Valoración critica luces de bohemia

Modernismo Y 98 EN LUCES DE BOHEMIA:


Luces de Bohemia es una obra que presenta numerosos rasgos propios tanto del Modernismo como de la llamada Generación del 98, pues es un título que se incluye dentro de ambos movimientos literarios. Del Modernismo sería conveniente aclarar que hay dos etapas, una primera muy vital, sensorial, interesada por lo aristocrático y lo oriental, y muy colorista que apenas se ve reflejada en Luces de Bohemia, y una segunda etapa mucho más existencialista, pesimista y escéptica, que es la realmente bohemia, y por tanto, la que se ejemplifica en esta obra. Pese a ser ambas etapas tan distintas entre sí, no dejan de pertenecer ambas a un mismo movimiento literario, que es el Modernismo.  Del movimiento modernista, y concretamente de su segunda etapa, Luces de Bohemia destaca por el uso de acotaciones literarias con lenguaje muy refinado y sensorial, las escenas ambiguas o nihilistas y también la admiración hacia espacios modernos, urbanos y cosmopolitas. De la Generación del 98 cabe destacar los diálogos con lenguaje vulgar y coloquial, pero también preocupación por los problemas endémicos de la sociedad española, y una tendencia al existencialismo. Además se valora el paisaje típico castellano, destacándose Madrid como su núcleo y sus calles como escenario, pues es allí donde se desarrolla la acción de Luces de Bohemia.

Las carácterísticas del Modernismo son las siguientes:
Destacan las acotaciones literarias, que al tener un lenguaje culto y refinado hacen de Luces de
Bohemia una novela casi irrepresentable. Se describen sensaciones y olores o ruidos que no pueden representarse sobre un escenario, de ahí que se califique esta novela como una ‘novela dialogada’ o ‘novela irrepresentable’. -Empleo en las acotaciones literarias de un lenguaje cuidado, muy sensorial y lleno de cultismos o bien neologismos, lo cual contrasta claramente con el lenguaje puramente coloquial de muchos diálogos. -Hay además un gran número de escenas triviales y situaciones completamente nihilistas, muy absurdas o irrelevantes, que generan desconcierto en el lector. -Admiración que siente Valle-Inclán hacia todo el mundo moderno, cosmopolita y urbano.

Centrándonos ahora en las carácterísticas de la Generación del 98, podemos destacar los siguientes aspectos:
En los diálogos se emplea un lenguaje vulgar, excesivamente coloquial, que contrasta con el alto grado de refinamiento que alcanzan las acotaciones literarias. -Preocupación por grandes interrogantes que el ser humano, desde un punto de vista existencialista, puede llegar a plantearse: la fugacidad de la vida, la cercanía de la muerte, el veloz paso del tiempo… -También se observa una crítica negativa a la degradación moral, social y cultural que vive la sociedad española de principios del Siglo XX. Esto es precisamente lo que critica Max Estrella, el protagonista de la obra.

Por último, cabe tener en cuenta que Luces de Bohemia es una novela que se enmarca dentro de los años veinte, y por tanto no es extraño que sus principales influencias sean tanto la Generación del 98 como el Modernismo, cuyas carácterísticas ya se han comentado.


LUCES DE BOHEMIA  Y LA REALIDAD POLÍTICA Y SOCIAL:


Luces de Bohemia es una obra profundamente renovadora desde el punto de vista teatral y de denuncia desde el punto de vista social. Toda la crítica ha destacado el aire de protesta que el esperpento encierra. Se aproxima así Valle a las inquietudes de la generación del 98, preocupados por la decadencia de España.

