Quevedo y gracian biografía

LA PROSA BARROCA

2. Lope de Vega

Además de su extensísima obra dramática y lírica, Lope dejo también una importante producción narrativa en prosa: La Arcadia, novela pastoril; El peregrino en su patria, novela bizantina; y las Novelas a Marcia Leonarda, cuatro relatos en los que imita el modelo de las Novelas ejemplares de Cervantes. La Dorotea, su mejor novela, al estilo de La Celestina.

3. La novela picaresca: Mateo Alemán

Medio siglo separa el Lazarillo de Tormes, la primera manifestación del género picaresco, del Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán.

En este ambiente de crisis y desengaño se va a producir la gran eclosión de la novela picaresca.

Mateo Alemán publico Guzmán de Alfarache en dos partes; la primera en 1599; y la segunda en 1604. Consiste en un extenso relato de forma autobiográfica, dónde el pícaro
Guzmán da cuenta de su origen infamante y años de vida, durante los cuales, para salir del hambre y de la miseria, se dedica al robo, se alista como soldado, practica la mendicidad, entra al servicio de varios amos y pasa por la cárcel después se casa con la hija de un estafador; enviuda; prueba la vida religiosa; se casa de nuevo; es abandonado por su mujer; vuelve a robar; es condenado a galeras y, finalmente recobra la libertad. Sus andanzas de pícaro lo llevan a los distintos escenarios urbanos de España e Italia.

El protagonista alterna la narración de sus desdichas con reflexiones de índole moral que responden al espíritu de la época. El poder, el dinero, el favoritismo, la codicia, el egoísmo, y la cobardía se convierten en los blancos contra los que apunta la sátira amarga de este autor.

La sobriedad, la atención al detalle y el Realismo distinguen el lenguaje y estilo de Mateo Alemán. El Guzmán de Alfarache fija el modelo definitivo de la novela picaresca.

4. Francisco de Quevedo

Las obras de Quevedo se clasifican en cinco apartados

  • Obras festivas: formadas por el conjunto de obras breves de carácter cómico que escribíó en su juventud. La Carta de un cornudo a otro.
  • Obras satírico-morales: valíéndose del viejo procedimiento literario del sueño. Quevedo dirige su sátira contra todos los sectores de una sociedad decadente, cuyos vicios y defectos censura en una de sus obras más importantes: Sueños.
  • Obras narrativas: la Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos, mas conocida con el titulo de El Buscón es una novela picaresca donde Quevedo narra, en forma autográfica, la vida del pícaro Pablos.

Quevedo traza en esta novela una imagen pesimista, cruel y deshumanizada de la vida, mediante los sucesivos fracasos a que se ve abocado el pícaro tras intentar mejorar su condición al margen de la moral.

Buena parte de los numerosos personajes de la novela están tratados con tintes esperpénticos, lo que refleja la decadencia moral de una época ferozmente censurada por el autor.

  • Prosa doctrinal: obras de contenido moral y político. Las primeras, de tono ascético, plantean una reflexión acerca del sentido de la vida y de la muerte, como La cuna y la sepultura. Las obras políticas reflejan la honda de preocupación de Quevedo por la decadencia del Imperio español, así como su fervor patriótico y su nostalgia por un pasado heroico.
  • Critica literaria: obras de breve extensión cuyo común denominador es la burla del llamado estilo gongorino. Destaca La aguja de marear cultos.

4.1 La influencia de Quevedo

La influencia del lenguaje y del estilo expresionista de Quevedo se deja sentir de forma notoria en la estética del esperpento de Ramón Mª del Valle-Inclán, el tremendismo de Camilo José Cela y en la escritura de Francisco Umbral.

5. Baltasar Gracián

Por la calidad literaria de su obra y la hondura de su pensamiento, Gracián es uno de los prosistas más representativos de nuestro Siglo XVII. Como hombre inmerso en la cultura del Barroco, desde su visión pesimista humana, concibe la vida como lucha constante. Exige un empleo recto sobre las bases del saber, la disciplina, la prudencia y la discreción. A la exaltación de estas virtudes consagro sus primeras obras, una serie de tratados arquetípicos con normas para alcanzar la perfección y saber guiarse en la vida: El héroe, El Político y El Discreto.

La obra que mejor refleja el pensamiento de Gracián es El Criticón, novela alegórica dividida en tres partes, que publico bajo el seudónimo de Lorenzo de García Morlanes. Las diferentes etapas de la vida del hombre se presentan bajo la forma alegórica de las estaciones del año, un tópico literario tomado de la lírica petrarquista. Los personajes y el espacio novelescos reciben asimismo un tratamiento alegórico.

Los múltiples y variados episodios vividos por los protagonistas sirven a Gracián como ejemplo narrativo de su visión desolada y ascética del mundo.

Los recursos habituales del conceptismo, y aun del culteranismo, están presentes en la prosa intelectual de Gracián, caracterizada en su rigor y densidad por la concisión de la frase, el léxico selecto y la abundancia de antítesis, juegos de palabras y elipsis.

