Los personajes de max estrella y don latino en luces de bohemia

Valle-Inclán Ágüila de blasón:


don Pedro, el primogénito, unido a una partida de bandidos, secuestra a don Juan Manuel y allana la casa paterna en busca de dinero. Después viola a la molinera, protegida de su padre. Los demás hermanos intentan utilizar a la madre, el lugar donde se esconde la herencia. Es ella quien expulsa a su marido, don del pazo.

Romance de lobos:

Don Juan Manuel Montenegro se encuentra con la Santa Compaña, que le anuncia su próxima muerte. Se le informa de que su mujer, cruza la ría en medio de una tempestad, sólo para abrazar el cadáver de su esposa. Sus hijos se disputan su herencia y roban cuanto pueden de su patrimonio. El hidalgo llega al pazo acompañado de una hueste de mendigos. La rebelión de los hijos es el castigo que purga los pecados del padre.

Cara de Plata. ·El embrujado

Intriga policíaca. Han matado al heredero de don Pedro Bolaño y se ignora quién es el asesino. Según se dice, el muerto tuvo un hijo con Rosa Galana. Esta mujer y las gentes que la rodean intentan explotar al viejo hidalgo, pero Bolaño, avariento, les devuelve al recién nací­do y los expulsa de la casa. El pequeño es hijo de Ánxelo, personaje dominado, embrujado por la Galana. Fue él quien mató al heredero de don Pedro para que Rosa pudiera colar de contrabando al hijo. Bolaño quiere recuperar a la criatura y manda a un cría­do para que la robe. En la refriega la bala que hiere al raptor, mata también al niño. Cuando la Galana vuelve al pazo a reclamarlo, encuentra ya el cadáver. No por eso deja de pedir que le paguen los gastos que el bebé le ha ocasiona­do. La muerte es, aquí, fruto maduro del árbol de la avaricia. 

Divinas palabras. Martes de carnaval

Su protagonista es el teniente de carabineros don Pascual que recibe un anó­nimo en el que se le comunica que su esposa doña Loreta le engaña con el barbero Pachequín. El código del honor mili­tar le obliga a lavar su afrenta con sangre. Don Friolera se sabe un pobre diablo incapaz de asumir el papel de héroe que se le impone, y se debate angustiosamente entre su sen­timiento personal y lo que le exigen las convenciones socia­les. Así, cuando intenta matar a la esposa infiel, se confunde y dispara el pistolón contra su queridísima hija Manolita. Don Friolera es una caricatura grotesca de Ótelo. Don Friolera está en manos de las fuerzas sociales más reaccio­narias, poco importa que las acusaciones del anónimo sean muy exageradas y que do­ña Loreta no haya hecho otra cosa que coquetear y aceptar los ridículos galanteos del barbero cojo y narigudo. El médico de su honra calderoniano personaje que se encarga de delatar a la pareja: doña Tadea Calderón, una vieja bruja con perfil de lechuza.

Las galas del difunto se esperpentiza el mito de don Juan

Don Juan es ahora Juanito Ventolera, un repatriado que vuelve de la guerra de Cuba. La inocencia y candidez de doña Inés han sido sustituidas por el desparpajo de una Daifa, que no se entrevista con su enamorado en un convento sino en un prostíbulo, donde no falta la madre Celestina, en vez de la madre priora de la obra de Zorrilla. El padre deja de ser una figura honorable para convertirse en el vulgar boticario don Sócrates Galindo, que ha repudiado a su hija al saber que está embarazada.  La parodia del Tenorio no puede ser más macabra. Co­mo él, Juanito Ventolera desafía a los muertos. Saca al boti­cario difunto del ataúd para robarle la ropa, con la intención de lucirse en su cita con la Daifa que es la hija del finado. No se detendrá en la profanación del cadáver, sino que llevará su atrevimiento a presentarse ante la viuda a reclamar el bombín y el bastón que le faltan para completar su atuendo.