La obra refleja el clima de violenta agitación social y de represión, de estado de excepción permanente que desde la Semana Trágica (1909) al periodo revolucionario de 1917-19 marcan las primeras décadas del siglo.  Valle Inclán presenta ese malestar social motivado por unas injusticias agudísimas, la explotación y miseria creciente de las clases trabajadoras, que comienzan a organizarse y a luchar. Con voluntad de denuncia se presenta el hambre y las miserias del pueblo, una constante en la época. Las manifestaciones tumultuarias, con asalto y saqueo de tiendas, se reflejan en la obra. Y con ellas la violencia de los empresarios para atajarlas. De especial fuerza es la protesta ante la represión policial (la muerte del obrero catalán condenado a morir en la aplicación de la Ley de fugas o la muerte del niño a consecuencia de la represión callejera). De este modo, se critica la acción del gobierno y de la policía que incluso amparaba a organizaciones patronales como la Acción Ciudadana que participaba protegiendo a los esquiroles o cargando contra los manifestantes.  En lo estrictamente político, se muestra la descomposición del sistema en que se había sustentado la Restauración. Tal visión incluye críticas a políticos de diversos signos: Castelar, Romanones y, especialmente, el conservador Maura. Tampoco el rey Alfonso XIII se libra de las ironías. Se arremete de diversos modos contra el mal gobierno y contra la corrupción. Se fustiga el capitalismo y el conformismo burgués. Y a la Iglesia, que aparece apoyando el poder establecido. Pero la corrupción se extiende no sólo en los políticos más poderosos o a la prensa que recibía sobornos de éstos, sino también a los miembros más miserables de la sociedad (D. Latino de Hispalis).  Otro aspecto que merece la pena señalar es la crítica a una religiosidad tradicional y vacía (escena
II) y la crítica de figuras, escuelas o instituciones literarias (burlas a la Real Academia, al Modernismo tardío o a escritores concretos: Galdós («Don Benito el Garbancero»).  También Valle-Inclán pasa revista a un conjunto de «vicios hispánicos» que aparecen inherentes a nuestro país: la superficial patriotería -que no es sino el complejo de inferioridad de país atrasado frente al extranjero- y el triunfalismo oficial que tanto se avivaría en las guerras coloniales.  En conclusión, Valle cuestiona los puntos más críticos de la España de su tiempo:
La corrupción generalizada, la secular pobreza y la miseria del pueblo español; así como la falta de ideales y de amor por la cultura. En suma, todo parece llevarnos, en conjunto a aquella frase suya que ya conocemos: «España es una deformación grotesca de la civilización europea». Y Valle-Inclán no propone soluciones, es más bien un grito de protesta y de denuncia contra una sociedad cuyos valores han desaparecido y que han convertido el mundo en un esperpento.


CarácterÍSTICAS DEL ESPERPENTO Y SU REFLEJO EN “LUCES DE BOHEMIA”


El ESPERPENTO es una técnica teatral propia de Valle-Inclán que pretende deformar la realidad, y para ello la tergiversa, con el fin de criticar la situación de España y denunciar entre otras cosas, la corrupción política, la degradación de la moral en la sociedad en la que vive y las injusticias sociales. El propio Valle-Inclán define en Luces de Bohemia qué es el esperpento, planteándolo como “un espejo cóncavo que deforma la realidad”. La solidez de la técnica del esperpento se debe a dos factores fundamentales, que son en primer lugar la realidad histórica de la época de Valle y en segundo lugar, la literaturización.
De la primera cabe destacar que la vida de Valle-Inclán se desarrolla en la España del último tercio del Siglo XIX. Se trata de una época ciertamente convulsa, caracterizada por la inestabilidad social, las desigualdades y la corrupción. Valle-Inclán observa esta realidad y la refleja en Luces de Bohemia, que es su obra maestra. De hecho, muchos personajes de la novela están basados en amigos y conocidos del propio Valle-Inclán. 
De la segunda cabe destacar el gran patrimonio cultural y literario que posee Valle-Inclán, y que demuestra constantemente. En la obra, el autor incluye a otros autores y escritores de su época, incluye también personajes que ya aparecen en novelas anteriores. Valle-Inclán también parodia algunas célebres escenas de la literatura clásica.  Enunciada ya la definición y las bases del esperpento, es ahora el momento de centrarse en las carácterísticas principales:
La distorsión de la realidad.
Valle-Inclán distorsiona la realidad para señalar lo más grotesco y criticar así la falta de apoyo a la cultura en España. Un ejemplo es el momento en que Max Estrella es encarcelado simplemente por atreverse a pensar de forma diferente a la del resto. -La degradación de los personajes.
Para ello, Valle-Inclán emplea algunos recursos, como es la animalización, la cosificación o la muñequización.
La animalización consiste en atribuir a los personajes cualidades propias de bestias y animales (Don Latino ladra como un perro). Mediante la cosificación se atribuyen a los personajes cualidades propias de cosas u objetos (los bohemios son melenas y los policías son bultos). La muñequización hace referencia a que el autor observa a sus personajes desde un plano superior, y por tanto los trata como marionetas a las que puede manipular según su voluntad. -La ironía constante. Hay humor ácido y negro en la obra. Un ejemplo sería cuando Max le pregunta al sereno si él es Santa Lucía, la patrona de los ciegos, y si le permitirá recuperar la vista.-El desgarro lingüístico:
Uso constante del habla coloquial, de la lengua hablada. -Uso de contrastes, la contraposición de ideas irrelevantes con momentos de gran transcendencia. Un ejemplo es cuando una pobre mujer que ha perdido a su hijo llora ante el cuerpo del niño mientras los transeúntes que la observan la califican de exagerada y victimista.

