Falacia de la pendiente resbaladiza o del dominó: Confundir la realidad con nuestros temores.
Falacia de eludir la cuestión: Probar otra cosa diferente de la que se cuestiona (cambiar de tema).
Falacia del embudo: Rechazar la aplicación de una regla apelando a excepciones infundidas. Ejemplo: «Tú también lo haces» – «Sí, pero mi caso es distinto».
Sofisma patético: Sostener un punto de vista provocando emociones en el auditorio. Ejemplo: «¡Qué disgusto le vas a dar a tu padre!».
Falacia de ambigüedad: Se emplean diferentes significados para una misma palabra o frase en el mismo argumento. Ejemplo: «Los sexos no son iguales, los derechos no pueden ser iguales».
Falacia del falso ex silentio: Algo no es cierto porque no existen datos que lo sostengan. Ejemplo: «La existencia de los extraterrestres, nadie ha demostrado que existan, por lo tanto, no existen».
Recurso a la fuerza: En lugar de dar razones, se reemplaza la razón por el medio. Ejemplo: Amenazas.
Falacia de la generalización precipitada: Se generaliza a partir de casos que son insuficientes o poco representativos. Ejemplo: «He conocido tres: se ve que todos los catalanes son unos ratas».
Falacia genética: Juzgar las cosas que conocemos por su origen o desarrollo.
Falacia ad Hominem: Argumento que intenta descalificar personalmente al adversario. Puede ser de manera directa, poniendo en duda la inteligencia, carácter o buena fe del oponente (ejemplo: «es comunista, es de derechas»), o indirecta, no se dirige contra la persona sino contra las circunstancias en las que se mueve (ejemplo: «no puedes fiarte de ese estudio sobre el tabaco. Lo ha pagado la industria tabacalera»).
Falacia del jugador: Afirma que si se produce un suceso aleatorio, sus probabilidades de aparecer de nuevo cambian. Ejemplo: En la ruleta, que aparezca tu número.
Apelación a la lealtad: Se apela a nuestras emociones para eludir el razonamiento. Ejemplo: «Con mi patria, con razón o sin ella».
Falacia ad misericordiam: Apelar con piedad para lograr el asentimiento cuando se carece de argumentos, se trata de jugar con la compasión. Ejemplo: «Cuando te suspenden con un 4.8 pides que te suban al 5».
Falacia del montón, de la barba del calvo: Asumir que pequeñas diferencias son irrelevantes.
Falacia del non sequitur: Una cosa no tiene nada que ver con la otra.
Falacias por olvido de alternativas: Hay que considerar todas las posibilidades que ofrece un problema porque, si no, corres el riesgo de no tener una buena solución.
Falacia de petición de principio: Afirmar lo que queremos argumentar. Ejemplo: «El aborto es malo porque es la muerte de una persona».
Falacia de apelación a la multitud: Como la mayoría lo piensa, es así. Ejemplo: «Dicen que no es posible que se equivoquen tantos».
Falacia de la falsa causa: Errores en la argumentación causal. Ejemplo: Personas gafes, amuletos…
Falacia de las preguntas múltiples: Confundir varias preguntas en una, preguntas trampa. Ejemplo: «¿Ha dejado usted de golpear a su marido?».
Falacia del secundum quid: Se comete al aplicar una regla como si no existieran excepciones. Ejemplo: «Esto es necesariamente cierto porque no existen excepciones».
Tu quoque: Razonamiento acusando de hacer lo mismo.
Falacia del ad consequentiam: Refutar una tesis para lo que se intenta demostrar. Ejemplo: «Esto es falso porque conlleva consecuencias desagradables».
Argumento ad verecundiam: Se apela a una autoridad que no está bien visto discutir, ya que es digna de respeto.
Falacia de confundir los deseos con la realidad: Consiste en considerar exclusivamente las posibilidades favorables, menospreciando al resto de las alternativas.