Narrativas de lo Inesperado: Un Compendio de Ficción Breve

Lúnula y Violeta: Un Vínculo de Soledad y Engaño

Violeta es una mujer solitaria y desesperada, con una vida rutinaria que la lleva a un bar en una ciudad que no es de su agrado. Allí conoce a Lúnula, quien la invita a pasar un tiempo en una casa ubicada en el campo. Entusiasmada por haber encontrado a alguien con quien hablar, Violeta acepta inmediatamente. Ella cuenta que Lúnula era una excelente narradora de historias, cualidad que admiraba mucho. A partir de ese momento, su amistad crecía a cada momento, unidas por la soledad que ambas compartían.

Mientras estaban en la casa de campo de Lúnula, Violeta le contó que aceptó su invitación porque no le gustaba la casa en la que estaba antes, ya que en ella no podía concentrarse para escribir y, además, quería que Lúnula leyera sus escritos. Lúnula aceptó leer su manuscrito, pero no solo lo leyó, sino que, sin permiso, editó los textos tachando y añadiendo partes con bolígrafo, lo que a Violeta le disgustó profundamente.

Más tarde, Lúnula enferma y Violeta tiene que tomar las riendas de la casa: hace la comida, limpia, recoge agua del pozo, etc. Pero cuando Lúnula mejora, es Violeta quien cae enferma, y es en ese momento cuando los papeles se intercambian. Lúnula le informa de que debe ir a la ciudad a solucionar unos asuntos, al ver que ya se encuentra mejor. Cuando se va, Violeta vuelve a encargarse de la casa, dejándolo todo preparado para que Lúnula, al volver, lo encuentre todo perfecto. En un momento, nos confiesa que incluso dormirá en la puerta como un perro guardián esperando su regreso, vigilando que los zorros no se coman las gallinas.

Finalmente, en el capítulo llamado “Notas del editor”, se describe el hallazgo de un cadáver en avanzado estado de descomposición, tirado junto a la puerta. A su lado, se encuentran hojas que contienen el manuscrito que Violeta había escrito. Gracias a los vecinos y a otras personas, como el carnicero que hacía entregas a domicilio y un cartero, se descubre que en la casa no vivía nadie más que una persona llamada Victoria Luz.

El Jardín de la Ventana: Un Secreto Familiar

Este cuento, narrado en primera persona por un protagonista de nombre desconocido, relata la historia de una familia con un niño peculiar. El protagonista, amigo de la familia, un buen día decide presentarse en la casa sin previo aviso.

Al principio, todo transcurre con normalidad, hasta que el protagonista se atreve a preguntar por el hijo del matrimonio. Ambos, rápidamente, se apresuran a excusar a su hijo, quien, al estar muy enfermo, no podrá acompañarlos a la comida.

A partir de este momento, el protagonista concibe disparatadas paranoias sobre la realidad que envuelve al niño de la familia, y decide que quiere llegar al fondo del asunto para descubrir la verdad. Con la excusa de que no puede regresar debido al transporte, decide quedarse a cenar y también a dormir. Pero el niño sigue sin dar señal alguna de vida.

Cuando el protagonista empieza a temerse lo peor, los padres acceden a llevarlo a la habitación del enfermo. Pero el protagonista no se conforma y espera a que todos duerman para visitar al niño por la ventana del jardín y hablar a solas con él.

Gran sorpresa se lleva al darse cuenta de que este ha sido educado con un lenguaje equivocado: llama a su padre escoba, a su madre cuchara, y a él mismo olla. El matrimonio amigo no solo ha estado privando a su hijo del exterior durante todos los años de su existencia, sino que también le ha inculcado un idioma falso, lo que le imposibilita comunicarse con otras personas.

El protagonista decide tomar cartas en el asunto y huir con el niño a la mañana siguiente, tras la aceptación de este. Sin embargo, a la mañana siguiente, el niño Tomás, que la noche anterior se le había antojado sano y completamente normal, se presentaba taciturno y perdido. Finalmente, cayó de bruces al suelo. El protagonista, finalmente, decide huir ante la situación que él mismo ha creado.

