Evolución del teatro de García Lorca

TEMA 6


LA «GENERACIÓN» DEL 27

En la década de los años veinte, en plena efervescencia vanguardista, irrumpe en el panorama literario español una serie de jóvenes poetas a quienes se integra en la llamada «Generación del 27».

Este grupo de autores estaba llamado a dar los mejores frutos líricos de todo el Siglo XX en España, evolucionando desde sus posturas iniciales de lucha vanguardista hasta una búsqueda del «arte puro» al estilo juanramoniano y desembocando algunos de ellos en el compromiso sociopolítico.

También llamada “Generación de la amistad”, este grupo de poetas mantuvieron contactos personales que pronto fraguan en una amistad duradera. Algunos de estos puntos de contacto fueron los siguientes:

–La Residencia de Estudiantes, de Madrid, fue un privilegiado lugar de encuentro: allí viven algunos de ellos y allí acuden todos, atraídos por sus tertulias y actividades culturales. Otro lugar de convivencia es el Centro de Estudios Históricos, donde varios trabajan y donde comparte el fervor por los autores medievales y clásicos.

–Entre los actos comunes, destacan los organizados para el Centenario de Góngora en 1927 (fecha que les dio nombre). El citado acto se celebró en el Ateneo de Sevilla y allí leyeron sus primeros poemas.

–Colaboran en las mismas revistas.
Ante todo, en las dos más importantes del momento: la Revista de Occidente y La Gaceta Literaria.

–Confirmación definitiva del grupo fue la Antología preparada por Gerardo Diego (1932). Junto a otros poetas, incluye un significativo muestrario de la obra realizada hasta  la fecha por los poetas del 27.

AFINIDADES ESTÉTICAS

Todos los poetas comparten una tendencia al equilibrio, es decir, que tienden a una original síntesis entre ciertos polos entre los que había oscilado la poesía anterior:

–Entre lo intelectual y lo sentimental. La emoción tiende a ser refrenada por el intelecto de tal manera que se podría decir de ellos que prefieren la inteligencia, el sentimiento y la sensibilidad al intelectualismo, el sentimentalismo y la sensiblería.

–Entre la inspiración mística y la elaboración rigurosa del poema. Equilibrio entre una concepción ROMántica y clásica de la poesía.

–Entre la pureza estética y la autenticidad humana. Buscan el equilibrio entre la “poesía pura” exenta de todo humanismo y reivindicación de los principios humanos.

–Entre lo minoritario y la “inmensa compañía”. Por un lado hay un deseo de selección acerca de la poesía pero también piensan que el poeta “canta por todos”. Es llamativo cómo conviven en sus obras lo culto y lo popular.

–Entre lo universal y lo español. La poesía del grupo está abierta a muchos influjos exteriores pero también está profundamente arraigada en la literatura española.

 

La casa de Bernarda Alba (1936)


auténtica culminación del teatro lorquiano. Tras la muerte de su segundo marido, Bernarda Alba impone a sus cinco hijas, como luto, un largo y riguroso encierro. Se trata, sin duda, de la exageración de una costumbre real, de una tradición llevada a extremos increíbles. En esta situación extrema, los conflictos, las pasiones se agrandarán, se desarrollarán hasta la exasperación.

Catalizador de las fuerzas encerradas en la casa será la figura de Pepe el Romano, novio de Angustias, hija mayor y heredera, pero atraído por la juventud y belleza de Adela, la menos, y amado, a su vez, por Martirio.

Esta es la situación de la que arranca en este caso Lorca para dar cuerpo dramático, una vez más a su temática más personal y profunda. Algunos críticos piensan que el tema central de la obra es el enfrentamiento entre autoridad y libertad o el conflicto entre la realidad y el deseo…


ALGUNOS POETAS

**Pedro SALINAS

Su lírica tiene una dimensión intelectual: cercano a la «poesía pura», su sencilla apariencia esconde una trabajada densidad que subraya su acercamiento a la verdadera y profunda realidad por medio de la inteligencia. Sus obras más importantes son La voz a ti debida (1933), quizás su mejor libro, y Razón de amor (1936).

**Jorge GUILLÉN

Para Guillén la poesía tiene un poder creador que no debe limitarse a la imitación de la realidad. Su poesía es una poesía entusiasta y vital que canta lo cotidiano y lo estiliza sumergíéndonos en un mundo perfecto y ordenado, sobre todo en Cántico, su gran obra.