El éxito de las obras de Gracián entre los lectores extranjeros fue amplio, a juzgar por las numerosas traducciones de sus obras.


3. La novela picaresca: Mateo Alemán

Medio siglo separa el Lazarillo de Tormes, la primera manifestación del género picaresco, del Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán.

En este ambiente de crisis y desengaño se va a producir la gran eclosión de la novela picaresca.

Mateo Alemán publico Guzmán de Alfarache en dos partes; la primera en 1599; y la segunda en 1604. Consiste en un extenso relato de forma autobiográfica, dónde el pícaro Guzmán da cuenta de su origen infamante y años de vida, durante los cuales, para salir del hambre y de la miseria, se dedica al robo, se alista como soldado, practica la mendicidad, entra al servicio de varios amos y pasa por la cárcel después se casa con la hija de un estafador; enviuda; prueba la vida religiosa; se casa de nuevo; es abandonado por su mujer; vuelve a robar; es condenado a galeras y, finalmente recobra la libertad. Sus andanzas de pícaro lo llevan a los distintos escenarios urbanos de España e Italia.

El protagonista alterna la narración de sus desdichas con reflexiones de índole moral que responden al espíritu de la época. El poder, el dinero, el favoritismo, la codicia, el egoísmo, y la cobardía se convierten en los blancos contra los que apunta la sátira amarga de este autor.

La sobriedad, la atención al detalle y el Realismo distinguen el lenguaje y estilo de Mateo Alemán. El Guzmán de Alfarache fija el modelo definitivo de la novela picaresca.

4. Francisco de Quevedo

Las obras de Quevedo se clasifican en cinco apartados

  • Obras festivas: formadas por el conjunto de obras breves de carácter cómico que escribíó en su juventud. La Carta de un cornudo a otro.
  • Obras satírico-morales: valíéndose del viejo procedimiento literario del sueño. Quevedo dirige su sátira contra todos los sectores de una sociedad decadente, cuyos vicios y defectos censura en una de sus obras más importantes: Sueños.
  • Obras narrativas: la Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos, mas conocida con el titulo de El Buscón es una novela picaresca donde Quevedo narra, en forma autográfica, la vida del pícaro Pablos.

Quevedo traza en esta novela una imagen pesimista, cruel y deshumanizada de la vida, mediante los sucesivos fracasos a que se ve abocado el pícaro tras intentar mejorar su condición al margen de la moral.

Buena parte de los numerosos personajes de la novela están tratados con tintes esperpénticos, lo que refleja la decadencia moral de una época ferozmente censurada por el autor.

  • Prosa doctrinal: obras de contenido moral y político. Las primeras, de tono ascético, plantean una reflexión acerca del sentido de la vida y de la muerte, como La cuna y la sepultura. Las obras políticas reflejan la honda de preocupación de Quevedo por la decadencia del Imperio español, así como su fervor patriótico y su nostalgia por un pasado heroico.
  • Critica literaria: obras de breve extensión cuyo común denominador es la burla del llamado estilo gongorino. Destaca La aguja de marear cultos.

4.1 La influencia de Quevedo

La influencia del lenguaje y del estilo expresionista de Quevedo se deja sentir de forma notoria en la estética del esperpento de Ramón Mª del Valle-Inclán, el tremendismo de Camilo José Cela y en la escritura de Francisco Umbral.

5. Baltasar Gracián

Por la calidad literaria de su obra y la hondura de su pensamiento, Gracián es uno de los prosistas más representativos de nuestro Siglo XVII. Como hombre inmerso en la cultura del Barroco, desde su visión pesimista humana, concibe la vida como lucha constante. Exige un empleo recto sobre las bases del saber, la disciplina, la prudencia y la discreción. A la exaltación de estas virtudes consagro sus primeras obras, una serie de tratados arquetípicos con normas para alcanzar la perfección y saber guiarse en la vida: El héroe, El Político y El Discreto.

La obra que mejor refleja el pensamiento de Gracián es El Criticón, novela alegórica dividida en tres partes, que publico bajo el seudónimo de Lorenzo de García Morlanes. Las diferentes etapas de la vida del hombre se presentan bajo la forma alegórica de las estaciones del año, un tópico literario tomado de la lírica petrarquista. Los personajes y el espacio novelescos reciben asimismo un tratamiento alegórico.

Los múltiples y variados episodios vividos por los protagonistas sirven a Gracián como ejemplo narrativo de su visión desolada y ascética del mundo.

Los recursos habituales del conceptismo, y aun del culteranismo, están presentes en la prosa intelectual de Gracián, caracterizada en su rigor y densidad por la concisión de la frase, el léxico selecto y la abundancia de antítesis, juegos de palabras y elipsis.

El éxito de las obras de Gracián entre los lectores extranjeros fue amplio, a juzgar por las numerosas traducciones de sus obras.

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