Mi Hermana Elba: Lazos Familiares y Secretos

Debido a problemas matrimoniales, los padres de nuestra protagonista deciden enviarla a un internado junto a su hermana Elba, quien parece sufrir algún tipo de deficiencia mental. Allí conoce a Fátima, una chica mayor que ha repetido curso varias veces y que consigue ser siempre el centro de atención gracias a su actitud pasiva.

Una noche, la protagonista sale de su cuarto y se encuentra de lleno con Fátima. Esta le explica que solo es una de sus incursiones habituales por el internado y le enseña sitios maravillosos donde están a salvo y nadie puede verlas. La protagonista, la pequeña Elba y Fátima pasaron la mayor parte del curso jugando en sus nuevos escondites secretos, que estaban en algún punto de una habitación, pero nadie parecía verlas.

Cuando acabó el curso y llegó el verano, la protagonista y Fátima se comunicaban por cartas, pero la comunicación fue disminuyendo paulatinamente. Los padres de la protagonista le dijeron que Elba iría a una escuela especial para alumnos de su condición, y a su hermana no le gustó nada esa decisión, tomada sin consultarla con nadie.

Cuando empezó el nuevo curso y Fátima llegó de sus vacaciones, ya no era ella; ya no era la niña desaliñada y rebelde que conoció. Ahora vestía como las demás niñas y parecía tener intenciones de estudiar y aprobar el nuevo curso. Gracias a eso, nuestra protagonista se sintió más sola que nunca y le parecía oír la voz de Elba a todas horas.

Eso hizo que la terminara aborreciendo. En las siguientes vacaciones, cuando por fin podían estar juntas de nuevo, ambas notaron esa falta de comunicación. Y aunque a veces la pequeña Elba buscaba a su hermana, esta le tenía una especie de sentimiento de rabia por haberla molestado tanto tiempo dentro de su cabeza.

Un espantoso día, Elba murió al caer de la terraza. El día de su entierro, un joven llamado Damián (por quien la protagonista sentía un cariño especial) le besó en la mejilla y, a pesar de la muerte de su hermana, ese fue el día más feliz de su vida.

El Provocador de Imágenes: Manipulación y Consecuencias

En el siguiente relato, el personaje principal es H.J.K. y su compañero José Eduardo, a quien conoce en la Facultad. José Eduardo era un tipo extraño, con un cierto complejo narcisista que le hacía creerse superior a los demás. Toda la gente que le rodeaba, incluso su compañero, eran sus conejillos de indias.

Este sujeto, que se sentía dueño y señor de todo y de todos por ser más inteligente, un día conoce a Ulla, la mujer que acabará siendo su pareja. Pero lo que ignora José Eduardo es que Ulla es alguien exactamente de su misma calaña, y así el cazador es cazado: José Eduardo descubre una libreta donde Ulla parece controlar y anotar cada movimiento, como si él fuera su propia cobaya.

H.J.K. y José Eduardo tienen una ardua pelea donde el segundo es echado del local, y el protagonista entiende el motivo por el cual su amigo repentinamente se volvió alcohólico.

Pasado un tiempo, a H.J.K. no se le ocurrió otra cosa que presentarse frente a Ulla y contarle que a José Eduardo le iba todo muy bien y que estaba muy orgulloso de su nuevo trabajo de catador de cervezas. Ulla parecía destilar rabia por cada poro de su piel y se marchó.

Al final, se descubre que José Eduardo, en realidad, sigue destrozado rondando bares, pero por un momento H.J.K. consigue hacer que te creas su propia mentira.

El Reloj de Bagdad: Un Objeto Maldito

Nuestra protagonista, esta vez, vive felizmente con su familia y dos niñeras, hasta que el padre de la familia adquiere un extraño objeto: un reloj fabricado en Bagdad, el reloj más maravilloso que habían visto nunca, que tenía hasta un pequeño cielo con sus respectivas estrellas. Todos parecían realmente encantados con el reloj, menos Matilde y Olvido, las niñeras.

Las situaciones cuando se encontraban con ellas eran cada vez más tensas, y Olvido apenas hablaba; solo miraba el reloj a veces, esperando que no estuviera allí. Un día, mientras Matilde limpiaba el reloj, se desmayó, y para Olvido fue la confirmación de su pesadilla.

