Análisis de Don Juan Tenorio

Don Juan Tenorio

Es aquel hombre que va de mujer en mujer sin enamorarse de ninguna, con el fin de saciar sus deseos carnales. Esto se puede considerar como un signo de inmadurez, de etapa adolescente pues la madurez implica monogamia (en la mayoría de los casos). Aunque se nos presenta a este personaje como un seductor de mujeres, en la obra sólo se nos muestra una seducción pero es don Juan el seducido. Así es como don Juan deja de ser un mito y convertirse en un enamorado y en un ser individual y queda demostrado de esta manera que don Juan es también un hombre. Este amor por doña Inés hará que se arrepienta de sus pecados ya que implica una redención para el enamorado y cambia su carácter.

Tratando el cambio de su carácter

Se aprecia cómo al comienzo de la obra, don Juan es un hombre agresivo, mujeriego, vengativo, que no le importa nada más que aquella que le satisfaga. Rompe las normas para conseguirlo y no tiene moral, siendo estos dos rasgos característicos del hombre romántico. Como ya dijimos en el punto anterior, el deseo de vivir la vida al máximo choca de frente con las rígidas normas de la sociedad y los convencionalismos, las cuales rompe el hombre romántico. Por ello, nuestro don Juan se presenta reacio a todo aquello que suponga ataduras como el matrimonio, la autoridad paterna…

Don Juan admite en todo momento

Que no le importa ni el futuro ni lo que haya después de la muerte pues se confía de que pueda arrepentirse en el último momento. En la primera parte se muestra a un don Juan ansioso de vivir, con prisas por seducir y en la segunda parte, pasados cinco años, se nos muestra muy distinto, más maduro. Esta madurez se ve interrumpida momentáneamente por la locura instantánea que le produce ver la sombra de doña Inés. También cambia su actitud cuando está con sus antiguos amigos, Centellas y Avellaneda, siendo orgulloso y rebelde.

DOÑA INÉS

Su matrimonio con don Juan había sido concertado por los padres de ambos, pero el padre de doña Inés anula el compromiso por el mal comportamiento de don Juan. Se puede considerar que don Juan ha hechizado a doña Inés con su carácter diabólico. A partir de este “hechizo” doña Inés parece sentir fuego en sus entrañas, que se puede considerar fuego de amor o fuego del infierno. Poco a poco va reconociendo lo que le ocurre: está enamorada de don Juan. Doña Inés ve en éste un hombre diabólico mientras que él ve en ella un ángel, enviado por Dios.

Al morir doña Inés y volver del más allá

Para conducir a don Juan al Paraíso, queda representado cómo doña Inés ha adquirido una de las características más sobresalientes de don Juan: el juego, las apuestas. Para poder salvar a don Juan, apuesta con Dios que si don Juan llega a arrepentirse de su vida pecadora, le llevaría al cielo. Y así es como don Juan también adquiere una de las características de doña Inés: creencias religiosas de una vida superior en la que él nunca había creído, logrando así alcanzar la eternidad.

Como ya se dijo antes, existen dos tipos de mujer en el Romanticismo y obviamente, doña Inés pertenece al modelo de mujer-ángel puesto que representa esa mujer pura que se siente atraída por el pecador, ansiado salvarle con su propio sacrificio, ofreciéndose como víctima ante Dios.

Don Luis

Es presentado como un noble orgulloso, valiente y arrogante, cuyo sentido del honor y la venganza es fundamental en su carácter. Su historia se entrelaza con la de Don Juan Tenorio a través de su prometida, Doña Inés.

Desde el principio, se revela que Don Luis está comprometido con Doña Inés, a quien ama profundamente. Sin embargo, su relación se ve amenazada por la llegada de Don Juan Tenorio, un seductor empedernido que cautiva a Doña Inés con su encanto. Este hecho desencadena una profunda rivalidad entre Don Luis y Don Juan.

Don Luis, herido en su orgullo y decidido a defender su honor, planea vengarse de Don Juan seduciendo a su amante, la novicia Doña Ana de Ulloa. Esto demuestra su astucia y su deseo de utilizar las mismas armas que su rival. Sin embargo, a medida que avanza la trama, se hace evidente que su verdadera obsesión es recuperar a Doña Inés y humillar a Don Juan.

El carácter de Don Luis se ve marcado por un conflicto interno entre su deseo de venganza y su amor por Doña Inés. A pesar de su determinación inicial de casarse con ella como parte de su plan de venganza, Don Luis muestra momentos de duda y arrepentimiento. Estos momentos sugieren que, en el fondo, es un hombre atormentado por sus propias acciones y por el poder del amor verdadero.

Don Gonzalo de Ulloa

Es un personaje secundario importante en «Don Juan Tenorio» de José Zorrilla. Es el padre de Doña Inés y un hombre de principios morales y religiosos firmes. Su papel en la obra es principalmente el de protector y guardián de la virtud de su hija.

Don Gonzalo es presentado como un caballero respetable y honorable, preocupado por el bienestar y la educación de Doña Inés. Desde el principio, se opone firmemente a la relación entre su hija y Don Juan Tenorio, a quien considera un libertino y un seductor sin escrúpulos.

A lo largo de la obra, Don Gonzalo representa la voz de la moral y la rectitud en un mundo lleno de intrigas y pasiones desenfrenadas. Su determinación de proteger a Doña Inés del peligro que representa Don Juan lo lleva a enfrentarse directamente con este último en varios momentos de la trama.

La figura de Don Gonzalo añade una capa de conflicto moral a la historia, ya que sus acciones y decisiones están motivadas por su profundo amor por su hija y su firme creencia en la justicia divina. Su muerte a manos de Don Juan, quien lo mata en un duelo, actúa como un punto de inflexión en la trama, intensificando el conflicto entre los personajes y llevando la historia hacia su desenlace trágico. En última instancia, la presencia de Don Gonzalo resalta la lucha entre el bien y el mal que define la obra y añade profundidad a su exploración de temas como el honor, la redención y la justicia divina.

Don Diego

Es presentado como un noble de alta alcurnia, pero también como un hombre mayor, cansado y preocupado por el comportamiento disoluto de su hijo. A lo largo de la obra, se muestra como un personaje dominado por el peso del honor y la reputación familiar.

La relación entre Don Diego y Don Juan está marcada por la tensión y el conflicto generacional. Don Diego representa la vieja guardia, aferrado a los valores tradicionales y a la moralidad establecida, mientras que Don Juan es la personificación del libertinaje y la rebeldía contra esas convenciones. Este contraste sirve para resaltar la complejidad de Don Juan como personaje y para explorar temas como la herencia, la responsabilidad y la redención. En resumen, Don Diego Tenorio es un personaje importante en «Don Juan Tenorio» por su papel en la vida y el desarrollo del personaje principal.

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