La casa de bernarda alba personajes principales y secundarios

TEMA 1: LOS PERSONAJES EN LA CASA DE BERNARDA ALBALos personajes de La Casa de Bernarda Alba nos ofrecen una gran cantidad de información sobre las acciones y reacciones que acontecen en la obra.
Vamos a centrarnos en tres características fundamentales de los personajes: su caracterización y su papel en escena, (los dividiremos en protagonistas y secundarios); la simbología de los nombres y las técnicas dramáticas empleadas para definirlos.Los personajes están divididos en grupos y esto se apreciar conforme van apareciendo en la obra. Federico García Lorca nos presenta unos personajes visibles para todos, otros invisibles y algunos aludidos. Los personajes protagonistas son aquellos que aparecen en los tres actos y tienen una mayor influencia sobre la trama: Bernarda, por ejemplo, es negativa, controla desde dentro las pasiones de sus hijas estableciendo un luto de ocho años al principio y al final de la obra. Angustias, una de las hijas, tiene ya casi cuarenta años y piensa que la única forma de poder escapar es casarse con Pepe, el Romano. Martirio, otra de las hermanas, envidia la situación de Angustias pero acepta indirectamente los ideales de su madre. Adela, la hermana más joven y rebelde, rechaza completamente las normas morales de su madre y representa la rebeldía y la oposición a la autoridad. Poncia es la criada y la principal encarga del hogar, además es confidente de Bernarda e intenta influir en la conciencia de las hijas.  Menos protagonismo tienen las otras dos hermanas: Magdalena y Amelia; la primera acepta totalmente que su único destino es quedarse en su casa soltera y Amelia, con apenas protagonismo, acepta también las reglas que impone su madre. Mª Josefa es la madre de Bernarda y sus palabras destilan locura y verdad, por eso la tienen encerrada. Podríamos considerar personajes secundarios a Magdalena y Amelia, a Mª Josefa y junto a ellas estarían las criadas  y las mujeres que aparecen en el primer acto. Hemos dejado de mencionar un personaje principal en la obra que es Pepe, el Romano; este personaje no aparece físicamente en la obra, es decir, es invisible a los ojos del espectador pero su papel es crucial porque en torno a él giran todos los conflictos y acciones de la obra. Otros personajes invisibles son la hija de la Librada, los segadores… También hay otros personajes que sólo son aludidos por los demás, como Paca, la Roseta.Para caracterizar a los personajes, Lorca ha empleado diversas técnicas: la caracterización indirecta, a través de los diálogos, así nos enteramos de qué piensan las criadas de Bernarda o de cómo es Angustias físicamente; la caracterización por su autodefinición; s la caracterización por sus palabras (por su lenguaje), como por ejemplo los refranes en boca de Poncia; la caracterización por sus movimientos escénicos; y la caracterización por los objetos que poseen, por ejemplo, es muy significativa la posesión del bastón o la “vara de la dominadora” en el caso de Bernarda, el abanico de flores en el personaje de Adela, o, incluso, la ovejita en el personaje de Mª Josefa. Estos objetos simbolizan el poder y la autoridad, la rebeldía y el deseo de libertad, respectivamente.Por otro lado, hay que detenerse en el dato relevante de que todos los personajes presentes en la obra, en escena, son exclusivamente femeninos. El personaje femenino se aborda desde la  perspectiva de la soledad, de la ausencia del varón y desde una fuerte injusticia social marcada por la moral típica de principios del siglo XX.Por último, el autor utiliza la simbología de los personajes para caracterizarlos indirectamente, es decir, asigna un nombre portador de un significado a cada personaje según su carácter. Así, Bernarda significa “fuerza de oso”, muestra de ello es su carácter y Alba designa “la castidad”. Martirio se vincula a su sufrimiento; Amelia significa “nobleza”; Angustias es el reflejo de una persona angustiada con su vida; Magdalena hace referencia al personaje bíblico, que llora desconsolada su suerte y Adela significa “territorio gobernado por un caudillo”, en este caso, Pepe sería el caudillo. Poncia, la criada, se llama así por el emperador romano Poncio Pilatos, quien se lavó las manos en señal de no querer saber nada, de no mancharse con los problemas de otro. Y por último, Mª Josefa, que simboliza a los padres de Jesús (María y José).En resumen,  a través de los personajes Federico García Lorca nos muestra cómo eran las costumbres y la realidad de aquella época, principios del siglo XX, dado que cada personaje esconde un mundo interior y un rasgo revelador que nos deja una clara idea sobre cómo eran las cosas y, más bien, del pensamiento y del papel que tenía la mujer en aquel entonces.


