cartas marruecas, las cuales pueden considerarse miniensayos. Esta obra póstuma sigue el modelo de las Cartas persas de Montesquieu. Mediante las cartas, Cadalso reflexiona sobre la realidad social e histórica de España: dos marroquíes (Gazel, de viaje por España, y su maestro Ben-Beley) y un español (Nuño, amigo del primero), mantienen una correspondencia en la que se analizan tipos y costumbres. A través de los tres puntos de vista, el autor defiende las ideas ilustradas y critica la decadencia del país, que atribuye a los malos hábitos, a la ignorancia, a los prejuicios, a la degeneración de la nobleza, etc. Otras obras destacadas de Cadalso son Los eruditos a la violeta, sátira de los individuos que aparentan saber mucho habiendo estudiado poco, y Noches lúgubres, obra dialogada prerromántica en la que el protagonista intenta desenterrar el cadáver de su amada.
3. GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS (1744-1811).
Es el autor que mejor representa la Ilustración española, así como el mejor prosista del siglo. Discutido y perseguido por sus contemporáneos, la posteridad ha reconocido sus méritos como figura íntegra e intachable, que dedicó toda su vida al servicio del ideal ilustrado. Nació en Gijón, en el seno de una familia noble, aunque de modesta posición económica. Se encaminó al sacerdocio pero abandonó la carrera eclesiástica y se dedicó al servicio del Estado. Ocupó con Carlos III diversos cargos públicos, primero en Sevilla y más tarde en Madrid y participó en diversas iniciativas reformistas. Ingresó en varias academias y frecuentó los círculos ilustrados. La subida al trono de Carlos IV (1788) supone un parón en las labores reformistas. El grupo ilustrado cae en desgracia y Jovellanos es desterrado a Asturias (1790). Allí fundó el Instituto de Estudios Asturianos, donde llevó a la práctica sus ideas sobre la educación. En 1797 Godoy lo nombró ministro de Justicia, cargo que le duró ocho meses a causa de las intrigas de los sectores tradicionales. Volvió a Gijón, pero las intrigas contra su persona no cesaron y en 1802 sufrió un nuevo destierro y fue encarcelado durante seis años en el castillo de Bellver (Mallorca). Quedó en libertad con la invasión napoleónica (1808), renunció a ser ministro de José Bonaparte y formó parte, representando a Asturias, de la Junta Central, gobierno provisional que dirigía la lucha contra los franceses. En el tramo final de su vida tuvo que sufrir toda clase de acusaciones y reproches, lo que le llevó al desaliento y al escepticismo. Murió en Puerto de Vega, Asturias, en 1811.
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Carácter e ideología.
Jovellanos fue un reformador pero no un revolucionario. Se opuso a los privilegios de la nobleza y del clero y defendió una reforma constitucional que regulase el reparto de la tierra de un modo más justo y beneficioso. En cuanto al sistema educativo, creía que la enseñanza debía extenderse a todo el mundo y no limitarse a un grupo de privilegiados.
Obra.
Compuso poemas amorosos y satíricos, como las Sátiras a Arnesto, donde fustiga los vicios de la alta sociedad y critica el majismo (tendencia de parte de la nobleza a imitar costumbres de las clases populares), el afrancesamiento y la degeneración de la nobleza de la época. Escribió también dos piezas teatrales: una tragedia (Pelayo) y una comedia sentimental (El delincuente honrado). Pero destaca por su prosa didáctica. Entre sus obras principales se encuentran: Escritos culturales y artísticos:
– Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas (Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España -1790-). Consta de dos partes. Una histórica, donde describe el origen y desarrollo de diversos juegos y espectáculos desde la Edad Media (caza, romerías, juegos escénicos, torneos, toros…) y otra donde propone las reformas necesarias para que las diversiones resulten instructivas, de acuerdo con el ideal reformista ilustrado. Critica espectáculos sangrientos como las corridas de toros, defiende la libertad en bailes y fiestas populares y considera que las diversiones son necesarias para el pueblo, por lo que deben ser resucitadas y encauzadas. La parte más importante es la dedicada al teatro: desde los presupuestos neoclásicos, rechaza el teatro barroco por inmoral y falso. Aboga por el respeto a las reglas, la censura moral y estética y la finalidad didáctica.