Los padres de la protagonista se fueron de viaje y las dejaron un tiempo a cargo de las niñeras. Todo el mundo en la casa parecía compartir la misma angustia, el mismo miedo. Al regreso de los padres, Matilde desapareció de casa un día, alegando en una carta que su hermana la necesitaba.

La protagonista y sus hermanos se fueron unos días a casa de sus familiares. Cuando se despidieron de Olvido, esta parecía una mujer demacrada y desconocida. Una de sus últimas palabras hacia nuestra protagonista fue que se guardara, se protegiera y que no se descuidara nunca. Siete días después, al retornar a casa, Olvido ya no estaba allí.

Pero este no iba a ser el único disgusto. Desde ese día, parecía que todo iba de mal en peor. Al no tener la ayuda de Olvido en la casa, la familia parecía estar desorientada y perdida, y muchas veces sufrían descuidos. Pero una de las noches, un pequeño descuido hizo arder toda la casa, y cuando algunos de los objetos y la familia fueron rescatados, un extraño ruido inquietó a la chica. Era la melodía del reloj.

Después de ese infortunio, el padre de familia intentó retornar el reloj al anticuario del cual lo había cogido. Pero este afirmaba que jamás había poseído dicho reloj, que carecía de gusto y que era algo espantoso, y le aconsejó que lo vendiera o que lo tirara lo antes posible. El cabeza de familia hizo caso omiso al anticuario, pero al final el reloj ardió en una hoguera, y fue entonces cuando la protagonista vio, al fin, el ánima de Olvido.

El Hemisferio Sur: Voces Internas y Realidades Alteradas

En el despacho de nuestro nuevo protagonista aparece Clara, su amiga, muy preocupada porque tiene una voz en la cabeza que no para de dictarle ideas y le obliga a escribirlas. Al principio, el hombre se queda entre la estupefacción y la incredulidad, pero al ver la constante preocupación de su amiga, sin quererlo, se preocupó en exceso.

La chica continuó relatando y dijo que lo que más le había asustado fue encontrarse en una librería las mismas cosas que ella había vivido, que ella había escrito, en un libro llamado Humo Denso bajo el nombre de Sonia Kraskowa. Después de esto, Clara le explica a nuestro protagonista que en el hemisferio sur el agua va en los desagües en dirección inversa, así que ella haría como el agua y quizá lo que necesitaba era un viaje para aclararse.

Esa noche, Clara encontró un ejemplar de Humo Denso que ella jamás había comprado, así que pensó que se lo había puesto alguien para mostrar que lo que ella escribía ya lo había escrito alguien antes y que lo suyo solo eran burdas imitaciones. Por ello, esa noche se quedó a dormir en un hotel.

Al día siguiente de contarle esto a su amigo por teléfono, quedaron en un bonito restaurante en el que le confesó que era la única persona que tenía a su lado realmente y que no le gustaría que le fallara jamás. La acompañó al hotel y le pasó una carpeta. Una carpeta que hablaba de Sonia Kraskowa.

Esa noche, Clara estuvo llamando al protagonista hasta altas horas de la madrugada, pero él necesitaba tiempo para sí mismo, así que no le cogió el teléfono y se marchó unos días a “su hemisferio sur”, que es casa de su tía Alicia.

Al regresar del fin de semana, el protagonista recibe la noticia de la muerte de Clara. Es ahí cuando el lector conoce al fin el auténtico nombre de Clara: Clara Sonia Galván Kraskowa, y las múltiples personalidades que desarrolló súbitamente. Al protagonista le otorgan la tarea de hacer la contraportada del último libro de Clara Sonia, y cuando lo ojea, se encuentra con la sorpresa de que ella tenía escrito algo que parecía una especie de predicción del futuro: ella hablándole a él de la voz que no callaba y de la reacción de él ante ese extraño suceso que ella le relataba. Pero acaba suponiendo ser solo un sueño del que despierta, ya cansada de escribir la vida; ahora quería que la vida le diera algún motivo que la contradijera o confirmara sus sueños.

Primero, le dedicó el libro a su mejor amigo (el protagonista) y, por último, se disculpó con él porque en un concurso de cuentos ella amañó las votaciones. Él se dio cuenta de que lo único que había hecho era formar parte de un juego espantoso y decidió volver a “su hemisferio sur”.

