Escritoras victorianas

El viaje, tema principal de muchas obras literarias, toma formas muy distintas en sus descripciones novelescas. Su forma literal es la que nos da noticia de todas las peripecias que vive el viajero en el transcurso de un trayecto complicado y peligroso. Tal es el caso de uno de los mitos fundacionales (literatura clásica griega):
Ulises, héroe de la Odisea, de Homero.  Kavafis (comienzos de Siglo XX) nos lo rescata en un famoso poema poniéndolo de ejemplo de cómo la tierra extraña nos enriquece y nos quita los miedos absurdos
En otras narraciones, el tema está centrado en la descripción de aquel lugar lejano y exótico donde el viajero acaba de llegar y donde vivirá su aventura apasionada. Esto vale sobremanera para figuras inaugurales como la deMarco Polo.  Marco Polo (1254-1324) es el icono universal de la aventura y el descubrimiento, ha inspirado más de seis siglos de fascinación popular y de mitologías falsas. Es el más celebrado de los exploradores europeos a Asía, el primer viajero global y el más antiguo de los puentes entre Oriente y Occidente.
Marco Polo es la crónica de un hombre que extendíó las fronteras del conocimiento y la imaginación de su época que, a su vez, invita al lector de hoy a viajar a los límites de la historia. Y las historias que cuenta Marco Polo son fascinantes. Como su conocimiento del emperador de Mongolia Kublai Khan  y su pasión por la ciudad de Xanadú.
Esa mirada maravillada de explorador se percibe sobremanera en las llamadasCrónicas de Indias.
 
Cristóbal  Colón inaugura en sus Cartas
una larga serie de crónicas dedicadas a la descripción de múltiples aspectos de la naturaleza y de las culturas americanas recién descubiertas, entrelazados con los propios hechos de los españoles en el largo proceso de colonización de los reinos de Indias
La ilustración dio otro sesgo a la mirada del extranjero sobre el territorio nuevo. A este respecto, famosas son las Cartas persas (1721)de Montesquieu y sobre el mismo patrón, las Cartas marruecas (1789)
 de Cadalso.  Las «Cartas persas» es la obra germinal de la novela epistolar y de intención satírica. Mediante el recurso de las cartas de personajes extranjeros se satirizan las instituciones y costumbres propias.
Los personajes, portadores de una nueva mirada, dejan en evidencia con su aparente ingenuidad, la autocomplacencia de la sociedad francesa y española en la bondad de su vida y usos sociales.
Por otro lado la literatura está repleta de viajes que participan de una doble realidad física y simbólica:
Los numerosos viajes iniciáticos de Julio Verne o los viajes de Gulliver mediante los cuales su autor, Jonathan Swift
En toda aventura hacia países desconocidos o, sencillamente, diferentes a los nuestros propios, siempre se produce un fenómeno que la ficción literaria ha sabido describir con algunos ejemplos ilustres. El encuentro del «otro», de todo aquello que nos es desconocido y diferente, puede convertir un viaje que nacíó como proyecto lúdico en una experiencia capaz de trastornar los principios más firmes del viajero

E.M. Forster en

Pasaje a la India (1924) hace un retrato dela India bajo la soberanía británica, del conflicto que provoca el choque entre Oriente y Occidente y de los prejuicios y malentendidos a que está condenada la buena voluntad para un verdadero encuentro entre las dos mentalidades.
Cuando Herbert George Wells publicó su novela La máquina del tiempo, en el año 1895, revoluciónó la literatura existente sobre viajes en el tiempo. 
En las letras anteriores habían viajeros en el tiempo, como por ejemplo
Un yanki en la corte del Rey Arturo de Mark Twain, o las leyendas de Rip Van Winkle, o la de los Siete Durmientes (estas dos últimas, basadas en la idea del durmiente que despierta muchos años después).Wells describe acertadamente al tiempo como la «cuarta dimensión», y señala la posibilidad de moverse a través de éste. Wells describe una sociedad futurista abiertamente distópica, a contracorriente del optimismo utópico de su tiempo.

La mirada del extraño sobre una sociedad nueva es un motivo de la literatura casi inabarcable


. No dejaremos de mencionar los nuevos modos que origina la posibilidad en nuestro presente  de viajar, emigrar, instalarse casi sin fronteras ni cortapisas. En esta aldea global en que se ha convertido para muchos el mundo, novelas como Estupor y temblores (2004)
, de 
Amélie Nothombpone de manifiesto la gran diferencia entre las culturas de Oriente y Occidente, sobre todo en el mundo empresarial, que es descrito de forma despiadada


como la historia social, la historia de la literatura ha sidoescrita por hombres, y estos se han mostrado muy cicateros a la hora de reconocerles méritos a las escritoras. Y otra obviedad, si la liberación de la mujer del yugo masculino se cifra en el comienzo de la llamada Modernidad (Siglo XIX) con el Romanticismo, la nómina de escritoras anteriores será más bien escasa


Salvo el islote magnífico de la poeta Safo, apenas conocemos escritoras en época clásica grecolatina y mucho menos en los “siglos oscuros de la Edad Media” tan dada a guerreros y clerecía. En el origen de la lírica más intimista, nos encontramos conpoemas puestos en boca de mujer que de manera delicada (y bellísima) se quejan de “mal de amores”, del marido o amante ausentes. Pero ni una sola mujer firma los primeros poemas con autoría.


