Tema 11, la literatura del Siglo XVI.

Qué es la literatura?
:Como señala el profesor JC Mainer Baque “cuando decimos literatura española (o literatura francesa, o literatura italiana) no enunciamos un hecho natural, espontáneo e inmutable, sino un complejo hecho de cultura en el que cada uno de los dos elementos del sintagma (el sustantivo y el adjetivo gentilicio) han ido modificando y conformando su actual contenido. Seguramente por eso no hay otro conocimiento de la literatura que no sea el histórico, como al cabo han terminado por descubrir los inmanentistas más fieles, ni hay otra realidad de lo que llamamos literario que no sea su sucesión histórica en el tiempo; lo que entendemos por literatura es, en fin, la historia de la literatura”Literatura y nacíón:
El profesor Leonardo Romero Tobar (Literatura y nacíón.
La emergencia de las literaturas nacionales. 2003/2008) ha plasmado en estos libros el proceso que ha seguido ese “constructo cultural” y las distintas etapas por las que ha transitado la literatura española, la historia de la literatura española hasta nuestros días. Trataremos de resumir en varios apartados:->La literatura va directamente unida a la lengua nacional (española), es el vehículo expresivo de la nacíón y desde el que más detalladamente se personaliza la identidad de grupo de la lengua nacional y, por tanto, de la nacíón española->La literatura española sería un lugar privilegiado para la constitución de los mitos fundacionales de la nacíón española, de las tradiciones, delos valores, de las imágenes, que asumen como propias y dan


identidad al grupo nacional distinguíéndolo de las otras naciones->La literatura española es el lugar donde se define y crea un canon literario que identifica los rasgos propios y diferenciales con otras colectividades distintas a la nacional->La literatura es el lugar más idóneo para fijar el momento en el que comienza el proceso de construcción de la identidad nacional. Una creencia común y mayoritaria marca el principio de la Modernidad (siglo XVI) como el inicio de nuestra literatura nacional y en el momento que comienza a ser visibles los signos de nuestra literatura nacional y de nuestra historia literaria.

La literatura nacional española:

