La historia literaria española

TEMA 3: EL TEATRO A PRINCIPIOS DE SIGLO. VALLE-INCLÁN Y Federico G. Lorca La literatura española de esta etapa viene marcada por acontecimientos como el desastre del 98 con la pérdida de las últimas colonias (Cuba y Filipinas), además de la crisis social, económica y política que arrastra el país. Surge un movimiento de regeneración progresista apoyado por la Institución libre de enseñanza que impregna a tres generaciones coetáneas: la Generación del 98, la Generación del 14 y la Generación del 27. El teatro español de esta etapa desarrolla diversas tendencias, algunas de ellas heredadas del teatro ROMántico (Rivas, Zorrilla…) que se seguirá representando con éxito en las carteleras. Debe tenerse en cuenta que el proceso de difusión de una obra teatral es bastante más complejo que el de otros géneros (poesía o novela) por lo que la introducción de novedades y estéticas vanguardistas y su aceptación por el público es bastante difícil.

 EL TEATRO COMERCIAL Existe un teatro de transición del XIX al XX, muy del gusto popular, que goza de éxito de público. Es un teatro dirigido a la burguésía, bien construido pero que no arriesga ni innova nada, un teatro de entretenimiento con escasa trascendencia. Se diferencian tres tipos: *Teatro poético: escrito en verso a la moda modernista y ROMántica, recupera personajes míticos, temas e ideales del pasado histórico, como E. Marquina en Las hijas del Cid, Villaespesa o los hermanos Machado con La lola se va a los puertos *Teatro cómico: relacionado con los sainetes y entremeses populares, recrea estereotipos y costumbres sociales de la época. Los hermanos Álvarez-Quintero plasman el ambiente andaluz en Malvaloca, mientras que C. Arniches hace lo mismo con el ambiente castizo de Madrid. De este destaca La señorita de TréVélez, que aborda el tema de la burla indigna a la solterona por parte de un grupo de hombres. Sin olvidar el humor del astracán de P. Muñoz Seca en La venganza de D. Mendo. *Teatro burgués: la comedia burguesa criticaba superficialmente a la clase media, sin ahondar en los problemas. Jacinto Benavente, premio Nobel, cultivó este género con gran éxito situando la escena en distintos lugares: rurales, urbanos, provincianos y cosmopolitas protagonizadas por burgueses movidos por pasiones ocultas e intereses egoístas en una sociedad donde reina la hipocresía, las falsas apariencias y el cinismo. Su obra más famosa es Los intereses creados, una versión de La comedia del arte y el teatro clásico, donde Leandro y su criado Crispín representan las dos actitudes vitales del idealismo y materialismo y en la que acaban triunfando los sentimientos verdaderos por encima de los intereses. 

EL TEATRO RENOVADOR Se trata de un teatro con escaso éxito de público porque abordaba problemas humanos y sociales desde una postura crítica y con una escenografía innovadora que no gustaba a la burguésía ni a los empresarios teatrales, quienes no estaban dispuestos a arriesgar. En esta línea se sitúa el teatro de la Generación del 98, cuyo más destacado autor es Valle-Inclán, sin olvidar a Unamuno y Azorín. Unamuno: profesor y rector de la Universidad de Salamanca, escritor e intelectual de gran prestigio internacional, cultiva un teatro de escasa acción y escenografía porque potencia el personaje y el diálogo para reflexionar sobre temas filosóficos y trascendentes de la vida humana como la lucha entre fe y razón, la maternidad o el alter ego que llevamos dentro. Busca la economía de la palabra, la reducción de los personajes al mínimo y el esquematismo. Quizá este carácter intelectual de su obra fue la causa de que el teatro de Unamuno no triunfara. Destaca: El otro, la historia de un asesinato fratricida entre hermanos gemelos. También recrea tragedias clásicas como Fedra. Azorín: escribíó teatro con la intención de renovar la escena teatral española dando una mayor libertad al director de escena y a los actores. Su obra principal es la trilogía Lo invisible. Sus obras dramáticas reducen la importancia de la acción, los personajes y las acotaciones y se centran en el diálogo. Considera el teatro como representación de las ideas y no como reflejo de la realidad.
Algunas de sus obras se articulan en función de dos conceptos opuestos: tradición-progreso, realidad-ficción y otras abordan el tema de la muerte como en Doctor Death, de 3 a 5, pero destaca Angelita en la que reflexiona sobre el paso del tiempo. 