Los Altillos de Brumal: Un Regreso al Pasado

En el siguiente cuento, nuestra protagonista, Adriana, llega a clases después de sufrir una enfermedad que la postró en la cama durante un largo tiempo y le dejó un cuerpo largo y delgado. Las burlas de sus compañeras y algún que otro percance con alguna maestra hacían que la estancia en la escuela fuera detestable, pero ella no pensaba en eso porque su madre le solía decir: “Huimos de la miseria, pero recordarla es sumergirse en ella”.

Su madre era una persona sumamente reservada que amaba de una forma extraña y especial a su hija, ya que, a diferencia de sus hermanos (que cuando enfermaban la madre llamaba al médico), cuando la pequeña protagonista enfermaba, la madre se quedaba la noche en vela orándole y espantando los males. El carácter de su madre se forjó a raíz de la muerte de su esposo, el padre de la protagonista. La madre decidió vender todas las propiedades de su familia difunta y guardó el dinero con un objetivo: que la pequeña fuese a la Universidad.

A la pequeña protagonista le iba muy bien en los estudios, y su madre estaba, por fin, curada ya de los viejos fantasmas que parecían poseerla a veces. La madre murió el día de su graduación, como quien termina una misión y se va porque ya no tiene nada más que hacer. Después de su muerte, ella no quiso enviar ninguna solicitud para ejercer de profesora ni nada parecido. Prefirió inclinarse por aquello que siempre la había apasionado, pero que nunca pudo hacer porque su madre no creyó que fuera lo correcto. Eso era la cocina.

Como por fin era libre, se dedicó plenamente a ello y pronto sus recetas se hicieron famosas. Su editor pronto sintió interés por ella y le pidió que hicieran un viaje al Bajo Rin, donde se excusaba diciendo que podrían hallar nuevas recetas. Antes de irse, y a toda prisa, estuvo mirando platos y comidas exóticas de algunos oyentes, hasta que en una caja de cartón encontró una extraña mermelada de fresa que parecía no llevar ni fresa ni azúcar.

Cuando consiguió descifrar lo que ponía en el cartón, se asombró y le embargó una sensación realmente extraña, de volver al pasado, ya que el nombre de la mermelada era Mermelada de Brumal, la aldea de la cual es originaria y donde pasó los peores años de su infancia. Por un repentino impulso, Adriana decide hacer una visita a Brumal, y cuando llegó, conoció a un párroco que la llevó a un altillo donde le dio un mantel y utensilios de cocina después de haberle dado unas cuantas copas de aguardiente.

Comenzó a darse cuenta de que cuanto más oscurecía, más gente se congregaba en la plaza y que el párroco era algo extraño, así que se sumió en el miedo. Adriana, completamente ebria, consiguió escapar de Brumal, pero al escapar se había llevado algo más especial de ese pueblo que cualquier aguardiente o cualquier mermelada: se había llevado a Anairda, su antiguo yo censurado entonces por su madre. Anairda se recuperó en un hospital favorablemente y emprendió rumbo al Bajo Rin.

La Noche de Jezabel: Un Encuentro Inesperado

En este relato, un grupo de seis personas se reúne: la narradora, Mortimer, Laura, Jezabel, Arganza y Óscar. La narradora y Arganza son dos amigos que se encuentran con Jezabel, una amiga de la infancia de la narradora. Esta les dice que va a hacer una fiesta, así que Arganza se trae a Mortimer, y Jezabel dijo que traería a Óscar y a su prima.

Después de contar algunas historias de terror (y entre ellas, una de Edgar Allan Poe), Laura dice que se va, y cuando por fin se marcha, Jezabel pregunta a nuestra narradora si conocía a Laura desde hacía mucho, porque tenía una actitud un tanto extraña. La narradora contestó que cómo la iba a conocer si era su prima, a lo que Jezabel contestó que esa no era su prima, que su prima al final se quedó en casa.

Se pusieron a buscar a Laura por toda la casa, y lo que encontraron fue un mensaje en el suelo que decía: “Nunca olvidaré esa noche y gracias por todo”. Después de tan extraño suceso, todos quedaron petrificados por el miedo, pero después de eso, cada uno continuó su vida normalmente y jamás mencionaron nada al respecto.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *