Hipocresia y apariencias de la casa de bernarda alba

El fragmento elegido para el comentario pertenece a la obra “La casa de Bernarda
Alba”
del escritor granadino Federico García Lorca (1898-1936). Esta obra pertenece a una serie literaria muy en boga desde finales del siglo XIX y en el primer tercio de siglo XX:

El drama rural

Nos encontramos en el  momento cumbre de su carrera como dramaturgo y poeta, un Lorca maduro, que  se ha adaptado con maestría a las nuevas corrientes vanguardistas de los comienzos del siglo XX  como el surrealismo, sin olvidar la tradición literaria española. Forma parte del grupo denominado Generación del 27, del que toma las innovaciones que le aportan las vanguardias: el simbolismo, la metáfora, el leguaje popular, y desde el punto de vista temático se decanta por temas comprometidos. La obra refleja temas comunes que preocupaban mucho al artista y que se repiten continuamente a lo largo de su producción. Algunos son casi obsesivos:

La muerte, la frustración, la discriminación y la defensa de los marginados (los gitanos, las mujeres…

. Destaca su predilección por la mujer como ser débil e indefenso. Se puede observar en esta obra que las mujeres son víctimas de una sociedad plagada de prejuicios que se entremezclan con las tradiciones y convencionalismos de la época. Su frustración, su vida sin sentido, la  represión que las conduce hacia un fin trágico. Retratala radical frustración de las mujeres condenadas a no conocer varón, el ansia de gozar que las mujeres han de reprimir por fuerza. Encontramos en este drama lorquiano la denuncia de unas situaciones intolerables padecidas de modo muy especial por la mujer, oprimida en grado máximo.

   De otro lado, su teatro posee una gama muy variada de símbolos o personajes trágicos, en ocasiones, con un sentido profundo de las fuerzas de la naturaleza y de la vida. Así lo vemos en obras cercanas a esta como: “Yerma”, “Bodas de sangre” y “Doña Rosita la soltera”, que  entronca con “La casa de Bernarda Alba” en cuanto al tema de” la solterona española”.

   Destaca la especial concepción que Lorca tenía del teatro como un medio eficaz para enseñar, un fin didáctico.
Así mismo, afirmó  que constituía un beneficio tratar temas relacionados con el pueblo, que se correspondan con el público, y con sus problemas. También vio la necesidad de “humanizar” a los personajes, es decir, de darles relieve y sentimientos reales, además de adaptarlos a la situación social de la época. Por ello, su teatro responde  al propósito de ejercer la crítica social, la denuncia de modos y comportamientos colectivos, llevar al teatro temas y problemas que la gente tiene miedo de abordar. Obra dura y despojada en ella culmina el teatro del poeta asesinado dos meses después de terminarla, cuando se hallaba en la plenitud de su vida y capacidad creadora. Sus posiciones antifascistas y su fama, lo convirtieron en una víctima fatal de la Guerra Civil española. Lo fusilaron en Víznar en 1936, a las pocas semanas del levantamiento militar contra la Segunda República, que condujo a España a la guerra civil y posteriormente a la dictadura militar hasta 1975.       


     La casa de Bernarda Alba es una de las obras cumbre de este poeta y dramaturgo, quien con una gran sobriedad escenográfica nos plantea un terrible conflicto familiar propiciado por una madre despótica, intransigente y autoritaria que priva de la felicidad y de la libertad a sus hijas.
  

 Trata en ella temas costumbristas relacionados con la vida real de las mujeres andaluzas. Su  inspiración fue obtenida de una familia vecina de la suya en el pueblo de Valderrubio,. En ella, una madre despótica, cruel y tirana, reprime las pasiones y los sentimientos de sus hijas, a las que tras la muerte del padre impone un severo luto de ocho años. Se refleja a la perfección la sociedad matriarcal de aquellos años, que solía provocar infelicidad y sufrimiento. También se presenta con claridad cuál era el papel de la mujer y del hombre y qué tipo de convivencia existía en el seno familiar. La obra gira en torno a dos parámetros:

Tiranía y ansias de libertad

Las fuerzas represoras encarnadas en Bernarda provocan conflictos y tensiones dentro del único espacio de la obra: la casa. Esta madre de cinco hijas depositaria del honor y la honra  de las mismas, asediada por las murmuraciones y garante de las convenciones y la tradición, creará una honda frustración a su alrededor donde sus hijas rivalizarán por el amor de un hombre: “Pepe el Romano”.