TEMA 1: LOS PERSONAJES EN LA CASA DE BERNARDA ALBALos personajes de La Casa de Bernarda Alba nos ofrecen una gran cantidad de información sobre las acciones y reacciones que acontecen en la obra. Vamos a centrarnos en tres características fundamentales de los personajes: su caracterización y su papel en escena, (los dividiremos en protagonistas y secundarios); la simbología de los nombres y las técnicas dramáticas empleadas para definirlos.Los personajes están divididos en grupos y esto se apreciar conforme van apareciendo en la obra. Federico García Lorca nos presenta unos personajes visibles para todos, otros invisibles y algunos aludidos. Los personajes protagonistas son aquellos que aparecen en los tres actos y tienen una mayor influencia sobre la trama: Bernarda, por ejemplo, es negativa, controla desde dentro las pasiones de sus hijas estableciendo un luto de ocho años al principio y al final de la obra. Angustias, una de las hijas, tiene ya casi cuarenta años y piensa que la única forma de poder escapar es casarse con Pepe, el Romano. Martirio, otra de las hermanas, envidia la situación de Angustias pero acepta indirectamente los ideales de su madre. Adela, la hermana más joven y rebelde, rechaza completamente las normas morales de su madre y representa la rebeldía y la oposición a la autoridad. Poncia es la criada y la principal encarga del hogar, además es confidente de Bernarda e intenta influir en la conciencia de las hijas.  Menos protagonismo tienen las otras dos hermanas: Magdalena y Amelia; la primera acepta totalmente que su único destino es quedarse en su casa soltera y Amelia, con apenas protagonismo, acepta también las reglas que impone su madre. Mª Josefa es la madre de Bernarda y sus palabras destilan locura y verdad, por eso la tienen encerrada. Podríamos considerar personajes secundarios a Magdalena y Amelia, a Mª Josefa y junto a ellas estarían las criadas  y las mujeres que aparecen en el primer acto. Hemos dejado de mencionar un personaje principal en la obra que es Pepe, el Romano; este personaje no aparece físicamente en la obra, es decir, es invisible a los ojos del espectador pero su papel es crucial porque en torno a él giran todos los conflictos y acciones de la obra. Otros personajes invisibles son la hija de la Librada, los segadores… También hay otros personajes que sólo son aludidos por los demás, como Paca, la Roseta.Para caracterizar a los personajes, Lorca ha empleado diversas técnicas: la caracterización indirecta, a través de los diálogos, así nos enteramos de qué piensan las criadas de Bernarda o de cómo es Angustias físicamente; la caracterización por su autodefinición; s la caracterización por sus palabras (por su lenguaje), como por ejemplo los refranes en boca de Poncia; la caracterización por sus movimientos escénicos; y la caracterización por los objetos que poseen, por ejemplo, es muy significativa la posesión del bastón o la “vara de la dominadora” en el caso de Bernarda, el abanico de flores en el personaje de Adela, o, incluso, la ovejita en el personaje de Mª Josefa. Estos objetos simbolizan el poder y la autoridad, la rebeldía y el deseo de libertad, respectivamente.Por otro lado, hay que detenerse en el dato relevante de que todos los personajes presentes en la obra, en escena, son exclusivamente femeninos. El personaje femenino se aborda desde la  perspectiva de la soledad, de la ausencia del varón y desde una fuerte injusticia social marcada por la moral típica de principios del siglo XX.Por último, el autor utiliza la simbología de los personajes para caracterizarlos indirectamente, es decir, asigna un nombre portador de un significado a cada personaje según su carácter. Así, Bernarda significa “fuerza de oso”, muestra de ello es su carácter y Alba designa “la castidad”. Martirio se vincula a su sufrimiento; Amelia significa “nobleza”; Angustias es el reflejo de una persona angustiada con su vida; Magdalena hace referencia al personaje bíblico, que llora desconsolada su suerte y Adela significa “territorio gobernado por un caudillo”, en este caso, Pepe sería el caudillo. Poncia, la criada, se llama así por el emperador romano Poncio Pilatos, quien se lavó las manos en señal de no querer saber nada, de no mancharse con los problemas de otro. Y por último, Mª Josefa, que simboliza a los padres de Jesús (María y José).En resumen,  a través de los personajes Federico García Lorca nos muestra cómo eran las costumbres y la realidad de aquella época, principios del siglo XX, dado que cada personaje esconde un mundo interior y un rasgo revelador que nos deja una clara idea sobre cómo eran las cosas y, más bien, del pensamiento y del papel que tenía la mujer en aquel entonces.


