Charles Baudelaire estuvo notablemente influido por la literatura dantesca. Tanto es así que incluye un poema en Las Flores del Mal titulado «La Béatrice». A su vez, vastas referencias al mundo de La Divina Comedia pueden ser halladas en el poemario. El personaje de Beatriz es retomado por Baudelaire años después. En este ensayo se examinará en profundidad la relación intertextual entre ambos poemas.
El Tema Central: Beatriz y el Rechazo del Poeta
En el poema, el autor muestra a Beatriz como una mujer satánica que rechaza a su enamorado, el yo lírico, burlándose de sus sentimientos y de su dolor de manera cruda:
«Que con ellos reía de mi sombría aflicción»
Al igual que en otras obras del poeta, se expone ese sentimiento de sentirse rechazado y apartado. Baudelaire, como buen romántico, se evade de la sociedad, sintiéndose superior. El yo lírico se relaciona con la figura del poeta por cómo se autodescribe:
«alto como los montes es mi orgullo y domina a diablos y nublados»
Esa postura de superioridad del poeta lo aleja y lo aparta, profundizando el sentimiento de rechazo. A lo largo del poemario, el poeta es rechazado por la sociedad, pero en «La Béatrice» es su enamorada quien lo rechaza. En este poema, existe algo superior al yo lírico: la enamorada. El sentimiento de rechazo lo lleva a concluir que la salvación no se encuentra en el amor, sino en la muerte.
La Subversión de la Donna Angelicata
La figura de Beatriz que el poeta francés presenta es la de una mujer demonio, la antítesis de la original. Ella no aparece en una lluvia de flores, como en la obra de Dante («entre nubes de fragantes flores»), sino que se presenta en un paisaje infernal. Sin embargo, su aparición en el poema se asimila al encuentro con Dante, ya que en ambas situaciones el yo lírico y esta mujer no se encuentran en buenos términos.
Beatriz en la Divina Comedia vs. «La Béatrice»
En La Divina Comedia, Beatriz es configurada como una Donna Angelicata, es decir, una mujer ángel, pura, casta y beata. Dante se refiere a ella como santa y bella:
«me hallaba entre las almas suspendidas/ y me llamó una dama santa y bella, /y de forma que a sus órdenes me puse».
Mientras que en el poema de Baudelaire, se configura de manera antitética. Baudelaire subvierte estas virtudes sagradas de Beatrice para transformar a su mujer en carnal y terrena.
Estructura Tripartita y Simbolismo Numérico
Con respecto a la estructura externa del poema «La Béatrice», es posible visualizar su división en tres estrofas. Las mismas dividen el poema en tres momentos principales. Esta estructura se asimila a la de La Divina Comedia, que también está dividida en tres grandes partes: «Infierno», «Purgatorio» y «Paraíso». El número tres es perfecto para la numerología cristiana, ya que representa a la Santísima Trinidad.
El título del poema es epónimo, ya que concuerda con el nombre de una persona. En este caso, el nombre de Beatriz evoca a una mujer muy especial: la angelical amada de Dante. Este punto genera una cierta contradicción en las expectativas del lector. Por un lado, el propio título del poemario, Las Flores del Mal, induce al lector a esperar algo demoníaco. Sin embargo, con el poema «La Béatrice», esa expectativa cambia y se renueva, esperando encontrar a una mujer beata y angelical como la amada por Dante. El autor rompe con esta expectativa y con este modelo canónico, mostrando un estereotipo de mujer satánica y cruel.
Simbolismo y Ambiente: Ecos Dantescos
Baudelaire comienza planteando un paisaje desolado, lúgubre y oscuro: «cenicientas tierras, sin verdor, calcinadas», tal como en los primeros versos de La Divina Comedia, cuando Dante se introduce en la selva. En ambos poemas, el protagonista es un poeta que se expresa en primera persona del singular.
Demonios y Alegorías Compartidas
Otro elemento a tener en cuenta son los demonios que, hacia la mitad del poema, molestan al poeta. Estos pueden asimilarse a las fieras que le impiden a Dante ascender a la colina iluminada:
- La pantera (que representa la lujuria).
- El león.
- La loba.
Ambos autores utilizan el recurso de la alegoría. Así, por ejemplo, en La Divina Comedia, la pantera aparece en el Canto I, representando la lujuria; a su vez, todo el Canto I, situado en la selva, es una alegoría. Baudelaire, por su parte, lleva a cabo la alegoría personificando a la Muerte, al Tiempo y a la Belleza.
Referencias Adicionales
En «La Béatrice» se hace mención del «tal vividor». Además de la referencia a un tipo de hombre que vive como un dandi, esta expresión podría verse como un guiño a La Divina Comedia. Esto es debido a que en ella el poeta se afirma como «hombre vivo» en el reino de los muertos en contadas ocasiones.
La presencia de águilas en el poema es otra señal de la influencia dantesca en Baudelaire. Este animal, que aparece en varias oportunidades en la Commedia, no es frecuente en la obra del francés. Sin embargo, Baudelaire incorpora esta imagen como símbolo del poeta.
