Modernismo militante

UNIDAD 4. El Modernismo y la Generación del 98


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España es un país rural, en el que abunda la fuerza de trabajo y son muy bajos los salarios. Las consecuencias son los conflictos sociales y el éxodo desde el campo. El insuficiente desarrollo de la industria, la dependencia del extranjero para las materias primas, la tecnología y el capital, el bajo nivel de inversión nacional, el escaso poder adquisitivo de la población, caracterizan la economía de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX en España. 

El sistema político está caracterizado por la corrupción intrínseca, posibilitado por el atraso social y económico del país. A finales del XIX, España es una pequeña potencia, es entonces cuando se produce el Desastre de 1898, fecha en la que España, derrotada militarmente por Estados Unidos, pierde los restos dispersos del antiguo imperio.

Se extendió el movimiento regeneracionista, una corriente ideológica reformista que reclamaba la modernización del España en lo económico y en lo político. El regeneracionismo propone mejorar la productividad de la agricultura, pero no afronta desde la raíz el problema del campo español; También tiene lugar el regionalismo, un fenómeno importante en Cataluña, donde tiene el apoyo social de la burguesía y que prende en el País Vasco y Galicia. En política exterior, España tiene graves conflictos en Marruecos. En relación con ello, se desatan las revueltas barcelonesas de la Semana Trágica (1909).

  • Modernismo y 98


En los albores del siglo XX, cuando el Realismo ha caído en el descrédito, en consonancia con la crisis más amplia del positivismo y de la razón, muchos autores jóvenes se enfrentan a la literatura decimonónica. Incluso los propios autores realistas, como Galdós y Clarín, buscaron formas innovadoras para expresar las nuevas preocupaciones. No obstante, los jóvenes escritores muestran un desprecio absoluto por los mayores, aunque la hostilidad fue mutua. De hecho, el nombre de modernistas se usó con claras intenciones peyorativas, censurando la extravagancia, el culto exagerado a la forma, el radicalismo político de algunos, etc. Paulatinamente, el término modernismo fue aceptado por los nuevos autores, pero entendido de modo positivo, como culto a la belleza, búsqueda del ideal, rechazo de la mediocridad…

El Modernismo literario tiene su cuna en Hispanoamérica y será durante los primeros años de siglo cuando el Modernismo conozca su época de esplendor. Sin embargo, el apogeo modernista es efímero, aunque su huella perdura durante mucho tiempo. A partir de 1913, fecha en la que Azorín utilizó el concepto de Generación del 98 para referirse a los nuevos escritores de esta época, se extendió la distinción entre los escritores que se refugiaban en el esteticismo como rechazo del mundo, para los que reservó el membrete de modernistas, y aquellos que, mostraban una actitud crítica ante la realidad, defendían la necesidad de cambios y adoptaban a veces, un compromiso social y político explícito. Estos últimos constituirían la Generación del 98. La mayoría de los nuevos escritores tiene en común su actitud rebelde frente a los valores burgueses; estos jóvenes artistas adoptan diferentes posturas estéticas e ideológicas: el socialismo, el anarquismo, el carlismo…estos autores rechazan la mediocridad de la sociedad española de la Restauración.

  • Rasgos generales de la literatura de principios de siglo


Aunque las actitudes de los autores de finales del XIX y principios del XX son muy variadas, también es cierto que manifiestan ciertas inquietudes comunes.

Destaca su afán por ser originales, que raya muchas ocasiones en la rareza e incluso en la extravagancia. Plantean una nueva escala de valores sociales y éticos. El modernista, desde la peculiaridad de su atuendo hasta su frecuente radicalismo político, manifestaba no sólo su deseo de provocar, sino también su oposición al asfixiante conformismo. El artista se sentía, entonces, al margen de la sociedad, rebelde ante ella, y protestaba contra el orden burgués.

Además los considerados miembros de la Generación del 98, defienden un nuevo mito: el de la antimercantil, austera y espiritual Castilla, en la que ven la esencia de España.

Se refugian en un pasado casi siempre decadente, son ciudades ancladas en el pasado y por las que el tiempo no parece transcurrir.

Ciudades muertas

Decadentismo


Les lleva a frecuentar las miserias humanas, la enfermedad y la muerte.

Se extiende una sensación general de hastío vital, que se expresa en el escepticismo, el pesimismo, la insatisfacción, el descontento, la desconfianza en los gobernantes, el desánimo, la melancolía, la abulia… es característico en los textos el enfrentamiento entre intelectualismo y vitalismo. El tema del dolor ejerce un atractivo irresistible en estos escritores. Aparece el erotismo, que suele aparecer como sensualidad desbordada y que en ocasiones, se combina con lo obsceno, lo perverso y hasta con lo demoníaco.