**Vicente ALEIXANDRE

Premio Nobel en 1977, la poesía de Aleixandre es una búsqueda constante: en primer lugar una búsqueda de la naturaleza con la que entrar en plena armónía, después una búsqueda de la comunicación humana y finalmente una búsqueda de autoconocimiento. Sus primeras obras responden al Surrealismo: Espadas como labios (1931) y La destrucción o el amor (1933). En una segunda etapa la historia va a sustituir a la naturaleza: Sombra del paraíso (1944) e Historia del corazón (1954). Finalizará su obra como «poesía de meditación» con, por ejemplo, Diálogos del conocimiento (1974).

**RAFAEL ALBERTI

La poesía de Alberti es muy variada temática y estilísticamente, pudiendo afirmarse que sigue cinco referencias básicas: neopopularismo, barroquismo gongorino, Surrealismo, compromiso político y una suerte de tendencia nostálgica. Destacan Marinero en tierra (1924), Sobre los ángeles (1928), Entre el clavel y la espada (1939-40) y A la pintura (1953).

**Luis CERNUDA

Cernuda es un poeta ROMántico en el sentido de que su ideal poético consistía en unir poesía y vida, dejando al desnudo su alma y cantando con profundidad y belleza su deseo amoroso. Su lírica, sin embargo, carece de estridencias y está aquilatada en la contemplación y la reflexión aprendidas de los ROMánticos ingleses.

Destacan Los placeres prohibidos (1931), Donde habite el olvido (1933) y Desolación de la quimera (1962). Cernuda agrupó toda su producción poética bajo el significativo título de La realidad y el deseo a partir de 1936).

Federico GARCÍA Lorca

POÉTICA

Ese malestar, esa frustración laten en toda su obra, junto a manifestaciones de creación bulliciosa, llena de gracia, hasta juguetona. El tema del destino trágico, la imposibilidad de realización, sería el elemento que da unidad profunda a su producción poética y teatral.

Su actitud ante la creación poética es rigurosísima. Es decir, inspiración y trabajo consciente. Así surge una de las poesías más asombrosas de nuestra literatura; una poesía en que la pasión y la perfección, lo humano y lo estéticamente puro conviven como pocas veces.

A ello contribuyen, en buena parte, sus profundas raíces en lo popular. Lo popular y lo culto van también hermanados en su obra: vida y canciones del pueblo vivifican su sabia y exigente creación.


OBRA POÉTICA

Primeros libros

Aparte de un primer libro en prosa Impresiones y paisajes (1918), sus primeras obras poéticas quedan recogidas en el Libro de poemas compuesto entre sus diecinueve y veintidós años, y publicado en 1921. Su estilo se está haciendo aún: hay influjos de Bécquer, del Modernismo, de Machado, de Juan Ramón.

Entre 1921 y 1024, compone paralelamente tres libros: Canciones (publicado en 1927), Poema del Cante Jondo (1931) y Suites. De todos ellos el último posee una compacta unidad: es el libro de la Andalucía del llanto, libro lleno de dolor, de muerte. Lorca expresa su propio dolor a través del dolor que rezuman los cantes “hondos” de su tierra.

El Romancero gitano

Escrito entre 1924 y 1927, se publica en 1928 y alcanza y gran éxito que acabará por abrumar al poeta. Lorca canta fraternamente a esta raza marginada y perseguida y la clave está precisamente en que el poeta se confesaba inclinado a la comprensión de los perseguidos: del gitano, del negro, del judío, de la mujer… En esta obra Lorca eleva el mundo de los gitanos a la altura de mito moderno, similar en fuerza a los grandes mitos clásicos.

El significado de ese mito es evidente: ilustra el tema del destino trágico que late en toda su obra. Las figuras que aparecen en el Romancero gitano son seres al margen de un mundo convencional y hostil, marcados por la frustración y abocados a la muerte. Con esta obra Lorca alcanza un lenguaje inconfundible. Es el punto más alto de la fusión de lo culto y lo popular.

Poeta en Nueva York

La estancia en los Estados Unidos (1929-1939), precisamente en el momento dramático del crack de la bolsa neoyorkina, es un hito crucial en la vida de Lorca. En aquel mundo tentacular, que según Lorca, convierte al hombre en una pieza de un gran engranaje, el poeta se ahoga y se rebela. Con dos palabras define el ambiente: “Geometría y angustia”. El poder del dinero, la esclavitud del hombre por la máquina, la injusticia social, la deshumanización… son los temas del libro.

Los poemas son desgarrados gritos de dolor y de violenta protesta. Ahora la soledad, la frustración y la angustia no son solo las del poeta: su corazón malherido ha sintonizado con millones de corazones que sufren.

Desde el punto de vista formal, la conmoción espiritual y la protesta encuentran un cauce adecuado en la técnica surrealista.
El versículo amplio y la imagen alucinante le sirven para expresar ese mundo ilógico, absurdo, para construir imágenes apocalípticas y coléricas. Con esta obra Lorca consigue renovar su lenguaje y alcanza una nueva cima.

