Características de la poesía del Renacimiento

EL Renacimiento EN España

En España, el Renacimiento aparece con características propias y hace coexistir lo tradicional religioso con la nueva valoración del mundo, y lo nacional con las nuevas corrientes
Dos factores, políticos y culturales, contribuyen a que el Renacimiento español tenga una personalidad propia: El reinado de Carlos I de España y V de Alemania (nieto de los Reyes Católicos), es símbolo de esplendor, plenitud política y prosperidad económica, y permite una apertura a las corrientes europeas; el reinado de Felipe II (hijo de Carlos I) sigue el espíritu de la Contrarreforma y, para evitar el contagio con las ideas protestantes, ejerce una férrea censura con la inquisición.

2 Etapas del Renacimiento español
• Primer Renacimiento o época de Carlos I: comprende la primera mitad del siglo XVI, un periodo de recepción de las directrices europeas. Aparecen el neoplatonismo y el erasmismo, y se introduce la poesía italianizante, de influencia petrarquista. Garcilaso de la Vega.
• Segundo Renacimiento o época de Felipe II: comprende la segunda mitad del Siglo XVI, donde se acentúa lo religioso y lo nacional, y se cristianizan los rasgos paganos del periodo anterior. La fórmula italiana se funde con la tradición nacional. Fray Luis de León.

3. La poesía del Renacimiento
La poesía española del Renacimiento representa la simultaneidad de dos corrientes: la tradicional, heredada del Siglo XV, y la corriente europea, de influencia italiana.
La poesía popular se manifiesta en la lírica tradicional y en el Romancero viejo A mediados de siglo, surge el Romancero nuevo o artístico, también de carácter culto. La aportación métrica esencial de esta influencia italiana es el verso endecasílabo que, por su flexibilidad rítmica, era muy apropiado para la expresión de temas líricos. Lo impulsa Juan Boscán y triunfa más tarde en los poemas de Garcilaso de la Vega. Sobre la base del verso endecasílabo se crean nuevas estrofas, algunas ya habituales en la lírica italiana:
Terceto: tres versos endecasílabos, rima consonante (ABA), los tercetos encadenados alternan series de tercetos (ABA BCB CDC…)
Cuarteto: estrofa de cuatro versos endecasílabos, rima consonante (ABBA)
Lira: estrofa de cicnco versos dos endecasílabos y dos heptasílabos con esquema métrico aBabB (la crea Garcilaso en su Oda a la flor de Gnido).
Estancia: estrofa que combina un número variable de versos endecasílabos y heptasílabos.
Octava real: estrofa de ocho versos endecasílabos, rima consonante, esquema métrico ABABABCC
Composiciones: 
Soneto: forma emblemática de la nueva poesía dos cuartetos (rima ABBA ABBA) y dos tercetos (rima presenta variantes CDC DCD; CDE CDE; CDE DCE…)
Se recuperan géneros poéticos de la tradición grecolatina:
églogas: el poeta manifiesta sus sentimientos a través de pastores, en el marco de la naturaleza idealizada.
oda: poema lírico de tono elevado y variedad de temas y asuntos.
epístola: temas doctrinales en forma de carta y a veces tiene carácter confidencial y familiar.
elegía: muestra los sentimientos ante una circunstancia dolorosa.
La poesía renacentista se apoya en diversos recursos literarios como el hipérbaton, que recrea la sintaxis clásica, o la metáfora, que plasma la belleza sensorial. Pero el poeta se atiene siempre al precepto clásico de ajustarse a las leyes de la naturaleza, huyendo de la afectación, con lo que consigue un estilo poético marcado por la sobriedad, la naturalidad y la elegancia.