Ligazón

Una vieja alcahueta, de acuerdo con la ma­dre de la mozuela, quiere meter en la cama de ésta a un rico pretendiente. La muchacha se conjura con un afilador (el rito de la ligazón sella el pacto) y cuando acude el compra­dor de los encantos de la joven, lo apuñalán con unas tijeras.

MAX ESTRELLA


1.-Es un bohemio muy conocido en la noche madrileña de principios de siglo, Alejandro Sawa, Su obra, póstuma, se tituló Iluminaciones en la sombra. Max Estrella es un poeta ciego que se encuentra en la miseria y marginado como escritor. Pertenece a la bohemia heroica, que el propio Valle-Inclán había vivido: una forma de ser artista caracterizada por una concepción aristocrática y, al mismo tiempo, anarquista del arte, que desprecia la mercantilización de la obra artística y que, en general, muestra una actitud antiburguesa. El histrionismo de Max Estrella y su lenguaje irónico, corrosivo, rotundo, provocador, imaginativo y lleno de ingenio son propios de esa forma bohemia de vivir la vida y la literatura. 2.- En el terreno de lo “mítico”, nos recuerda al poeta ciego Homero, a Dante bajando a los infiernos madrileños, es tan lúcido y ciego como Edipo…  3.-

Desde una perspectiva social está representando simbólicamente al intelectual contemporáneo

4.-Finalmente, el nombre resulta (como en otros personajes), simbólico, trágica e irónicamente simbólico:
“Max Estella”. No es “más estrella”, ni siquiera es una estrella. Es un fracasado escritor, un “Mala Estrella”, como se le llama en algún momento. 

Por momentos, Max adquiere grandeza y perfiles trágicos

Como en los héroes de las tragedias clásicas, el destino fatal se cierne sobre él. “Mañana me muero, y mi mujer y mi hija se quedan haciendo cruces en la boca; me dedico a la taberna mientras llega la muerte.

Pero la sociedad que lo rodea es tan cruel y grotesca que convierte su vida heroica en una existencia patética y absurda

Acaba por ser consciente de ello poco antes de morir; por eso nos dice que los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato y reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. Ve cómo el mundo bohemio resulta inútil y ridículo, y siente necesario el compromiso social.

La ceguera lo condena a la invalidez y al desamparo más abso­luto

Para subsistir va empeñando o vendiendo las pocas propiedades que le quedan: los libros, la capa….

Max -ésta es una ironía capital en el drama- es uno de los pocos que ve la bufonada universal en que todos están inmersos

No participa en el tinglado de la farsa social. Acude al ministro para pedir el castigo de los que lo han maltratado. El político con aficio­nes literarias le calla la boca con una pensión.  MAX.- Lo acepto porque soy un canalla. No me estaba permitido irme del mundo sin haber tocado alguna vez el fondo de los Reptiles.  ¡La Academia me ignora! ¡Y soy el primer poeta de España! ¡El primero! ¡El primero! ¡Y ayuno! ¡Y no me humillo pi­diendo limosna! ¡Y no me parte un rayo! ¡Yo soy el verdade­ro inmortal, y no esos cabrones del cotarro académico!  En el proceso de la desvalorización que sufre, Max va adquiriendo una nueva comprensión más profunda y realista del mundo prosaico en que vive: la compasión y el dolor por sus semejantes, o sea, el compromiso humano. «Yo me siento pueblo». Su detención y el encuentro con el anarquista catalán, y luego por el alboroto de la calle y la muerte del niño. La escena XI. Max se crítica a sí mismo y a todos los poetas por la falta de preocupación social:   «¡Canallas!…   ¡Todos! ¡Y los primeros nosotros, los poetas!» (936). Lo que confronta aquí el poeta son dos muertes: la que ha sufrido en los alborotos un niño, y el asesinato del preso catalán bajo el pretexto de la ley de fugas. El mundo burgués que la rodea queda totalmente impa­sible ante su tragedia. El poeta condena la situación de España, que es el último paso hacia la concepción del esperpento:   «Latino, ya no puedo gritar… ¡Me muero de rabia!… Estoy mascando ortigas. Nuestra vida es un círculo dantesco. Rabia y vergüenza. Me muero de hambre, satisfecho de no haber llevado una triste velilla en la trágica mojiganga.  Max, el héroe moderno, es despojado también de la dignidad de su propia muerte. Tras ser encarcelado, abofeteado, haber perdido su dignidad ética al aceptar la arbitraria pensión mensual, muere en la puerta de su casa, traicionado y esquilmado por su lazarillo. Hasta su misma muerte es confundida con una borrachera y después degradada cuando la confunde con un estado de catalepsia.