VALLE-INCLÁN: (1866-1936) es el gran dramaturgo de la Generación del 98, cercano a la estética modernista, quien también escribíó novela y poesía. Representa la evolución de la imagen bohemia modernista a la deformación de la realidad social, el paso de la estética de las princesas a la estética del callejón del gato. Su carácter extravagante y bronco le hizo famoso en las tertulias de la época y acabó perdiendo un brazo en una disputa. Sus piezas teatrales se pueden agrupar en cuatro etapas: * Teatro poético: de corte modernista muy refinado y realista * Teatro mítico: situado en su Galicia natal, un mundo rural arcaico, dominado por los instintos más bárbaros, un espacio mítico donde se muestran la irracionalidad humana, las pasiones, el sexo y la muerte. En este contexto hay que situar sus Comedias Bárbaras, una trilogía compuesta por Ágüila de blasón (1907), Romance de Lobos (1908) y Cara de plata (1922). El personaje central, Juan Manuel de Montenegro, es un héroe en un mundo en destrucción, regido por valores absolutos (positivos o negativos). * Teatro de la farsa: preludio del esperpento, es ya una crítica de los valores y costumbres de su tiempo, con personajes, ambiente y lenguaje degradados y deshumanizados. En 1920 se estrena Divinas palabras, que va acercándose a la estética del esperpento, gracias a unos personajes como el enano hidrocéfalo o Mari Gaila. Sus personajes muestran la crueldad del ser humano, e invitan al espectador a sumergirse en la espiral de violencia, lujuria, avaricia y crueldad. El ciclo de la farsa se compone de cuatro obras, cercanas al teatro infantil y a la comedia de marionetas, como La marquesa Rosalinda. * Teatro de esperpento: técnica muy innovadora que lleva a escena ambientes y personajes deformados y grotescos desde una visión hiperbólica e irónica de la realidad (los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el esperpento) Los personajes se contemplan desde arriba como si fueran marionetas sin personalidad. Esto se traduce en la utilización de recursos como los contrastes violentos; la consciente renuncia a la verosimilitud; la personificación de las cosas y la animalización y cosificación de lo humano; el sarcasmo; y la deformación del idioma con la mezcla de códigos, desde el más elevado a la jerga callejera. Esta deformación de la realidad enseña lo grotesco como forma de expresión, aunque dotándolo de una posible doble lectura: el espectador o lector se ríe con esas caricaturas pero se inquieta por el ambiente degradado que denuncia.


Las obras clave son: la trilogía Martes de carnaval, en la que parodia temas como el donjuanismo (Las galas del difunto), el honor calderoniano (Los cuernos de D. Friolera) y la corrupción política (La hija del capitán); y Luces de bohemia en la que el poeta ciego Max Estrella hace un recorrido nocturno por Madrid acompañado de D. Latino para mostrar la trágica, vulgar y grotesca realidad de la España de la época llena de injusticia, corrupción, estulticia y violencia. No falta el humor, la ironía y el lenguaje más ecléctico. Tampoco respeta las carácterísticas del teatro clásico (está compuesta de quince escenas que se desarrollan en tabernas, calles nocturnas, buhardillas…) En la obra se dan cita, bajo sus nombres verdaderos (como Rubén Darío) o, con otros nombres (Max Estrella es Sawa), personajes reales. En su etapa final, Valle lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores: presencia de lo irracional e instintivo, personajes extremos como técnica del esperpento. Estos rasgos  caracterizan el Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, obra en la que el procedimiento de distribución de las historias es precisamente el del retablo: cuadros autónomos que se relacionan temáticamente. Relacionado con la Generación del 14 y a las Vanguardias está Ramón Gómez de la Serna, con su obra Los medios seres. En la Generación del 27, además de García Lorca, destacan Rafael Alberti, con la obra Noche de guerra en el Museo del Prado; el poeta Miguel Hernández también escribíó alguna obra de teatro como El labrador de más aire.

