Novelas espiritualistas de Galdós

Benito PÉREZ GALDÓS
Galdós es un gran creador de ambientes, costumbres, situaciones y acontecimientos. Para ello observaba atentamente, anotaba y recopilaba datos. Por esta razón, y en la línea del mejor Realismo, sus páginas producen el efecto de lo visto o vivido. Los personajes, tan variados, están caracterizados por pequeños detalles – forma de hablar, gestos -. En algunos cala en lo mas hondo de sus almas, gracias a su acusado conocimiento de los hombres y a su profunda intuición. 
Con frecuencia se le achacan a Galdós ciertos descuidos o desaliño en el estilo. La verdad es que el autor nunca pretendíó ser un preciosista en la manera de escribir. Buscaba la espontaneidad, la agilidad y la expresividad. 
Es autor de una extensa producción narrativa y teatral, de más de cien títulos. Dentro de su producción distinguimos Episodios nacionales y novelas.
Los Episodios nacionales son cuarenta y seis novelas históricas, poco extensas, que recorren, a través de hechos históricos y personajes novelescos, la historia de España durante el Siglo XIX. La documentación sobre los hechos referidos y la objetividad son los rasgos carácterísticos de esta nueva novela histórica, muy diferente, por tanto, de la ROMántica. Galdós mezcla personajes de ficción con personajes históricos, importantes acontecimientos políticos y militares con sucesos cotidianos y privados. Consiguiendo de esta forma recrear una historia palpitante, cercana al vivir y sentir de sus contemporáneos. Con un enfoque personal de los hechos, pero basado en un riguroso trabajo de documentación, logra el autor un acertado fresco de la compleja realidad española de ese siglo. El estilo es, a veces, descuidado, pero la narración es viva y animada. Algunos de sus títulos son Trafalgar, Bailén, Zaragoza, Gerona.
En su novela distinguimos novelas de tesis, novelas contemporáneas y novelas espirituales. Las novelas de tesis son las novelas de la primera época, que inicia con La fontana de oro. En ellas el autor, con el propósito de defender una ideología concreta, crea unos personajes y modela una realidad en función de lo que quiere manifestar. Son obras de tesis, el argumento y los personajes de estas obras quedan sometidos a las ideas del autor, que trata de ejemplificarlas y justificarlas con la historia narrada y con los personajes arquetípicos que utiliza y que representan actitudes y valores (la tradición frente al progreso y el liberalismo – presenta a los liberales como héroes-, ataca la intransigencia, el fanatismo y el caciquismo). Destaca Doña Perfecta (el conflicto se plantea entre la intolerancia, soberbia e hipocresía de doña Perfecta y el progresismo liberal de su sobrino, Pepe Rey, que acabará siendo víctima de aquélla), Gloria (es la intransigencia religiosa la que impide la uníón de dos personas que se quieren, pero que son de distinta religión), El audaz. El ciclo de las novelas españolas contemporáneas lo inició con La desheredada y con él trazó un fresco del Madrid y de la España de la época, con sus ambientes sociales, formas de vida, tipos, etc. Son las novelas de Madrid, objetivas, en las que el autor repasa las vidas de las gentes con sus conflictos, contrastes y sentimientos. Galdós pretendíó realizar un análisis profundo de la realidad. Abandonadas las novelas de tesis, Galdós se convierte en un observador crítico, pero imparcial, de la sociedad española. Las principales carácterísticas de estas novelas son la creación de ambientes reflejados con admirable exactitud, y la caracterización de personajes, que ya no serán tipos esquemáticos, sino figuras llenas de verdad y vida. El autor analiza la historia de su vida – la segunda mitad del Siglo XIX -, el ambiente popular, los diversos estamentos sociales; pero será Madrid el centro de su visión: Madrid con sus calles, comercios, casas de huéspedes, tertulias de café, barrios pobres; y sus personajes: mendigos, burgueses ricos y burgueses venidos a menos, nobles arruinados, clérigos, cesantes, jornaleros, liberales y reaccionarios, fanáticos, estrafalarios, mezquinos, bondadosos e hipócritas… Los personajes son más complejos. Su comportamiento se relaciona con el medio social, la herencia biológica y la psicología. Emplea nuevas técnicas narrativas, como el estilo indirecto libre, el monólogo o el estilo teatral. Un título destacado de esta serie es Fortunata y Jacinta (su obra maestra, en la que Galdós traza, enmarcado en un amplísimo panorama social, el inolvidable retrato de las dos protagonistas: Jacinta, la esposa virtuosa y pasiva, representante de una clase media segura y conformista, y Fortunata, la mujer del pueblo, espontánea, apasionada e instintiva. En medio de las dos mujeres, Juanito Santa Cruz, el joven burgués, egoísta y frívoló, mimado e irresponsable, marido de la primera y amante de la segunda). Otras obras de este ciclo son La de Bringas, Miau, Tormento, Tristana. Las novelas espirituales o simbólicas son las obras escritas en la década de 1890. En estas últimas novelas, muestra un profundo interés por temas morales y espirituales; se acentúa el idealismo de los personajes y pierde importancia la descripción de la realidad, más centradas en el interior de los personajes, en los valores morales y en sus ideales. Manifiestan un cambio, aunque el procedimiento literario empleado – la exacta observación de la realidad – siga siendo el mismo. Ahora aparece una corriente espiritualista en los duros ambientes que el autor sigue mostrando. Galdós crea unos personajes que, movido por un profundo sentido cristiano, renuncian a todo para entregarse a sus prójimos. Pertenecen a esta etapa Nazarín, Misericordia (la caridad y bondad de la protagonista, Benina – el personaje más auténticamente evangélico de toda la literatura española -, se enfrenta con el egoísmo que la rodea), Torquemada.




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