TEMA 3: FEDERICO GARCÍA LORCA Y EL TEATRO ANTERIOR A 1936El teatro del último tercio del siglo XIX estaba dominado por el drama realista y las obras de José Echegaray. En el siglo XX hubo diversos intentos de renovación teatral pero no tuvieron gran éxito. Así, el teatro del primer tercio del siglo se verá fragmentado en dos: el teatro que triunfa ante el público y mantiene las fórmulas anteriores y el que pretende innovar.En el teatro que triunfa destacaron las comedias burguesas, el teatro poético y los géneros cómicos. El máximo representante de las comedias burguesas fue Jacinto Benavente, quien retrató a las clases altas con sus hipocresías y convencionalismos. Todas sus obras siguieron la línea de las comedias de salón, a excepción de su obra maestra, Los intereses creados. También intentó el subgénero del drama rural presente en La Malquerida. El teatro poético estaba escrito en verso y exalta los ideales nobiliarios y los grandes hechos del pasado, intentando imitar el teatro del Siglo de Oro. En esta vertiente destacaron Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina. Este último alcanzó grandes éxitos con sus dramas históricos, entre ellos Las hijas del Cid. Dentro de los géneros cómicos los que alcanzaron el éxito fueron las comedias costumbristas y los sainetes. Los hermanos Álvarez Quintero llevaron a escena una Andalucía tópica, sin más problemas que los sentimentales. De estos destacaron sus sainetes en un acto y ciertas comedias que, en realidad, eran sainetes divididos en tres actos. Una de sus obras fue El genio alegre. En los géneros cómicos también destacó Carlos Arniches, quien mostró en su producción dos vertientes: sus sainetes de ambiente madrileño y la tragedia grotesca, obras que mezclan lo grotesco y conmovedor con la observación de las costumbres y una actitud crítica ante las injusticias, tal y como se observa en La señorita de Trévelez.El teatro que innova buscaba nuevas técnicas, otros enfoques ideológicos, cambios en la forma de representar… Sin embargo, estas novedades no fueron acogidas con éxito en la época. En esta vertiente destacaron varios autores que se agrupan en dos generaciones.En la Generación del 98 destacaron Unamuno, Azorín, Jacinto Grau y Valle-Inclán. Unamuno escribió dramas de ideas con un diálogo denso y poca escenografía. Era un “teatro desnudo” que reducía al mínimo los personajes. Escribió nueve dramas, uno de ello fue El Otro. Azorín luchó por un teatro antirrealista en el que se incluyeron lo subconsciente y maravilloso. Su obra más importante es Lo invisible. Los autores  que forman parte de la Generación del 27 son los siguientes: Pedro Salinas, quien escribió, sobre todo, teatro de exilio; Rafael Alberti, hizo un teatro surrealista tal y como se observa en El hombre deshabitado; Miguel Hernández escribió un teatro de tipo social, destacando El labrador de más aire; Alejandro Casona escribió especialmente dramas y se rebeló con el premio Lope de Vega otorgado a La sirena varada  y Max Aub fue un gran dramaturgo que escribió comedias vanguardistas impropias del teatro del siglo XX. Todos estos autores intentaron crear otro tipo de teatro con el objetivo de eliminar el teatro poético, incorporar las formas vanguardistas y acercar el teatro al pueblo, tres facetas que confluyeron en Lorca, un importante autor de esta generación.Sin embargo, con todos estos, las dos grandes figuras del teatro renovador del siglo XX fueron Ramón María del Valle-Inclán y Federico García Lorca. Ambos autores lograron una calidad indudable en la renovación