 F. GARCÍA Lorca: El poeta y dramaturgo de la G. Del 27, nacido en Fuentevaqueros (Granada), fue un artista total que alcanzó muy pronto una gran relevancia literaria y social. Procedente de una acomodada familia granadina, tuvo una esmerada educación que fue paralela a sus dotes como dibujante y músico, lo que motivará en el futuro su gusto por la escenografía y la puesta en escena. Asesinado durante la Guerra Civil, es el poeta español más reconocido internacionalmente. Fundó el grupo teatral itinerante “La barraca” con el que recorríó el país representado a los clásicos. Su teatro es esencialmente poético y se acompaña de una cuidada escenografía. Llega incluso a realizar alguno de los decorados y de las ambientaciones musicales. Abarca temas y estilos diversos, desde al popular al más surrealista, pero al fondo siempre aparece el mismo tema: el choque entre la libertad y los deseos personales frente a la autoridad y las normas establecidas. Los personajes de sus obras giran en torno a un principio de autoridad y otro de libertad. Su primera obra es El maleficio de la mariposa (1920), interpretada por una cucaracha y una mariposa. Las protagonistas son muchas veces mujeres cuyas vidas se ven frustradas por una realidad opresora y violenta. Por ejemplo, en Mariana Pineda dramatiza la historia de esta mujer ejecutada por rebelarse contra el gobierno absolutista de Fernando VII, o Dña Rosita la soltera, una mujer que ve pasar la vida a la espera de un amor que nunca volverá. También escribe farsas en las que reflexiona sobre el amor enfrentado a las convenciones sociales y dos obras surrealistas (Así que pasen cinco años y El público) sobre el amor homosexual y el teatro. Son obras minoritarias y muy complejas de representar. Pero son sus tres tragedias rurales las que le han dado más fama: Bodas de sangre (1933) es la historia de una boda de conveniencia en la que la novia huye con un hombre casado al que ama y el marido y el amante se matan dejando a las mujeres solas. La universalidad de este sentimiento hace que Lorca nombre a los personajes como Novio, Novia, Madre… Lorca conocíó la noticia de un asesinato por celos tras una boda en un pueblo de Almería y adaptó la historia en esta tragedia Yerma: muestra a la mujer estéril que acaba matando a su marido por el rencor que siente al no poder ser madre, único hecho que daría sentido a su vida. La casa de Bernarda Alba (1936): su mayor éxito, el personaje tiránico de la madre, Bernarda, impone ocho años de luto a sus cinco hijas tras la muerte del padre, pero los deseos de libertad y las pasiones ocultas de estas acaban por enfrentarlas y provocar la violencia y la muerte. Esta obra, subtitulada “Drama de mujeres en los pueblos de España” es la historia de una rebeldía amorosa. Las circunstancias trágicas del fusilamiento de Federico García Lorca en el año 1936 (en el mismo verano del comienzo de la Guerra Civil) hicieron que la obra no fuera representada ni publicada en vida de Lorca, pero se hicieron dos lecturas públicas pocos días antes de su muerte. 


TEMA 4: LA POESÍA EN EL NOVECENTISMO, LAS VANGUARDIAS Y LA GENERACIÓN DEL 27. Juan RAMÓN JIMÉNEZ Las décadas que van desde el comienzo de siglo hasta el inicio de la Guerra Civil suponen uno de los períodos más fecundos de la literatura española, hasta el punto de que algunos críticos lo denominan la Edad de Plata de la Literatura española. Confluyen en este período diferentes corrientes poéticas: el Modernismo, los autores adscritos a la Generación del 98 (Unamuno y Valle Inclán escriben libros de poemas); el Novecentismo y los movimientos de Vanguardias, como el Surrealismo, que corren paralelos a la Generación del 27. 

El NOVECENTISMO se ubica entre la G. Del 98 y las vanguardias. Se trata de un movimiento estético de poetas, ensayistas y narradores nacidos hacia 1880 y donde se sitúan pensadores como Ortega y Gasset, el novelista Gabriel Miró o el propio Juan Ramón Jiménez. Comparten el ideal regeneracionista del 98, pero desde una perspectiva racional e intelectual. También el arte puro se concibe como intelectual, un placer estético, alejado de las emociones y el sentimentalismo, dirigido a una élite cultivada. 

UAN RAMÓN JIMÉNEZ: anterior a la Generación del 27, modernista en sus comienzos y superviviente a dichos movimientos, encontramos al poeta más complejo y prolífico de la literatura del Siglo XX cuya vida estuvo determinada por tres aspectos: su obsesión y miedo a la muerte, la relación con su esposa Zenobia Camprubí y la búsqueda de la palabra eterna y perfecta en la poesía como forma de autoconocimiento y de conocimiento de la realidad. Tenía un carácter difícil, enfermizo y melancólico lo que le llevó a enfrentarse con otros autores. Es también conocida su obsesión por la perfección literaria por lo que corregía una y otra vez sus poemas. Para Juan Ramón, la poesía era un género que exigía una inteligencia en el lector. Tuvo amistades en varias generaciones y, de hecho, llegó a ser el editor de autores tan diversos como Rubén Darío o Federico García Lorca. Tras la Guerra Civil se exilia en Estados Unidos y Puerto Rico, junto a su esposa Zenobia Camprubí. Su obra se articula en una evolución desde el verso modernista hasta el verso trascendente y personal: 1- etapa sensitiva: llena de sensualidad y símbolos modernistas como el otoño, la tarde o los jardines en poemarios como Arias tristes o Jardines lejanos. Al final de esta etapa publica su libro Platero y yo. Aunque se ha considerado un libro infantil, en realidad es un libro de poemas en prosa con numerosas alusiones a la crueldad, el egoísmo y la tristeza tras la muerte. El yo poético del autor mantiene una amistad con el burro Platero, a través del que cuenta sus sentimientos, vivencias y emociones 2- etapa intelectual: se produce una depuración de los excesos modernistas anteriores a la búsqueda de la palabra exacta y desnuda como medio de conocimiento de la realidad. “inteligencia / dime el nombre exacto de las cosas”, dice en Eternidades. De igual modo en el momento de su matrimonio con Zenobia en EEUU compone Diario de un poeta recién casado, que muestra el viaje en barco como el tránsito hacia la madurez y hacia el conocimiento de una nueva realidad cultural. Se produce el descubrimiento del mar como motivo trascendente. El mar simboliza la vida, la soledad, el gozo, el eterno tiempo presente. Mezcla poesía y prosa, descripciones y sentimientos personales. Es una especie de diario personal en el que anota reflexiones, vivencias, sentimientos a lo largo de la travésía del viaje 3- etapa suficiente o verdadera: es la etapa más filosófica, con poemas casi místicos. Destaca el libro Dios deseado y deseante: supone la culminación de su anterior libro, Animal de fondo. El poeta llega incluso a identificarse con ese Dios que tanto ha buscado. Un Dios que existe dentro y fuera de él, un Dios que es deseado y deseante. Reflexiona sobre el sentido de la existencia humana y el panteísmo (la omnipresencia de Dios) con un estilo más intelectual y simbólico. En 1956 recibe el Premio Nobel de Literatura, el mismo año en que muere Zenobia. Juan Ramón jamás se recuperará de esta pérdida y permanece en Puerto Rico por lo que no podrá acudir a Oslo a recoger el galardón. El poeta fallece dos años más tarde. Sus restos fueron trasladados con posterioridad a España, a la localidad natal de Moguer (Huelva).

