Literatura Española del Siglo XVI: Prosa, Teatro y la Obra de Cervantes

La novela picaresca: El Lazarillo de Tormes

Es una extensa carta autobiográfica del protagonista en la que cuenta toda su vida. Va recordando y comentando sus experiencias desde que era niño, retrata a sus diferentes amos y explica las ingeniosas tretas que ideaba para sobrevivir. Es una obra anónima. Presenta un nuevo protagonista: antiheroico y real, que se mueve en ambientes vulgares, conocidos y pobres.

Estructura

Escrita en forma de epístola autobiográfica, es una carta dirigida a un destinatario en la que relata su vida desde el principio. Consta de un prólogo y siete tratados, muy desiguales en longitud. En el prólogo se justifica el propósito de la obra, mientras que en los tratados se recogen las diversas peripecias del protagonista.

Tema e intención

Encontramos burla y humorismo, pero también una crítica social y religiosa que entronca la obra con el erasmismo y con la visión desencantada de algún escritor converso. La estructura de la novela permite una visión amplia de la sociedad de la época. El tono general es de suave ironía y comicidad, sin la acidez satírica que refleja la picaresca posterior. Plantea una idea candente en la época: la valoración de la virtud personal frente al linaje, es decir, el mérito de los que consiguen ascender socialmente frente al nulo valor de quienes heredan. Las conclusiones sobre este tema son ambiguas, ya que Lázaro ha ascendido socialmente, pero no moralmente.

Estilo

El lenguaje es natural, sencillo y, a menudo, coloquial. Este tono es un rasgo realista que añade verosimilitud a la novela. Hay cierta parodia de la prosa idealista, sobre todo en el prólogo. El estilo del Lazarillo se caracteriza por el tono humorístico, irónico y socarrón del autor.

La prosa en el siglo XVI

La prosa didáctica

En el siglo XVI, la prosa literaria y la didáctica siguen el estilo de los clásicos y de los humanistas italianos. De estos procede también el gusto por presentar los ensayos en forma dialogada.

La obra más representativa es el Diálogo de la lengua, de Juan de Valdés, quien sigue el modelo de estilo renacentista desde una perspectiva humanista y erasmista: defiende la elegancia natural del lenguaje y presenta sus argumentos en forma de diálogo.

Prosa histórica

La conquista de América estimuló la descripción de ese nuevo mundo y la narración de su colonización. Entre los escritores destaca Bernal Díaz del Castillo, que escribió la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.

El teatro del siglo XVI

En la primera mitad del siglo XVI, conviven el teatro cortesano y el primer teatro renacentista. En la segunda mitad del siglo, se comienzan a instalar teatros en los patios interiores de las casas, los denominados corrales de comedia, que serán importantes en el Barroco, y aparecen las compañías de actores profesionales. También continúan las representaciones de autos sacramentales, piezas de teatro religioso.

Autores destacados

Gil Vicente

Destaca por la incorporación de aspectos folclóricos, elementos líricos, romances y villancicos. Se caracteriza por la producción de obras religiosas y profanas, entre las que se encuentran los dramas alegóricos, las farsas o las sátiras eclesiásticas. En su obra se aprecian el clericalismo y el vitalismo, e introduce personajes tipo como el campesino o el bobo.

Lope de Rueda

Es considerado el creador de la comedia renacentista y de un nuevo género dramático: el paso. Este consiste en breves escenas cómicas destinadas a representarse en los entreactos o al final de la representación principal, y es el antecedente inmediato del entremés. Lope de Rueda escribió en prosa partiendo de la comedia italiana, pero la transformó de una manera personal: eliminó aspectos clasicistas y cultos y añadió los pasos, con el fin de adaptar la comedia culta al ambiente popular. Creó, pues, un teatro popular, basado en el lenguaje del pueblo, que recrea la espontaneidad del habla añadiendo vulgarismos. Sus obras se ambientan en escenas costumbristas y su base cómica y folclórica conectaba con el público. Añadió personajes tipo como el bobo, el fanfarrón o el morisco. Algunos de sus pasos más conocidos son Cornudo y contento, Las aceitunas o La tierra de Jauja.

Miguel de Cervantes (1547-1616)

La vida de Miguel de Cervantes transcurrió entre dos épocas, la renacentista y la barroca, pues nació en 1547 y murió en 1616. Su obra refleja este periodo de transición y crisis. Tuvo una vida agitada, marcada por los viajes y las estrecheces económicas. Solo al final de su vida logró el reconocimiento como escritor.

Biografía y formación

Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá de Henares en 1547. Fue el cuarto de seis hijos. No se sabe mucho de su formación, pero se cree que no fue a la universidad. Sin embargo, su obra muestra un gran conocimiento de la cultura de su época y un pensamiento cercano al humanismo erasmista.

Obra

Teatro

Como dramaturgo, Cervantes destaca por sus entremeses, piezas breves de tono humorístico que desarrollan el modelo de Lope de Rueda. También escribió tragedias y comedias, como La Numancia. En 1615, publicó sus comedias y entremeses. Algunas de sus comedias se desarrollan en el ambiente morisco, como Los baños de Argel.

El mayor acierto de su teatro son los entremeses, que presentan breves cuadros de la vida cotidiana del momento, como El retablo de las Maravillas.

Poesía

La poesía de Cervantes sigue el modelo de la lírica renacentista. Aunque se considera inferior a su prosa, en ocasiones alcanza una notable calidad, sobre todo en los romances y en la poesía burlesca.

Novelas

La Galatea (1585)

Es una novela pastoril en la que pastores idealizados expresan sus sentimientos amorosos por medio de diálogos y poemas. Elicio y Erastro están enamorados de Galatea y, aunque la pastora no les corresponde, acepta sus muestras de amor. Por otro lado, el padre de la joven quiere casarla con otro pastor. Otros personajes escuchan sus lamentos, narran sus propias aventuras o exponen sus ideas sobre el amor.

Novelas ejemplares (1613)

Son doce novelas cortas, lo cual era una novedad en la época. Con el adjetivo “ejemplares”, Cervantes se refería a que podían servir como ejemplo moralizador, siguiendo la tradición de los ejemplos medievales. Aunque existen precedentes en la literatura italiana, el escritor presume de ser “el primero que ha novelado en lengua castellana”, es decir, de ser el primero en construir historias independientes, no ligadas a ningún marco narrativo.

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