El profesor Romero Tobar señala que, si bien en el Siglo XVIII ya hay una manifestación inequívoca de nuestra literatura nacional y de la necesidad de ella en la educación, es debido a los estudiosos alemanes y sobre todo a la influencia que ejercen los hermanos Schelegel y los estudiosos alemanes del último cuarto del Siglo XVIII (Herder, Lessing y su estudio sobre el Cid) sobre la similitud de la literatura española con la alemana y de ahí uno de los tópicos más frecuentes en el estudio de la literatura española. Véase la apreciación de los ROMánticos alemanes sobre Calderón y el teatro popular o la influencia que ejercen sobre estudiosos como Durán y sus trabajos sobre el Romancero.
El profesor Álvarez Barrientos en la Construcción de la historia literaria: nacíón e historia literaria a mediados del Siglo XVIII (2008), ha estudiado el proceso de construcción de la historia literaria en España. Para una profundización en el campo de la constitución de las otras literaturas nacionales se puede seguir la obra de J.Jurt (2015).Álvarez Barrientos establece las dos acepciones de nacíón: en el Diccionario de Autoridades (1734) y en el Diccionario de Terreros (1785). En el primero mantiene el significado de pertenencia a un lugar geográfico a la manera que encontramos en los textos de los primeros siglos; en el segundo ya tiene la acepción de nacíón moderna y política al implicar una sujeción a unas reglas y leyes que simbolizan el príncipe y el gobierno. Carácterística que completa que una serie de lugares comunes que, viniendo de muy atrás, contribuyen a personificar la pertenencia a la nacíón desde parámetros emocionales que servían a sus habitadores valores y perfiles de conducta que los anclaban en la identificación y pertenencia a la nacíón. Son los rasgos del “carácter nacional”. Vendría a corroborar este proceso la importancia que tomaran durante el Siglo XVIII términos como patriota o la expresión utilizada por Arias Montano de “desagravio de la nacíón”. Esta forma de pensar se traslada a los estudiosos de la literatura que comienzan a buscar e indagar en el pasado de los grandes ejemplos de la literatura nacional y desde ellos la definición del canon de la literatura nacional. Ejemplos de este trabajo y este espíritu de siglo serían las “Memorias para la historia de la poesía y de los poetas castellanos” de Sarmiento y de Velázquez o sus “orígenes de la poesía castellana”, que abren la puerta a la publicación de colecciones de poesía, de poetas castellanos y, de manera especial, al catálogo del teatro español de García de la Huerta (1734-1787).Tanto Sarmiento como Velázquez en sus obras pretenden narrar la historia de España y de su literatura desde los principios inspiradores de las nuevas teorías sociales y filosóficas, poniendo en valor la creación nacional. Quieren mostrar a todos aquellos que los leen que hay un pasado nacional digno de tener en cuenta que hace innecesario recurrir a otros autores extranjeros porque en el propio pasado nacional se encuentran la uníón de lo universal y lo nacional como exigía el “buen gusto”. Para ello es en el Siglo XVIII cuando se regeneran las artes y la poesía. Como han señalado Onaindia (2005) y Maravall (2007), el siglo ilustrado tenía el objetivo y la misión de poner orden en el mundo y dotarlo de los medios necesarios para llegar al estado social ideal que llevaría el progreso. Por eso los escritores españoles que participaban del ideario ilustradito muestran su fe en el progreso y buscan un pasado que justifique y apoye sus creencias. En esta línea se redactaría una historia del pasado que justificaría sus ideas mediante la recuperación y el volver del olvido autores como Cervantes (Mayans, La vida de Cervantes, 1737) que seguirán a Cadalso, Mor de Fuentes y Feijoo. De esta manera, el tiempo de la reconstrucción de la historia literaria nacional iba paralelo a la construcción de la nacíón española.Esta línea se ve reforzada con la llegada de los Borbones y el comienzo de la Guerra de la Independencia. A finales del Siglo XVIII se empieza a desempolvar romances y a entender que las esencias patrias se encontraban depositadas en el pueblo, a la manera de los ROMánticos alemanes, serán decisivas en la construcción del pasado nacional y en la creación del sentimiento nacional desde las punciones emocionales.Durante el Siglo XIX, el proceso de construcción de la historia literaria unirá de forma muy importante literatura, historia y educación. Gil de Zarate justificaría el incluir la historia de la literatura en los programas de enseñanza. Y los grandes poetas del XIX incluirán en sus memoriales la necesidad de utilizar de forma preferente la literatura en los procesos de educación y enseñanza. Quintan y Larra entre otros respaldarán esta práctica. El canon literario se va haciendo a la par y en el apoyo del pasado nacional. Posteriores estudiosos seguirán en esta línea (Amador de los Ríos, M. Pelayo y otros).Durante el Siglo XX, este proceso continúa como han estudiado otros autores de forma especial en el caso de las Historias de la literatura (Mainer, M. Palenque Romero Tobar, Jlara) y muy interesante es el estudio desde esta perspectiva de las abundantes antologías que ven la luz (M. Pelayo, 1908, y otros).

Polémica sobre el siglo de oro:

Un lugar privilegiado para ver esta evolución de la escritura del pasado literario y de la evolución del canon nacional es el concepto de Siglo de Oro y la polémica por él provocada a lo largo de los siglos pasados. Como señala Blecua (2015) el término Siglo de Oro no ha sido considerado por igual a lo largo de la historia, ni ha significado lo mismo para las personas. La evolución y los avatares de este término reflejan de forma principal los avatares de la historia literaria española. Cambia cuando cambian los valores de la sociedad y se adecúa a la línea o corriente hegemónica en ese momento.Señala Blecua como las primeras manifestaciones refiriéndose al Siglo de Oro aparecen a finales del Siglo XV principios del XVI, así lo recogen Juan de la Encina, Erasmo u otros. Aluden a la edad de oro citada por Virgilio, pero están detrás de la teorización que hace el italiano Vasari en su teorización del rinascita (Renacimiento) y en la aplicación de las edades biológicas al desarrollo artístico. Para ellos el Renacimiento arrancaría desde finales del Siglo XIV hasta el XVI, en el que se incluye el propio Vasari con los grandes escritores del Renacimiento italianos y la corte del Papa Julio II.El Siglo XVIII mantiene la periodización de Vasari y la época dorada del Renacimiento coincide con aquel. Mayans y los afrancesados pedirán la vuelta de los escritores españoles al ejemplo y modelo del Siglo XVI, a los escritores del Siglo de Oro. Mayans lo hará en su Rethorica y en su Oración a seguir la verdadera idea de la elocuencia española donde se identifica con los grandes escritores del Siglo de Oro. Luzan lo hará de forma categórica en su Poética (1737) donde muestra ya la constelación de autores que llenan la nómina del Siglo de Oro (Boscan, Garcilaso, etc.). E 1754, Luis Velázquez en su obra Orígenes de la poesía castellana utiliza la terminología de Siglo de Oro siguiendo a Vasari, la infancia de la poesía estaría hasta Juan II, la juventud hasta Carlos V, la viril desde Carlos V hasta Felipe IV y la vejez hasta Luzan. Pues bien, el Siglo XVI y principios del XVII sería el Siglo de Oro para Velázquez porque es donde mejor aprecian los valores nacionales.Durante el Siglo XVIII se realiza una labor ingente en la edición de poetas y escritores del Siglo de Oro con el único objetivo de darlos a conocer.De manera especial, el rechazo de los ROMánticos a la literatura del siglo, a la denominación Siglo de Oro.El abate Lempillas publica su Esagio storico-apologético de la letteratura spagnola (1782/1784) y en ella mantiene la tesis de que la influencia italiana no es decisiva en el llamado Siglo de Oro español, sino todo lo contrario, sería el Siglo de Oro español el que influiría, no solo sobre los italianos, sino sobre los otros pueblos de Europa. Rechaza la denominación de literatura depravada de los escritores del Siglo XVII y afirma los presupuestos nacionalistas. Enuncia los grandes escritores españoles desde la era romana hasta la abundante Edad Media. Defiende la importancia del apoyo a las artes de los reyes de España y afirma la bondad que para nuestra historia da la colaboración de árabes, judíos y castellanos. Para Lempillas, el Siglo de Oro se identifica con el Siglo XVI y se inicia con los Reyes Católicos y culmina con Felipe II y la construcción del Escorial. Hace una enumeración de escritores españoles frente a los extranjeros y defiende, desde presupuestos nacionalistas, la postura española en Trento. Esta línea seguirá siendo la habitual en el Siglo XVIII.Forner en su Oración… mantiene la postura de Lempillas poniendo en el mismo rango a Cervantes y a escritores extranjeros como Descartes o Leibniz-En esta línea se entiende la publicación y edición de la Biblioteca Hispana (antiqua y nova) (1783-1789) y la edición del Pro Adserenda hispanorum erudicione (1736 y 1769) que manténía e iniciaba la defensa de la nacionalidad española y que el Siglo de Oro fue el que vio las figuras de la restauración de las letras españolas. Es lo que más tarde será el Renacimiento con las figuras de Boscan y Garcilaso y las obras de Nebrija y los humanistas españoles.El Siglo XIX cambia la valoración