   La obra, dividida en tres actos, transcurre, para recalcar esa atmósfera agobiante y asfixiante, en un caluroso verano de la época del autor, en uno de los muchos pueblos de Andalucía y tiene como único escenario “la casa” de la familia Alba. Finaliza este drama de los pueblos de España con la trágica muerte de una de las protagonistas, ”Adela”.

En este apartado,  localizamos con exactitud el fragmento, dentro del género y subgénero literario, así como el momento dramático  dentro de la obra. Además, se deberá hacer referencia al tema del texto y a su «argumento”,  desentrañando la estructura y analizando la progresión temática del contenido. Se hablará de las acotaciones, los diálogos, los personajes presentes y su función, los elementos del espacio y el tiempo. Haciendo continuas referencias al texto.

2-Caracterización del fragmento-contenido

El texto a comentar pertenece al género dramático,  podemos observar la expresión de los personajes a través del diálogo. Son los propios personajes quienes a través de sus intervenciones nos dan a conocer la historia, prescindiendo del narrador  cuya figura  queda relegada a las acotaciones. El fragmento se ubica al final del tercer acto, desenlace de la obra, corresponde a la escena de violencia final. El último acto de la obra, donde se ubica nuestro texto, presenta los encuentros entre Adela y Pepe, cada vez más frecuentes, que Martirio, rota de celos y envidia, revela a su madre. Este fragmento comienza in media res, ya que la introducción al conflicto precede a la escena (Adela y Martirio luchan), cuyo nudo es la discusión y el enfrentamiento entre las mujeres y desenlace la muerte de Adela. La última escena presenta la tragedia final. Minutos antes del desenlace asistimos a la discusión exacerbada de Martirio y Adela por tener al mismo hombre. Es entonces cuando hace su entrada Bernarda para imponer su  autoridad, posteriormente aparecen el resto de las mujeres de la casa y la acción se desenvuelve a un ritmo vertiginoso: Adela cree muerto a su amado y se suicida; Bernarda acalla los llantos de todas. Constituye un momento de tensión o clímax dramático, ya que el comportamiento de Adela da lugar a una acalorada discusión que concluirá con la muerte de esta. En representación del hombre de la casa que debiera lavar la honra mancillada, Bernarda dispara a Pepe el Romano y Adela se suicida, creyéndolo muerto. La matriarca vuelve a imponer el luto y el silencio y recuerda a todas las mujeres de la casa que más importante que el suicidio de una hija es hacer creer a todos que Adela ha muerto virgen. Se encuentran en escena dos criadas de la casa así como Bernarda y sus hijas. Asistimos, a través de los diálogos, a la dramática discusión que mantienen Bernarda apoyada en sus hijas frente a Adela, la hija menor, quien ha transgredido los convencionalismos sociales al mantener relaciones con el novio de su hermana. La lucha por este pretendiente desembocará en la situación de este fragmento en el que, cerrando la obra, Adela se enfrenta violentamente a sus hermanas y en especial a su madre que le incriminan haber roto el luto al acostarse con Pepe. Finalmente tras ser engañada al creer que Bernarda dispara a Pepe, Adela se suicida trágicamente ante la incrédula sorpresa de las mujeres. En este fragmento destaca por encima de todo la represión de la sexualidad y la libertad individual puesta de manifiesto por medio de Adela y culminando con su suicidio. Podemos decir que  el tema principal del fragmento es la autoridad desmesurada que emana de la figura de Bernarda, una mujer dura, sin sentimientos con una gran frialdad,  que provoca temor y odio en quienes la rodean. La tensión dramática surge del conflicto entre dos fuerzas, que son la autoridad de Bernarda frente a la rebeldía de su hija Adela Destacan otro subtemas como las aparienciasel odiola envidiala dominanciala rebeliónla resignación… que se caracterizan simbólicamente por medio de los personajes (odio y envidia: Martirio; dominancia: Bernarda; rebelión: Adela…). A través de las acotaciones que en este caso son instrucciones muy precisas sobre la ubicación de los personajes “Entrando”, ”En la puerta”, “sale corriendo” en el escenario, además se describen las indicaciones que da sobre los sentimientos de los personajes “se dirige furiosa hacia Adela”. Por último, se nos sitúa en el tiempo a través del tañido de las campanas, correspondiendo este con el final del día, en la madrugada, esta vez las campanas doblarán por Adela. Destaca en el final la acotación el hecho del silencio y el vacío de la escena, solo roto por las duras palabras de la matriarca.

