Personajes virtuosos

EL TEATRO


Durante las primeras décadas del siglo convivieron en los escenarios el teatro neoclásico y el drama ROMántico, lo que originó duros debates. Las carácterísticas principales del drama ROMántico son las siguientes:
? La libertad de creación va a ser el valor supremo, por lo que dejan de cumplirse las unidades de tiempo, lugar y acción.
? El gran tema es el amor, un amor apasionado que se opone a las normas sociales y que arrastra a quien lo padece a la muerte. El otro gran tema es el de la libertad, el anhelo de alcanzar una libertad absoluta que se ve entorpecido o impedido por el entorno o por el destino.
? Los protagonistas son un hombre y una mujer que se enfrentan a la imposibilidad de su amor. Él suele estar rodeado de un origen misterioso; ella reúne en sí todas las virtudes físicas y espirituales.
? El género favorito es el drama histórico, ambientado en la Edad Media.

Don Álvaro o la fuerza del sino (1835), del Duque de Rivas.
Don Juan Tenorio (1844), de José Zorrilla.
La conjuración de Venecia, El trovador, Los amantes de Teruel


LA NOVELA REALISTA Y NATURALISTA DEL Siglo XIX

Hacia mediados del Siglo XIX comienza a desarrollarse el segundo gran movimiento literario decimonónico: el Realismo, que surge de una reacción contra la estética ROMántica, frente a la cual se va a valorar la observación minuciosa de la realidad contemporánea.
Como consecuencia, el género predominante será la novela, cuyas principales carácterísticas son:
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Observación objetiva

Frente al subjetivismo y a la imaginación ROMántica, el objeto de la narrativa realista es la descripción y la presentación de la vida real, ?

Ambientación contemporánea

El escritor refleja el momento en que vive, no huye hacia otras épocas. En general, dominan los personajes de clase burguesa, pero poco a poco los personajes proletarios y marginales van ocupando un lugar más importante.
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Análisis psicológico de los personajes

La descripción del carácter de los personajes lleva a un estudio minucioso de los ambientes familiares, de la educación, de los acontecimientos pasados, como explicación de una determinada conducta o comportamiento.
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Presencia de un narrador omnisciente

El tipo de narrador más habitual es el que controla hasta el último detalle de la materia que va a relatar e interviene frecuentemente en el relato emitiendo juicios o avanzando hechos que sucederán más tarde.
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Planteamiento de tesis

La escritura suele estar guiada por una tesis ideológica que el autor pretende defender y con la que pretende convencer al lector. Ello repercute en un maniqueísmo en la composición de los personajes, fácilmente reducibles a buenos y malos, y también en la verosimilitud: a veces se fuerza la realidad para que se ajuste a las ideas previas del escritor.
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Estilo

Se persigue un lenguaje natural, sobrio y alejado de exageraciones y retoricismos. Sin embargo, cabe distinguir entre el lenguaje del narrador, que mantiene un nivel culto, cuidado y literario, y el lenguaje de los diálogos, donde se pone especial cuidado en la reproducción del habla real de los personajes, acorde con su condición social.
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El periódico como canal de difusión

Muchas obras realistas se publicaron por entregas en los periódicos. Esto afecta, en ocasiones, a la estructura de la novela, que trata de mantener el interés dejando en suspenso la historia al final de cada entrega.

Los autores más representativos de la narrativa realista son Pedro Antonio de Alarcón (El sombrero de tres picos), Juan Valera (Pepita Jiménez), José María de Pereda (Sotileza), Emilia Pardo Bazán (Los pazos de Ulloa), Vicente Blasco Ibáñez (Cañas y barro), Benito Pérez Galdós (Fortunata y Jacinta, Episodios Nacionales), Leopoldo Alas Clarín (La Regenta).

Realismo Y Naturalismo

El Siglo XIX es la gran época de la novela europea y produce una gran cantidad de obras maestras. En Francia, hacia 1870, nacíó el Naturalismo, que llevó al extremo los presupuestos realistas. Este movimiento pretende remontarse a las causas de los comportamientos humanos y para ello tiene en cuenta las nuevas ideas científicas sobre el ser humano (determinismo, herencia biológica, selección natural de las especies…). De esta manera ofrece una galería de personajes con taras físicas o morales y la novela se ocupará de explicar las razones de esos defectos insistiendo en los aspectos más miserables de la vida humana y de sus relaciones sociales. Fue un movimiento muy polémico, cuyo máximo teórico y representante fue Émile Zola.

En España, la novelista Emilia Pardo Bazán divulgó las ideas de Zola. Pero las teorías en que se basaba el movimiento naturalista casaban mal con el espíritu religioso de muchos autores, por lo que el Naturalismo tuvo poca repercusión en nuestro país. Se advierte alguna influencia de sus técnicas narrativas, más que de su concepción del mundo, en algunas obras de Galdós, Clarín, Pardo Bazán y Blasco Ibáñez.
En general, sirvió para tratar con más radicalidad los temas sociales, para indagar en aspectos sórdidos de la existencia y para tratar de modo más directo los temas de carácter sexual.