Hay un gusto por lo exótico, que les confiere un aire cosmopolita (deseo de saltar por encima de las fronteras).

La insatisfacción con el mundo es también la causa de la angustia existencial que les lleva a buscar lo trascendente más allá de lo aparente. Se exalta la Belleza como ideal prioritario. El esteticismo modernista es un culto casi religioso a la Belleza.

La poesía se considera el arte supremo, capaz de reunir mediante la palabra la capacidad y riqueza expresiva del resto de las artes. Con este sincretismo la poesía se concibe como búsqueda de la armonía, de lo absoluto, de la unidad.

  • Precedentes e influencias


Es muy importante la influencia de la literatura francesa, en concreto del:

Parnasianismo:


Los parnasianos defienden el ideal de “el arte por el arte”: el arte y la belleza están por encima del bien y del mal y son el único consuelo en la vida. El Parnasianismo influye en el Modernismo por su anhelo de perfección formal, por su afición al detalle y por el gusto por temas que serán después típicamente modernistas. Poetas: Gautier, Leconte de Lisle…

El Simbolismo pretende ir más allá de lo aparente, con lo que la poesía se convierte en un instrumento de conocimiento que, a través de los símbolos, capta la realidad suprarracional. Se le concede mucha importancia a la imaginación, a la intuición, a los sueños, a lo misterioso, etc. Característicamente simbolistas son también la afición por la alusión, el gusto por apuntar sensaciones, el uso abundante de sinestesias, la musicalidad del verso. La influencia de todo ello en el modernismo es capital. Los poetas simbolistas franceses más influyentes fueron Verlaine, Baudelaire y Rimbaud, más conocidos como los poetas malditos.

Los escritores tienen una marcada tendencia a la búsqueda de lo ideal, sus inquietudes éticas y su afición a la poesía popular hay que entenderlas en algunos de ellos por su vinculación al krausismo y la Institución Libre de Enseñanza. Igualmente, su rebeldía y su preocupación social se relacionan, según los casos con las ideas regeneracionistas, socialistas y, en particular, anarquistas. La lectura de algunos filósofos tiene también una importancia decisiva en los jóvenes escritores de principios de siglo. En concreto, es muy acusada la influencia de Nietzsche.

  • La poesía modernista


Durante los primeros años del siglo XX se publican: Alma (1902) de Manuel Machado, Soledades (1903) de Antonio Machado, Arias tristes (1903) de Juan Ramón Jiménez.

El lenguaje poético se aleja de la expresión conceptual e intenta sugerir a través de la palabra las sensaciones que otras artes consiguen mediante la luz, el color, la música. Los poetas buscan dotar a sus poemas de colorido, sonoridad, musicalidad, aromas… todo ello mediante elementos preciosistas. Por ello, los poemas se pueblan de elementos ornamentales, imágenes sugerentes, símbolos variados, vocablos exóticos, neologismos, cultismos, en ambientes evocadores muy característicos: jardines, fuentes, estanques… poblados de animales fabulosos y seres mitológicos. Hay una gran variedad métrica. Se experimenta con estrofas, versos, acentos y rimas en la búsqueda incesante de la originalidad y el ritmo musical.

  • La prosa del 98


En el campo de la prosa se produce el alejamiento definitivo del Realismo. La prosa es cada vez menos el vehículo de narraciones en sentido clásico, comenzando a aparecer libros en prosa más descriptivos, líricos o ensayísticos. El género del ensayo alcanza un importante lugar. La prosa ensayística sirve de cauce a las inquietudes sociales y existenciales de los nuevos escritores

La prosa se enriqueció al dar cabida a lo ensayístico, a la descripción paisajística, al lirismo intimista y a la narración propiamente dicha. El Realismo es sustituido por una prosa impresionista en la que lo característico es la sugerencia, la imprecisión, la vaguedad simbolista, la pincelada rápida y la tendencia a lo inconcluso, a lo fragmentario. En las obras de estos autores aparecen temas comunes, muchas veces obsesivos: voluntad frente a abulia, pasión frente a inteligencia, problemas de personalidad, frustraciones eróticas, aspiración a una vida espontánea, críticas sociales diversas… las novelas se pueblan, así, de protagonistas abúlicos, insatisfechos e inadaptados; y, como contrapeso abundan los personajes en los que predominan la voluntad y la acción aventureros, amantes del peligro…

Los autores y novelas más destacados de este período son: Unamuno, Niebla; Baroja, El árbol de la ciencia.

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