 LAS VANGUARDIAS Son movimientos artísticos efímeros, de origen europeo, nacidos al calor de la 1ª Guerra Mundial pero cuya influencia ha sido perdurable en todas las artes hasta nuestros días. Carácterísticas: nacen apoyándose en el Simbolismo e Impresionismo; rechazan el arte realista y clásico en favor de un arte intelectual y simbólico; se basan en la experimentación y en la libertad total de la creación artística; es un arte personal, reflejo del mundo interior del autor y de la imaginación; defienden un arte puro, inútil, que tiene valor en sí mismo porque el arte no se hace para ganar dinero ni para comprometerse con nada ni con nadie. Su objetivo es romper las reglas y provocar, como forma de rebeldía contra el mundo. Formalmente, se destruye la coherencia, la cohesión y la tipografía habitual del texto y, a veces, se incluyen símbolos no verbales. El primer “istmo” fue el Futurismo, surgido en 1910 en Italia con Marinetti, que dio paso a los siguientes. Exalta la velocidad, la violencia y todo lo que sea novedoso en el mundo, como las grandes urbes industrializadas llenas de automóviles. El Cubismo surge primero en pintura (Picasso) y llega a la poesía con Apollinaire. Pretende dar una imagen poliédrica de la realidad, a modo de “collage”. Sus poemas se plasman en juegos de palabras o caligramas. El Dadaísmo surge en Zurich de la mano de Tristán Tzara. Aunque es un movimiento breve, sirve de trampolín al Surrealismo. Toda creación es obra de arte y carece de sentido porque es improvisada, contradictoria y absurda. El Expresionismo surge en Alemania y alcanza gran difusión internacional. Critica la sociedad burguesa; considera que el arte es expresión directa del interior de los seres y objetos, mostrando todo lo negativo de la realidad.


El Surrealismo surge con el francés André Bretón. Es el istmo más influyente en España, lo encontramos en la pintura de Dalí, en el cine de Buñuel o en la poesía del 27 como en Lorca, Alberti, Cernuda, Aleixandre…. En él es evidente la influencia del psicoanálisis de Freud y las teorías marxistas. El arte debe ser liberado a través del subconsciente y los sueños, mediante la escritura automática o el relato onírico (Freud) y el hombre debe liberarse del yugo burgués (Marx). Por último, el Ultraísmo y el Creacionismo son dos movimientos hispánicos que siguen la estela futurista y cubista y que tuvieron eco en autores como Huidobro, Borges o Gerardo Diego. Entre el Novecentismo y las Vanguardias, está Ramón Gómez de la Serna, un escritor polifacético y polémico, que cultivó la conferencia, el programa de radio… Hombre culto y excéntrico, fue el difusor de las vanguardias en España a través de sus libros, revistas o tertulias del café del Pombo. Su obra está marcada por el humor de la parodia y la fragmentación (recreación de motivos cotidianos). Escribe teatro, novelas, cuentos y su autobiografía; pero alcanzó más éxito con sus famosas greguerías, pequeñas metáforas humorísticas, que muestran un mundo absurdo e incoherente. 