DON LATINO


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Jamás aparece con un rasgo de nobleza

Es cómplice del engaño de Zaratustra, arrastra a Max a unas correrías que acabarán con su vida, le roba la cartera y lo abandona cuando está agonizando… Acomoda muchas ve­ces sus juicios a lo que piensan las clases en el poder. Ante la madre que llora con el niño muerto en brazos no se le ocurre otra cosa que decir: «Hay mucho de teatro». Lo que provoca la airada réplica del poeta: «¡Imbécil!».
Mateoes el obrero catalán con quien comparte calabozo Max Estrella en la escena VI. El nombre está inspirado en la figura histórica de Mateo Morral, el anarquista que en 1906 puso una bomba en la boda de Alfonso XIII. Plantea con claridad la lucha de clases y la necesidad de una revolución. Al igual que Max, sabe cuál es la situación de España y manifiesta sus anhelos de justicia. De hecho, en la concienciación de Max es determinante su conversación con Mateo, cuya muerte hunde al poeta en la desesperación.

Mihura


Tres sombreros de copa familia


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En esta obra, Maribel, la prostituta, vista desde la mirada absolutamente inocente y paradisíaca, sin malí­Cía, de doña Paula y doña Matilde, podrá llegar a ser aquello que la mirada impura y contaminante de la sociedad le impedía ser. La tesis de esta pieza podría ser: somos lo que nos hacen y según nos ven. Lo prostituido no es el individuo, sino la mirada de una so­ciedad enmascarada bajo los buenos principios y buenas palabras. Basta, justamente, mirar desde fuera de esa mirada social para que la realidad recobre su ser prístino.

Melocotón en almíbar es una divertida e intrascendente parodia del género policíaco en la que una monja entrometida se hará con el botín sustraído por dos aprendices de ladrones.

¡Sublime decisión!  La bella Dorotea

Dorotea es una heroína de la libertad, entrañable y grotesca a la vez, cuya rebelión contra la sociedad mez­quina adopta la forma exterior de un reto al no quitarse el traje de novia con que se ha que­dado plantada por el novio (acusado de quererse casarse con ella por su dinero) el día de la boda; este gesto tiene el valor de un auténtico desafío público, testimonio de su no aceptación de los va­lores establecidos. Como señalaba su padre: ”Tiene sus ideas. Y lee en francés. Y ha viajado. Y tiene sentido de la independencia. Y es rebelde”. A pesar de co­nocer la inutilidad de su gesto, persiste en él; no se quitará el traje de novia hasta que otro pretendiente la lleve al altar; así, con su traje cada vez más sucio y destrozado, en sus paseos por la Calle Real desafía los convencionalismos durante meses, aunque comprende que su gesto es inútil, porque: “Los gestos heroicos no los comprende nadie”.  La bella Dorotea acaba con una especie de recurso a la «justicia poética» que salva a la protagonista del fracaso, ya que acaba casándose con José de Rivadavia que sí que busca su dinero; ella acepta el engaño de que es víctima, pero encuentra la felicidad, él vende unas posesiones para montar uin merendero que llevará el nombre de su mujer.  Similitud de esta obra con grandes esperanzas de Charles Dickdkens.