sobre el Siglo de Oro. Los ROMánticos españoles siguiendo a los ROMánticos alemanes preferirán la periodización por siglos o reinados, Quintana no sentirá predilección por el Siglo de Oro y, en su lugar, buscará el pasado en los grandes poemas épicos de la Edad Media. Rechazarán la época de los Austrias por su carácter totalitario y privador de libertad. En su lugar, buscarán los inicios populares en la Edad Media y en la visión popular de aquella época. Agustín Duran buscará esos principios en el estudio y edición de la poesía del Romancero y en la afirmación del llamado Teatro Nacional. Alcalá Galiano en 1844 mantendrá en segundo lugar a los escritores del Siglo de Oro por su carga política y su carácter privador de libertad y solo salva a los romances, el drama y el cuento picaresco. Los ROMánticos valorarán a Calderón y a Lope. Crearán la Biblioteca de Autores Españoles (1846-1879) y se cree que fue el tiempo donde comienza la decadencia de las letras españolas.También en las Historias de la Literatura se observa esta polémica. Sismondi, introduce el término de espíritu nacional y la noción de frutos tardíos. Pero será Tciknor (1849), en su Historia de la Literatura Española, el que establezca la división de la literatura española en tres épocas:1) Hasta Carlos V 2) Desde Carlos V hasta Felipe V 3) Desde Felipe V hasta 1849.No considera, como buen ROMántico, el Siglo de Oro, por su contenido político a inquisición, y el celo religioso, causas de su decadencia. Desprecia la influencia italianizante y el Siglo de Oro lo considera distinto al Renacimiento-Gayangos vuelve a la posición ilustrada y afirma el Siglo de Oro. Por el contrario, Amador de los Ríos seguirá a Michelet y llama Renacimiento al Siglo XV/XVI y afirma el carácter humanista de ese tiempo.En 1862, Valera procederá contra la posición ROMántica en su Discurso de Ingreso en la Academia. Y en ese tiempo, un joven M. Pelayo abrazará la idea y la defensa de la nacíón española desde la afirmación de lo imperial, religioso e histórico. Mantendrá la posición de los ilustrados en lo respectivo al Siglo de Oro y afrontará la polémica de la decadencia española.En el Siglo XX Fitzmauricekelly (1901) habla de Renacimiento y de forma liminar de Siglo de Oro.Cejador (1915/1922) sigue a los ilustrados, aunque divide la literatura por grandes épocas. M. Pidal elaborará y dearrollará su teoría sobre la literatura española y de forma especial sobre la época imperial de Carlos V.Los trabajos de F. De Onís, Américo Castro y Bell hablan de Silgo de Oro y de Renacimiento.Podemos hacer nuestra la reflexión del profesor Blecua: el término de Siglo de Oro, a imitación de Francia, comienza a aparecer de forma tímida para caracterizar el Siglo XVI en todas sus manifestaciones literarias e históricas, lo que denominaba no solo la significación de unas obras de creación, sino también de unas instituciones políticas y religiosas y de un pasado del que todos los españoles no pensaban lo mismo.Los ROMánticos como revalorizaron lo popular, la libertad, el teatro de Lope y Calderón y el Romancero, frente a la tradición clásica italiana y frente a la opresión inquisitorial y absolutista, dejan a un lado el término en su acepción política y solo lo utilizan con valor literario situándolo en los últimos años del Siglo XVI y primeros del Siglo XVII, incluyendo a Calderón. Al excluir al culteranismo y conceptismo crea una gran ambigüedad y entonces utilizan la periodización por siglos o por reinados. Sacan una nueva terminología conceptual con el Teatro Nacional o la Literatura Nacional.La polémica sobre la ciencia española vuelve a traer la discusión sobre la utilización del término Siglo de Oro.Tras la primera gran guerra, la crítica progresista acepta la existencia del Renacimiento español, con la recuperación del erasmismo durante el período anterior a Trento y atacan a la Contrarreforma. Por ello prefieren, frente al Siglo de Oro, los términos de Renacimiento y Contrarreforma.En las dos últimas décadas, pasadas las querellas por motivos religiosos o de otra índole, se utiliza el término de Siglo de Oro.

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