teatral y sus obras influyeron decisivamente en el teatro posterior. El teatro de Valle-Inclán se ha considerado uno de los más originales y que supuso un cambio radical en el teatro del siglo XX. En su trayectoria se observa una constante voluntad de renovación formal y temática, así como un intento de romper con el teatro de la época. Valle-Inclán fue evolucionando hasta su creación máxima, el esperpento, que consiste en un mundo distorsionado de personajes que muestran lo peor de ellos. Este subgénero se observa en sus primeras obras como en El yermo de las armas y llega a su máxima expresión en la última tal y como sucede en Martes de carnaval.Lorca fue el creador del verdadero teatro poético. En él, además de la palabra, cobraron importancia otros componentes como la danza, la música y la escenografía, creando así un espectáculo total. En sus obras se representan los problemas de la vida y de la historia de su época. Su trayectoria abarcó diversas fases hasta llegar a la plenitud, logrando su propio camino, en el que se une la dimensión humana de sus personajes y la dimensión estética de su obra. Así, en sus obras conviven realidad y poesía, como hemos podido comprobar en La casa de Bernarda Alba. En 1936, mientras está escribiendo esta obra, Lorca lo explica así: “El teatro es la poesía que sale del libro y se hace humana. Y al hacerse habla y grita, llora y se desespera”. Lorca ve en el teatro el medio más perfecto para llegar directamente a la gente, más inmediato y efectivo que la poesía, pero sin renunciar a ella. Así, Lorca rompió con las convenciones de su época y creó un “teatro de vida”. De sus obras destacan sus dramas: Yerma,Bodas de sangre  y  La casa de Bernarda Alba. Por lo tanto, aunque fueron muchos autores los que intentaron esta renovación teatral, los que alcanzaron el éxito fueron Valle-Inclán y Federico García Lorca.En síntesis, podemos confirmar que el teatro de Federico García Lorca inició el cambio en las formas de “hacer teatro” porque intentó instalar la escena española en la modernidad artística. Consiguió que su teatro atendiese a las necesidades del pueblo mezclando en sus obras tradición, vanguardia, folclore y todos los géneros y subgéneros que tuvo a su alcance. Tan bien lo hizo que hoy día seguimos estudiando sus obras y disfrutando de esa cercanía que logró con el espectador


TEMA 4: ENFRENTAMIENTO ENTRE UNA MORAL AUTORITARIA Y EL DESEO DE LIBERTAD.Un duelo abre este drama de Lorca y un duelo lo cierra.  El epígrafe de esta pregunta encierra en sí mismo el tema central de la obra: “el enfrentamiento entre una moral autoritaria”, representada por Bernarda, y “el deseo de libertad”, encarnado por Mª Josefa y Adela.Dicho enfrentamiento confronta dos actitudes vitales y dos ideologías: la actitud que defiende una forma tradicional basada en el autoritarismo; y la actitud que proclama por encima de todo la libertad del individuo para pensar, opinar y actuar. Aquí es donde reside el núcleo temático y estructurador de la obra. La casa de Bernarda Alba plantea el enfrentamiento constante entre un modelo de conducta autoritario y rígido y otro abierto y progresista. La oposición se plantea desde el principio de la obra, cuando Bernarda intenta imponer sus normas basándose en la autoridad que le concede su posición de “cabeza de familia” (tras la muerte del marido), mientras que tanto Mª Josefa (la madre de Bernarda) como Adela intentan rebelarse y hacer frente a su dominio. Las demás hijas (Angustias, Magdalena, Amelia y Martirio) aceptan con resignación la suerte que les ha correspondido. Martirio es la única que en alguna ocasión parece enfrentarse también a la madre.Las criadas (Poncia y Criada) viven también bajo el dominio y la autoridad de Bernarda. Las dos le temen, no se atreven a enfrentarse a ella y se limitan a murmurar a sus espaldas.El autoritarismo de Bernarda se manifiesta en su primera intervención y está presente en las últimas palabras que pronuncia; constituye, por tanto, una constante de su actitud y de su carácter. Este autoritarismo lo podemos ver en diferentes motivos: impone el luto de ocho años por la muerte de su marido (“¡En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle! Haceros cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas”); marca rígidamente el comportamiento que han de mantener sus hijas en relación con los hombres (“Aquí se hace lo que yo mando. Ya no puedes ir con el cuento a tu padre. Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón. Eso tiene la gente que nace con posibles.”); restablece el orden cuando sus hijas discuten… En opinión de Bernarda, “una hija que desobedece deja de ser una hija para convertirse en una enemiga”. Todas las mujeres de la casa deben someterse a su disciplina. Sin embargo, el deseo de libertad y el impulso amoroso de Adela son más fuertes que su temor a la autoridad materna. También desde el comienzo de la obra Adela manifiesta su rebeldía: lleva un abanico de flores rojas y verdes en lugar del abanico negro prescrito por el luto; se prueba su vestido verde y lo luce ante las gallinas; y expresa sus deseos de libertad y su decisión de romper con las normas de Bernarda y de la sociedad, en general (“Mi cuerpo será de quien yo quiera”).Adela envidiaba la libertad de los hombres, al igual que sus hermanas y no se reprime en expresarlo: “me gustaría poder segar para ir y venir. Así se olvida lo que nos muerde”.Al final, se produce el enfrentamiento directo con su madre; le arrebata el bastón, lo parte en dos  y defiende su recuperada libertad: “¡Aquí se acabaron las voces de presidio! Esto hago yo con la vara de la dominadora. No dé un paso más. ¡En mí no manda más que Pepe!”.Pero el tiempo de su libertad es efímero. Con el subsiguiente suicidio de Adela (último signo de rebelión en defensa de una liberta imposible) se ciega para sus hermanas el camino de la libertad. Otra vez se impone la sombría y oscura dominación de Bernarda y sus hijas se ven condenadas a vivir encerradas sin la más mínima esperanza… Si alguna de ellas tuviese la tentación de soñar con el amor o con la libertad, se le haría presente el amargo final de Adela por haberse atrevido a desafiar la autoridad de Bernarda. Mª Josefa da cauce a su rebelión a través de la locura, (“Me escapé porque me quiero casar, porque quiero casarme con un varón hermoso de la orilla del mar, ya que aquí los hombres huyen de las mujeres”), única vía de escape para un personaje maltratado y enclaustrado en una habitación. Su prisión resulta aún más asfixiante que la de las hijas de Bernarda, al ver reducido aún más su espacio vital. Sin embargo, su locura le da fortaleza para proclamar sus deseos de libertad, enfrentarse a Bernarda  y denunciar su tiranía y el sufrimiento de las otras mujeres (No, no callo. No quiero ver a estas mujeres solteras rabiando por la boda, haciéndose polvo el corazón, y yo me quiero ir a mi pueblo. ¡Bernarda, yo quiero un varón para casarme y tener alegría!).En síntesis, la opresión y el autoritarismo de Bernarda provoca dos reacciones, estériles, en búsqueda de la libertad: la locura de Mª Josefa y el suicidio de Adela.


TEMA 5:


REALIDAD Y POESÍA



El realismo y la poesía son dos elementos que se van combinando a lo largo de toda la obra de Federico García Lorca; de hecho, uno de sus mayores logros en esta obra es haber integrado su lenguaje poético en el habla de los personajes, de forma que parezca algo natural y espontáneo. Además, la poesía permite al autor acentuar este realismo mediante las metáforas, comparaciones y símbolos empleados por los personajes en sus diálogos. De aquí que podamos hablar del realismo poético de la obra. A continuación, se establecen los elementos que hacen de La casa de Bernarda Alba una obra realista y, posteriormente, se explica el importante papel de la poesía en ella.En el drama rural, Lorca pretende reflejar de la forma más exacta posible la realidad de la España de principios de siglo XX y las estrictas normas morales que dominaban la sociedad española en la dictadura franquista. El autor representa la represión moral mediante el “encarcelamiento” de todas las mujeres en la casa de Bernarda tras el fallecimiento del padre de familia, Antonio Mª Benavides y así lo muestran las palabras de Bernarda: “En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Haceros cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas.”. Además, se reflejan otras muchas tradiciones y peculiaridades propias de la época: los cánticos religiosos del primer actoel desprecio hacia las clases baja, presente, sobre todo, en frases de Bernarda: “los pobres son como los animales”; la preocupación por las apariencias y por el “qué dirán”, por ejemplo, a Bernarda le preocupa que las vecinas puedan ver a su madre, Mª Josefa y por eso no la quiere dejar salir: “Ve con ella y ten cuidado que no se acerque al pozo.Criada: No tengas miedo que se tire. Bernarda: No es por eso… Pero desde aquel sitio las vecinas pueden verla desde su ventana; la situación de la mujer a principios del siglo XX, a la que se consideraba un grupo social diferente de los hombres, con otras obligaciones y responsabilidades, esto queda en evidencia en varias ocasiones, por ejemplo, cuando Bernarda sentencia  “Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón”;  el respeto del luto a la “antigua usanza”, mostrando a los demás el color negro que simbolizaba la muerte de un ser próximo, así lo vemos cuando Adela le entrega un abanico inapropiado a la madre y ella le contesta: “Dame uno negro y aprende a respetar el luto de tu padre”; la confección del ajuar, como podemos leer al principio del segundo acto en el que las hermanas aparecen bordando pero con poca ilusión de bordarse su ajuar porque no tienen ninguna esperanza de salir de aquella cárcel impuesta por el luto y por Bernarda; los encuentros amorosos en las ventanas entre Pepe y Angustias y la preocupación por la honra, entre muchos otros. Por lo que hemos podido averiguar y estudiar, Lorca se basa en hechos reales para construir su obra y se inspira en una familia de Granada dominada por Frasquita Alba, que vivía en “este maldito pueblo sin río, pueblo depozos, donde siempre se bebe el agua con el miedo de que esté envenenada”. Por lo tanto, los nombres y las historias de los personajes son datos tomados de la realidad (la familia Humanes, la familia Alba…). El lenguaje es otro de los elementos que permite acentuar este realismo, ya que Lorca emplea un lenguaje popular propio del ambiente en el que se desarrolla la obra, un ambiente rural típico andaluz. Así podemos ver que son frecuentes algunos andalucismos, los refranes y dichos populares como “mal dolor de clavo le pinche  en un ojo”, puesto en boca de una criada para referirse a Bernarda, y la forma de tratamiento de usted para dirigirse a las personas mayores o de mayor condición social.Por otro lado, el realismo poético está presente a lo largo de toda la obra pero se hace patente, sobre todo, en el acto II. En los diálogos de los personajes son frecuentes las comparaciones, empleadas principalmente por Poncia; las metáforas, destacando la identificación de la casa con un convento, una cárcel o un infierno, también con una guerra debido al odio que hay entre las cinco mujeres vírgenes encerradas en ella; las exageraciones, como cuando dicen “salía fuego de la tierra”, clara hipérbole del calor. Pero la más importante en este realismo poético son los símbolos pues la obra está estructura en un doble plano, el real y el imaginario o simbólico. Algunos ejemplos de dicho simbolismo lo encontramos en los siguientes aspectos: El mundo vegetal, en el cual la flores son símbolo del amor buscado por las mujeres, tenemos el ejemplo de la corona de flores que llevaba Paca, la Roseta y la de Mª Josefa. Los colores adquieren un valor simbólico; el blanco es símbolo de la pureza y el negro de la represión y la tristeza; el verde es símbolo de la rebeldía, por ello Adela muestra a las gallinas su vestido verde y su abanico es de colores. Del mundo animal destacan los caballos como símbolo del deseo sexual y los perros como anunciadores de la muerte, debido a los continuos ladridos que se producen la noche que muere Adela.  Además de estos símbolos, aparecen composiciones en verso como la canción de los segadores que recuerda a las mujeres la libertad de la que carecen; la canción de Mª Josefa en la que compara el mar con la libertad y un dicho popular recitado por Adela: “Santa Bárbara bendita/ que en el cielo estás escrita/ con papel y agua bendita”. En conclusión, Federico García Lorca refleja en La casa de Bernarda Alba los problemas de la historia y de la vida del siglo XX y a la vez denuncia las injusticias sociales, todo ello embellecido con sus palabras que muestran a la vez la realidad de su tiempo y la poesía de la que se sirvió como herramienta. 

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