EL GRUPO POÉTICO DEL 27 Es un grupo de poetas amigos con las mismas inquietudes estéticas que se reúnen en 1927 para homenajear a Góngora. Conviven en la Residencia de estudiantes, colaboran en revistas y desarrollan una labor docente y periodística tanto dentro como fuera del país. Su éxito radica en aunar: las influencias vanguardistas y la tradición literaria culta y popular, además de la de sus maestros, Rubén Darío, A. Machado y J. R. Jiménez; lo intelectual y lo sentimental, lo individual y lo colectivo, lo universal y lo español, la belleza formal y la verdad humana. Sus temas clave son: el mundo moderno, el amor, el compromiso político-social y el exilio. Aunque todos pasan por tres etapas: 1- vanguardista de experimentación poética, 2- realista, con temas humanos, políticos y sociales, 3- exilio nostálgico exterior (para los que se van), interior (para los que se quedan), veamos algunos aspectos diferenciales entre ellos: El mayor del grupo es Pedro Salinas, el poeta del amor como fuerza que mueve el mundo. Así se aprecia en Razón de amor; pero también habla del yo y el mundo o le canta a una bombilla. Gerardo Diego concibe la poesía como juego. Se inicia con una poesía vanguardista en Imagen para evolucionar a versos clásicos con Versos humanos. Jorge Guillén cultiva una poesía vitalista y pura. Recopila su obra con el título de Aire nuestro (Cántico, Clamor, Homenaje) al estilo de la poesía desnuda de JRJ. Vicente Aleixandre, premio Nobel en 1977, poeta surrealista, en Pasión de la tierra y del amor como antídoto de la muerte, en Espadas como labios. Rafael Alberti, pintor y poeta popular y político. Sus poemas abarcan desde la poesía popular de Marinero en tierra; pasando por el Surrealismo, hasta la poesía más política y social. Luis Cernuda, poeta de la rebeldía. Su obra completa, La realidad y el deseo, aborda el tema del conflicto entre los deseos personales y la imposición del mundo real donde el amor y la ilusión se frustran. F. García Lorca, con su poesía popular del amor, la muerte y los marginados. Asesinado durante la Guerra Civil, es el poeta español más reconocido internacionalmente. Su poesía mezcla los temas y ritmos populares andaluces con el Surrealismo. El mundo andaluz aparece en Poema del cante jondo y el Romancero gitano y el mundo urbano en Poeta en Nueva York, pero en todas siempre afloran los seres frustrados y marginados de la sociedad como los gitanos, los negros, los niños o las mujeres y sus símbolos como la sangre, la luna, el caballo… Es muy famoso su poema elegíaco, “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”, dedicado a la muerte de su amigo torero. Dámaso Alonso, poeta existencialista. Se inicia en el Grupo del 27 aunque luego evoluciona hacia la poesía desarraigada de posguerra con Hijos de la ira, una reflexión sobre la muerte, la miseria y la injusticia propias de la condición humana. Miguel Hernández: epígono del 27. Vinculado al grupo, es puente entre esta generación y la del 36. Poeta autodidacta cultiva una poesía vanguardista y gongorina como en Perito en lunas hasta llegar a la poesía social y humana que habla de la realidad española del momento en Viento del pueblo. Murió en la cárcel tras ser detenido y condenado. La mayoría de las antologías solo incluyen esta nómina de autores, pero existe también un grupo de mujeres escritoras, intelectuales y artistas, que formaban parte del Grupo del 27 y que participaron activamente en el ámbito cultural, social y político de la época, aunque no fueron tenidas en cuenta ni por sus propios compañeros de generación. “Las Sinsombrero”: llamadas así por descubrirse la cabeza públicamente, en una época en que tal gesto se consideraba una provocación y un atrevimiento. Podemos citar a: Rosa Chacel, con su novela Teresa; M.ª Teresa León con sus novelas comprometidas en favor de la libertad y la cultura, como La historia tiene la palabra; Concha Méndez, poeta y editora exiliada en B. Aires, María Zambrano, filósofá discípula de Ortega y Gasset, estudiosa de la poética en la filosofía; Josefina de la Torre, actriz y poeta, con obras como Poemas de la isla; Ernestina de Champourcín, seguidora de J.R.Jiménez y del Futurismo o la pintora Maruja Mallo y la escultora Marga Gil Roësset.

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