El amor en los tiempos del colera temas selectividad

EL AMOR Y LA MUERTE EN EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA


El amor en los tiempos del cólera es todo un tratado sobre el paso del tiempo y el amor, un amor intenso, que sobrepasa los límites del tiempo. Puede calificarse como una novela de amor, pero también de muerte.
Es muy significativo que el relato se abra con el suicidio de Jeremiah de Saint-Amour, compañero de ajedrez del doctor
Urbino, y que se cierre con el de América Vicuña, la última de las amantes de Florentino Ariza. Lo que se cuenta en la obra es la historia de un amor al que sólo la muerte puede poner fin. Morir de amor fue el deseo que el padre de Florentino puso en un cuaderno en el que escribía versos de amor: “Lo único que me duele de morir es que no sea de amor”. Gracias a la narración retrospectiva, conocemos la historia de amor entre Florentino y Fermina, iniciada cuando ella tenía 13 años y él, 4 más, una relación epistolar. A los 18 rompe la relación para casarse, a los 21, con el doctor Juvenal Urbino. Fermina enviuda a los 72 años y Florentino, con 76 años, empieza de nuevo a cortejarla con el envío de nuevas cartas, hasta que consuman su amor. La muerte absurda del doctor Urbino, al final del primer capítulo, se convierte en una aliada del amor, pues permite la asistencia al funeral de Florentino y la posterior relación entre éste y Fermina. Pero, al mismo tiempo, la muerte del doctor también va unida a una memorable declaración de amor, cuando, antes de expirar, pudo decirle: “Sólo Dios sabe cuánto te quise”.

El amor.a. El amor platónico, el amor del alma

El amor de juventud de Florentino y Fermina es un amor fervoroso, lleno de misterios. Fermina siente curiosidad ante Florentino, un individuo sombrío. Pero la realidad aconseja a Fermina que termine esa relación, pues ese poeta del amor es un desconocido, una especie de sombra de alguien a quien es casi imposible llegar a conocer. La realidad hace que Fermina se case con el doctor Urbino. Florentino siempre vivirá con la esperanza de conseguir a su amada. Su amor sobrevivirá a los años y a la indiferencia de su amada. Ese amor platónico que siente Florentino se muestra en algunas actitudes:- Idealización de la amada y bajo nivel de autoestima. Al conocer la relación del doctor y Fermina, Florentino no siente celos ni rabia, sino un gran desprecio de sí mismo. Se siente inferior, indigno de cualquier mujer.- Nunca deja de pensar en la amada y está convencido de que algún día la conseguirá. Tanto es así, que pide reformar su casa para cuando tenga que compartirla con ella.

El amor como sentimiento y como meta

Al no tener muchas posibilidades de manifestar su emoción, deja que ésta transcurra por la ruta de la poesía y de las cartas. Y hasta tal punto llega la necesidad de declarar su amor por Fermina, que se dedica a escribir cartas gratuitas de amor a los enamorados. Según el narrador, eso lo hacía porque “le sobraba tanto amor por dentro, que no sabía qué hacer con él”. La consecución final del amor por parte de Florentino representa la recompensa a tantos años de espera y de “fidelidad”, pues él hubiera preferido morirse antes que fallar a Fermina. De ahí que, tras medio siglo de tormento y de añoranza, por fin, pueda hacer realidad sus sueños.

El amor sin amor, el amor de cintura para abajo

Florentino llega a instruirse en lo que el propio narrador denomina “amor sin amor”. Tras la ruptura, tiene aventuras amorosas con las que sustituye su amor platónico por Fermina, por un amor de tipo carnal hacia unas mujeres a las que ama sin amor.  Este “amor” se puede considerar opuesto a la fidelidad de la que presume. Ahora bien, sus escarceos amorosos con más de seiscientas mujeres no impiden que siga queriendo a Fermina. En Florentino se materializa el valor de la fidelidad al ideal amoroso. Por ello nunca es consciente de estar cometiendo actos infieles. Algunos nombres de esas amantes son: Ausencia Santander, Sara Noriega, Olimpia Zuleta, la viuda de Nazaret, la viuda de Arellano, la viuda de Zúñiga, América Vicuña y Leona Cassiani, con la que no hizo el amor, a pesar de que era “la mujer de su vida”.El doctor Urbino también mantiene relaciones fuera del matrimonio con Bárbara Lynch. Esta infidelidad daña la relación de los esposos. Su esposa lo abandona, si bien el amor incondicional que le profesa a su marido le hará volver cuando él va a buscarla.

Amor convencional de marido y mujer, el amor tedio

Juvenal Urbino, más que enamorado de Fermina, está deslumbrado por sus encantos, por su altivez. Tras una relación en la que emergen dudas, la pide en matrimonio. Para Fermina, Juvenal representa seguridad y dinero. Fermina decide casarse con él porque está sola,  tiene ya veintiún años y miedo a perder esta oportunidad. Comienza así una vida matrimonial escasa de emociones (Juvenal afirma que lo más importante de un buen matrimonio no es la felicidad sino la estabilidad). Ambos esposos viven un amor doméstico, rutinario, pero que, en cierto modo, representa una felicidad cómoda. Fermina llega a afirmar que, de tener que volver a elegir a un hombre para vivir con él, elegiría a su marido. Por otra parte, el doctor Urbino le declara a su mujer antes de su muerte: “Sólo Dios sabe cuánto te quise”. Ambos eran conscientes de que no hubieran podido amarse ni vivir de otro modo, porque, en realidad, “nada hay más difícil que el amor”.

El amor sosegado de la vejez, el cariño tranquilo

Días después del funeral, Florentino va a casa de Fermina y concierta una cita. Así inician una nueva relación, en la que ella se muestra reacia. El doctor Urbino Daza, le agradece a Florentino la compañía que da a su madre y le pide paciencia. La hija, Ofelia Urbino Daza, opina por el contrario, que el amor a esa edad “es una cochinada”. Por fin, Fermina acepta viajar por el río Magdalena y se hace realidad su amor, viajando solos en el barco gracias a la argucia de Florentino de poner una bandera amarilla, indicadora de que en el barco había enfermos de cólera. El viaje supone el encuentro con el amor sin los lazos de la vida conyugal, sin desengaños y sin pasiones. Es el amor más allá del amor, en cualquier tiempo y parte, más denso cuanto más próximo a la muerte. 

La muerte. Su significado y sus diversos tipos

La muerte adquiere una gran importancia en la obra, porque supone el acontecimiento narrativo que modifica el rumbo de los hechos. Muere Juvenal Urbino y ello permite a Florentino acercarse a la viuda. La novela, pues, puede dividirse desde el punto de vista de su desarrollo argumental, en dos partes perfectamente delimitadas por la frontera de la viudedad de Fermina Daza. Precisamente, la novela se abre, en su primer capítulo, con dos muertes muy significativas. La de Jeremiah de Saint-Amour es fruto del suicidio, de la voluntad propia y perfectamente planificada, al no poder soportar el paso del tiempo y el deterioro que provoca la vejez. La segunda muerte, del doctor Urbino, es una muerte casual y absurda. Por tanto, podemos hablar de la presencia de varios tipos de muerte en El amor en los tiempos del cólera:
El suicidio representa la muerte buscada por voluntad propia, la muerte del que no puede afrontar alguna situación. Jeremiah de Saint-Amour se quita la vida porque, como confiesa su amante al doctor Urbino, Jeremiah tenía la determinación de quitarse la vida a los sesenta años, porque no quería ser viejo. La causa de la muerte es definida por el doctor Urbino en una conversación con el doctor Olivella: gerontofobia. Y otra muerte por suicidio es la de la joven América Vicuña. La noticia que le llega a Florentino es que América se ha suicidado a causa de una depresión por no aprobar los exámenes finales, pero lo cierto es que, laten otras razones. La joven fue la encargada de cuidar los sábados y los domingos de Florentino, mientras éste estaba en cama por el esguince de su pie. Fue entonces cuando comprobó que su antiguo amante ya no sentía nada por ella. Y ella decidió quitarse la vida, porque para ella la vida sin él no tenía sentido. El suicidio, por tanto, representa para América una liberación del dolor, del sufrimiento por amor.

El accidente

Muerte por accidente y muerte absurda es la del doctor Juvenal Urbino. Poco antes de vestirse para ir al entierro de Jeremiah, Juvenal, mientras lee, ve un loro de Paramaribo que, tiempo atrás, había tenido en casa y que ahora, misteriosamente, ha aparecido de nuevo. El doctor sube los peldaños de una escalera hasta conseguir coger al loro por el cuello y entonces cae de la escalera y muere. Esta muerte tiene un componente misterioso, inexplicable desde la lógica. Parece que el destino hubiera querido hacer alguna especie de justicia condenando a quien cincuenta años atrás había interferido en los amores de Florentino y Fermina. De ahí esa muerte sin confesión que, como único rasgo de cierta piedad, permite que él pueda confesar no un pecado, sino la declaración de amor que nunca en vida había dicho a su esposa: “Sólo Dios sabe cuánto te quise”. La muerte de Juvenal Urbino propicia que, finalmente, los dos enamorados, ya ancianos, puedan llevar a feliz puerto un amor tanto tiempo dilatado.

El cólera

Las muertes por cólera laten a lo largo de la novela, como bien indica el título de la misma. A lo largo de ella aparecen referencias a la enfermedad, como cuando, durante un viaje en globo el doctor Urbino contempla las ruinas de la heroica ciudad de Cartagena de Indias, abandonada por sus pobladores por el miedo al cólera. Esa ciudad, que había resistido los asedios de los ingleses y de los bucaneros durante tres siglos, finalmente había sido derrotada por el cólera. Durante ese recorrido en globo, descubren un buen número de cuerpos humanos esparcidos por los sembrados de los pueblos de la Ciénaga Grande y, entonces, alguien dice que todas esas muertes son debidas al cólera. Pero el doctor Urbino, con fina ironía afirma: “Pues debe ser una modalidad muy especial del cólera, porque cada muerto tiene su tiro de gracia en la nuca”.Al final, una vez más, el tema de la muerte se va a ver unido al del amor. Florentino ordena desembarcar a todos los pasajeros que viajan en el Nueva Fidelidad para enarbolar una bandera amarilla en el barco, como señal de que allí viajan enfermos de cólera. Esto les permite disfrutar de su amor con la única compañía del capitán y de su amante, Zenaida Neves. Cuando llega la hora de regresar, Fermina dice que aquello “va a ser como morirse”, pues la vida de ambos no se concebía si no era dentro del buque. Y es entonces cuando el destino vuelve de nuevo a jugar en su favor. Las autoridades sanitarias les impiden bajar del buque, pues había que guardar la cuarentena, Florentino da la orden de volver de nuevo a La Dorada. Cuando el capitán le pregunta hasta cuándo cree que podrán aguantar con ese “ir y venir del carajo”, Florentino responde con una frase lapidaria que pone fin al relato: “Toda la vida”.

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