La Generación del 98: Un Renacimiento Literario Español

La Generación del 98

La Generación del 98 es la denominación que se da a un grupo de escritores que irrumpe con gran fuerza a comienzos del siglo XX y que renueva profundamente las ideas y los géneros literarios del siglo. Coincide en este intento de renovación con el modernismo (hay críticos que hablan de un solo movimiento renovador) pero, en líneas generales, el modernismo se orienta más hacia la poesía y a un interés esteticista, mientras la Generación del 98 se interesa más por la novela o el ensayo y por los problemas que afectan a la España de la época. La nómina de autores no está cerrada, pero los más significativos son: Miguel de Unamuno, Azorín, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, y con una trayectoria ideológica diferente, Antonio Machado y Ramón María del Valle-Inclán. Los llamados “regeneracionistas” (Joaquín Costa, Picavea…) y Ángel Ganivet serían los precursores inmediatos del grupo. Este grupo de escritores aportará a la literatura española un momento de especial relevancia: se ha hablado de una edad de plata en la literatura española.

Rasgos Generacionales

  • Sus años de nacimiento no superan los 15 años entre los miembros del grupo.
  • Su formación intelectual es bastante dispar; no tienen una educación con rasgos comunes ya que son autodidactas, pero están influidos por autores parecidos, al menos en sus comienzos: Schopenhauer, Nietzsche, el krausismo
  • Sí se da una relación intensa entre ellos: colaboran en tertulias, en revistas, cartas, homenajes… y participan en actos colectivos propios: el manifiesto “de los 3”; un viaje a Toledo (ciudad emblemática); un homenaje a Larra, de quien se consideran herederos; otro a Baroja, a raíz de la aparición de su novela Camino de perfección (1902), etc.
  • El acontecimiento generacional que da nombre al grupo es el “desastre” del 98, con la pérdida de las últimas colonias, que supuso una conmoción en la conciencia nacional.
  • Se ha discutido la existencia de un líder o guía espiritual dentro del grupo. Destaca la influencia inicial de Schopenhauer o de Nietzsche, del propio Larra… y, dentro del grupo, sería Unamuno el que tiene un mayor peso específico.
  • Sí hay un claro anquilosamiento de la generación anterior. Los temas y la estética del realismo y del naturalismo quedan superados por un nuevo enfoque y un nuevo lenguaje generacional.

La evolución ideológica del grupo es muy dispar: en su juventud comparten tendencias radicales y muy críticas a la situación de España desde posturas filoanarquistas e izquierdistas (aunque Valle-Inclán se declaraba carlista por estética…). Pero pronto evolucionan hacia posturas donde prevalece el subjetivismo o el idealismo y el escepticismo: Unamuno deriva hacia preocupaciones religiosas; Baroja se refugia en un escepticismo radical; Azorín y Maeztu, en una ideología conservadora; Machado será el más comprometido socialmente; y Valle-Inclán terminará afiliándose al partido comunista.

Temas de la Generación del 98

La llamada “mentalidad del 98” se centra en dos preocupaciones fundamentales:

  1. Los interrogantes de tipo existencial: la búsqueda de un sentido a la vida (algunos protagonistas de Baroja; las “nivolas” de Unamuno, sus ensayos…), el destino del hombre y la inmortalidad (auténtica obsesión en Unamuno), el paso del tiempo (en Azorín o Machado), la lucha entre la fe y la razón (Unamuno), la afirmación de la propia identidad, la muerte y la angustia que provoca en el hombre, etc.
  2. Y el tema de España, o España como problema. Los autores del 98 recogen las preocupaciones de los grandes ensayistas del XVIII (Cadalso, Jovellanos, Feijoo), y de Larra en el XIX, y las actualizan llevándolos a las últimas consecuencias. Pero no les preocupa tanto el terreno de las reformas sociales o políticas, cuanto el plano de los valores, de las ideas, del intento por definir la esencia de lo español. También denuncian el atraso del país, el caciquismo político, la ineficacia de las instituciones, el conservadurismo religioso, pero su meta persigue el descubrimiento de los valores nacionales colectivos. Estos valores (y carencias) que ellos ven simbolizados en lo que fue y en lo que es Castilla. Castilla, con su paisaje extremado y austero y sus gentes con su estilo de vida austera y atrasada, su profunda religiosidad, etc. se convierten en punto de referencia obligado, y aparecen constantemente en los ensayos de Unamuno o Azorín, en los poemas de Campos de Castilla de Machado o en las novelas de Baroja, de Azorín, etc. Se interesan por lo que Unamuno denominó “intrahistoria”, la historia que define las costumbres, las tareas, la rutina y el alma colectiva de los pueblos de España.