OBRA DRAMÁTICA

Los tanteos o experiencias de los años 20


Comienza la trayectoria dramática de Lorca con un ensayo juvenil que, estrenado en 1920, fue un fracaso: El maleficio de la mariposa. Es una obra de raíz simbolista, sobre el amor de un “cucaracho” por una bella mariposa.

Compone después varias piezas breves para las que se inspira en el guiñol Títeres de cachiporra (1922). Revela en esta obra ciertos aspectos infantiles que nos remiten a la nostalgia por inocencia perdida.

Su primer éxito llega con una obra muy distinta, Mariana Pineda (1925), sobre una heroína que murió ajusticiada en Granada en 1831 por haber bordado una bandera liberal; pero es a la vez un drama de amor trágico.

En 1926 traza ya otra pequeña obra maestra, La zapatera prodigiosa, subtitulada “farsa violenta”, trata de una joven hermosa casada con un zapatero viejo.

Otras dos obras que reflejan también amores trágicos o imposibles son Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1928) y la farsa para guiñol Retablillo de don Cristóbal (1931).

La experiencia vanguardista (Surrealismo) de principios de los años 30


Debemos partir de la profunda y doble crisis –vital y estética
Que sufre Lorca tras el éxito de su Romancero gitano (1928) y que se prolonga durante su estancia en Nueva York.

La primera obra de esta etapa es El público, desconocida hasta hace poco y de la que solo se ha salvado un borrador no definitivo de 1930. Es una especie de auto sacramental sin Dios, cuyos personajes encarnan las obsesiones y los conflictos secretos del poeta (acusa a la sociedad –“público”- que crucifica al homosexual)

Así que pasen cinco años (1931) nos ha llegado más elaborada. Presenta a un joven partido entre dos amores, animado por un ansia de paternidad imposible, luchando por realizarse contra la corriente imparable de la vida y del tiempo. La obra desarrolla, en parte, los sueños del protagonista e ilustra perfectamente el tema de la frustración íntima.

La etapa de plenitud de sus últimos años


Tras los pasos de este teatro “imposible” Lorca dará un giro decisivo hacia un camino propio cuya identidad radica en hermanar rigor estético y alcance popular.
Son los años de “La Barraca” (grupo teatral universitario creado y dirigido por Lorca), los años en que el autor declara su ansia de una comunicación más amplia y su orientación social.

En casi todas ellas, la mujer ocupa un puesto central. Este hecho revela la sensibilidad de Lorca ante la condición de la mujer en la sociedad tradicional, hecho que hace situar a la mujer junto a los gitanos, los niños, los negros…; en definitiva criatura marginadas que representan la inocencia o la pasión más elemental.

Bodas de sangre (1933)


se basa en un hecho real: una novia que se escapa con su amante el mismo día de la boda: Se trata de una pasión que desborda barreras sociales y morales, pero que desembocara en la muerte. El verso se mezcla con la prosa, dando origen a momentos muy intensos y a verdaderos “coros de tragedia griega”. El estreno de la obra fue un éxito clamoroso.

Yerma (1934)


es el drama de la mujer condenada a la infecundidad, con todo su alcance simbólico. Por un lado el ansia insatisfecha de maternidad; por otro, la fidelidad al marido; es decir, el anhelo de realizarse frente a la sumisión a la moral recibida, con la arraigada idea de la honra. De este choque surge la tragedia. Aunque también tuvo mucho éxito, en este caso se encresparon los sectores tradicionalistas.

Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935)


es un drama sobre la espera inútil del amor. Lorca se asoma ahora la situación de la mujer urbana, a la soltería de las señoritas de provincias y a su marchitarse como flores. De nuevo, pues, la condena a la esterilidad, a la frustración. La obra combina lo patético con lo ridículo de modo magistral.

La casa de Bernarda Alba (1936)


auténtica culminación del teatro lorquiano. Tras la muerte de su segundo marido, Bernarda Alba impone a sus cinco hijas, como luto, un largo y riguroso encierro. Se trata, sin duda, de la exageración de una costumbre real, de una tradición llevada a extremos increíbles. En esta situación extrema, los conflictos, las pasiones se agrandarán, se desarrollarán hasta la exasperación.

Catalizador de las fuerzas encerradas en la casa será la figura de Pepe el Romano, novio de Angustias, hija mayor y heredera, pero atraído por la juventud y belleza de Adela, la menos, y amado, a su vez, por Martirio.