Tienen que pasar varios siglos hasta llegar al  Barroco, época convulsa que se asemeja –en mucho- al Romanticismo. Y así surge una poeta Sor Juana Inés de la Cruz (Méjico      1651-1695)que conviene analizar no sólo por la calidad de su obra, sino por lo que representa.


Por seguir con monjas problemáticas


En 1669 aparecía en París un pequeño volumen titulado Cartas portuguesas que conténía las cinco misivas que Mariana Alcoforado, monja portuguesa del convento de Beja, en el Alentejo, había escrito al conde Chamilly, capitán de la caballería francesa que había participado en el asedio de Ferreira. Estas cartas pasaron a la historia como una de las más rotundas expresiones del amor femenino



Pero es en el Siglo XIX, con las revoluciones sociales de todo tipo, y los movimientos estéticos del Romanticismo y Realismo, cuando las escritoras se tutean con sus coetáneos hombres y en ocasiones con resultados superiores. Sobre todo en Inglaterra con autoras como Jane Austen (Orgullo y prejuicio)
, las hermanas Bronté (Cumbres borrascosas
 1847) o Mary Shelleyque creó un mito universal Frankenstein  

En España también tenemos casos muy valiosos como las gallegas

Rosalía de castro (ROMántica) y la realista Emilia Pardo Bazán, Por cierto, la realistaCecilia Bohl de Faber firmaba Fernan Caballero; el seudónimo en las mujeres era habitual para evitar los prejuicios de los hombres
la figura femenina que marca las primeras décadas del Siglo XX esVirginia Woolf, hasta el punto de que su influencia aún no se ha apagado. En un momento de  búsqueda de nuevos caminos estéticos , Virginia Woolf condensa lo mejor de esas décadas pioneras: la conciencia de que los relatos ocurren sobre todo a un nivel sicológico (magistral la señora Dalloway (1925), donde narra un día en la vida de  una mujer), de que lo poético es parte de lo narrativo (Las olas
 1931), de que un narrador múltiple y un tiempo fragmentario capta mejor la realidad que el relato clásimencionamos autoras que con su estilo y temática marcaron el devenir literario del Siglo XX
Carson McCullers (1917-1967) nos propone la decadencia del Sur estadounidense mediante el retrato de sus miserables protagonistas; no puede dejar de sentir cierta ternura por sus personajes. Su obra, reducida a cuatro novelas y un par de colecciones de relatos, nos muestra un mundo desolador poblado por sordomudos, mirones, niñas que buscan refugio en su fantasía..
Novelas ·  El corazón es un cazador solitario (1940)  Reflejos en un ojo dorado(1941))La balada del café triste (1951)
Marina Tsvatáieva en Un espíritu prisionero recoge fragmentos de su  diario correspondientes a 1918 y 1919, relatos como «El novio» (1933), «El chino» (1934) o «Tu muerte» (1917), una selección de poemas, y el texto que da título al volumen y en el que la escritora reconstruye la vida literaria de los años veinte y treinta dentro y fuera de Rusia.

Jane Bowles


  A pesar de su escasísima obra narrativa –tan sólo la novela Dos damas muy serias y el libro de relatos Placeres sencillos–, la figura de Jane Bowles («esa leyenda moderna», como la calificó Truman Capote) se ha convertido en los últimos tiempos en una «figura de culto». 
Dos damas muy serias(1943)relata el itinerario de dos mujeres muy diferentes, en busca de su independencia y de su autenticidad.

Patricia Higsmith


  Mientras en las novelas habituales del género policial la trama gira en torno al esclarecimiento de un crimen, en las suyas, Patricia Highsmith (1921-1995) prefirió profundizar en la mente de sus personajes y ahondar en la ambigüedad moral del ser humano. Utilizó sus propios conflictos interiores como materia prima para crear relatos que se apartan del canon de la novela policial clásica o de misterio para ingresar en los enigmas interiores de las personalidades anómalas, representadas éstas en sus libros por personajes complejos y tortuosos. Tenía debilidad por Europa. Y le transmitíó su antojo a su creación, Tom Ripley, uno de los malvados más pertubadores y elegantes de la ficción.

Tony Morrison


 Escritora estadounidense, Premio Nobel de Literatura en 1993. Morrison es activista contra el racismo y a favor de la igualdad de derechos de las personas negras.  En sus novelas, basadas en la injusticia social que han vivido las sociedades de afroamericanos y en la afirmación de la identidad cultural de los mismos, contrastan siempre los elementos fantásticos y mágicos con la cruda realidad que viven sus protagonistas.
Una de sus novelas más conocidas es Beloved, que también obtuvo el Premio Pulitzer en 1988, fue llevada al cine en 1998 por el cineasta J. Demme.

Amélie Nothomb


 
 Todos sus libros tratan de  las fronteras yesa maraña cosmopolita tejida en su obra quizás sea la clave del éxito global que disfruta. Las fronteras exteriores e interiores. Otras cosas también. Asuntos serios como su obsesión por la identidad, y a la vez otros rasgos más livianos, pero no menos determinantes. Una frescura y un  descaro. Un estilo directo y mordaz. Entre irónico y nihilista, siempre rápido, brillante, sorprendente, sujeto a una extraña compulsión que le lleva a escribir a veces más de tres historias al año, aunque sólo publique una.

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