Novecentismo y Vanguardias en la literatura española

Entre 1914 y el comienzo de la Guerra Civil en 1936 surge un grupo de intelectuales agrupados bajo el nombre de novecentismo o generación del 14. Pretendían la modernización de la sociedad y el acercamiento a Europa; novelistas como Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala, W. Fernández Florez; ensayistas de la talla de José Ortega y Gasset, Manuel Azaña, Marañón y Eugenio d’Ors; el poeta Juan Ramón Jiménez; y los dramaturgos Benavente y Valle-Inclán. Eugenio d’Ors acuñó el término “novecentismo” para designar la estética reivindicativa del nuevo siglo.

Características del novecentismo

Las principales características de este movimiento son: el intelectualismo, independencia del arte del sentimentalismo y una tendencia al arte puro (Ortega y Gasset) o a la poesía pura (Juan Ramón Jiménez); el europeísmo, que se traduce en una reflexión serena, alejada del dramatismo, pesimismo y casticismo del 98; minorías mejor preparadas en la vida cultural y política; la preferencia por la cultura urbana, ideal universalista y cosmopolita; el esteticismo y la preocupación por la “obra bien hecha”; y lenguaje depurado y selectivo hacia un público minoritario.

Géneros literarios del novecentismo

Los géneros literarios más destacados del novecentismo son:

  • El ensayo, en el que destaca Ortega y Gasset, filósofo, autor de La deshumanización del arte (1925). Expone las teorías estéticas que servirán de base a las vanguardias y a la generación del 27, y La rebelión de las masas. Fundó la “Revista de Occidente” (1923).
  • La novela se renueva en la fusión de lo narrativo y ensayístico y en la originalidad de las estructuras y el lenguaje, se divide en: la novela intelectual y crítica de Ramón Pérez de Ayala, destaca su novela Belarmino y Apolonio, y Tigre Juan, donde presenta el amor no como un acto de posesión, sino de entrega; la novela lírica, llena de sugerencias y sensaciones, en la línea azoriniana, Gabriel Miró plasma en Nuestro padre San Daniel y su continuación El obispo leproso; y la novela humorística, casi esperpéntica (El bosque animado, de Wenceslao Fernández Flórez).

Poesía y teatro del novecentismo

Se interesan por la poesía pura centrada en la perfección formal. Juan Ramón Jiménez (1881-1958), premio Nobel de Literatura en 1956, plantea su poesía como una búsqueda de belleza y de eternidad en tres etapas: la etapa sensitiva (hasta 1915) pasó a un modernismo más sensorial (La soledad sonora), recurriendo a la naturaleza y a la soledad con un tono melancólico; la etapa intelectual (1916-1936) reduce la adjetivación para volverse más breve, Diario de un poeta recién casado (1917), aparece la triple visión de la idea de viaje (la visita a Nueva York, la madurez amorosa y su descubrimiento de la literatura anglosajona); la etapa suficiente o verdadera (1936-1958) destaca el modo panteísta (Dios deseado y deseante).

El teatro, se sigue publicando y representando dentro de la línea comercial y renovadora. El teatro comercial, con dramas burgueses y rurales, de la mano de Jacinto Benavente. En una línea más innovadora destaca El otro de Unamuno y de Valle (Luces de bohemia, que se publica en los años 20, aunque se estrena en 1970).

Vanguardias en la literatura española

Las vanguardias llegan a España con Ramón Gómez de la Serna, une la vanguardia Europea y la española (conoce el cubismo en París). Asiduo de las tertulias, escribió novelas, de variedad temática y humorística (El doctor inverosímil); ensayos y teatro (Los medios seres); y greguerías, piezas breves que él mismo definió como una mezcla de humor más metáfora, mostrando perspectivas inéditas de la realidad (“Entre los carriles de las vías de tren crecen flores suicidas”).

Vanguardias europeas

Las vanguardias europeas son: futurismo, expresionismo, cubismo, dadaísmo y surrealismo, entre otras. Llegaron a España en su afán transgresor de las tradiciones y se componen de una fase optimista en la que triunfa el ultraísmo y el creacionismo, pasando por una rehumanización marcada por el surrealismo.

  • El futurismo (promovido por el italiano Martinelli) exalta la mecánica y la técnica. No creó escuela en España pero hubo un nuevo lenguaje y temas inéditos, en poemas de P. Salinas (“Underwood Girls”) y R. Alberti.
  • El cubismo nace como escuela pictórica (el “Guernica“, de Picasso, es una metáfora de reconciliación con la paz e icono del siglo XX). Arranca con Apollinaire y sus Caligramas, en los que la disposición de sus versos crea imágenes visuales.
  • El ultraísmo y el creacionismo se manifestaron en tertulias y revistas (“Revista de Occidente“). El ultraísmo pretendía eliminar de la poesía los signos de puntuación, las referencias sentimentales o lógicas, mediante una yuxtaposición de imágenes. Precursor, Guillermo de Torre, autor de (Hélices). El creacionismo usa procedimientos similares y debe juntar palabras que nunca antes hayan coincidido. Su fundador es el chileno Vicente Huidobro y en España se manifiesta en R. Gómez de la Serna.

Nuestros escritores no llegaron al extremo de la creación pura inconsciente pero si hubo liberación de la imagen y, por lo tanto, un enriquecimiento del lenguaje poético. Asimismo, abrieron una vía hacia la experimentación e influyeron en muchos poetas del 27.

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