EL Modernismo Y LA GENERACIÓN DEL 98

A finales del Siglo XIX aparece en España el Modernismo, que coexiste con un grupo de escritores llamado Generación del 98. Ambos movimientos literarios coinciden en percibir el momento histórico por el que atraviesa el país con gran insatisfacción; pero, mientras los modernistas buscan la evasión de la realidad, los de la Generación del 98 tratan temas de la actualidad española. Algunos estudiosos los consideran movimientos distintos, mientras que otros los consideran las dos caras de la misma moneda. Aquí los trataremos por separado
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EL Modernismo
Se denomina así al movimiento literario nacido en Hispanoamérica y difundido en España por el nicaragüense Rubén Darío. En su proceso de formación influyeron decisivamente el Romanticismo (sobre todo el de Bécquer y Rosalía de Castro) y dos movimientos artísticos de origen francés: el parnasianismo y el simbolismo. El Modernismo fue, sobre todo, un movimiento poético, aunque también se cultivaron la prosa y el teatro.
En cuanto a los temas, se distinguen dos líneas principales: la que trata de asuntos del pasado o de lugares exóticos y la que da lugar a la expresión de la intimidad del poeta. La primera línea, la línea escapista, es la más representativa. Los ámbitos en los que se refugia el poeta modernista en busca de la belleza son lugares exóticos y épocas antiguas.
La segunda línea, la línea intimista, muestra el malestar del poeta con lo que le rodea. En los poemas estos sentimientos se enmarcan en paisajes otoñales o despoblados jardines crepusculares, de clara raíz ROMántica.
Los poetas modernistas explotan todas las posibilidades del idioma en busca de la belleza y, así, los aspectos sensoriales cobran una importancia fundamental, sobre todo el color y la musicalidad. Estos autores emplean un léxico muy rico (neologismos, voces desusadas, cultismos) y una gran diversidad métrica que proporcione esa musicalidad tan carácterística.
En España, las figuras más importantes de la poesía modernista son Manuel Machado (Alma), Antonio Machado (Soledades, galerías y otros poemas) y Juan Ramón Jiménez (Jardines lejanos, La soledad sonora). En prosa, destacan las Sonatas de Valle-Inclán.


En España, las figuras más importantes de la poesía modernista son Manuel Machado (Alma), Antonio Machado (Soledades, galerías y otros poemas) y Juan Ramón Jiménez (Jardines lejanos, La soledad sonora). En prosa, destacan las Sonatas de Valle-Inclán.

LA GENERACIÓN DEL 98

El ambiente de crisis que se vivía a finales del XIX, agudizado por la pérdida de las últimas colonias en 1898, y el agotamiento de los temas y formas de la literatura del siglo anterior provocan la aparición de un grupo de jóvenes novelistas que tienen en común la firme voluntad de renovación. Frente a la fiel reproducción de la realidad que pretendían los autores del XIX, defienden una visión personal de las cosas; además, proponen una reforma total de las conductas sociales y morales de los españoles.

 Entre estos autores están Unamuno, Azorín, Baroja y parte de la obra de Antonio Machado y de Valle-Inclán.
Los temas predominantes son dos:
1.
El tema de España, enfocado desde una visión subjetiva e individualista, aunque en todos hay un objetivo: el descubrimiento del alma de España por medio de:
a.
El paisaje, en especial el de Castilla, en el que descubren el espíritu austero y sobrio del hombre castellano.
b.
La historia, pero no la de los grandes acontecimientos políticos o bélicos, sino la del hombre anónimo y la de la vida cotidiana, a la que Unamuno llamó intrahistoria.

c.
La literatura, mediante una vuelta a los autores medievales como Gonzalo de Berceo, Fernando de Rojas o Jorge Manrique; especial interés muestran por Cervantes y Larra.
2.
El tema existencial, que abarca desde la preocupación por el sentido de la vida hasta los problemas de carácter religioso, pasando por los conflictos psicológicos del ser humano.

En cuanto a la técnica estilística y literaria, el aspecto más carácterístico es el rechazo a la expresión retórica y grandilocuente. Todos ellos proclaman la necesidad de un retorno a la sencillez y la claridad, por lo que tienden a la precisión léxica, a la elección de la palabra justa, y muchas veces buscan vocablos que resulten extraños por su sabor local o arcaizante. El léxico se impregna de valoraciones subjetivas que desvelan sus sentimientos íntimos.
Azorín:
La voluntad, Antonio Azorín, Doña Inés

Baroja


Camino de perfección, El árbol de la ciencia, La busca

Unamuno


Amor y pedagogía, Niebla, La tía Tula

Valle-Inclán


Tirano Banderas

Antonio Machado


Campos de Castilla

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