Ninette y un señor de Murcia

En Ninette y un señor de Murcia, el deseo de Andrés de viajar a París, después de heredar una librería especializada en devocionarios y catecis­mos, para desahogarse sexualmente parece justificado en la España de los años sesenta  La posibilidad se le ofrece, con una celeridad inesperada, cuando co­noce a Ninette, la pizpireta hija de los dueños de la casa en la que se alo­ja, unos exiliados asturianos, a los que se caricaturiza en extremo. Sin em­bargo, una vez cumplido el primer objetivo del viaje, Andrés ve cómo la posesiva joven impone sus leyes y le impide pisar las tan deseadas calles de París. De mentalidad más tradicional de lo que han dado a entender, los pa­dres de Ninette, al enterarse de que ésta ha quedado embarazada, fuer­zan la boda. La vida posterior de la familia en Murcia dará origen a una continua­ción de esta comedia, Ninette. «Modas de París». Ahora, la lucha de sexos, con un Andrés celoso y posesivo y una Ninette reacia a dejarse someter y a aceptar las imposiciones para que no trabaje fuera de casa, tiene un des­enlace satisfactorio para todos.

Sastre Escuadra hacia la muerte

EnEl pan de todosla re­volución ha triunfado físicamente, pero no en espíritu. La acción transcurre en un país que ha realizado la revolución, pero donde si­gue existiendo la corrupción. El protagonista, David, encargado de una depuración que juzga necesaria para acabar con la corrupción de quienes especulan con «el pan de todos», el pan del pueblo, descu­bre que su propia madre está comprometida. El conflicto que cons­tituye la sustancia del drama es desviar la «purga» para salvar a su madre o llevarla hasta el final, siendo fiel a sí mismo y al ideal de la revolución pura, aunque deba entregar a su madre para ser eje­cutada, siendo esto último lo acometido por el héroe. David se suicida arrojándose por la ventanaPara el Partido, David será, por proclama oficial, un héroe de la Revolución, no una víctima más.

En La mordaza nos presenta Sastre el tema de la tiranía y sus consecuencias, centrado, como en La casa de Bernarda Alba, al nivel de la familia. Isaías Krappo, el tirano, hombre de poderosa perso­nalidad, ejerce un dominio inmisericorde sobre los miembros de su familia, que le temen, sin que ninguno de ellos se atreva a rebelarse contra «el demonio que les atormenta». Isaías Krappo ha asesinado a un hombre y nadie en la casa se atreve a denunciarlo, amordazados por el miedo (Teo), por la piedad (Juan), por fideli­dad al amo. La consecuencia es un «espantoso silencio», un silen­cio asfixiante, que hace imposible las relaciones humanas norma­les e impide la paz y la felicidad. Finalmente, Luisa, casada con uno de los hijos de Isaías, Juan, ofendida por las intenciones desho­nestas de su suegro, lo denunciará a la policía. Isaías morirá acribi­llado al intentar escapar de la prisión. Después de su muerte, inter­pretada como una venganza —escapó para que lo mataran y su muerte pesara sobre la conciencia de los hijos—, la tarea de éstos será defenderse de esa muerte y tratar de vivir.

Esta mordaza nos ahoga y algún día va a ser preciso hablar, gritar..


Tierra roja

Muerte en el barrio y Guillermo Tell tiene los ojos tristes

Asalto nocturno


  La redvuelve a tratar el tema del terrorismo, pero desprovis­to esta vez de la intención de investigación moral que caracterizaba a Prólogo patético. Se nos hace asistir aquí a las últimas horas de los miembros de un grupo clandestino antes de la llegada de la po­licía. Se nos describe su tensa y an­gustiada espera, su necesidad del recelo y la desconfianza, su renun­Cía a una vida personal y, sobre todo, su experiencia de la tortura.

La cornada



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