El Romanticismo en la Literatura Hispánica: Naturaleza, Subjetividad y Evolución Poética

Características de la Naturaleza Romántica

Por primera vez, hay una vectorialidad ascendente (hombre y mirada). Puede ser la cima de una montaña, una cumbre… una naturaleza agreste, salvaje, libre, poderosa. Otra mirada ascendente sería hacia el cosmos superior. Se observan dos miradas: día y noche, cuya presencia más notoria es la noche. Hay dualidades y antítesis. La mirada del hombre, influida por la del cosmos, es más expansiva; busca lo absoluto y participa, a través de los sentidos o elementos metafóricos y simbólicos, en la búsqueda de lo absoluto. Es una búsqueda de uno mismo y de su ser en el mundo. Hablamos de metafísica (crear un mundo que participa de lo real y lo transciende) frente a la inmensidad donde el hombre se siente pequeño. Esa pequeñez construye una nueva forma de ver el yo. Antes se sentía igual, pero no lo expresaba; ahora es el centro de la poesía.

La mirada descendente (donde el hombre mira hacia abajo) antes estaba solo ante la cumbre; antes, para establecer un diálogo con ella, era necesario humanizar a la naturaleza. El proceso de humanización busca establecer un con el que poder hablar. Esto es la modernidad. Un rasgo común para todos es la soledad, la subjetividad (el yo frente a lo absoluto, el cosmos, la cima). Sin este paso previo, no existiría el existencialismo. La pequeñez del hombre frente al poder de la naturaleza, es decir, la naturaleza es la fuerte y la inmensa, mientras que el hombre es débil y pequeño, y por ello se asiste a una nueva concepción del yo.

La naturaleza, por primera vez en la historia, es un espejo del corazón, del espíritu y del alma del poeta (el estado anímico del poeta). Como el poeta está en el proceso de creación de la subjetividad del yo, hay una lucha interiorizada. Todo esto rompe con siglos de tradición en los que el arte venía del exterior; es decir, ahora se puede crear desde el interior.

La Subjetividad Moderna y su Impacto en la Literatura

Hay un principio de fractura con los siglos anteriores. Se establece una relación directa del ser humano con la naturaleza. La naturaleza es el espejo del alma del escritor. Esto hace que la naturaleza hable de sí misma. Entra en lucha el sentir del hombre y, durante décadas, hay una oposición entre el campo de la razón y el del sentimiento. Cuando aparece un nuevo concepto de sentimiento, surge el concepto de subjetividad, es decir, el genio frente al concepto de ingenio. Rozamos el campo del origen de la creación. La poesía es algo que viene del exterior y que el poeta es un transmisor entre la fuerza exterior y lo que escribe. La inspiración, hasta el siglo XVIII, venía de fuera; es decir, las musas dictaban y él reproducía. Se plantea el yo completo, es decir, no ser únicamente el mediador ni el receptor, sino crear desde el yo interior. A partir de aquí, hay un inicio del concepto de subjetividad y del yo como poder creador y la imaginación en la creación. Este principio de modernidad nace con el nuevo yo. Nace el concepto de genio, quien tiene la capacidad de crear a través de las técnicas artísticas. Se establece una lucha entre el ingenio y el genio.

Esto enmarca una forma de estar en el mundo y ante el mundo. La inspiración no tiene por qué venir dada, sino que se puede crear desde el propio mundo interior. Nace el temible concepto de soledad porque la razón nos hace relacionar, pero el mundo de los sentimientos no. Hay una soledad más existencial y vivencial. Se establece la oposición razón/corazón. Nace un nuevo proceso de imaginación que permite que la pintura, la música y la literatura cambien radicalmente en el siglo XVIII. Hay una nueva forma de escribir que continúa con la tradición y con un proceso de ruptura no radical de la tradición para iniciar la modernidad. Con la imaginación surgen nuevas metáforas, un nuevo simbolismo con matices que parten del antiguo.

En esta transición, habrá nuevos símbolos y también una creación desde el interior. La naturaleza descrita por la mujer no tiene nada que ver con la descrita por el hombre (naturaleza salvaje, metafísica, convertida en planteamiento filosófico); en cambio, la mujer no puede utilizar este tipo de naturaleza.

Evolución Métrica en el Romanticismo

La evolución de la métrica no es una ruptura abrupta, sino una evolución paulatina.

En el siglo XIX, se tomarán formas clásicas introduciendo pequeños cambios. Si el orden de la rima era AB AB, crearán formas agudas. La gran revolución métrica del Romanticismo es la plurimetría o polimetría: la combinación de medidas distintas dentro del mismo poema (ejemplo: Gómez de Avellaneda). La plurimetría no visual es la que no sugiere, simplemente hay cambios métricos de acuerdo con el tema desarrollado. Esto da paso a la poesía del siglo XX. La presencia de asonancias da lugar al verso sin rima del siglo XX.

Versos Predominantes en la Poesía Romántica:

  • Heptasílabo
  • Octosílabo
  • Endecasílabo
  • Alejandrinos

A la muerte de Filis: Un Poema de Transición

En este poema, se observa una evolución paulatina que da paso a la modernidad, donde el autor juega a esconder la teoría poética y la suma a la muerte de Filis. Se dialoga con la naturaleza, buscando un contacto constante a lo largo del Romanticismo. El poema empieza con una afirmación contundente, introduciendo un adjetivo antepuesto y novedoso: lúgubre. El ciprés simboliza la muerte y tiene una forma alta, elevada que tiende hacia el cielo, sube recto, no cae. El alma se asocia con el posible ascenso del ciprés al cielo. El ciprés también habla de resurrección.

El poema tiene dos lecturas. Filis aparece en todos los poemas. Puede que hable de la muerte de una tradición y de la figura femenina. El autor está utilizando elementos clásicos. Se observa una transformación de dos elementos simbólicos: mirtos y pámpanos (asociados a Baco y Venus), cambiados por lúgubres cipreses. Se destaca el elemento visual de la naturaleza. Hay metáforas que son visuales y afectan al impacto sensorial. Se da fuerza al sentir, no a la razón (a través del oído). A través del oído, sustituye los dulces tonos del jilguerillo por la ronca voz del cuervo (símbolo de muerte). Borra la naturaleza neoclásica, viviéndola desde su yo neoclásico. El arroyo es un elemento neoclásico; el mar, un elemento romántico. Se combinan elementos visuales y auditivos. Horacio dice literalmente, cuando habla de las licencias del poeta:

«Mas no será razón valga este fuego
para mezclar con lo áspero lo suave,
con la serpiente el ave,
o con tigre feroz manso cordero.»

El poema se sitúa en el eje de esta cita, respondiendo con las mismas palabras de Horacio. Después de la respuesta, se pasa al campo cósmico. Se ha cambiado lo cósmico por «negras sombras», una idea constante en el Romanticismo. El cambio de estos elementos se realiza por antítesis. Se juega con el léxico del Romanticismo y el Neoclasicismo. La negación de la pastoril flauta implica que lo que se escribe no es del agrado de Zeus, sino que resuena como un trueno. Recoge elementos anteriores: Baco, Venus, aves. Empieza recogiendo elementos después de Zeus, y lo hace como conclusión, deducción, síntesis… Está humanizando a los elementos para que le puedan «mirar». Es la primera fase de humanización, donde hay un diálogo compasivo con la naturaleza, porque ha eliminado todo su léxico con sintaxis neoclásica.

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