En conclusión, el esperpento deforma la imagen que tenemos de la realidad para mostrárnosla auténtica: la grotesca y absurda vida española contemporánea.


LOS PERSONAJES DE MAX ESTRELLA Y DON LATINO EN LUCES DE BOHEMIA


En Luces de Bohemia aparecen más de cincuenta personajes. Ello, añadido a la gran variedad de escenarios, ha servido como argumento para calificar esta obra como una novela ‘dialogada’ o incluso ‘irrepresentable’. Los personajes son muy variados, pues los hay de todas clases sociales.  La mayoría de ellos pertenecen a las clases medias y bajas, pero lo que todos tienen en común es su mediocridad. Todos comparten un mismo sentido negativo y pesimista sobre la vida, que es fruto del desencanto y que no da cabida a la esperanza. Son personajes con problemas, pero que no aspiran a solucionarlos. Los personajes principales de esta obra son Max Estrella y Don Latino de Hispalis. Respecto a Max Estrella, aunque es una proyección del propio Valle, sus rasgos básicos los toma a partir de Alejandro Sawa. Sus similitudes con Max Estrella son numerosas: ambos eran escritores, estaban casados con mujeres francesas y murieron ciegos, locos y en la más absoluta miseria tras recibir una carta donde se prescindía de sus servicios en el mundo del periodismo. El personaje de Max Estrella hemos de definirlo como un poeta totalmente bohemio, tanto por su forma de pensar y actuar como por su forma de vestir. Es alguien totalmente diferenciado del resto; pese a que es ciego, parece que es el único que es capaz de ver y entender la degradación moral y las injusticias de la sociedad en la que vive. En un principio parece alguien sensato, que se guía por principios de nobleza y justicia y critica lo que no es ético. Sin embargo, a lo largo de la novela se nos muestran algunos de sus vicios. Realmente Max Estrella es un personaje que además de tener errores y defectos, es víctima de llamativas contradicciones. Así por ejemplo, en las últimas escenas Max sucumbe a los vicios que siempre había criticado, pues acepta un soborno del ministro y se desentiende de su familia, sin importarle que ésta sufra hambre y miseria. En definitiva, Max Estrella, aunque alcanza momentos de indudable grandeza, es un personaje que acaba siendo manipulado, que pierde su dignidad y se deja llevar por una tendencia nihilista, existencialista y muy autodestructiva cuyo final no puede ser otro que la muerte. De hecho, Max acaba solo, pobre y abandonado en la calle, rodeado de miseria y pasando frío.

En cuanto al personaje de Don Latino de Hispalis, éste resulta interesante, no sólo porque es el principal compañero y adulador de Max Estrella, sino porque en realidad él encarna todos los defectos y vicios que Max critica. Don Latino,  es un personaje ruin y miserable, que carece por completo de valores y únicamente actúa por dinero. Es un ser falso e hipócrita que estafa, engaña y manipula a los demás sin importarle nada más que su propio beneficio. Es, probablemente, el personaje más esperpéntico de toda la obra. Cínico, parásito, desleal y canalla, apenas hay en él un resto de dignidad. Es el bohemio golfo que se arrima como un perro, al bohemio heroico, al que no duda en adular, burlar y robar.  Don Latino ofrece una visión conservadora, reaccionaria, de personaje que acata el sistema.


LOS TEMAS DE LUCES DE BOHEMIA


La obra no plantea un único tema, sino varios al mismo tiempo y sin contradicciones entre ellos, puesto que el gran problema es la carencia de valores de la sociedad española.      Luces de Bohemia se divide en quince escenas, cuyo tema gira en torno a las relaciones entre el ciego y pobre escritor Max Estrella y un amplio abanico de personajes, la mayoría de ambientes miserables y marginales.