Rasgos Estilísticos de la Generación del 98

  • Todos coinciden en rechazar el retoricismo propio de la generación anterior y en defender un estilo que busca la sobriedad, la precisión del léxico, la sencillez y la claridad, el párrafo corto y la frase breve. El fondo, las ideas son más importantes que el estilo en sí.
  • En el léxico, se rescatan cantidad de palabras, a veces arcaizantes, propias de las labores o del paisaje de Castilla.
  • El lirismo, teñido de un fuerte subjetivismo, impregna sus reflexiones sobre España, o sus descripciones del paisaje castellano o manchego. Hay una constante proyección de las preocupaciones personales del autor sobre su visión de la realidad. El paisaje adquiere, de esta manera, connotaciones simbólicas o negativas. Nunca se da en ellos un realismo objetivo, como el que buscaba la generación realista anterior.
  • Es destacable también el respeto y la influencia de algunos de nuestros clásicos: Berceo, Manrique, los grandes místicos, Cervantes, Larra… y hasta el interés por un pintor “olvidado” como El Greco.

La obra del 98 supuso también una profunda renovación en todos los géneros: la novela se convierte en vehículo de ideas abstractas (las “nivolas” de Unamuno), el argumento es secundario y predomina la anécdota, el apunte rápido, las digresiones (en Baroja, o Azorín); el ensayo fue uno de los géneros más cultivados y amoldados a las preocupaciones de cada autor; el teatro se vuelve “irrepresentable” y al margen de las convenciones escénicas (el “esperpento” de Valle; o el teatro filosófico de Unamuno); la poesía se aleja del esteticismo modernista y opta por la sencillez y “la palabra esencial en el tiempo” (en Machado)

Autores

Antes de 1900, la labor de Unamuno, Maeztu, Azorín y Baroja se emparenta con movimientos políticos revolucionarios: aunque procedentes de la pequeña burguesía, adoptan un izquierdismo radical. Es distinto el caso de Valle y de Machado. El Valle-Inclán de 1900 es ideológicamente tradicionalista (y estéticamente modernista). Machado no se dará a conocer hasta 1903, con Soledades, un libro de poesía intimista; sus ideas progresistas de entonces no pasan todavía a su obra. En cuanto a la narrativa destacan diferentes autores:

Miguel de Unamuno

Escribió novelas autobiográficas, trata los temas del problema de España y sus dudas existenciales. Unamuno busca nuevas posibilidades que se abren en la experimentación literaria. Su estilo es vivo y expresivo. Mezcla términos cultos con otros cotidianos, también jugará con la significación de las palabras. Destacan en su obra Niebla y Amor y pedagogía.

Pío Baroja

Pretendía aproximar la novela a la vida, con una estructura abierta, fragmentaria y desordenada. Sus personajes son seres solitarios, inadaptados e inconformistas, pero al final acaban siendo seres sin esperanza. Su estilo es sencillo, prefiere las frases cortas y el léxico sencillo, abundan diálogos y descripciones. Escribió en trilogías, La raza, Memorias

Ramón del Valle-Inclán

Cultivó todos los géneros y los mezcló buscando el arte total. Dentro de la estética modernista escribió Femeninas y Las sonatas. En Las sonatas empleó recursos poéticos en la prosa. Entre sus novelas escribió Tirano Banderas, en la que critica la Generación del 98 con un lenguaje literario: el esperpento.

Azorín

Su narrativa es fragmentaria y subjetiva, con un lenguaje cuidado. El lenguaje literario se sustenta sobre la frase breve y la sintaxis fragmentada en oraciones simples o yuxtapuestas. Fue un magnífico ensayista de prosa depurada y un uso cuidado del lenguaje. Escribió Castilla.

Como novelista destacan Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo. En cuanto a la lírica:

Antonio Machado

Se vio influido por el simbolismo y el modernismo, aunque lo esencial de su poesía era la búsqueda de sí mismo y una reflexión permanente sobre el sentido de la vida, el tiempo y la muerte. Escribió Soledades, Campos de Castilla, Nuevas canciones y Poesías de guerra. El lenguaje poético de Machado era modernista de tipo intimista. La depuración estética le lleva a buscar una sobriedad, una densidad y una sencillez extraordinarias. Huía de la metáfora, buscando una poesía densa y profunda. El adjetivo será lo más valioso.

Juan Ramón Jiménez

Su poesía es muy subjetiva y gira en torno a la mujer, la poesía y la muerte. Percibía la poesía como un proceso de permanente perfeccionamiento. J.R.J. buscará la exactitud. Tuvo 3 etapas en su poesía, y escribió Arias, Diario de un poeta recién casado, Espacio

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