3-Justificación del carácter literario del texto

De lo que se trata es de señalar los elementos literarios más relevantes del texto. Adecuación del lenguaje, recursos estilísticos, simbología; valores connotativos, rasgos que manifiesten una determinada tendencia, movimiento o grupo literario.

Se trata de un texto dialógico dramático en el que la acción avanza por medio de la confrontación durante el diálogo entre los personajes, que se caracterizan de este modo, cuyo objetivo es la puesta en escena y que presenta acotaciones explícitas o implícitas destinadas a un director.

Pertenece al subgénero del drama, tal como indica el subtítulo, por tratar con personajes más reales y próximos.La finalidad del autor es la de influir en el público que será el espectador de la obra, predomina, por tanto, la función conativa o apelativa además de la estética propia de la literatura.
Se hace uso del lenguaje expresivo o emotivo por tratarse de una discusión entre los personajes que expresan sus deseos y sentimientos  “¡Qué pobreza la mía no poder tenerun rayo entre los dedos!”, con este ejemplo también se muestra el uso poético que del lenguaje que se hace puntualmente. El lenguaje referencial tiene también gran importancia porque se mencionan y se hace referencia a sucesos que dentro del contexto de la acción son reales “Ahí fuera está, respirando como si fuera un león.”. Dado que se trata de texto dialógico resulta lógico que se dé uso a la función fática o de contacto cuando Bernarda grita el nombre de Adela u observa que la Poncia “¡Adela  “¿Qué?”. Por último y de voz de Bernarda principalmente (siendo ella la dominadora durante toda la obra) aparece el uso apelativo o conativo cuando esta, constantemente, da órdenes “Quietas, quietas”, “¿Dónde está la escopeta?”, ¡Silencio!Desde el punto de vista lingüístico, nos encontramos ante un lenguaje sobrio, coloquial y sencillo. El lenguaje literario que García Lorca emplea en la obra se caracteriza por una mezcla de estilo  coloquial y estilo poético, estilos ambos que en ocasiones podemos encontrar condensados dentro de una misma expresión  “¡Hubiera volcado un río de sangre sobre su cabeza!” ”Nos hundiremos todas en un mar de luto!”, hipérboles con un tono coloquial, mediante las que se expresan los celos, el resentimiento y la ira contra Adela y los convencionalismos de Bernarda, pues lo que el autor pretende reflejar en este momento es un mundo regido por el dogmatismo y la intolerancia. En este fragmento encontramos el  habla coloquial que se corresponde con las clases populares “Maldita”, Endemoniada”, que dan rienda suelta al enojo de las mujeres contra Adela. En el uso de rasgos coloquiales puede destacarse el  léxico y expresiones propias del habla del pueblo

Se deberán entresacar algunos ejemplos y aclarar su referente

o incluso tintes vulgares   ”Esa es la cama de las mal nacidas” “Descolgarla”, “Vestirla” este último es un rasgo popular del habla andaluza (cambio de un imperativo por un infinitivo para dar una orden), frases hechas y refranes: “La muerte hay que mirarla cara a cara”.


