El Lazarillo de Tormes
Publicada en 1554, El Lazarillo de Tormes es una obra anónima, aunque se han propuesto diversas atribuciones, como Fray Juan de Ortega, Diego Hurtado de Mendoza, Sebastián de Orozco o los hermanos Valdés. El anonimato de la obra se debe probablemente a la fuerte crítica social y religiosa que contiene, aspectos perseguidos por la Inquisición, lo que podría haber puesto en grave peligro a su autor. Además, la vergonzosa situación final de Lázaro, quien afirma estar en la cumbre de su fortuna social a pesar de tener motivos para avergonzarse de su deshonrosa situación personal, podría haber contribuido a la decisión del autor de permanecer anónimo. Se desconoce si la historia es o no biográfica.
Género y fuentes
Se inspira en fuentes como El asno de oro de Apuleyo, obra de la época latina. También se percibe la inspiración de obras italianas y españolas, lo que sugiere que el autor era una persona culta, conocedora de la literatura clásica y de su tiempo.
Argumento
Lázaro relata en una carta los episodios más significativos de su vida para justificar su consentimiento ante las relaciones adúlteras de su esposa con el arcipreste. Pasa por diferentes amos.
Temas
La religión: Buena parte de los amos de Lázaro son religiosos, presentados como personas avaras y lujuriosas que no siguen los ideales cristianos, realizando así una crítica religiosa. Ante esto, los críticos afirman que el autor podría haber recibido influencia erasmista de Erasmo de Róterdam, quien reivindicaba una reforma del cristianismo pero, a diferencia de Lutero, sin salirse de la ortodoxia.
La honra: En contraposición a la honra heredada del hidalgo, Lázaro propone una honra ganada con el trabajo.
El individualismo o egoísmo: En el libro, cada personaje actúa de acuerdo con sus propios intereses materiales. Se presenta una perspectiva individual del aprendizaje y de la visión del mundo del protagonista.
Estructura
Consta de un prólogo y siete tratados (capítulos). En el prólogo, el narrador-protagonista explica el motivo de la escritura de la obra, dirigida a un «Vuestra Merced».
Tratados:
Tratado primero: La madre de Lázaro lo pone al servicio de un ciego. Lázaro pasa de ser un niño inocente a un joven astuto y más maduro. Se relatan de manera irónica los humildes inicios del protagonista cuando su madre decide entregarlo a un ciego para que le sirva.
Tratado segundo: El clérigo de Maqueda. El nuevo amo de Lázaro, por su avaricia, le hace pasar hambre.
Tratado tercero: El escudero. Un hidalgo obsesionado con la honra.
Tratados cuarto y quinto: Lázaro sirve a un fraile de la Merced y a un buldero (vendedor de bulas), con quienes experimenta la vida poco cristiana de algunos religiosos.
Tratados sexto y séptimo: Lázaro, ya casi adulto, está al servicio de un capellán, un alguacil y, finalmente, del arcipreste de San Salvador. Este último casa a Lázaro con su criada (amante del arcipreste). Lázaro se muestra irónico ante los rumores sobre la infidelidad de su mujer.
Personajes
Lázaro, el ciego, el clérigo de Maqueda, el escudero, el buldero, el arcipreste de San Salvador.
Estilo
Novela de carácter autobiográfico con un estilo llano y sencillo, donde predominan el humor (a menudo negro) y la ironía, presentes en numerosos pasajes.
Influencia posterior
El Lazarillo de Tormes inaugura el género de la novela picaresca y, aunque tuvo continuaciones, es su singularidad la que marca un hito. Con la aparición del Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán, el género de la novela picaresca queda consolidado. Esto propicia la aparición de otras obras picarescas como La pícara Justina, La lozana andaluza, Vida del escudero Marcos de Obregón y El Buscón, entre otras.
El Quijote
Miguel de Cervantes publicó esta obra en dos partes. La primera, con 52 capítulos, presenta a don Quijote, un hidalgo enloquecido por los libros de caballerías, y relata sus dos primeras salidas.
