Miguel Hernández amor y muerte

La trayectoria de Miguel Hernández va desde la tradición poética de los clásicos, pasando por las vanguardias, acompañado por la generación del 27 y culminando en la rehumanización poética, influido por Neruda. Su primera etapa (1933-1936) se centra en la admiración e influencia de Góngora. Obras más importantes: Perito en lunas reúne 40 octavas reales caracterizadas por su hermetismo y la concepción lúdica de la poesía con una notoria fascinación por Góngora. Además, crea mundos metafóricos en relación con su entorno, la gente que lo rodea, sus sensaciones y ciertos acontecimientos. El rayo que no cesa son sonetos que recuerdan a Garcilaso y Quevedo. Muestra la polución íntima de la personalidad del poeta y recoge tres núcleos temáticos: la imposibilidad del amor, el dolor por la separación amorosa y la muerte.
El descubrimiento del amor es fuente de angustia y acercamiento a la muerte con un contacto con la naturaleza y símbolos como el toro (virilidad) y la luna (vitalidad). Los 27 sonetos forman una poesía íntima de pasión contenida. Además, los recursos empleados muestran a un poeta que domina a la perfección la lengua poética.
En la segunda etapa (1937-1939), influida por Neruda, encontramos compromiso político con la República. La constituyeron dos poemarios: Viento del pueblo recoge poemas políticos divididos en cuatro direcciones: las elegías, la exaltación heroica, el sarcasmo combativo y lo social. Combina versos largos (alejandrinos) con estrofas populares (romances).El hombre acecha se carga de pesadumbre por la evolución de la guerra, y la muerte de su primer hijo. Con un tono apagado se centra en el dolor y el hambre. Sin embargo, observamos el impulso de solidaridad y su fe en el hombre. Sus últimos poemas (1939-1942), escritos en la cárcel, expresan su angustia. Así refleja su visión decepcionada, solitaria y torturada de la vida. Se centra en la ausencia: de su hijo fallecido, de su mujer y su segundo hijo y de la libertad. Sólo el amor lo hace sentirse libre. Vuelve, además, una poesía conceptual y emotiva: verso corto tradicional, palabra sobria, imágenes precisas.


En la primera etapa del autor sublima el trabajo y la abnegación como modo de llegar a Dios. Este periodo conformista y reaccionario del pensamiento hernandiano va desapareciendo con muestras de sentimentalismo costumbrista.

La sustitución social y política era una oligarquía territorial que había impedido cualquier reforma agraria, un clero conservador, dominante e inmovilista y una clase militar autoritaria. Los cambios del gobierno de la II República dieron lugar a la Guerra Civil (1936).

Cuando la generación del 27 recogieron el romancero y la poesía popular tradicional no consideran los problemas del pueblo. No obstante, Miguel Hernández se considera pueblo que canta las penas de los pobres. El poeta puso sus fuerzas para defender la tierra, dignificar al campesino y para concienciarlo de sus derechos.

Su vida en la capital española, los avatares de la política y sus nuevas amistades provocaron que se decantara hacia el lado del más débil. Se inicia así un nuevo periodo junto al pueblo trabajador, reivindicando sus derechos. Abandona la poesía pura y católica e inicia una poesía impura con protestas sociales en 1935. Esta poesía está manchada por su ímpetu social y su afinidad con la libertad y los valores humanos.

Cuando comienza la guerra, el poeta se decanta por el bando republicano, que identifica con los pobres. “Viento del pueblo” constituye la faceta optimista por la esperanza de la victoria. Destacan contenidos éticos de solidaridad con el oprimido y se exaltan el amor a la patria, la libertad y el heroísmo. El estilo es claro y directo para ser comprendido por los españoles (muchos de ellos analfabetos), con el romance y la simplificación de la metáfora.

Cuando pierde la República, Miguel Hernández escribe “El hombre acecha”, de visión pesimista, con verso amplio y doloroso. Sin embargo al final del libro hace un canto de esperanza.

En definitiva, la obra de Miguel Hern´ndez recoge el contenido social debido a la fidelidad del autor con sus orígenes humildes. Su poesía social es una síntesis de  dolor y de denuncia contra la injusticia capitalista, defendiendo a las clases explotadas.


Los principales temas de la poesía de Miguel Hernández son  la vida y la muerte junto con la naturaleza y el amor. Analizaremos los dos últimos en profundidad.

En primer lugar hablaremos de la naturaleza, tema presente desde los orígenes de la producción del autor ya que, en su niñez, su condición de pastor le manténía en constante contacto con la naturaleza.