La obra es una parábola trágica y grotesca de la imposibilidad de vivir en una España deforme, injusta, opresiva, absurda; una España donde no encuentran sitio la pureza, la honestidad o el arte noble. En la obra se denuncia la situación histórico-social: el hambre y la corrupción política. Un tema evidente es la problemática histórica y social, cuyas referencias son numerosas. Frente a las manifestaciones y a las organizaciones obreras aparecen organizaciones patronales amparadas por la policía y el Gobierno.

Otro tema muy importante es la muerte. Se trata de un tema señalado, por ejemplo, en las llamadas al suicidio. Hay diferentes escenas en las que el tema principal es la muerte. La obra presenta una estructura circular, en la primera escena encontramos la invitación al suicidio colectiva que hace a su familia y la obra termina cerrándose en la muerte misteriosa de la madre y la hija. Además, a través de los personajes, vemos distintas formas de afrontar la muerte: Max es partidario del suicidio, sin ninguna creencia religiosa. El preso catalán se resigna ante ella. Rubén Darío la supera con el consuelo de la vida eterna, ya que se declara creyente. El Marqués de Bradomín y Rubén Darío la ven como algo con lo que evitar el horror de perecer sin esperanza en el cuarto de un hotel.

Otro tema importante es la religión. Son numerosas las escenas donde se hacen alusiones religiosas.

En cuanto a las acotaciones, son de carácter literario. La obra presenta una simetría. Las escenas se pueden dividir en dos grupos. Ambos grupos de escenas se encuentran en el mismo lapso temporal: doce horas. En las doce primeras horas tiene lugar el recorrido madrileño del poeta y su muerte. En las tres últimas relata el anticlímax que se forma tras la muerte del poeta. 

Otro aspecto que llama la atención de la obra es la reducción temporal, lo que contribuye a acrecentar el sentimiento trágico. En cuanto al espacio, la acción teatral se desarrolla en Madrid, en diversos escenarios, que solo adquieren sentido visto en conjunto.


En la obra encontramos un gran número de personajes: 54 según la lista del Dramatis personae. Algunos de estos personajes están inspirados en la vida real. El libro nos lo presenta como un bohemio, ciego, pálido y calvo que posee una hermosa barba con mechones de canas. Es un gran poeta al que no se le reconoce el talento, por lo que está hundido en la miseria. No obstante, es muy consciente de su situación e intenta afrontarla con humor e ironía. Además se destaca su constante oposición a las injusticias y su afición a pasar las horas en la taberna, ahogando las penas con alcohol en compañía de sus amigos. Estaba inspirado en Alejandro Sawa.

De la crítica de Luces de Bohemia no se libra nadie, desde la monarquía hasta el último plebeyo, pasando por la estéril bohemia: la queja es, así, total y aparece por primera vez una crítica colectiva. La obra constituye una feroz sátira política y social de la España del momento, un mundo de injusticia, miseria, estupidez, arbitrariedad y violencia, sin más salida que la muerte. Los sucesos históricos se proyectan de manera grotesca; de este modo, evidencian su carácter absurdo, aunque presentan consecuencias serias y aun desastrosas. El público, al analizarlos distanciadamente, aprenderá a ser crítico.


ESTRUCTURA EN LUCES DE BOHEMIA


La obra se organiza en tres niveles:

• Las últimas horas de la vida de Max Estrella, poeta ciego, bohemio.

• Evocación de la vida bohemia.
Max será el arquetipo de la bohemia heroica. Valle evocará los  componentes morales, ideológicos, y artísticos de la bohemia que son aludidos en la obra.

• La realidad político-social de España.
Valle se sirve de esta forma de vida para poner de  manifiesto una visión totalizadora de la situación caótica España en su aspecto político-social.

Luces de bohemia presenta un triple hilo argumental.
El argumento superficial, es el que desarrolla la historia de las últimas horas de la vida del poeta ciego Max Estrella. Horas que transcurren en un vagabundeo por la noche madrileña al final del cual el poeta muere miserablemente en la calle. Desaparecido Max Estrella, la acción se prolonga a través de su velatorio; una conversación en el cementerio entre Rubén Darío y el Marqués de Bradomín; y la última escena en la taberna de Pica Lagartos.

Paralelamente se desarrollan otros dos argumentos

Por un lado, la huelga de proletarios de la cual tenemos noticia a través de referencias no directas: ruidos, voces, alusiones informativas. Por otro lado, la detención y muerte del anarquista catalán.