3.2 Temas y motivos poéticos
Los poetas del Renacimiento emplean en sus creaciones diversos motivos o tópicos de la literatura grecolatina, entre los cuales podemos destacar:
• El carpe diem (goza el día de hoy), que invita a gozar del momento presente.
• El collige, virgo, rosas (recoge, doncella, las rosas), exhortación a una joven para que
disfrute del amor antes de que el tiempo marchite su belleza.
• El locus amoenus (lugar agradable), que recrea un prado verde de aguas dulces y claras,
que sirve de solaz o refugio al poeta para expresar su sufrimiento amoroso.
• El Áurea mediocritas (mediocridad dorada) que ofrece una alabanza a la vida moderada,
alejada de toda ambición.
• El beatus ille (feliz aquél) que manifiesta la añoranza de una vida apartada del caos del mundo en busca de la paz y la armonía de la naturaleza.
Junto a estos motivos literarios, de influencia clásica, aparecen en la primera mitad del siglo los tres grandes temas de la lírica renacentista: la naturaleza, el amor y la mitología. A ellos se unen, en la segunda mitad, otros temas esenciales: la huida del mundo, eje de la poesía ascético-moral; el amor a lo divino, centro de la poesía mística; y el ideal patriótico, que conforma la épica culta.
La naturaleza renacentista es apacible y armoniosa; está poéticamente idealizada y tiene como centro el locus amoenus. Este «lugar agradable» suele servir de marco para las escenas amorosas o para los relatos mitológicos. Se trata de un prado verde que llena de frescor el suave murmullo de aguas cristalinas o la brisa de árboles frondosos, y que ejerce de testigo mudo a quien el poeta cuenta su sufrimiento por la indiferencia o los desdenes de la amada. Esta naturaleza, remanso de paz y armonía, cumple en la poesía ascética de la segunda mitad del siglo otra función: es el refugio que acoge al poeta en su huida en busca de sosiego y descanso espiritual.
El amor en el Renacimiento tiene una Concepción petrarquista; es decir, se muestra desligado de los apetitos carnales y aparece como una virtud del entendimiento que eleva al hombre de lo material a lo inmaterial, superando la sensualidad. No obstante, el amor aparece también como fuente de frustración, porque el enamorado lo considera imposible de alcanzar, y sólo recibe de su amada indiferencia o desdén. El poeta experimenta un dolor insufrible y se ve obligado a reprocharle su carácter esquivo (que concreta en antítesis: fuego/hielo, día/noche, paz/guerra), a rehuir otra compañía y a refugiarse en la naturaleza o a recluirse en sí mismo (introspección).
 La belleza de la amada se plasma en un retrato físico, repetido de manera similar por los poetas. Para ello utilizan imágenes o metáforas –que los escritores van repitiendo– extraídas de la naturaleza. Se trata de imágenes ascendentes, en las que la belleza de la amada compite con las cualidades de la naturaleza.
La mitología. Las obras renacentistas se llenan también de dioses, ninfas, héroes y otras figuras inspiradas en la mitología grecolatina. Estos motivos, tomados de las Metamorfosis, obra del poeta latino Ovidio: el poeta los actualiza y los emplea como símbolos de su propio conflicto sentimental.
El tema de la huida del mundo, entendida como un ansia de trascendencia, aparece en la segunda mitad del siglo, dentro de una poesía de carácter moral que desarrolla el beatus ille y el Áurea mediocritas. El ser humano vive encarcelado en la prisión del mundo, donde impera el caos, la discordia y los bienes engañosos. Para evadirse de esa cárcel debe iniciar un recorrido purificador utilizando diversos medios: la práctica y desarrollo de determinadas virtudes (prudencia, justicia, fortaleza y templanza), la dedicación al estudio y al trabajo intelectual, el contacto directo con la naturaleza o la percepción del arte musical
Este proceso produce en el hombre una paz espiritual que le permite atisbar el Bien, la Belleza, la Bondad y la Armonía como realidades absolutas y universales, que participan de la divinidad.
El tema de la huida del mundo es una de las bases de la poesía ascética, que se concreta en el deseo del individuo de trascender y fundirse con la divinidad.
La unión mística es un concepto de raíz religiosa que surge en la segunda mitad del siglo XVI. Esta literatura mística tiene su base en la experiencia de la unión del alma con Dios con el que los místicos aspiran a comunicarse.
Dicha comunicación presenta unos caracteres típicos:
• Exige un proceso previo de Purificación (ascética) en el que el alma se desentiende
• Es una gracia divina, que sólo se concede a unos pocos.
• Produce un estado de éxtasis, que desconecta del mundo circundante.
• No se puede expresar con el lenguaje humano; el poeta místico recurre al empleo de símbolos, alegorías, paradoja o antítesis, que provienen del amor humano. Los dos místicos más notables de la literatura en lengua castellana son san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús.
El ideal patriótico es un reflejo del espíritu nacionalista que aparece en España en tiempos de Felipe II (segundo Renacimiento). Este tema exalta el heroísmo nacional y se manifiesta en canciones a gestas gloriosas: Canción a la batalla de Lepanto, de Fernando de Herrera.
3.3 Lenguaje poético.
Frente a la Concepción utilitaria del arte que dominaba en la Edad Media, el Renacimiento nos ofrece un afán esteticista. Los poetas prestan atención a los recursos del mundo, por la renuncia y la penitencia, y aspira a la perfección moral. Símbolos, alegorías, paradojas o antítesis, que provienen del amor humano. Expresivos del lenguaje, pero huyen de la afectación y se rigen por cuatro ideales clásicos: sobriedad, naturalidad, selección y elegancia.
Este ideal clásico persiste a lo largo del Siglo XVI. Sin embargo, en la segunda mitad algunos autores intensifican los recursos formales, complican la expresión y adoptan ciertas «maneras» o formas poéticas que derivan hacia la tendencia estilística denominada manierismo, precursora del culteranismo Barroco posterioridad.

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