Generacion98 Pío Baroja

Se trata de una novela típicamente noventayochista en cuanto que refleja la crisis existencialista del inadaptado protagonista (se trata de una “novela de aprendizaje” o “bildungsroman), al mismo tiempo que realiza una feroz crítica de la sociedad española de sutiempo.

La novela, ambientada en la España de finales del XIX, cuenta la vida de Andrés Hurtado, personaje abocado a la angustia existencial y al pesimismo como consecuencia de una serie de experiencias traumáticas. Empieza estudiando Medicina en la Universidad de Madrid, donde empiezan sus decepciones, tanto a nivel académico como político y social. Posteriormente, su contacto con la cruda realidad de los hospitales y el Madrid de la época; la muerte de Luisito, su hermano pequeño; el fracaso como médico rural en Alcolea del Campo; y la iniquidad social que vive a su vuelta a Madrid le llevan a engendrar un profundo pesimismo interior, que culmina con la muerte de su hijo y su esposa Lulú. Ante tal fracaso, él también decide suicidarse.

En fin, “El árbol de la ciencia” ofrece un demoledor retrato de la España de la época (el desinterés por la ciencia, el caciquismo, la corrupción, la falta de sentido social, etc) y tiene también–como es típico de los novelistas del 98- un fuerte componente filosófico que proporciona profundidad a los conflictos existenciales del protagonista. Así se acude a Kant para plantear el escepticismo religioso, a Darwin para desarrollar la idea, típicamente barojiana, de la “lucha por la vida” o a Schopenhauer para exponer su pesimismo radical.

Pío Baroja (1872-1956) nacíó en San Sebastián y estudió medicina en Madrid. No obstante, ejercíó poco tiempo como médico en Cestona porque, de vuelta a Madrid, y tras contactar con algunos escritores (Azorín, Maeztu,), decidíó entregarse de lleno a su vocación literaria, Baroja fue un escritor muy fecundo. La mayor parte de sus novelas (que pasan de sesenta) se agrupan en trilogías, cuyos títulos indican el rasgo común de las novelas que las componen. Algunas de ellas son la trilogía de la tierra vasca, de la que forma parte “Zalacaín el aventurero” ; la del mar, a la que pertenece “Las inquietudes de Shanti Andía” ; y la de la raza, en la que se incluye “El árbol de la ciencia” (1911). También escribíó sus Memorias, que llevan por título general “Desde la última vuelta del camino”.

La Generación del 98 a la que pertenece Baroja está compuesta por un grupo de escritores que a finales del XIX y comienzos del XX se esfuerzan por intervenir en el adecentamiento de la vida  pública, mostrando las miserias y lacras de la sociedad española. En 1901 Azorín forma con Pío Baroja y Ramiro de Maeztu el «Grupo de los tres»; y más tarde inventa el nombre de Generación del 98 cuya fecha (1898) hace referencia a la pérdida de las últimas colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas). Otros destacados autores del 98 son: Miguel de Unamuno, Antonio Machado y Valle-Inclán.

Los TEMAS que abordan estos autores se organizan fundamentalmente en dos ámbitos:

1.- El tema de España: en sus dos vertientes:

1.1.- Descripción y exaltación lírica de las tierras de España y, sobre todo, el paisaje castellano cuya belleza descubren.

1.2.- La historia de España, sobre todo, lo que Unamuno llamó la «intrahistoria», es decir, la historia de los hombres anónimos (del pueblo) que con su labor callada y diaria hacen la patria.

Los intelectuales del 98 ponen al descubierto las miserias del país: el caciquismo, la lamentable situación de la Universidad española, la ineptitud de los profesores, el desprecio por la ciencia y la investigación, y el inmovilismo en una sociedad dominada por los prejuicios. Ante esta situación, ellos adoptan una postura crítica y expresan sus deseos de reforma

2.- Las preocupaciones existenciales: los escritores del 98 sienten el malestar vital y la angustia carácterísticos de la crisis de final de siglo. Abordarán así temas como el sentido de la vida, el paso del tiempo, el dolor de vivir, la vida como lucha, la búsqueda (el ansia) de Dios o la muerte.

En cuanto al ESTILO, los rasgos más carácterísticos de los noventayochistas son:

– el antirretoricismo (sobriedad y corrección)

– el gusto por las palabras tradicionales y terruñeras bebiendo del habla de los pueblos o de las fuentes clásicas

– el subjetivismo y lirismo (es decir, muchas veces los autores proyectan sus propios sentimientos sobre las tierras que describen)

En lo que respecta a las ESTRUCTURAS NARRATIVAS, se introducen novedades como

– La inserción de disquisiciones (filosóficas, políticas, sociológicas …) que rompen la frontera entre ensayo y novela.

– La consideración de que el eje narrativo no se centra en el argumento sino en la profundización

En conclusión, en “El árbol de la ciencia” encontramos el arte novelístico de Baroja en su plena madurez. Además se trata de una obra que refleja, tanto en su forma como en su temática, las preocupaciones carácterísticas de la generación literaria que vive la crisis de nuestro país en el paso del Siglo XIX al XX.


de los profesores, el desprecio por la ciencia y la investigación, y el inmovilismo en una sociedad dominada por los prejuicios. Ante esta situación, ellos adoptan una postura crítica y expresan sus deseos de reforma

2.- Las preocupaciones existenciales: los escritores del 98 sienten el malestar vital y la angustia carácterísticos de la crisis de final de siglo. Abordarán así temas como el sentido de la vida, el paso del tiempo, el dolor de vivir, la vida como lucha, la búsqueda (el ansia) de Dios o la muerte.

En cuanto al ESTILO, los rasgos más carácterísticos de los noventayochistas son:

– el antirretoricismo (sobriedad y corrección)

– el gusto por las palabras tradicionales y terruñeras bebiendo del habla de los pueblos o de las fuentes clásicas

– el subjetivismo y lirismo (es decir, muchas veces los autores proyectan sus propios sentimientos sobre las tierras que describen)

En lo que respecta a las ESTRUCTURAS NARRATIVAS, se introducen novedades como

– La inserción de disquisiciones (filosóficas, políticas, sociológicas …) que rompen la frontera entre ensayo y novela.

– La consideración de que el eje narrativo no se centra en el argumento sino en la profundización

En conclusión, en “El árbol de la ciencia” encontramos el arte novelístico de Baroja en su plena madurez. Además se trata de una obra que refleja, tanto en su forma como en su temática, las preocupaciones carácterísticas de la generación literaria que vive la crisis de nuestro país en el paso del Siglo XIX al XX.

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