Esta es la situación de la que arranca en este caso Lorca para dar cuerpo dramático, una vez más a su temática más personal y profunda. Algunos críticos piensan que el tema central de la obra es el enfrentamiento entre autoridad y libertad o el conflicto entre la realidad y el deseo…


OBRA DRAMÁTICA

Los tanteos o experiencias de los años 20


Comienza la trayectoria dramática de Lorca con un ensayo juvenil que, estrenado en 1920, fue un fracaso: El maleficio de la mariposa. Es una obra de raíz simbolista, sobre el amor de un “cucaracho” por una bella mariposa. Compone después varias piezas breves para las que se inspira en el guiñol Títeres de cachiporra (1922). Revela en esta obra ciertos aspectos infantiles que nos remiten a la nostalgia por inocencia perdida.Su primer éxito llega con una obra muy distinta, Mariana Pineda (1925), sobre una heroína que murió ajusticiada en Granada en 1831 por haber bordado una bandera liberal; pero es a la vez un drama de amor trágico.En 1926 traza ya otra pequeña obra maestra, La zapatera prodigiosa, subtitulada “farsa violenta”, trata de una joven hermosa casada con un zapatero viejo.Otras dos obras que reflejan también amores trágicos o imposibles son Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1928) y la farsa para guiñol Retablillo de don Cristóbal (1931).

La experiencia vanguardista (Surrealismo) de principios de los años 30


Debemos partir de la profunda y doble crisis –vital y estética
Que sufre Lorca tras el éxito de su Romancero gitano (1928) y que se prolonga durante su estancia en Nueva York.
La primera obra de esta etapa es El público, desconocida hasta hace poco y de la que solo se ha salvado un borrador no definitivo de 1930. Es una especie de auto sacramental sin Dios, cuyos personajes encarnan las obsesiones y los conflictos secretos del poeta (acusa a la sociedad –“público”- que crucifica al homosexual)Así que pasen cinco años (1931) nos ha llegado más elaborada. Presenta a un joven partido entre dos amores, animado por un ansia de paternidad imposible, luchando por realizarse contra la corriente imparable de la vida y del tiempo. La obra desarrolla, en parte, los sueños del protagonista e ilustra perfectamente el tema de la frustración íntima.

La etapa de plenitud de sus últimos años


Tras los pasos de este teatro “imposible” Lorca dará un giro decisivo hacia un camino propio cuya identidad radica en hermanar rigor estético y alcance popular.
Son los años de “La Barraca” (grupo teatral universitario creado y dirigido por Lorca), los años en que el autor declara su ansia de una comunicación más amplia y su orientación social.
En casi todas ellas, la mujer ocupa un puesto central. Este hecho revela la sensibilidad de Lorca ante la condición de la mujer en la sociedad tradicional, hecho que hace situar a la mujer junto a los gitanos, los niños, los negros…; en definitiva criatura marginadas que representan la inocencia o la pasión más elemental.

Bodas de sangre (1933)


se basa en un hecho real: una novia que se escapa con su amante el mismo día de la boda: Se trata de una pasión que desborda barreras sociales y morales, pero que desembocara en la muerte. El verso se mezcla con la prosa, dando origen a momentos muy intensos y a verdaderos “coros de tragedia griega”. El estreno de la obra fue un éxito clamoroso.

Yerma (1934)


es el drama de la mujer condenada a la infecundidad, con todo su alcance simbólico. Por un lado el ansia insatisfecha de maternidad; por otro, la fidelidad al marido; es decir, el anhelo de realizarse frente a la sumisión a la moral recibida, con la arraigada idea de la honra. De este choque surge la tragedia. Aunque también tuvo mucho éxito, en este caso se encresparon los sectores tradicionalistas.

Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935)


es un drama sobre la espera inútil del amor. Lorca se asoma ahora la situación de la mujer urbana, a la soltería de las señoritas de provincias y a su marchitarse como flores. De nuevo, pues, la condena a la esterilidad, a la frustración. La obra combina lo patético con lo ridículo de modo magistral.

La casa de Bernarda Alba (1936)


auténtica culminación del teatro lorquiano. Tras la muerte de su segundo marido, Bernarda Alba impone a sus cinco hijas, como luto, un largo y riguroso encierro. Se trata, sin duda, de la exageración de una costumbre real, de una tradición llevada a extremos increíbles. En esta situación extrema, los conflictos, las pasiones se agrandarán, se desarrollarán hasta la exasperación.

Catalizador de las fuerzas encerradas en la casa será la figura de Pepe el Romano, novio de Angustias, hija mayor y heredera, pero atraído por la juventud y belleza de Adela, la menos, y amado, a su vez, por Martirio.

Esta es la situación de la que arranca en este caso Lorca para dar cuerpo dramático, una vez más a su temática más personal y profunda. Algunos críticos piensan que el tema central de la obra es el enfrentamiento entre autoridad y libertad o el conflicto entre la realidad y el deseo…

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