Luces de bohemia prescinde de la división en actos y se estructura mediante la sucesión de quince escenas yuxtapuestas, cada una de las cuales constituye una unidad dramática. A pesar de ello, la obra presenta una fuerte cohesión por la marcada unidad temporal y por la presencia de una serie de motivos recurrentes que enlazan las escenas entre sí constituyendo un todo perfectamente trabado. 

La obra se divide en dos partes claramente diferenciadas:

1ª parte:



Escenas I a XII

Escenas con el protagonista vivo; viaje del poeta (externo e interno). Esta primera parte se desarrolla en tres tiempos:

La partida (I):
Exposición del contexto humano, económico y social del protagonista. Invitación al suicidio colectivo. Max sale de casa.

El viaje (II a XI):
peregrinación del protagonista. Además de este motivo principal contiene otro  núcleo climático: la detención y muerte del preso catalán («un reten de polizones pasa con un preso  maniatado», II; un preso que ha intentado fugarse», XI);). Ambos motivos confluyen en la escena VI donde se produce el encuentro entre Max y el preso y que supondrá la concienciación política de aquel. Max podrá superar el dolor que le produce la injusticia social.

El destino (XII):
regreso a casa para cumplir su destino fatal: muerte de Max. Valle aprovecha esta escena para desarrollar su teoría del esperpento.

2ª parte: Escenas XIII a XV:


epílogo tras la muerte de Max.

El epílogo cierra la obra configurando una estructura circular.
Esta parte constituye una pequeña  síntesis de las doce escenas anteriores. Se inicia en el mismo espacio que abre la primera parte (la casa de Max, con el poeta de cuerpo presente, I y XIII); sigue una escena (XIV) que presenta un nuevo espacio (el cementerio), con connotaciones equivalentes, pero transfiguradas, al calabozo de la escena central (IV), y se cierra en otro espacio ya conocido (la taberna de Pica Lagartos, escenas III y XV). En esta última escena se resuelven los dos motivos pendientes: el décimo de lotería (finalmente premiado, aunque tarde) y la muerte de la mujer y la hija de Max, anunciadas en la primera escena. Estos dos motivos marcan la fatalidad del protagonista, extendida a su familia.

Algunos críticos han visto en la obra un vía crucis, un descenso a los infiernos de Máximo Estrella, guiado, como un lazarillo, por su desaprensivo amigo don Latino de Hispalis, al modo de Dante y Virgilio en la Divina Comedia.

A pesar de que con cada escena cambia el marco espacial en el que se suceden los acontecimientos, en la estructura de Luces de bohemia no se dan cambios de situación bruscos. No obstante, existen algunos episodios que tienen relevancia estética y temática, pero no argumental y en los que no progresa la acción. Son escenas cuyo interés radica en la recreación estética de situaciones, en su contribución para la caracterización de los personajes, o en el diálogo -por ejemplo, la escena IX (la charla con Rubén en el café Colón ) y la escena X ( el diálogo con la Lunares, etc.).

EVOLUCIÓN DE LA OBRA DE VALLE-INCLÁN. JUSTIFICA LA INCLUSIÓN DE LUCES DE BOHEMIA EN LA ETAPA QUE LE CORRESPONDE


La obra literaria de Valle-Inclán sigue una evolución que le lleva de un Modernismo elegante y nostálgico de tiempos pasados hasta una literatura de hondo contenido crítico basada en la distorsión de la realidad. La evolución de la obra de Valle es tanto más llamativa por cuanto no presenta fracturas importantes, a pesar de su evidente disparidad. Nuestro autor cultiva los tres grandes géneros tradicionales con singular acierto: narrativa, lírica y teatro aunque con frecuencia no se ajusta a lo preceptivo en cada uno de ellos. Su prosa tiene profundos rasgos líricos, su teatro presenta descripciones y acotaciones propias de la novela, etc. Si hasta fechas recientes se venía minusvalorando su obra en verso, en la actualidad ha habido una revalorización. Podemos hacer un intento de clasificación de las obras de Valle, siguiendo a Fernando Lázaro Carreter, en tres etapas.