– Memoria del castillo de Bellver (perteneciente a Memorias histórico-artísticas de arquitectura, compuestas durante su encierro en la fortaleza). Con observación meticulosa, amplia erudición y un rico y preciso vocabulario, describe no solo el castillo, sino sus alrededores, flora, fauna y geología de la zona e imagina y reconstruye los tiempos medievales.
– Elogio de las Bellas Artes (1781). Resumen de la evolución del arte español con abundantes opiniones críticas y juicios sugestivos.
– Oración sobre la necesidad de unir el estudio de la literatura al de las ciencias (1797). En ella establece la conveniencia de que los científicos completen su formación con el estudio de la literatura y otras disciplinas humanísticas.
Escritos de tema económico:
– Informe sobre el expediente de la ley agraria (1794). En él estudia las causas del atraso de la agricultura española y propone una serie de medidas para superarlo. Primero, describe el estado de la agricultura y los antecedentes históricos, después analiza los obstáculos que han impedido su florecimiento y los divide en políticos (existencia de baldíos y tierras concejiles, privilegios de la ganadería trashumante –la Mesta-, amortización eclesiástica y civil), morales (protección del comercio y desprecio de la agricultura) y físicos (falta de riego, de comunicaciones y de puertos para el comercio). Los remedios que propone para modernizar la agricultura son la parcelación y venta de baldíos y tierras comunales, vallado de heredades, regadíos, capacitación de los campesinos, abolición de los privilegios de la Mesta y desamortización de las poco productivas tierras de la Iglesia y de la nobleza. Estos principios resultaban peligrosos para una sociedad estamental anclada en la tradición y el inmovilismo, por lo que se granjeó la enemistad de los más poderosos. Algunas de sus ideas fueron llevadas a la práctica bien entrado el siglo XIX.
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Lengua y literatura. Uso exclusivo de 2º Bachillerato. Tema 1. El ensayo en el siglo XVIII. Jovellanos
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Escritos políticos:
– Elogio de Carlos III (1788). Escrito poco antes de la muerte del rey Carlos III, no es una alabanza directa al monarca, sino a la política ilustrada de su reinado y sobre todo a las reformas económicas impulsadas por las Sociedades de Amigos del País. Se trata de una síntesis de las ideas reformadoras del despotismo ilustrado.
– Memoria en defensa de la Junta Central (Memoria en que se rebaten las calumnias divulgadas contra los individuos de la Junta Central del Reino, y se da la razón de la conducta y opiniones del autor desde que recobró la libertad -1811-). Es a la vez una defensa del honor personal agraviado, una historia y defensa de la Junta y una exposición de principios políticos. La fusión de estos tres elementos (personal, histórico y político) concede a este escrito un carácter único y hace pensar en Cicerón, uno de los maestros de Jovellanos.
Escritos didácticos y científicos:
– Memoria sobre educación pública o Tratado teórico-práctico de enseñanza (1802). Expone sus ideas fundamentales sobre la materia: la educación es la base de la prosperidad de la nación, por lo que hay que promover las ciencias útiles. Hay que impulsar los métodos experimentales y para ello se debe considerar la realización de prácticas en algunas asignaturas. La enseñanza debe ser impartida en castellano y no en latín y es muy importante que los centros dispongan de buenas bibliotecas, así como el aprendizaje de otras lenguas modernas y de las lecturas complementarias.
– Bases para la formación de un plan general de instrucción pública (1809). Defiende la existencia de un organismo que planifique la enseñanza. El gobierno tiene la obligación de atender a esa necesidad y a ese derecho.
– Oración sobre el estudio de las ciencias naturales (1799). Discurso donde muestra su entusiasmo por el mundo natural y se ocupa de los seres pertenecientes a los reinos mineral, vegetal y animal terminando en el hombre, cumbre de la obra creada.
Como se puede comprobar, Jovellanos puso su pluma al servicio de la mejora de la sociedad. Manifestó una gran preocupación por los principales problemas de su época y mostró gran interés por los temas relacionados con la educación. En sus textos, que tienen como destinatarios a los grupos dirigentes y no al pueblo, volcó todas sus propuestas reformistas. Si se leen estos ensayos (informes, memorias, proyectos y discursos) se aprecia que no parecen tener intención literaria, por lo que cabría incluirlos en la historia de las ideas políticas. No obstante, la perfección clásica de su prosa justifica su inclusión en los estudios literarios. Por algo su estilo sobrio y elegante fue considerado por Menéndez Pidal como “el mejor tipo de prosa que nos ofrece el siglo XVIII”.

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