    Como suele ocurrir en un coloquio están presentes la modalidad exclamativa, interrogativa y exhortativa, así como los enunciados no oracionales: vocativos “¡Adela! ¡Adela! “,“¡Pepe! ¡Dios mío! ¡Pepe! y las interjecciones, “¡Dios mío!”, órdenes e imprecaciones, hasta reniegos y maldiciones “Maldita” que conforman el sentir de estas mujeres marcadas por la injusta sensación de encierro y ahogo en su propia casa. Las intervenciones son bruscas y contundentes, de corta extensión, en las que predominan las oraciones simples atributivas y las yuxtapuestas.Respecto al diálogo, observamos que en el fragmento se intercalan réplicas breves junto a intervenciones largas, como la última intervención de Bernarda. Ésta, interviene con réplicas breves, secas y cortantes, donde se refleja la autoridad y la brusquedad de su lenguaje mediante imperativos y exclamaciones, como en “¡Atrévete a buscarlo ahora!”, o “¡Qué pobreza la mía, no poder…!”.También aparecen Angustias y Magdalena con réplicas muy breves y agresivas, y de carácter despectivo hacia Adela, como en “Endemoniada”, o “¡Ladrona! ¡Deshonra de nuestra casa!” Adela muestra violencia y fuerza verbal, debido a sus ansias de libertad, como en “¡Nadie podrá conmigo!”, o “Yo soy mujer”. Martirio se expresa eliminando ya las insinuaciones, pasando a los hechos concretos de la  trama, como “¡Estaba con él! ¡Mira esas enaguas (…)!”, donde utiliza el lenguaje con rencor, envidia y odio hacia Adela.La Poncia posee un lenguaje rico y variado. Como con sentido del humor, así como un lenguaje poético en ocasiones, y domina las insinuaciones, generalmente. Debido a que esta parte de la obra hace referencia a una situación tensa, la Poncia expresa su miedo o sorpresa, como en “¡Nunca tengamos este fin!”, o “¿pero lo habéis matado?”

En el plano léxico–semántico, destacan expresiones hiperbólicas, comparaciones e imágenes metafóricas cargadas de sentimiento, hasta de odio, tales como“respirando como si fuera un león”,Todos estos rasgos confieren realismo, verosimilitud y rapidez al diálogo entre los personajes. Lorca usa un léxico de los campos semánticos de la agresión “rayo;  escopeta;  martillo” eminentemente por parte de Bernarda, del sexo “virgen;  doncella; “ y las tradiciones “endemoniada” de la religión. Hay varias construcciones de actos de habla indirecto “¡Mira esas enaguas (…)!; “Yo no quiero llantos” cuyas intenciones son en algunos caso de crítica o de transmitir un mensaje de forma indirecta y por parte de Bernarda como órdenes “no lloréis”.


Por lo que se refiere a los aspectos morfosintácticos, es asimismo reseñable el uso de verbos en imperativo, que denotan la opresión en la que han de respirar nuestras protagonistas: “Calla”, ”Entérate tú y ve al corral a decírselo”, “Atrévete a buscarlo ahora”, “Abre, porque echaré abajo la puerta”, “Avisad que al amanecer den dos clamores las campanas”, etc.Los verbos en presente de indicativo e imperativo, solo en uno de los diálogos se aprecia el uso del subjuntivo como expresión de los deseos de Martirio “¡Hubiera volcado un río de sangre sobre su cabeza. En lo que a adjetivación se refiere,  son dignos de mención los insultos entre las hermanas, producidos por los celos y el deseo que poseer a Pepe el Romano: “ladrona”, “maldita”, endemoniada”,….Y mención especial requieren también en este sentido los apartes: “desesperada”, “dramática”, “furiosa”,…Los sustantivos están cargados de simbolismo, como es propio de la obra del granadino; así pues, aparecen en esta última parte de la obra expresiones como“un mar de luto”, “clamores de campana”, “un río de sangre”, etc.


Por otra parte, integrado dentro de ese realismo podemos apreciar todo un estilo poético, metafórico e hiperbólico desde el momento que gran cantidad de palabras y expresiones no han de interpretarse en su sentido literal, sino figurado, connotativo: En todos estos casos podemos apreciar que no se trata de figuras literarias cultas, sino que el carácter observador de Lorca ha sabido extraer del lenguaje coloquial todas las figuras retóricas que, lejos del lenguaje culto, pueblan nuestra habla cotidiana. Todos estos rasgos literarios y poéticos, entreverados en el estilo coloquial que ha de dominar un diálogo de personajes de esta índole para que resulte verosímil, enriquecen con su carga sugerente e insinuadora la expresividad y la profundidad de la obra literaria.