Publicación y Estructura de las Partes
La primera parte se publicó en 1605 con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Esta primera parte comprende dos salidas del protagonista en busca de aventuras:
Primera salida
Dura pocos días (abarca los seis primeros capítulos). Don Quijote sale solo y resulta mal parado, teniendo que ser rescatado por un vecino y llevado de vuelta a casa para su reposo. Dado que esta salida fue muy corta, es posible que Cervantes inicialmente no tuviera la intención de escribir más que una novela corta. Sin embargo, al percatarse de la trascendencia de su creación, decidió continuar y desarrollar una obra más extensa. Según se nos dice en el primer capítulo, don Quijote enloquece por sus lecturas. En su primera salida, comienza a recitar romances, lo que evidencia la influencia en Cervantes del Entremés de los romances (obra anónima del siglo XVI). En dicha obra, el protagonista también enloquece por leer romances, estableciéndose un claro paralelismo.
Segunda salida
Esta segunda salida la realiza en compañía de su escudero, Sancho Panza. Caminan hacia el sur, y sus aventuras acaban de forma ridícula debido al choque entre la realidad y la fantasía de don Quijote. Finalmente, amigos y vecinos de don Quijote salen en su búsqueda y lo traen de vuelta encerrado en una jaula.
En 1615 se publica la segunda parte del Quijote de Cervantes. Se percibe una aceleración en su escritura, notable por la menor cantidad de episodios intercalados en comparación con la primera parte. Esta segunda parte cuenta con 74 capítulos y su título es El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. El cambio de «hidalgo» a «caballero» se debe a que don Quijote fue armado caballero (irónicamente) por un ventero, a pesar de estar impedido para ello por ser hidalgo y por su locura. En esta parte, don Quijote y Sancho viajan no solo por Castilla, sino también por Aragón y Cataluña. Nos encontramos con el recurso de la metaliteratura (literatura dentro de la propia literatura), ya que don Quijote se encuentra con personajes que lo conocen por haber leído la primera parte de su historia.
Temas
El propósito inicial de Cervantes es la parodia y crítica de los libros de caballerías. Sin embargo, la obra trasciende este objetivo. Cervantes realiza esta crítica porque los libros de caballerías, aunque muy populares en la época, eran denostados por los moralistas debido a sus disparates y por inducir a la gente sencilla al error y la fantasía. Cervantes criticaba no solo su contenido, sino también el hecho de que muchos estaban mal escritos y carecían de un buen estilo literario. No obstante, Cervantes no condenó todos los libros de caballerías, salvando algunos durante el escrutinio de la biblioteca de don Quijote. La mayor ironía radica en que Cervantes se vale de los recursos propios de los libros de caballerías, utilizando sus peculiaridades para parodiarlos. Resultando, irónicamente, que Cervantes escribe el mejor libro de caballerías jamás concebido. La obra no es solo una parodia; también explora valores universales como la libertad y la justicia. Don Quijote encarna una visión idealizada de la libertad y la justicia, enfrentada a una realidad y una sociedad prosaicas. A pesar de su locura, es una persona noble y honrada.
Personajes
Son muy numerosos y representan a todas las clases y condiciones sociales de la época.
Don Quijote
Es un personaje irónico y sorprendente, ya que desea convertirse en caballero andante a pesar de ser un hidalgo de avanzada edad. Enloquece por la lectura de libros de caballerías, y su fantasía transforma la realidad para que encaje en el universo caballeresco que él mismo ha creado. La afirmación «Don Quijote es valiente y Sancho es cobarde» debe matizarse. Don Quijote es a menudo demasiado arriesgado, rayando en la temeridad, mientras que Sancho es más pacífico y pragmático, apegado a la realidad. También se suele decir que don Quijote está loco y Sancho es cuerdo, aunque en realidad ambos presentan tipos de «locura» paralelos o complementarios. Según algunos críticos, don Quijote representaría la «monomanía del alma», mientras que Sancho encarnaría la «monomanía del cuerpo». Es decir, don Quijote y Sancho formarían una unidad, dos facetas de una misma entidad.
