Juan Ruiz, Arcipreste de Hita: Vida y Obra
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, nació en el siglo XIV y ostentaba el cargo de arcipreste de Hita. Su obra cumbre, el “Libro del Buen Amor”, se conserva en tres manuscritos completos y varios fragmentos. Los manuscritos presentan dos fechas de composición: 1330 y 1343, lo que sugiere dos redacciones sucesivas y explica las diferencias textuales.
El ‘Libro del Buen Amor’: Estructura y Contenido
El ‘Libro del Buen Amor’ es un extenso poema de más de mil setecientas estrofas, mayormente escritas en cuaderna vía, que adopta la forma de una autobiografía para presentar una variedad de materiales:
- Un prólogo en prosa que declara la intención de la obra.
- Una serie de aventuras amorosas con diversas mujeres.
- Una colección de treinta y dos fábulas y cuentos con intención didáctica.
- Episodios adaptados de textos latinos medievales (el relato de don Melón y doña Endrina).
- Un conjunto de digresiones morales o satíricas (la del poder del dinero o la censura del clero libertino).
- Sátiras y parodias.
- Pasajes alegóricos como la pelea de don Carnal y doña Cuaresma.
- Un grupo de composiciones líricas y juglarescas.
Interpretación y Ambigüedad
El ‘Libro del Buen Amor’ es una obra de difícil interpretación. En varias ocasiones, Juan Ruiz afirma que su intención es mostrar los caminos y formas de ejercitarse en el buen amor, es decir, el amor a Dios. En este contexto, el mal amor se identifica con el amor carnal y humano, es decir, con el pecado. De esta forma, intenta moralizar a sus lectores presentando lo contrario de lo que intenta enseñar, haciendo que las aventuras amorosas del protagonista terminen mal y que los lectores rechacen el loco amor.
La ambigüedad del libro se basa en el pensamiento de San Agustín, quien consideraba que no se debía imponer un punto de vista al alumno, sino mostrarle todas las posibilidades y permitirle elegir la mejor.
Sin embargo, a pesar de lo afirmado, en la obra prima la exaltación del amor carnal con un tono vitalista, regocijante, irónico y burlesco que la convierte en un manual de incitación a disfrutar de la vida. El autor, consciente del carácter complejo y contradictorio de la obra, invita a un análisis más profundo. Parece que la desconfianza de lo aparente era una actitud personal del autor, y por ello recomienda a sus lectores la astucia intelectual, la sutileza y el huir de la superficialidad para entender bien el libro.
Fuentes e Influencias
El ‘Libro del Buen Amor’ se nutre de diversas fuentes:
- La cultura oriental: por la mezcla y heterogeneidad de los elementos que alberga, contados de manera “alegre” en primera persona.
- La influencia de la cultura árabe: en el ambiente, en la presencia del destino y en la figura misma de Trotaconventos, concebida de forma positiva como en el mundo musulmán.
- El influjo de la cultura cristiana medieval: patente a través de textos religiosos cristianos.
- La literatura latina: (Ovidio, la comedia latina) y, sobre todo, de textos latinos medievales (Pamphilus de amor, De vetula…).
Temas Centrales
Los temas recurrentes en el ‘Libro del Buen Amor’ son el amor, la muerte y el destino:
El Amor
Presentado como una fuerza imperiosa natural. El libro expresa una arrolladora fuerza vitalista donde el erotismo y la concepción placentera y sensual de seres y cosas se encarnan en los personajes.
La Muerte
Es la fuerza opuesta al amor y a la vida. Frente a la creencia cristiana, se considera la muerte como destructora y no liberadora. La muerte destruye la belleza, el placer y todas las relaciones humanas y afectivas.
El Destino
El destino está marcado por las estrellas y los hombres no pueden escapar a él. En el entrecruzamiento de la todopoderosa trinidad (amor, destino, muerte), el ser humano queda en conflictiva angustia y soledad en un mundo en el que las relaciones sociales están cambiando y en el que todo lo puede el dinero.
Estilo Literario
En su lengua y estilo, Juan Ruiz combina recursos de la tradición culta y de la popular:
- De la tradición culta: un extraordinario repertorio léxico y sintáctico y un gran uso de figuras literarias: enumeraciones, sinónimos, anáforas, interrogaciones retóricas, juegos de palabras.
- De la tradición popular: el uso de diminutivos con valor afectivo, el abundante empleo de refranes, uso de modismos y exclamaciones.
La abundancia de diálogos aporta la presencia de la sintaxis desordenada de la oración, típica del lenguaje familiar, el ritmo cambiante de la entonación, el humor y el chiste. El aire festivo y burlón es característico de una obra en la que la ironía, la parodia y la caricatura son rasgos básicos de un autor que no expresa en ella una visión complaciente del mundo.
Métricamente, abunda la cuaderna vía (CV), con variaciones (8+8) y las formas métricas de la lírica propia de la tradición juglaresca.