La mujer como protagonista de los dramas de Lorca es sumisa ante el puritanismo de la religión,  la  tradición y la sociedad más cerrada de la España de posguerra y frente al machismo que impera aún hoy en día en muchas culturas. ¿Cómo crees que se rebela  la mujer de hoy ante los diferentes obstáculos que encuentra en la sociedad moderna para compaginar su labor como profesional y como mujer?



4-Comentario crítico

4-1- Exposición: tratamiento del tema propuesto en la obra. Relación entre las ideas del autor y el tema solicitado.

4-2- Opinión o tesis del alumno

4-3-Argumentación

4-4-Conclusión y cierre textual: valoración que resalte la tesis

 Son varios los temas que trata la obra como, la frustración,  la sensualidad y la búsqueda del varón, o la injusticia social y la jerarquía de clases. Pero el tema central de la misma es la lucha entre  la tiranía de la tradición, los convecionalismos y el fanatismo religioso,  frente a la rebeldía y el ansia de libertad.
Vemos como, frente a la actitud tiránica y antinatural de Bernarda surge la rebeldía de sus hijas que sienten la necesidad enfrentarse a su madre, a su abuso de poder y a todos los valores morales y sociales que ella encarna. Así, el hombre representa para ellas la libertad, la pasión y la felicidad, en definitiva, la vida. Todo aquello de lo que su encierro por orden de su madre  las priva. Adela encarna el amor y la pasión más fuertes que la vida, como únicas razones. Sin ellas la vida no es nada, no es vida, por eso tiene un trágico final.

   Cinco hijas que ven esfumarse su juventud sin haber conseguido la libertad frente a la represión ejercida por su madre. Es el conflicto entre autoridad ciega y el pricipio de libertad en su lucha desesperada y frustrada por imponerse a la represión.
Y este es un tema muy común en la vida cotidiana de aquellos tiempos. El pueblo refleja un ideal basado en que el honor ( centrado en la virgindad de la mujer), depende del temor al qué dirán, y a causa del cual las personas no pueden mostrarse como realmente son. De esta manera, a pesar del espíritu rebelde en busca de la libertad existente en las hijas de Bernarda, estas son sometidas por su madre encerrándose entre los muros de su casa y guardando un largo luto, sin poder disfrutar de su juventud.

   Esta obra se basa en su totalidad en la realidad de su época, donde el ideal fundamental era mantener el orden y la reputación de la familia en el pueblo. Y en la que si algún familiar o persona querida se moría, había que guardar luto durante bastante tiempo, sin poder divertirse, ni salir de casa. El suicidio de Adela responde a la lógica interna de la obra, ya que Adela intenta ser libre para no depender de su madre, siendo feliz al lado de Pepe el Romano.

Introducción

    Destaca en la obra el tratamiento de la mujer de la época, sin libertad para elegir, pensar, actuar y manifestar su opinión, presas de una sociedad tradicional cuyas normas impiden la felicidad de muchas mujeres sometidas, quienes sacrifican sus vidas al servicio o de su madre o de su marido.
Pasando de una dependencia a otra. Y a las que se les encarga la tarea de cuidar de los mayores o los enfermos de la familia como es el caso de Bernarda que cuida de su madre, y sus hijas al quedarse solteras, cuidarán a su vez de ella.
Las hijas de Bernarda nunca han tenido relación amorosa con hombre alguno, y además han perdido la esperanza de tenerla debido a la rigidez y autoritarismo de su madre, a quien escandaliza el tema debido al riguroso luto y, por supuesto, al qué dirán.

En la sociedad de la época estaba muy mal visto que las mujeres coquetearan con los hombres y gozaran o tuvieran apetitos sexuales.


Tesis

 El tema propuesto:” tiranía y libertad” puede tener distintas acepciones según el contexto al que hagamos referencia, pero siendo fiel a la obra, “tiranía y libertad en la misma, hacen referencia a la situación de la  mujer en la época

.  En la sociedad actual permanecen aún las reminiscencias de este tipo de valores tradicionales muy arraigados en la cultura hispana, que redundan en la desigualdad de la mujer con respecto al hombre

Arg. 1

 No tenemos más que ver cómo, en el seno  familiar las hijas gozan de menos libertad que sus hermanos varones y  los padres tienden a protegerlas más que a estos últimos.

Arg. 2

   Así mismo, se sigue juzgando a las mujeres por su vestimenta y se es más crítico con su comportamiento en sociedad, estando mal visto que la mujer tome la iniciativa en las relaciones sexuales y se controla el número y frecuencia  de las mismas.

Concesión

   No obstante, muchas jóvenes siguen pensando que  el novio o el matrimonio son su salvación, su puerta hacia la libertad, para independizarse de la casa familiar donde se sienten oprimidas por las normas. Nada más lejos de la realidad,  pues, en la mayoría de los casos pasan, a ser dependientes del marido, quien les impone ahora sus reglas. Otras preocupaciones, los estudios, la vocación, el trabajo…deben ocupar el lugar de aquella vieja obsesión por encontrar novio.

Concesión

   Por otro lado, en lo que sí podemos asegurar que ha habido un cambio de mentalidad es en la entrada de las mujeres al mercado de trabajo y el acceso de las mismas a la educación universitaria. Aunque queda todavía lejos la igualdad de derechos con el varón en el terreno laboral, al menos, se contempla el hecho de que tengamos acceso al trabajo fuera de casa. Y que la soltería no sea considerada una amenaza.

Arg. 3

  Mención especial merece el hecho de la violencia física que ejerce Bernarda sobre sus hijas para que sus normas sean obedecidas. Se puede hablar de maltrato físico al  que las mujeres desde el hogar familiar se ven sometidas. Esta violencia en apariencia normalizada por la relación entre padres, madres e hijas, se transmitía luego al hogar conyugal donde la mujer veía el castigo corporal como un hecho doméstico más  del que ella era la culpable y el castigo merecido. Este tipo de conductas son mantenidas en la actualidad sin que quien ejerce la violencia y quien la recibe salga del círculo vicioso en el que se encuentra inserto.

Arg. 4

   En cuanto a la costumbre del luto, destacar que en la vestimenta del  hombre apenas había señal de luto como podía ser un brazalete, un botón negro o la corbata de dicho color, mientras que a la mujer se le exigía el color negro de los pies a la cabeza y la reclusión en casa.

Conclusión

   Por último, la obra trata temas referidos a la mujer como grupo marginal que todavía hoy, ochenta años después, están vivos. Una época en que la mujer debía ser invisible, encerrada en casa, sin aspiraciones profesionales y personales, con un riguroso control moral sobre su conducta y sometida a su madre, padre o marido. Se podría escribir un tratado de cómo mujeres inteligentes habían de dedicar gran parte de sus energías a la caza del marido para  no quedarse “solteronas” o “para vestir santos”, aunque siempre mejor que desvestir borrachos. ¡Algunas incluso acababan siendo felices!. Buscar marido llena de angustia el corazón de las muchachas, pero encontrarlo las sumerge en un tedio hasta la muerte. Y sino que le pregunten a cualquier mujer que vivió su juventud hace más de cincuenta años.

Ironía

De todo ello, en definitiva, cabe deducir que aún queda mucho por aprender a las generaciones venideras para que la sociedad pueda generar una lógica igualdad que nos permita a todos vivir mejor. Falta aún mucho por hacer cuando escuchamos a los adolescentes hablar, como si de algo natural se tratase, de sentimientos, de celos y de posesión en sus incipientes relaciones, que probablemente, sin que ellos aún lo perciban podrían degenerar en violencia. Cabe esperar que poco a poco la educación integral a la que hoy todos tenemos acceso pueda ayudarnos a pensar con claridad y a discernir a tiempo qué está bien y qué no lo está.

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