Sancho Panza
Es un labrador pobre que representa el aspecto más materialista y la sabiduría popular, en contraposición al idealismo de don Quijote. Se le describe inicialmente como de «poca sal en la mollera». A lo largo de la novela, su personalidad evoluciona, influenciándose mutuamente con don Quijote, y se establece entre ambos una profunda relación de amistad y lealtad. En la segunda parte, don Quijote parece más consciente de la realidad, mientras que Sancho se vuelve algo más idealista. Incluso, en algunos momentos, Sancho comienza a expresarse de forma más culta. Este fenómeno fue denominado por Salvador de Madariaga como la «quijotización» de Sancho y la «sanchificación» de don Quijote.
Dulcinea del Toboso
Es un personaje fundamentalmente aludido, ya que nunca aparece directamente ni habla en la novela. Representa la visión idealizada de la dama amada por don Quijote, inspirada en una labradora real llamada Aldonza Lorenzo, descrita como una mujer rústica y vulgar.
Personajes del hogar y de la aldea de don Quijote
Son aquellos que continuamente intentan hacer que don Quijote desista de su delirio caballeresco: el ama, la sobrina, el cura, el barbero y el bachiller Sansón Carrasco. Este último, para traer de vuelta a don Quijote, se disfraza del Caballero de la Blanca Luna, lo reta a un duelo y, tras vencerlo, le impone como penitencia regresar a su aldea.
Otros personajes
A lo largo de la novela, aparece una vasta galería de personajes que reflejan la sociedad de la época, y en quienes don Quijote a menudo ve encarnaciones de los personajes de sus libros de caballerías.
Estilo y Técnicas Narrativas
Cervantes sigue el ideal humanista de un estilo natural, equilibrado y sin afectación.
Registros
Debido al principio del decoro poético, los personajes emplean un lenguaje acorde con su estatus social y cultural, lo que resulta en una gran variedad de registros lingüísticos.
Don Quijote: Al imitar el habla de los héroes de los libros de caballerías, utiliza un lenguaje arcaizante. En ocasiones, emplea un registro culto y elaborado que solo algunos personajes comprenden, aunque esto no le impide recurrir a un lenguaje más coloquial e incluso a insultos.
Sancho Panza: Utiliza un habla popular, caracterizada por el uso abundante de refranes, a menudo mal empleados, lo que provoca las reprimendas de don Quijote. Observamos cómo, en algunos momentos, Sancho llega a expresarse con un lenguaje más culto, reflejo de su «quijotización».
El resto de los personajes: Hablan según su condición social, aunque a veces, para seguirle la corriente a don Quijote, adoptan un lenguaje más elevado o arcaizante.
Contraste de perspectivas
Se presenta un original tratamiento de la realidad, mostrándola desde diferentes perspectivas según quién la observe. Cervantes se sirve magistralmente de los diálogos para lograr este efecto.
Ironía
Es un recurso fundamental que impregna numerosos pasajes de la obra, esencial para la parodia de los libros de caballerías.
Técnicas narrativas
El narrador omnisciente
El narrador principal, a menudo omnisciente, sostiene haber encontrado un manuscrito con la historia. En ocasiones, se refiere a sí mismo e incluso llega a incluirse como personaje.
Autores ficticios
Cervantes juega con la autoría aludiendo a Cide Hamete Benengeli, un historiador arábigo ficticio, como el autor original del manuscrito, y a un traductor morisco. El narrador cervantino a menudo expresa desconfianza hacia estas fuentes, creando un complejo juego metaliterario.
Los propios personajes
Los propios personajes, en ocasiones, se convierten en narradores de sus propias historias o de historias ajenas, ampliando así los puntos de vista y reforzando el efecto de «literatura dentro de la literatura».