En su primera etapa, la naturaleza abarca el paisaje y los elementos cotidianos


El poeta nos describe la naturaleza con Realismo añadiendo rasgos geórgico-bucólicos. Esta naturaleza es la propia del paisaje oriolano con componentes de la vida rural como el pastoreo, las aves, el atardecer… La fusión de Hernández con la naturaleza se debe a que percibe todo como obra de Dios.

En la etapa amorosa y existencial, la tierra y las labores agrícolas y ganaderas ubica la reivindicación del social.

En “Viento del pueblo y El hombre acecha”, la naturaleza simboliza la libertad, lo justo o lo espontáneo y cuando desaparece la bondad natural, desaparece el paisaje. Con la naturaleza el poeta expresa su compromiso social con los trabajadores, defendiendo la libertad y defendiendo a los más pobres.

En “Cancionero y romancero de ausencias”, la naturaleza vuelve a ser paisaje, como locus amoenus donde se entrelazan los enamorados representados por él y su esposa.Por otra parte, encontramos el amor, tema principal ya que ningún poema queda al margen del sentido amoroso: a la naturaleza, a su mujer e hijo, al pueblo… No obstante, este adquiere diferentes connotaciones en relación con las etapas de su vida.

El rayo que no cesa”, es una obra que nace de su relación con Josefina Manresa y refleja la temática amorosa. El poeta expresa en este poemario sh singular historia de amor que se convierte en dolor por la frustración de no poder ser consumado. Reflejan también la pena hernandiana, una pena que nace de la frustración y contención del deseo erótico. Cuando se casa con Josefina, el amor se transforma en alegría. El vientre materno ampara e identifica al cosmos. Cuando conoce la llegada de su primer hijo escribe “Canción del esposo soldado”, mezclando alegría por la noticia y contradicción de una guerra necesaria para la paz que desea para su hijo, que simboliza la semilla para un futuro mejor.

En la última etapa de la Guerra el amor se convierte en odio hacia el hombre, junto con el dolo por la pérdida de su hijo. No obstante, el poeta supera el odio y el dolor y en “Cancionero y romancero de ausencias” refleja la esperanza provocada por el nacimiento de su segundo hijo. No obstante, el poeta, encarcelado cuando nace su hijo, recibe una carta en la que mujer le cuenta que solo comen pan y cebolla y él escribe “Nanas de la cebolla”, dedicada a su hijo que deviene amor y alegría.

Cuando Miguel Hernández está enfermo de gravedad, se ve resquebrajado y ve su final inevitable. El poemario “Cancionero y romancero de ausencias” habla de la falta de sus seres queridos, de justicia, de libertad, con el amor como única fuente de esperanza.


En la poesía de Miguel Hernández se da una reflexión dramática que comienza con una vida festiva y de ficción y, conforme se va configurando el sufrimiento y la historia del poeta, acaba por deslizarse por la tragedia, mostrando la vida y obra del poeta como insuperables.

En sus primeros poemas homenajea a la naturaleza, sentida como lector de la poesía del Siglo de Oro. Son versos que remiten a las églogas. Por eso la muerte se presenta por medio de los atardeceres como reflejo de la melancolía.

En El rayo que no cesa las heridas hernandianas comienzan a sentirse. En este poemario refleja una pena amorosa por la idea de que la vida es muerte por amor. Amor y muerte se plasman en los símbolos del toro y de la sangre y los elementos cortantes (cuerpos, cuchillos…). Así, en la “Elegía” dedicada a Sijé aparecen las heridas de amor y muerte, además de amistad y muerte.

Con la guerra la muerte se convierte en parte de la lucha por la victoria (poemario “Vientos del pueblo”). No obstante, el optimismo de la lucha deriva en dolor y pesimismo por la pérdida de la esperanza en la victoria. La voz poética se vuelve intimista por el dolor, el odio y la muerte. Sin embargo, en “Cancionero y romancero de ausencias” se oscurecen con el desengaño y la ausencia de su primer hijo, su mujer, de libertad… Con el desengaño llega la resignación por el ciclo de la vida y la muerte se cierra con la vuelta al amor.

En definitiva, podemos apreciar que la vida y la muerte, junto al amor, son los temas más recurrentes en la poesía de Miguel Hernández. Estos tres elementos se convierten en las tres heridas del poeta que, en sus últimas composiciones deja grabadas en los labios de su esposa.



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