1.Etapa modernista o de Modernismo canónico (hasta 1907, aproximadamente).-  En el año 1895 edita Valle-Inclán el volumen de cuentos Femeninas, obra con un manifiesto  predominio del esteticismo modernista. Entre 1902 y 1905 escribirá Valle sus cuatro Sonatas, novelas en las que prevalece la exaltación de un mundo decadente visto con mirada nostálgica.  Entre 1897 y 1904 escribirá diferentes obras (Flor de santidad) unidas por el nexo de una ambientación en la Galicia primitiva y mítica, donde la mezcla perfecta de lo real y lo legendario, de lo aristocrático y lo popular es moneda de curso ordinario. Técnicamente, seguimos con la coincidencia con el Modernismo en lo referente a cultivo de los valores formales.

2.Etapa de transición (1907-1920).- A este período pertenecen dos trilogías esenciales en la obra de Valle-Inclán: las Comedias bárbaras y las novelas de La Guerra carlista.  Las Comedias bárbaras fueron escritas entre 1907 y 1922 (Ágüila de Blasón, Romance de lobos y Cara de plata). En ellas nos ofrece el autor de nuevo una ambientación en el mundo rural gallego, aunque en estos momentos nos presenta ese mundo como dominado por la miseria y la brutalidad. El punto de vista del autor se debate entre la nostalgia por lo ya perdido y la crítica de dicho mundo.  En La Guerra carlista (Los cruzados de la causa, el resplandor de la hoguera y Gerifaltes de antaño), escrita entre 1908 y 1909, nos encontramos de nuevo con el contraste, en este caso, entre el canto al heroísmo y la denuncia de la brutalidad.


3. Etapa de los esperpentos (1920-1936).- Hacia 1920 todas sus obras, narrativas o teatrales, presentarán rasgos esperpentizadores en mayor o menor medida.
El esperpento es la respuesta ética y estética de Valle que refleja y denuncia la realidad miserable y deformada de la España de los años 20 y 30.

Es el propio Valle el que da el nombre de esperpentos  a cuatro obras(Luces de bohemia –1920-, Los cuernos de don Friolera –1921-, Las galas del difunto –1926- y La hija del capitán –1927-)

A esta etapa pertenecen también las novelas Tirano Banderas (1926) y la trilogía El ruedo ibérico (La corte de los milagros –1927-, Viva mi dueño –1928- y Baza de espadas –1932-).

Max Estrella, el protagonista de Luces de Bohemia, representa en gran medida la evolución de su autor desde las posturas bohemias del Modernismo, al compromiso activo con los más desfavorecidos. Las luces brillantes de la bohemia se están apagando y un violento contraluz reflejará la sociedad española de los años veinte, sumida en el oscurantismo religioso, los abusos de poder de los políticos y la ignorancia de un pueblo que detestaba la cultura y la inteligencia.

El teatro esperpéntico de Valle irrumpe como teatro innovador en la escena española de principios del Siglo XX dominada por una dramaturgia oficial e inmovilista, que goza de la aceptación del público burgués.

Valle-Inclán no se doblegó a los prejuicios estéticos del momento, y optó por desafiar las limitaciones de diverso tipo que presentaba el teatro de la época.
Por ello, durante mucho tiempo se pensó que los esperpentos de Valle-Inclán no eran verdadero teatro, sino «novelas dialogadas», y que al menos en su mayoría eran irrepresentables. Tras las experiencias renovadoras de las concepciones escénicas, Valle-Inclán se descubre como la figura máxima del teatro español, así como un verdadero vanguardista que se anticipó considerablemente a las nuevas tendencias del teatro mundial.


LUCES DE BOHEMIA EN EL CONTEXTO HISTÓRICO Y LITERARIO DE SU ÉPOCA:


Luces de Bohemia (1920) es la obra teatral donde Valle-Inclán (1866-1936) inaugura el género del esperpento. Aunque en la etapa en que se escribe la obra ya está activa una generación posterior de escritores, la Generación del 14, la obra se sitúa, por sus carácterísticas y por su autor, en la época literaria que se ha dado en llamar del Modernismo y de la Generación del 98, época que comprende, para la literatura española, los años entre 1895 y la primera Guerra Mundial.

Los años que median entre 1895 y la primera Guerra Mundial (1914-19) suponen una encrucijada para el mundo occidental: se alcanza la cima del proceso de expansión colonial iniciado en el XIX y se gestan los conflictos que han de modificar profundamente el equilibrio de fuerzas mundiales y que llevarán a la Primera Guerra Mundial.

