Estructura de la novela no digas que fue un sueño

La Generación del 14 o Novecentismo


Integra a intelectuales mas vitales que los del 98, más europeístas y liberales. Aparte de sus ensayos y cuentos, también destacan en dos tendencias narrativas: la lírica y la intelectual. En la novela lírica resalta Gabriel Miró. La melancolía y lo sensorial recuerdan a la prosa modernista, pero su búsqueda de perfección formal es novecentista. Sus obras mas importantes son: El obispo leproso y Nuestro Padre San Daniel. En la novela intelectual destaca Ramón Pérez de Ayala que escribe novelas generacionales muy críticas con su colegio de jesuitas, y también novelas poemáticas sobre la vida española, a través de la técnica de contraste entre vida/muerte; alegría/ dolor, etc.. También hay novela humorística como la de Wenceslao Fernández Flórez y Ramón Gómez de la Serna. A finales de los años 30, años de la República y preguerra civil, la novela se politiza y encontramos los llamados novelistas sociales de preguerra. Arderíus junta contenido social y recursos formales.
La Generación del 98 revitaliza la novela. Cuatro obras coinciden en el rechazo al Realismo decimonónico y en la angustia vital propia de toda época de crisis. Se impone la temática existencial, social, filosófica; preocupa mas la situación del país que la mera perfección formal. Tienen un estilo sobrio, sencillo y natural. Hay otros temas como el de la preocupación por España y el de la historia, en la cual buscan las raíces del “alma española” que encuentran en Castilla. Los libros de viaje criticaran aspectos negativos de los pueblos. Son comunes el uso de palabras tradicionales, la técnica impresionista y los diálogos densos. • Valle-Inclán evoluciona desde el Modernismo de sus sonatas hasta el expresionismo degradante de sus esperpentos en los que deforma grotescamente la realidad con personajes fantoches, para retratar una sociedad sin las virtudes de la nobleza: valor, justicia, generosidad, solidaridad, etc.. El ruedo ibérico satiriza la corte de Isabel II. • Unamuno dará a sus novelas un nombre nuevo, nívolá. Es el autor mas intelectual. Busca la esencia en el paisaje y la historia anónima de sus gentes (la intrahistoria). La angustia vital y los conflictos religiosos provienen de su imposibilidad de encontrar sentido a su existencia y a la de Dios. Él quiere creer pero no puede, al igual que le ocurre al protagonista de su obra San Manuel Bueno, mártir (cura que aun sin tener fe, sigue ejerciendo) • Baroja suele agrupar sus novelas en trilogías (La lucha por la vida, La raza, La tierra vasca,…) y otras veces en muchos volúMenes , como los de Memorias de un hombre de acción. Baroja piensa que la novela es un saco donde cabe todo. Sus personajes parecen buscar una felicidad que nunca encuentran, como en El árbol de la ciencia.

La narrativa desde 1940 a los años 70


Cada una de las décadas está marcada por una tendencia dominante: en los 40 destaca la novela existencial; en los 50 el Realismo social y en los 60 la novela experimental o estructural.
Los años 40  son años difíciles de postguerra y de dictadura franquista; de aislamiento internacional, pobreza, hambre, represión y dura censura. Cela escribe La familia de Pascual Duarte, con la que se inaugura el llamado tremendismo, caracterizado por la descripción truculenta de lo más desagradable de la sociedad, con personajes que cuentan hechos violentos con un lenguaje duro, propio de su medio degradado. En ella Pascual Duarte escribe en la cárcel sus memorias y se duele de su trágico destino y de su vida. Carmen Laforet publica Nada, novela en que una muchacha va a estudiar a Barcelona y se aloja con unos parientes derrotados en la Guerra Civil, que viven en un ambiente moral y físicamente degradado. La joven universitaria retrata una ciudad y unas gentes gobernadas por la nada. Delibes recibe el premio Nadal por La sombra del ciprés es alargada que también muestra frustración y tristeza. Los temas predominantes son la soledad, la inadaptación, la frustación, la muerte.. Y los personajes son seres marginados, violentos u oprimidos.
Los años 50  empieza una tímida apertura al exterior que coincide con una cierta relajación de la censura. Los autores encuentran en la novela social su instrumento para la denuncia. Hay dos tendencias de Realismo social: el objetivismo y el Realismo crítico. En ambas hay compromiso social pero en el caso del objetivismo se refleja fielmente la realidad, conductas y diálogos de los personajes y la crítica esta implícita, mientras que en el Realismo crítico, esta es explícita. Ejemplo del objetivismo es el Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio. Representativas del Realismo crítico son Central eléctrica de López Pacheco, que critica las duras condiciones laborales de los obreros de una presa y La zanja de Alfonso Grosso, sobre las desigualdades sociales en el campo andaluz. En las novelas de Realismo social prima el personaje colectivo frente al del individuo. El lenguaje será claro y sencillo, con diálogos de estilo directo llenos de coloquialismos que alargan la acción; el narrador utiliza el punto de vista de la tercera persona omnisciente. La estructura es sencilla: hay narración lineal con cuadros de situaciones cotidianas y los espacios y tiempos son reducidos. Sánchez Ferlosio en Industrias y andanzas de Alfanhuí narra las aventuras fantásticas y poéticas de un niño que recorre el mundo ayudado por el gallo de la veleta de una torre y Miguel Delibes en El camino,


