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Romanticismo


Surge en Alemania a finales del S. XVII, se inicia con el movimiento Sturm and Drang y a partir de las figuras de Goethe y Schiller. El movimiento ROMántico arraiga en Inglaterra gracias a Baladas líricas, obra de Wordsworth y Coleridge publicada en 1978 tras su viaje por Alemania y se extiende por Europa impulsado por los ideales de la Revolución Francesa. El Romanticismo defiende la libertad del artista y la importancia de la fantasía frente a la  exaltación de la razón propia de la cultura dieciochesca.

Carácterísticas del movimiento ROMántico:

Los principales rasgos del Romanticismo son:

– La rebeldía:

Se rechaza la moral imperante, de signo burgués, y frente al pragmatismo de la sociedad decimonónica se defiende la dimensión emocional del ser humano. Los artistas ROMánticos persiguen un ideal cuyo carácter inalcanzable los conduce a la frustración y al desengaño.

– El afán de evasión:

El rechazo de la sociedad en que viven provoca en los artistas un deseo de huida, que puede orientarse en el espacio o en el tiempo. Así, los ROMánticos tienden al exotismo, situando sus obras en lugares lejanos y evocadores, como el mundo oriental. Del mismo modo, se vuelve la mirada hacia el pasado, en especial a la Edad Media, que se presenta de manera idealizada.

– El individualismo

En el Romanticismo se reivindica el yo del autor, tanto en su faceta creativa -defensa de la originalidad- como en la existencial; la sensación de soledad que ese yo experimenta frente a su entorno lo lleva a aproximarse a los personajes marginales (piratas, mendigos, condenados a muerte…): el antihéroe ROMántico sustituye al héroe de la literatura anterior.

– La proyección en la naturaleza

El artista ROMántico refleja sus emociones en el paisaje y todo cuanto le rodea se convierte en expresión de su sensibilidad. Se impone una visión de la naturaleza llena de movimiento y oscuridad, en la que destacan tópicos como las tempestades, los mares embravecidos, los bosques impenetrables, las noches de luna llena, las ruinas y cementerios, etc.

– El gusto por la fantasía:

El arte se adentra en lo oculto y lo desconocido: vampiros, fantasmas, duendes y todo tipo de criaturas irreales irrumpen en los textos, dando lugar así al desarrollo de un nuevo subgénero: la literatura fantástica y de terror.

– El nacionalismo:

Los ROMánticos se sienten atraídos por el arte y las costumbres de su propio país. En el plano literario, ese sentimiento fomenta el interés hacia el folclore y las tradiciones, que motiva que se rescaten y reescriban numerosos cuentos y leyendas de origen popular.

LA POESÍA ROMÁNTICA


La sensibilidad ROMántica encontró el cauce más adecuado para su expresión en la poesía: de ahí que esta se convirtiera en la forma literaria más cultivada por los escritores del primer tercio del Siglo XIX. Al igual que el resto de géneros, la poesía ROMántica de la primera mitad del Siglo XIX (concretamente desde el 1835 al 1850) está en una época de esplendor. Los poetas más importantes de este periodo fueron Zorrilla, Espronceda, Duque de Ribas, entre otros. Más tarde, aparecerán unos autores que se quedarán con la esencia del Romanticismo, con la melancolía, el rechazo de la realidad… Pero desaparece toda esa parafernalia que había caracterizado al Romanticismo anterior. Estos nuevos autores son Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro, que son considerados autores post-ROMánticos. Llevan a cabo una poesía más intimista y depurada, ya que hablan solo de lo íntimo, de los sentimientos del poeta y de la oposición de lo deseado con la realidad.

Motivos y temas:

Entre los numerosos temas presentes en la poesía ROMántica sobresalen estos:

– El amor:

El yo poético es víctima de una pasión que oscila entre la exaltación del sentimiento amoroso y el dolor provocado por la traición de la amada. La búsqueda del amor ideal conduce a un estado de continua frustración.

– La creación poética:

La poesía se convierte en el mejor vehículo para reflexionar sobre la propia actividad literaria. Los ROMánticos consideran la poesía como un camino que permite alcanzar la belleza y el verdadero conocimiento.

– La rebeldía:

La voluntad transgresora de los autores se encarna en personajes marginales. Se pueden distinguir dos corrientes: La vertiente conservadora, apegada a las tradiciones. Y la vertiente liberal o revolucionaria, defensora de las libertades.

– La muerte:

La decepción del poeta ROMántico ante su entorno lo empuja a un profundo pesimismo que impregna el poema de motivos fúnebres: ruinas, cementerios, apariciones fantasmales.

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