Material de la maria magdalena de Pedro de Mena

MAGDALENA PENITENTE

 a) –  Es una escultura exenta. Se encuentra en el Museo del Prado, en Madrid, aunque durante muchos años estuvo depositada en el Museo Nacional de escultura de Valladolid.-  El material es la madera policromada con añadidos de otros materiales. Su altura es de 165 cm.-       La realizó Pedro de Mena en 1664.-  Pedro de Mena y Medrano nació en 1628 en Granada. Fue hijo del escultor Alonso de Mena y colaborador de Alonso Cano, los fundadores de la escuela artística granadina. En 1658 se trasladó a Málaga, al recibir un importante encargo para su catedral, y allí se instaló.    Salió en muy pocas ocasiones de Málaga, aunque su obra fue reclamada desde toda España (llegó a ser nombrado escultor de la catedral de Toledo). Destaca el viaje que hizo a Madrid y Toledo alrededor de 1663. Allí entró en contacto con la escuela escultórica castellana, lo que acabó por perfilar su estilo maduro. La Magdalena Penitente sería una de sus primeras obras de este periodo cumbre de su trayectoria.  En Málaga gozó de una posición holgada, gracias a sus muchos encargos, que atendía gracias a un importante taller. Allí murió en 1688.-  El encargo de la Magdalena Penitente partió de la orden de los jesuitas, para decorar su Casa Profesa de Madrid. El encargo fue hecho en la breve estancia de Pedro de Mena en la Corte.-  La España de la segunda mitad del s. XVII es la de un país en plena decadencia en casi todos los aspectos. La crisis económica y demográfica tenía su reflejo en el ámbito político y militar.  El ambiente cultural continuaba limitado por el aislamiento decretado por la monarquía. Sin embargo, aún se producen obras artísticas y literarias extraordinarias. Son las últimas manifestaciones de la fecunda creatividad del barroco inicial. A finales de aquel siglo, la cultura española caerá en un prolongado letargo. En consecuencia, el contexto cultural sigue siendo el dominado por la Contrarreforma, a pesar que ya hacía más de un siglo que había comenzado. El poder de los jesuitas, como abanderados de la misma, no cesaba de crecer. Los jesuitas y el resto de las instituciones eclesiásticas eran los principales clientes de los artistas en la España del s. XVII.

b)-  En definitiva, el estilo de la obra es el barroco, el característico de la imaginería religiosa española del s. XVII. En concreto, se puede añadir que pertenece a la escuela andaluza, por su mayor preocupación por la representación de la belleza y por huir de las estridencias (representación de heridas, sangre, etc) más propias de la escuela castellana (v. Cristo yacente).  Sin embargo, esta obra sería de las más próximas a la escuela castellana de las realizadas por un escultor andaluz. La sobriedad y el tema de la obra fueron adoptadas por Pedro de Mena a raiz de su visita a Castilla en 1663.-  La característica básica es el naturalismo. La reproducción de los rasgos de la cara y del cuerpo son de una gran perfección. El rostro, si bien no es muy bello, tampoco es desagradable. Las manos y los cabellos, húmedos y desarrglados, la policromía, el tamaño natural, todo hace que parezca una persona viva.-  Lo que le da una mayor sensación de viveza a la obra, sin embargo, es su extraordinaria expresividad. La mirada, el rictus de la boca, las manos que sostienen el crucifijo y oprimen el pecho expresan un profundo y contenido dolor.-  Desde el punto de vista ideal, frontal, la composición es vertical, sobria. Pero desde los otros puntos de vista, secundarios pero posibles, la obra tiene una forma oblicua. La protagonista parece avanzar y mira al crucifijo que entra en el espacio del espectador, por lo que podemos añadir que es una composición abierta-  La sobriedad con la que está representada queda reforzada con el vestido que cubre su cuerpo, una estera tejida con fibras de palma, que crean un aspecto dominado por la verticalidad, eliminan cualquier forma propia del cuerpo de una mujer y dan una sensación de austeridad extrema. Tambíen contribuye a proporcionar sencillez la escasa gama de colores utilizados en la policromía, dominados por los ocres y marrones.c)-  La escultura es de género religioso. Representa a un personaje de los Evangelios: María Magdalena. De hecho, en los Evangelios se menciona de forma poco precisa a uno o varios personajes con este nombre. Las interpretaciones bíblicas posteriores crearon el personaje de una prostituta que abandonó la vida que había llevado hasta entonces a raiz de la llamada de Cristo. Desde entonces se sumó al séquito de Jesús y estuvo junto a él en algunos de los episodios más importantes de su vida, lo que demuestra que fue perdonada por Cristo y admitida entre los elegidos para la Gloria.-  Una de las etapas más relevantes de la vida de María Magdalena, según la tradición cristiana, fue su retiro al desierto, para hacer penitencia de sus muchos pecados.    La obra representa a Maria Magdalena en este retiro en el desierto, como acto de penitencia, mirando al crucifijo y sufriendo por los pecados que cometió, mostrando el arrepentimiento verdadero que sentía.   En una de sus obras, S. Ignacio, el fundador de los jesuitas, aconsejaba ponerse la mano en el pecho cada vez que el pecador cometiera una falta o flaquease en su fe. Es por eso que la Magdalena tiene su mano sobre su pecho.-  El modelo iconográfico, como tantos otros de la escultura barroca española, era de Gregorio Fernández; él fue quien inició en España la representación de María Magdalena haciendo penitencia en su retiro en el desierto, en la década de 1610. Mena conoció la obra de Fernández en su visita a Madrid, en concreto al monasterio de la Descalzas Reales.

– María Magdalena se convirtió en un símbolo para el cristianismo, el de la posibilidad de alcanzar el perdón de los pecados por muchos y muy grandes que éstos fueran, si había arrepentimiento y penitencia. El reconocimiento de los pecados y el arrepentimiento se muestran en la mano y el rostro de la Magdalena, y la penitencia en su vestido y en su retiro al desierto.    
El significado de la obra, como el de todas las representaciones de este personaje, era que los pecados pueden ser perdonados, si se siguen los pasos que indica la Iglesia.-  La función era la de difundir la religión católica, frente a la herejía protestante. Según el catolicismo el perdón de los pecados requería ciertas acciones por parte del pecador, que la Iglesia había reglamentado e instituido como el sacramento de la confesión. Los protestantes no compartían esta visión.

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