«Nada» Carmen Laforet + Personajes

La Guerra Civil (1936-1939) supuso en España una ruptura con la tradición literaria inmediatamente anterior. El género narrativo, que había sido cultivado anteriormente por los escritores la Generación del 98, por los “novecentistas” y por algunos vanguardistas será el más desarrollado por los autores después del conflicto, con temas como la propia guerra vista por ambos bandos y la descripción de la situación económica y moral en que ha quedado España tras la contienda. Mientras que unos autores elaboraban sus obras en el extranjero tras huir del país, originando la “narrativa del exilio”, otros siguieron escribiendo en España, produciendo la “narrativa de posguerra”.

1. NOVELA EXISTENCIAL O TREMENDISMO. DECADA DE LOS 40

Inmediatamente posterior a la Guerra Civil, la narrativa centrará su temática en la contienda y sus consecuencias, reflejando el desengaño producido por la difícil vida de la posguerra y planteando problemas como la incertidumbre del destino humano.

El reflejo amargo de la vida cotidiana es, pues, una nota frecuente en la novela de posguerra. Su enfoque se hace desde lo existencial.
De ahí que los grandes temas sean la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte… Es sintomática la abundancia de personajes marginales y desarraigados, o desorientados y angustiados. Todo ello revela el malestar del momento que se trasluce en pinturas grises y sombrías, ya que la censura hace imposible cualquier intento de denuncia y limita los alcances del testimonio.

Entre los principales autores encontramos a Gonzalo Torrente Ballester, Camilo José Cela (La familia de Pascual Duarte), Carmen Laforet (Nada, con la que ganó la primera edición del Premio Nadal en 1945) y Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada, Premio Nadal en 1948).

Camilo José Cela inicia la novela existencial o tremendismo con la publicación de La familia de Pascual Duarte. Se trata de una tendencia que, aunque no tiene como propósito retratar los elementos más crudos de la realidad, lo cierto es que mostraba un mundo poco amable; en definitiva, una España muy alejada de la que aparecía en las novelas de los “vencedores”.

2. LA NOVELA DE LOS AÑOS 50. LA NOVELA DEL REALISMO SOCIAL

El existencialismo de las primeras novelas de posguerra evolucionará en la década de los 50 hacia una literatura de denuncia social.
Este realismo social se bifurcará en dos tendencias: el “objetivismo” (novela sin narrador, articulada mediante diálogos), con obras como El Jarama (1955) de Rafael Sánchez Ferlosio; y el “realismo crítico”, con obras como La colmena (1951) de C. J. Cela.

El fin del aislamiento internacional y el comienzo de la industrialización de España a partir de 1950 produjo un cambio político y social que influyó en la literatura. Los novelistas del momento abandonan el pesimismo del relato existencial y las alusiones directas a la Guerra Civil, y describen la realidad de una sociedad que evoluciona lentamente.

1.2. La novela en la década de los cincuenta

A partir de 1950, los autores asumen un compromiso social. La finalidad de la novela es reflejar la realidad del momento: el realismo se impone en esta década.
En los temas se desplaza el interés de lo individual a lo colectivo, de los problemas personales a los sociales. La sociedad deja de ser un puro “marco” para convertirse en el tema mismo del relato. Los ambientes de sociedad que aparecen con más frecuencia son: la sociedad rural (La zanja, de Alfonso Grosso), la sociedad urbana (La colmena, de Cela), el mundo del trabajo (El Jarama, de Sánchez Ferlosio), el mundo burgués (Entre visillos, de Carmen Martín Gaite, quien se interesó sobre todo por la juventud desocupada y abúlica).

Aunque el contenido tiene prioridad sobre la forma, puede observarse en las novelas de estos años una serie de novedades en la técnica narrativa:
• El autor es un simple observador y transmisor de la realidad que observa; utiliza una técnica cinematográfica: cuenta lo que ve y lo que oye, pero sin comentar.
• El protagonista es un personaje colectivo; no hay un único protagonista. Los personajes están vistos desde fuera, sin entrar en su psicología.
• Los diálogos tienen más importancia que la acción. Por él se conoce a los personajes y el desarrollo del argumento. Se utiliza un lenguaje coloquial, acorde al grupo social que dialoga.
• La estructura es sencilla: una narración lineal, con pocas descripciones, y una acción que se desarrolla en breve tiempo.

La colmena de Cela será el modelo al que seguirán los autores de esta nueva corriente que, por supuesto, tiene características comunes.

LA NOVELA DE LOS AÑOS 60 O NOVELA EXPERIMENTAL

Inaugurada con la publicación de Tiempo de Silencio (1962) de Luis Martín Santos, donde se utilizan la segunda persona narrativa y se diseñan personajes individualizados, dicha novela supondrá un cambio con respecto a la narrativa anterior: a partir de ahora, los escritores empezarán a preocuparse por las técnicas narrativas, surgiendo así la novela experimental. Se vuelve a la introspección en la conciencia de los narradores y al tema existencial. Sin embargo, es en lo formal donde se produce el gran cambio., ya que los argumentos, no son están tan alejados de la tendencia anterior.

Se tratará de una experimentación formal y tendrá generalmente las siguientes características:
– Argumento de poca importancia, salvo las anécdotas

– Personajes reducidos excepto el protagonista, cuya importancia se resalta con el monólogo interior. El diálogo es poco habitual; se sustituye por el estilo indirecto libre y, sobre todo, por el monólogo interior.

– Estructura compleja, con varias historias a modo de contrapunto, final abierto, etc.

– Tratamiento del narrador: o bien omnisciente, o no hay (objetivismo), o en 1ª o 2ª persona, y con varios puntos de vista

– Estilo complicado, con sintaxis alterada, lenguaje coloquial y juegos ortográficos y tipográficos

– Presenta personajes con problemas de identidad que buscan las razones de su angustia existencial.

– Crítica a una época anterior a la narración, que marca el carácter de los protagonistas.
– Difícil estructura. Se eliminan los capítulos y se sustituyen por secuencias.

– Se utiliza el punto de vista múltiple, que consiste en narrar desde la perspectiva de los distintos personajes que hay en la obra.

– Es habitual la técnica del contrapunto, en la que diversas historias se van cruzando con lo que el lector obtiene una visión fragmentada de los hechos. Para narrar simultáneamente un número elevado de historias, se utiliza la técnica caleidoscópica.

– Ruptura lineal del tiempo. se producen constantes saltos del pasado al futuro. Es habitual la técnica del flashback, que consiste en el retroceso a un tiempo anterior.

– El espacio suele ser indefinido.

– Renovación del lenguaje literario. Se introducen neologismos, extranjerismos, cultismos y coloquialismos y se mezclan diversos niveles de lengua.

En el desarrollo de esta nueva narrativa inciden diversos factores:
– La influencia de los renovadores extranjeros

– El éxito de la novela hispanoamericana.

– El poder creciente de las editoriales, que ayuda a una mayor difusión de las obras publicadas

Autores significativos son: Gonzalo Torrente Ballester, Juan Benet, Juan Marsé y Luis Goytisolo. Además de Martín Santos, Juan Marsé con Últimas tardes con Teresa (1966) o Si te dicen que caí (1973), Juan Benet con Volverás a Región (1968), e incluso podemos incluir la obra de Cinco horas con Mario (1966) de M. De

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