Desde finales del XIX, una serie de descubrimientos llevan a un profundo replanteamiento del pensamiento científico. Se resquebrajan los presupuestos sobre los que se había asentado la ciencia moderna y que habían culminado en el pensamiento positivista, destacando el auge de las corrientes irracionalistas, vitalistas, espiritualistas, existencialistas… Corrientes como el existencialismo, el psicoanálisis y el marxismo repercutirán en la literatura del momento, cada vez que el escritor intenta dar salida a los estratos más profundos de su ser o expresar las angustias y las miserias humanas.

La crisis del pensamiento científico y filosófico encuentra un notable paralelismo en las profundas transformaciones que se operan en las artes durante los primeros lustros del Siglo XX. Surgen movimientos que rompen violentamente con los presupuestos artísticos vigentes hasta entonces.

La España del Siglo XX recibe una doble y penosa herencia del siglo anterior: es un país dividido entre tradicionalistas y progresistas, y es un país en franca decadencia: mientras otras naciones afianzan su Imperio colonial, España lo ha ido perdiendo. El desastre del 98 constituye un fuerte aldabonazo en muchos espíritus. Se cobra conciencia de la debilidad del país y se buscan sus causas en los problemas internos que España arrastra desde hace tiempo. Algunos hombres eminentes claman por una política de regeneración del país (Joaquín Costa).

Así las cosas, la crisis generalizada de fin de siglo conduce a tendencias renovadoras mezcladas con un cierto pesimismo. Es el signo del Modernismo. La crisis europea es en España más dura si cabe. Todo ello dará lugar al surgimiento de corrientes de ideas de tipo inconformista o disidente, en parte con un marcado signo antiburgués que, por lo que toca a la literatura en nuestro país, se manifiesta en el rechazo del Realismo y prosaísmo anteriores y en la búsqueda de nuevos caminos. Sin embargo, la renovación se realiza desde diferentes posturas.

Unos se preocupan ante todo por el arte. Su despego de un mundo materializado y gris les lleva a buscar la belleza, lo raro, lo exquisito, y señalán su inconformismo con formas de vida bohemia. Otros se resisten al puro esteticismo y se enfrentan directamente con los diversos aspectos de la decadencia española, analizando sus causas. Será una literatura preocupada fundamentalmente por los problemas de España.

Esta dicotomía se ha resuelto adscribiendo a los primeros al Modernismo y a los segundos a la generación del 98, pero se ha discutido mucho esta división ya que las dos posturas se solapan en muchas ocasiones, tomando rasgos una de la otra, por lo que resulta muy difícil encasillar a los autores en una u otra. Fruto de su época, Luces de Bohemia presenta carácterísticas de ambos movimientos y es también un fiel reflejo del contexto histórico en que se gestó: la crisis de fin de siglo se prolonga en España con las revueltas obreras y campesinas, con hechos históricos que desembocarán en la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), el advenimiento de la Segunda República (1931-1936) y la Guerra Civil Española (1936-1939). Los rasgos del contexto histórico determinarán fuertemente el sentido de crítica que domina la obra: crítica hacia los políticos, la policía, las instituciones; el enfrentamiento entre los mundos de la bohemia y de la burguésía; aparecen las vicisitudes históricas y sociales del momento, se hace referencia a la historia más inmediata de España

En Luces de Bohemia se observa claramente una denuncia de la miseria material y moral de España como consecuencia de la corrupción política a la que se alude con nombres propios de cargos políticos destacados tanto de conservadores como liberales (Maura, García Prieto,…), y también con sus representantes burócratas (el Ministro, Dieguito, Serafín,…); a la vez que se critica el nepotismo como práctica política habitual (el Ministro – Serafín (“es mi padre”), “García Prieto es un yerno más”) y la connivencia ya que la Acción Ciudadana era una asociación represora que colaboraba con el poder. Todo ello lleva al descubrimiento de la realidad española, es decir, el tema de España, uno de los favoritos del 98: una España descontenta.

También la estética modernista y del 98 está presente en la obra. De la primera se toma la figura de los bohemios, opuestos a los representantes del poder, aparecen algunos personajes modernistas, reales (Rubén Darío) y de ficción (Marqués de Bradomín), aunque en general en la obra se ve como algo bastante caduco. Más elementos propios de la generación del 98 aparecen en la obra: la crítica social y política, el tema de España, el tema de la muerte y el sentido de la vida…

En conclusión, debemos entender a Valle-Inclán como un autor de síntesis. Nos encontramos ante una de las grandes figuras de la literatura española de todos los tiempos.

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