mostrando a un niño que la noche antes de abandonar su pueblo recuerda sus correrías y la vida de los vecinos. En el exilio, destacan Réquiem por un campesino español de Ramón J. Sender, en el que un cura recuerda la vida de Paco el del molino, muerto por los odios desatas en la guerra.
Los años 60  son los del desarrollo económico, el crecimiento del turismo y el cambio de mentalidad. Aumenta la emigración y la oposición al régimen franquista. En la literatura interesa mas la renovación (linguística y formal) aunque no se pierda la intención crítica. Luis Martín Santos escribe Tiempo de silencio, en la que Pedro, un médico becado para investigar sobre el cáncer, conoce el mundo de las chabolas madrileño, de donde sacas sus ratones de laboratorio. Se ve implicado en un aborto clandestino y es detenido pesar de que consigue demostrar su inocencia. Su vida quedara marcada desde entonces por circunstancias trágicas. Esta obra introduce las novedades carácterísticas de la novela experimental: el enfoque existencial, la estructura en secuencias en lugar de en capítulos, la ruptura temporal para narrar hechos, el punto de vista múltiple que incluye el monólogo interior, el estilo indirecto y libre y la segunda persona para hablar con uno mismo.Otros autores son: Juan Benet que publica Volverás a Regíón , Juan Marse autor de Últimas tardes con Teresa y Miguel Delibes cuya novela Cinco horas con Mario es un monólogo de una viuda velando el cadáver de su marido.

La narrativa desde los años 70 a nuestros días

En los años 70 continua escribiéndose novela experimental como en la década anterior. Pero a partir de 1975, con la muerte de Franco, la llegada de la democracia y el fin del aislamiento tradicional español, se abre un nuevo periodo para la narrativa. Las novelas de esta época vuelven al relato tradicional y la historia interesante en sí misma, en la que predomina un sentimiento de desencanto, una visión irónica y distante de los problemas colectivos en beneficio de problemas mas personales como la soledad, el amor, el erotismo, etc… Hay una gran influencia de los medios de comunicación y una vuelta al estilo realista. Los autores mas destacados son Cela, Delibes, Torrente Ballester, Juan Marsé, Carmen Martín Gaite y Juan Benet. En los años 80 y 90 surgen un gran número de novelistas nuevos. Comparten el panorama literario novelas muy diferentes en estilo, temas y calidad. • La novela histórica de intención paródica. Crónica del rey pasmado de Moix; Urraca de Lourdes Ortiz; En busca del unicornio de Juan Eslaba; El hereje de Miguel Delibes; Octubre, Octubre de José Luis Sampedro y La tabla de Flandes de Pérez-Reverté.


• la metanovela también llamada novela especular. Narración misma como centro de atención del relato y reflexionar sobre la creación novelística: Beatus ille de Antonio Muñoz Molina; El cuarto de atrás de Carmen Martín Gaite; La orilla oscura de José Merino y La Gramática parda de García Hortelano. • La novela intimista vuelve a lo privado con el análisis psicológico de los personajes femeninos como los de Rosa Montero: Te trataré como a una reina o El desorden de tu nombre de Juan José Millas con mezcla de humor y novela negra. • La novela lírica tiene un gran parecido con el poema en prosa. La lluvia amarilla de Julio Llamazares y Corazón tan blanco de Javier Marías. • La novela neorrealista situada en un espacio desconocido. Diario de un jubilado de Miguel Delibes y La fuente de la edad de Luis Mateo Diez. Hay un grupo de escritos jóvenes que ofrecen una visión desencantada de la vida, con protagonistas muy jóvenes y presencia de la violencia, con referencias musicales y cinematográficas anglosajonas, etc.. • La novela policíaca incluida por la novela y el cine negro americano. El invierno en Lisboa de Antonio Muñoz Molina; El laberinto de las aceitunas de Eduardo Mendoza y El Cub Dumas de Arturo Pérez-Reverté. • La novela crítica política refleja la desilusión de las décadas 80 y 90. En la primera década del Siglo XXI siguen las tendencias anteriores y hay un auge del cuento. Destaca Alberto Méndez con Los girasoles ciegos y los microrrelatos de Luis Mateo Diez o Juan Pedro Aparicio. En los últimos años hay eclecticismo: se escriben memorias, autobiografías, libros de viajes, cuentos, etc…
Narrativa de más o menos calidad y hay una tendencia hacia la histórica tanto del pasado como reciente. Pérez-Reverté en Cabo Trafalgar o Ignacio Martínez de Pisón en Enterrar a los muertos. Por último hay géneros que se reinventan como la novela gráfica o el Steampunk. La novela gráfica mezcla la narración con el cómic y se ha popularizado mucho en España con Arrugas de Paco Roca. El Steampunk es una variante de la ciencia ficción asociada al retrofuturo. Configura una estética de tecnologías, ambientes y tramas futuristas relacionadas con el vapor y el carbón de la Revolución Industrial. Félix J. Palma con El mapa del tiempo.

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